El principio de las consecuencias no previstas (puede leerlo en el ensayo de Bastiat, “Lo que se ve y lo que no se ve”) en vigencia, una vez más.

CHINA SE LAS VE CON SU ARROGANCIA FATAL CUANDO LAS TASAS DE NACIMIENTOS CAEN A UN BAJO HISTÓRICO

Por Peter Jacobsen
Fundación para la Educación Económica
23 de febrero del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es peter jacobsen foundation for economic education China, February 23, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Hace cuatro décadas, el gobierno chino empezó a imponer su espantosa política de sólo un hijo. Ahora, la infructuosidad cosechada por sus políticas de control de la población amenaza su futuro económico.

El último censo de China muestra una declinación del 11.5 por ciento en nacimientos comparada con el 2020. Este es el quinto año consecutivo de menores nacimientos en China. Wang Fen, profesor de sociología en la Universidad de California en Irvine, afirma que estas cifras demuestran que la población de China ha llegado a un pico:

“El año 2021 pasará a la historia china como el año en que China vio por última vez crecer a su población en su larga historia,” escribe Feng en The New York Times.

Este cambio señala el inicio de dificultades futuras para China, cuando miembros más jóvenes de la población que envejece estarán bajo una presión creciente para apoyar a generaciones más viejas. También, una oferta de trabajo que disminuye podría señalar el inicio del fin de la estrategia gubernamental de vender exportaciones de bajo costo.

PLANTANDO LAS SEMILLAS DE LA INFRUCTUOSIDAD

Aunque muchos países desarrollados tienden hacia menores tasas de nacimiento al caer la tasa de mortalidad infantil, el giro de China ha sido anormalmente rápido. Este se debe, al menos en parte, al largo reinado de la política china de un solo hijo, en donde se utilizó de todo, desde presión social hasta esterilizaciones obligadas, para mantener bajas las tasas de nacimientos.

¿Por qué China cultivaría una política tan destructiva? La razón yace en la Revolución Comunista de China, y la filosofía de su líder. Mao Zedong.

“La reproducción necesita ser planificada. Desde mi punto de vista, la humanidad es totalmente incapaz de administrarse a sí misma,” arguyó Mao. “Tiene planes para producción en fábricas, para producir telas, mesas y sillas, y acero, pero no hay un plan para producir humanos. Esto es anarquismo ̶ nada de gobernanza, nada de organización, y nada de leyes.”

Este temor a la anarquía en la reproducción es simplemente un juego en la acusación marxista de que el capitalismo es anarquía en la producción, en contraste con la planificación gloriosa bajo el comunismo.

MISES PREDIJO A MAO

Aunque algunos comunistas, más notoriamente Friedrich Engels, afirmaron que una población grande sería un impulso para una sociedad comunista, el economista Ludwig von Mises lo sabía mejor. Mises reconoció, 29 años antes del surgimiento de la política de Mao de un solo hijo, que una dedicación exhaustiva a cualquier forma de socialismo, incluyendo el comunismo, era incompatible con la habilidad de la gente para elegir libremente tener hijos. Como señaló Mises en su libro Socialism: An Economic and Sociological Analysis [Socialismo],

“No es posible la existencia de una comunidad socialista si no se regula el crecimiento de la población por medio de la fuerza. La sociedad socialista debe estar suficientemente capacitada para impedir que el número de habitantes exceda de cierto máximo o de cierto mínimo. Necesita tratar de mantener siempre una cifra ideal, que permita la máxima producción per cápita.”

Quien sea que intente planificar el número de fábricas y máquinas requeridas para maximizar la producción, debe tener el número correcto de trabajadores para manejar las fábricas y máquinas. Demasiada o muy poca gente confundirá la planificación central.

El problema es aún peor para los comunistas. Cuando la propiedad es mantenida en común, existe un incentivo para su uso desmedido. Si, por ejemplo, una laguna es propiedad de todos aquellos cercanos a ella, hay un incentivo para hoy pescar en exceso por temor a que otros capturarán todo el pescado antes que usted tenga una oportunidad. Este problema se conoce como la tragedia de los bienes en común.

Y, entre más sean los vecinos que viven alrededor de la laguna, más posible es que rápidamente se acabe el pescado. Esto incentiva a la gente a extraer más pescado incluso más pronto. Entonces, agregar población a unos bienes en común añade incentivos al uso exagerado de los bienes en común.

Bajo el capitalismo, este problema es resuelto de muchas formas diferentes. Al permitir la propiedad privada, las lagunas pueden ser cercadas y los individuos pueden cobrar a los pescadores por lo que pescan. Alternativamente, la posibilidad de obtener una ganancia podría impulsar a algunos inversionistas en bienes raíces a ofrecer servicios de reabastecimiento a lagunas en donde se ha pescado en exceso.

Incluso, el capitalismo puede utilizar una población creciente como ayuda para resolver este problema. Nuevas mentes pueden desarrollar tecnologías creativas que vigilen las lagunas para asegurar que no se están usando en exceso. Esta fue la tesis del economista Julian Simon en su obra The Ultimate Resource [El último recurso]. El crecimiento de la población, ayudado por la libertad económica, conduce al crecimiento económico.

No obstante, sin propiedad privada, hay poco incentivo para que algún individuo resuelva la tragedia de los bienes en común. Y, bajo el comunismo, las soluciones privadas están ilegalizadas.

Cuando toda propiedad es mantenida en común por la fuerza, como el comunismo proclama hacerlo, toda propiedad se convierte en sujeto de la tragedia de los bienes en común. En sí, el comunismo inevitablemente tenderá a resultar en llamados para controlar la población, no porque el crecimiento de la población es dañino, sino debido a los incentivos perversos creados por las cosas en común por obligación.

LA CAÍDA DEL COMUNISMO

Desde 1960 hasta los ochentas, el economista ganador del premio Nobel Paul Samuelson predijo que la Unión Soviética sobrepasaría al Producto Nacional Bruto de la economía estadunidense. En retrospectiva, esto parece increíble, dado que la Unión Soviética dejó de existir en 1991, pero muchos se unieron en el entusiasmo de Samuelson hacia la URSS.
El atractivo de una economía científicamente planificada hechizó a los tecnócratas de la economía.

Un economista que no cayó en el embrujo fue el economista austriaco Murray Rothbard, quien logró ver a través del humo y los espejos que habían engañado a Samuelson. Como lo hace ver Rothbard:

“Curiosamente, uno encuentra que el “crecimiento” parece estar tomando lugar casi exclusivamente en los bienes de capital, tales como hierro y acero, plantas hidroeléctricas, etcétera, mientras que poco o nada de este crecimiento nunca parece filtrarse hacia el estándar de vida del consumidor soviético promedio. No obstante, el estándar de vida del consumidor es el principio y fin de todo proceso de producción.”

Rothbard reconoció que los datos alrededor de la producción eran vacíos en sí. El surgimiento de China ha sido proclamado de forma similar durante las últimas décadas. Los economistas se maravillan ante el crecimiento de las habilidades productivas y del PIB de China y han empezado a especular que la economía planificada de China puede servir a países en desarrollo como un sistema alternativo al capitalismo.

Sin embargo, en mucho como la Unión Soviética, las habilidades productivas de China están edificadas sobre las espaldas del fracaso de la planificación central. Al intentar administrar su población por medio de la fuerza, China ha creado una pirámide poblacional no natural.

Ahora, el país enfrentará una población envejecida, la que, por ley, no fue capaz de tener el número de hijos que deseaba. Durante mucho tiempo economistas y demógrafos han hecho ver cómo los niños sirven como una especie de seguridad social en países en desarrollo. Pero, sin la habilidad para tener más de un niño, ¿estará el estado en capacidad de reemplazar esta función?

Este problema se ve exacerbado por el hecho de que China tiene una población mucho más grande de varones, con 118 hombres por cada 100 mujeres. Este fenómeno es llamado de las “mujeres ausentes” de China y es principalmente consecuencia no prevista de la política de un solo hijo combinada con una preferencia cultural por varones, por la que las familias selectivamente abortan a niñas de forma que el único hijo sea varón.

Este desbalance no ha pasado sin ser notado. Funcionarios del condado de Yihuang recientemente desataron la controversia al tratar de convencer a mujeres “sobrantes” -sheng nu, término usado para describir a mujeres no casadas con edades tan jóvenes como 27- para que se casen con hombres desempleados.

“Actualmente, el fenómeno de ‘cuadros y trabajadoras mujeres jóvenes de mayor edad’ que permanecen solteras se ha convertido en un problema muy importante,” se reportó que dijo el gobierno en un documento interno filtrado, “que con urgencia necesita del cuidado, ayuda y apoyo de toda la sociedad.”

La política de un sólo hijo ha creado otros problemas dentro del país, incluyendo un grupo de gente no documentada nacida en China conocida como los Heihaizi. Estos individuos nacieron ilegalmente debido a la política de sólo un hijo y, por tanto, no son ciudadanos legales. En sí, se les restringe en su habilidad para mejorar la sociedad mediante el intercambio mutuamente beneficioso, debido a su incapacidad de tener la aprobación gubernamental para educación, matrimonio, y empleo, entre otras cosas.

Abundan los problemas demográficos asociados con la política de sólo un hijo.

El crecimiento del PIB de China durante las últimas décadas ha sido impresionante. Sin embargo, difiero de las ideas de línea dura acerca de la amenaza china por una razón clave: los frutos de la planificación central de la población pronto florecerán y envenenarán este progreso, tal como lo hicieron los frutos de la planificación económica de la Unión Soviética.

En su obra clásica The Fatal Conceit [La fatal arrogancia: Los errores del socialismo] el economista ganador del precio Nobel Friedrich Hayek destaca la importancia de una población creciente para el desarrollo de mucha gente en muchas regiones del mundo:

“En estas regiones es preciso que la población aumente si se desea alcanzar los niveles de bienestar a que aspira. Es su propio interés el que exige su potenciación demográfica. Y sería sinceramente presuntuoso, y difícilmente defendible desde el punto de vista ético, inducirles, y más aún forzarles, a contener su expansión.”

Parece que la mejor posibilidad para el país es que los líderes terminen con las políticas de planificación central de las familias y tener la esperanza de que la anarquía de la reproducción venga en su rescate a tiempo.

Peter Jacobsen es profesor asistente de economía en la Universidad de Ottawa y el profesor Gwartney de Educación Económica e Investigación del Gwartney Institute. Recibió su PhD en economía de la Universidad George Mason, y obtuvo su licenciatura de la Universidad Estatal del Sureste de Missouri. Su interés de investigación está en la intersección de la economía política, la economía del desarrollo, y la economía de la población.

Traducido por Jorge Corrales Quesada