Incluso algunos aquí han señalado que la inflación interna mayor no se ha debido a la creación en exceso de dinero por parte del Banco Central, sino por razones “externas” que han afectado la oferta d diferentes productos. Valdría la pena que en nuestro medio (al igual que en muchos otros países) se realizara un análisis similar al que hace William J. Luther para los Estados Unidos.

INTERRUPCIONES DE LA OFERTA NO EXPLICAN UNA ELEVADA INFLACIÓN

Por William J. Luther
American Institute for Economic Research
25 de abril del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es william j. luther american institute for economic research, inflation, April 25, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

La administración Biden continúa citando interrupciones temporales de la oferta como la causa de la elevada inflación.
Con posteridad a la publicación a inicios de este mes del Índice de Precios al Consumidor (IPC), que reportó un angustiante 8.5 por ciento de aumento en los precios entre marzo del 2021 y marzo del 2022, a la secretaria de Prensa Jen Psaki se le preguntó acerca del grado de preocupación de la Casa Blanca. Psaki reiteró sus comentarios del día anterior, en que les dijo a los reporteros que “esperábamos que eso fuera elevado debido a la invasión de Putin; por el impacto en los precios de la energía.”

¿Explican los disturbios temporales en la oferta la alta inflación que hemos experimentado durante el último año? No se puede negar que las cadenas de suministro fueron severamente alteradas por la pandemia y las correspondientes restricciones de la actividad económica. Similarmente, la invasión de Rusia a Ucrania ha reducido el suministro de petróleo, e igualmente amenaza con reducir la producción agrícola. Por sí solos, tales disturbios presionarían los precios al alza.

Pero, las alteraciones en los suministros juegan una parte pequeña en la historia de la inflación en general. La composición y momentos de los aumentos en precios, las proyecciones de inflación de la Reserva Federal, y los aumentos observados en las variables reales, todos, sugieren que la inflación actual es mayormente resultado de un excesivo gasto nominal, no por alteraciones temporales de la oferta.

Empecemos con la afirmación de que los precios son altos debido a la invasión rusa de Ucrania. Los precios del petróleo son hoy más altos que los que habrían sido en ausencia de la invasión. Pero, debemos considerar la magnitud. El traslado desde el petróleo hacia otros bienes simplemente no es lo suficientemente alto como para explicar mucha de la inflación hoy observada.

El Índice de Gastos de Consumo Personal: para el Tipo de Precios en la Cadena, que es la medida favorita de inflación de la FED, se presenta en el gráfico 1. Incluyo tanto los niveles de precios generales como los básicos, en que el último de estos excluye tanto los precios de alimentos como de energía. También, incluyo una trayectoria proyectada del 2 por ciento desde enero del 2020, que muestra cómo los precios habrían evolucionado si la FED hubiera acertado en su meta de inflación promedio durante el curso de la pandemia.

El gráfico “Índice de Gastos de Consumo Personal: para el Tipo de Precios en la Cadena,” se puede ver en william j. luther american institute for economic research, inflation, April 25, 2022.}

Los datos en el gráfico 1 claramente muestran que los precios de alimentos y energía se han elevado más rápidamente durante el último año que los precios de otros bienes y servicios. Pero, también muestran que los precios son muy altos incluso después de excluir a estos precios. Mientras que todos los precios han crecido continuamente a una tasa anual compuesta del 3.7 por ciento desde enero del 2020, todos los precios, excluyendo comida y energía, han crecido casi tan rápidamente, en un 3.3 por ciento. El nivel de precios básicos es 2. puntos porcentuales más alto hoy de lo que habría sido si la Fed le atinaba en su meta de inflación promedio del 2 por ciento. La tasa de precios general, que incluye alimentos y energía, es sólo un punto porcentual superior.

También, los momentos de los aumentos de precios sugieren que hay mucho más que la historia de simples disturbios en la oferta. La inflación empezó a acelerarse en octubre. Obviamente, eso era meses antes que Rusia invadiera a Ucrania. Aún más, muchos de los disturbios en los suministros asociados con la pandemia y las restricciones correspondientes a la actividad económica, se habían moderado o estaban en proceso de moderarse en ese momento, lo que habrá puesto presión hacia la baja en los precios. ¿Por qué se elevaron los precios más rápidamente cuando se moderaron las restricciones a la oferta?

Tampoco las proyecciones de la FED son consistentes con una historia de disturbios temporales de la oferta. Los disturbios temporales de la oferta son temporales. La pandemia y las restricciones correspondientes redujeron nuestra habilidad de producir. Pero, ellas no reducen por siempre nuestra habilidad de producir. El levantamiento de las restricciones, el despliegue de las vacunas, y la aceptación gradual de que una versión moderada del virus es endémica, en su momento permitirán que la producción regrese a la normalidad, aunque todavía no lo haya hecho. De la misma forma, la guerra en Ucrania terminará en cierto momento ̶ y, en ese momento o algún tiempo después, la producción de alimentos y energía regresará a la normalidad. Cuando la producción regresa a la normalidad, igual lo hacen los precios. Pero, eso no es lo que la FED está proyectando. En vez de ello, la FED está proyectando que los precios continuarán permanentemente elevados. ¿Por qué una interrupción temporal de la oferta ocasionaría un aumento permanente en el nivel de precios?

Considere, además, lo que alguien más esperaría observar en los datos si las restricciones de la oferta estuvieran impulsando los precios hacia un aumento mayor. Cuando los suministros se restringen, los ingresos reales (ajustados por la inflación) son menores. La gente responde reduciendo su consumo real. Nosotros vemos esto en el curso de la pandemia. Los gastos en el consumo personal real cayeron y, después, permanecieron por debajo de la tendencia en el 2020. Pero, desde ese entonces, se han recuperado. Hoy, la gente está consumiendo más o menos lo que habría estado consumiendo si nunca hubieran ocurrido los disturbios en la oferta.

Jason Furman, quien sirvió como Jefe del Consejo de Asesores Económicos bajo el presidente Obama, correctamente describe la tensión entre las dos narrativas en conflicto que ofrecen la Casa Blanca y otros:

“La primera es que el rebote económico ha sido sorprendentemente rápido, sobrepasando lo que esperaban los pronosticadores y diferenciando esta recuperación de las secuelas de recesiones anteriores.

El segundo argumento es que la inflación ha alcanzado sus alturas recientes debido a desarrollos inesperados del lado de la oferta, incluyendo temas de las cadenas de abastecimiento, como escaseces de semiconductores, cambio inesperado persistente del consumo de servicios hacia el de bienes, rezago en el retorno de la gente a la fuerza de trabajo, y persistencia del virus.”

Obviamente, ambos argumentos no pueden ser simultáneamente verdaderos. Como yo, Furman encuentra que el primero es más convincente. “Un crecimiento fuerte del PIB real (ajustado por la inflación) sugiere que la actividad económica no ha sido dañada significativamente por temas de suministros, y que la inflación reciente es principalmente impulsada por la demanda,” escribe él.

Entonces, ¿por qué hoy los precios son tan altos? En resumen, porque la FED ha fallado en estabilizar el gasto nominal.

La ecuación de intercambio es una identidad útil que nos recuerda que MV = PY, en donde M es la oferta de dinero, V es la velocidad-ingreso del dinero, P es el nivel de precios, y Y es la producción real. Cuando la FED estabiliza el gasto nominal (MV), los cambios en el producto real (Y) coinciden con cambios compensatorios en el nivel de precios (P). Esa es la historia del disturbio de la oferta: el producto real reducido ha impulsado los precios al alza. Pero, eso no es lo que ha sucedido.

De hecho, la FED no ha estabilizado el gasto nominal. No observamos directamente la velocidad. Pero, dado que la ecuación de intercambio es una identidad, podemos medir el gasto nominal (MV) como el producto de P e Y ̶ esto es, del producto interno bruto nominal. Entre el 2010 y el 2020, el PIB nominal creció continuamente a una tasa anual compuesta del 3.9 por ciento. Desde ese entonces, ha crecido mucho más rápidamente con el paso del tiempo, a un 5.1 por ciento. A diferencia de interrupciones en los suministros, un gasto nominal más rápido eleva a ambos, precios y producto real, que es lo que hoy estamos viendo.

Comprensiblemente, la administración Biden quiere desviar la culpa por la alta inflación de la actualidad. Ellos han sugerido que la pandemia, corporaciones codiciosas, y ahora el presidente de Rusia Vladimir Putin, son responsables de los precios más altos. Por desgracia para la administración, sus historias políticamente convenientes del lado de la oferta explican muy poco. La inflación de hoy es primordialmente resultado del excesivo gasto nominal, que la FED pudo y debería haber compensado.

William J. Luther es el director del Proyecto de Dinero Sólido del American Institute for Economic Research y Profesor Asociado de Economía en la Universidad de Florida Atlántico. Su investigación se enfoca principalmente en asuntos de aceptación del dinero. Él ha publicado artículos en revistas académicas importantes, incluyendo Journal of Economic Behavior & Organization, Economic Inquiry, Journal of Institutional Economics, Public Choice, y Quarterly Review of Economics and Finance. Sus escritos populares han aparecido en The Economist, Forbes, y U.S. News & World Report. Su trabajado se ha presentado en medios importantes, incluyendo NPR, Wall Street Journal, The Guardian, TIME Magazine, National Review, Fox Nation, y VICE News. Luther obtuvo su Maestría en Artes y su Ph. D. en Economía en la Universidad George Mason y su Licenciatura en Economía en la Universidad Capital. Él participó en el 2010 y el 2011 en el Programa de Becas de Verano de AIER.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.