Crucial entender la diferencia entre un cambio en los precios relativos y un cambio en la generalidad de los precios absolutos, siendo esto último lo que caracteriza a la inflación. Precios relativos: el precio de un bien con respeto al precio de otros bien. Precios absolutos: el precio en sí de un bien.

CÓMO PENSAR ACERCA DE LA INFLACIÓN

Por Alexander William Salter
American Institute for Economic Research
13 de marzo del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es alexander william salter american institute for economic research inflation, March 13, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Otra vez, todo lo viejo es nuevo: La inflación atormenta la economía estadounidense. El índice de Precios al Consumidor aumentó en un 7.9 por ciento desde hace un año. El índice de Gastos Personales de Consumo se elevó en un 6.1 por ciento desde un año atrás. No hemos visto presiones de precios como estas en 40 años.

Si queremos entender la inflación, necesitamos un marco que organice nuestros pensamientos. Las economías son diabólicamente complejas; sin un modelo que nos ayude a enfocarnos en los detalles relevantes, estamos perdidos en el bosque.

Inflación significa un aumento general en los precios. Significa que equivale a que el dólar esté perdiendo poder adquisitivo. Los economistas distinguen entre cambios en los precios generales y cambios en los precios relativos. Esto últimos surgen de las fuerzas de la oferta y la demanda operando en mercados específicos. Los primeros tienen en común darse en todos los mercados.

Con frecuencia, usamos los conceptos de demanda agregada y oferta agregada para analizar la inflación. Pero, a pesar de la similitud en nombres, esos conceptos no son los mismos que la oferta y demanda microeconómica. La demanda agregada se refiere al gasto nominal total en la economía. La oferta agregada significa las condiciones productivas generales.

Medimos la inflación siguiendo los cambios en el índice de precios. Hay muchos de ellos, cada cual enfocado en un subconjunto de la economía, tales como bienes de consumo o bienes de producción. También, algunos índices de precios que cubren la misma área se calculan diferentemente. Por ejemplo, el arriba mencionado IPC [índice de Precios a nivel del Consumidor] y el IPP [índice de Precios a nivel del Productor] son, ambos, fotografías de precios de bienes de consumo. Pero, lo que está bajo el sombrero es distinto en algún grado.

Usualmente, la inflación es causada al expandirse la demanda agregada. Cuando aumenta la demanda agregada (también llamada gasto total o producto interno bruto nominal), se elevan los precios de todo. Por supuesto, no aumentan uniformemente. La inflación siempre tiene algunos efectos distributivos. Pero, esos son típicamente pequeños en comparación con el fenómeno general.

Expandir la oferta de dinero es la forma más fácil de elevar la demanda agregada. Como se vio, la Fed [Banco Central de Estados Unidos] imprimió toneladas de dinero al amenazar el COVID-19 la economía. De importancia, también la demanda de dinero aumentó. Eso modera los efectos inflacionarios del incremento de la oferta de dinero.

Un gasto gubernamental incrementado usualmente no causa inflación. Sin embargo, hay una posible excepción: Si el gobierno incurre en mucha nueva deuda, que hace que el público espere que el gobierno imprima dinero para cerrar el bache, los tenedores de dólares podrían desear deshacerse de ellos antes que pierdan su valor. Por supuesto, cuando todo mundo piensa así, ¡el dólar se deprecia! Este no ha sido un tema para Estados Unidos en la historia reciente, pero, el gobierno incurrió en una enorme cantidad de deuda para luchar contra el COVID-19. Podría ser ahora el caso.

También, acción del lado de la oferta puede causar inflación. Al disminuir la oferta agregada (o crecer más lento que antes), todo se encarece. Aquí la productividad es clave. Si se hace más difícil convertir insumos en productos, los precios aumentan. Esto también contribuye a la inflación. Hemos oído mucho acerca de los diversos problemas de logística en el transporte global, así como de una escasez de bienes de producción importantes, como semiconductores.
Los precios de la energía se están elevando marcadamente, debido en parte no pequeña al conflicto de Rusia y Ucrania. Todos estos elementos hacen que la producción sea en general más difícil. Para una cantidad dada de demanda agregada, una oferta agregada disminuida puede sólo resultaron en inflación.

No todos los aumentos de precios observados son inflacionarios. Los precios de los carros, especialmente los usados, se han elevado más rápidamente que los precios en general. Sin duda que hay un aspecto inflacionario, pues es algo común a todos los mercados. Pero, también, hay cambios específicos en la demanda y oferta en el mercado de carros, que están causando un aumento de precios de los carros superior al promedio. Distinguimos entre el precio relativo de los carros que están aumentando (microeconomía: oferta y demanda) y el aumento de los precios en general, incluyendo los de carros (macroeconomía; oferta agregada y demanda agregada).

Pero, tan sólo porque usamos diferentes conceptos para analizar los cambios de precios relativos y generales, no significa que no podamos señalar qué tanto de cada uno está pasando. Nuestras mediciones de índices de precios frecuentemente recogen ambos. Los economistas disponen de diversas herramientas estadísticas para separar los cambios relativos de precios de los cambios generales de precios. Para nosotros, lo importante es la diferencia conceptual. No confunda lo que es común a todos los mercados con lo que es específico para un mercado.

Alexander William Salter es Profesor Asociado de Economía en el Colegio Rawls de Negocios y Compañero de Investigación en Economía Comparada del Instituto del Libre Mercado, ambos en la Universidad Texas Tech. Ha publicado artículos en revistas especializadas importantes tales como the Journal of Money, Credit and Banking, the Journal of Economic Dynamics and Control, the Journal of Macroeconomics, and the American Political Science Review. Sus artículos de opinión han aparecido en The Hill, The American Conservative, US News and World Report, Quillette, y numerosos otros sitios. Salter obtuvo su M.A. y PhD. en Economía en la Universidad George Mason y su licenciatura en Economía en Occidental College. Participó en el 2011 en el Programa de Becarios de Verano del AIER.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.