3 CONSECUENCIAS DAÑINAS DE LA MUERTE POR BIDEN DE LA TUBERÍA KEYSTONE XL

Por Brad Polumbo
Fundación para la Educación Económica
Jueves 21 de enero del 2021

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Desde emisiones de CO2 hasta empleos e inversión, la decisión del presidente tendrá lo opuesto de su efecto deseado.

El presidente Joe Biden no desperdició su tiempo para ponerse a trabajar después de las ceremonias inaugurales del miércoles. Ha firmado 17 decretos ejecutivos y memorándums -al momento el mayor número en la historia del primer día de un presidente- uno de ellos detuvo la construcción del controversial oleoducto Keystone XL, que habría llevado petróleo crudo desde Canadá a través de Estados Unidos.

“La construcción del largamente disputado oleoducto Keystone XL se frenó el miércoles cuando el presidente entrante de Estados Unidos, Joe Biden, revocó su permiso el primer día en el cargo,” reportó la Prensa Asociada. “La tubería de 1.700 millas (2.735 kilómetros) fue planeada para transportar 800.000 barriles diarios de petróleo desde Alberta, Canadá, hasta la Costa del Golfo de Texas, pasando a través de Montana, Dakota del Sur, Nebraska, Kansas y Oklahoma.”

Este es sólo el último -pero posiblemente final- desarrollo en una larga lucha alrededor de este proyecto. La tubería Keystone fue primeramente comisionada en el 2010, pero esa parte de ella, la tubería XL, fue bloqueada por la administración Obama en el 2015. Luego, el presidente Trump revirtió el curso en el 2017 y, después de largos desafíos legales, al fin se pavimentó el camino para que procediera. Pero, lamentablemente, la última decisión de Biden es posible que termine con esta lucha de años.

“Iniciaremos un cierre seguro y ordenado de la construcción,” dijo el presidente de Keystone XL, Richard Prior.

La lógica de Biden para cerrar el proyecto es clara. Él cree que las emisiones de carbono y el cambio climático plantean una clara amenaza al ambiente y la economía. Así, el presidente espera frenar un mayor uso de combustibles fósiles y reducir las emisiones de carbono impidiendo este proyecto.

“El oleoducto Keystone XL le presta un mal servicio al interés nacional de Estados Unidos,” escribió Biden en su decreto.
“Los Estados Unidos y el mundo enfrentan una crisis climática. Esa crisis debe encararse con acción en una escala y velocidad conmensuradas con la necesidad de evitar colocar al mundo en una trayectoria climática peligrosa, potencialmente catastrófica.”

“Dejar en su sitio el permiso del oleoducto Keystone XL no sería consistente con los imperativos económicos y climáticos de mi administración,” concluyó el presidente.

La “solución” de Biden aquí es usar el poder del gobierno federal para ponerle una estaca a un proyecto económico masivo con años en proceso. Sus intenciones benignas no disminuirán los efectos duraderos de las muchas consecuencias no previstas, que sin duda esta intervención ocasionará.

Hay tres formas claves en que las movidas de Biden para bloquear el oleoducto de Keystone serán contraproducentes.

1. BLOQUEAR EL OLEODUCTO DE KEYSTONE XL PUEDE, EN LA REALIDAD, AUMENTAR LAS EMISIONES DE CO2

Hasta los que comparten el objetivo de Biden de reducir las emisiones de CO2 no deberían apoyar esta movida de bloquear la tubería. Frenar su construcción muy posiblemente conducirá a mayores emisiones, no a una reducción.

¿Por qué?

Bueno, ya Keystone ha prometido usar tecnología verde y eliminar todas las emisiones de CO2 para el 2030. Y no es que bloquear esa tubería en realidad significará que el petróleo no sea transportado. Sólo que justamente tendrá que transportarse por medios más costosos, menos eficientes, como transporte por ferrocarril.

“El Departamento de Estado de Obama encontró en cinco ocasiones distintas que la tubería no tendría impacto material sobre las emisiones de gases de invernadero, pues el petróleo todavía será extraído,” explica el cuerpo editorial del Wall Street Journal. “Transportar el bitumen por ferrocarril o camiones tanque resultará entre un 28% y un 42% de mayores emisiones de CO2 y más derrames.”

Irónicamente, esta consecuencia no prevista significará que se emita más carbono ̶ exactamente lo opuesto al objetivo de Biden.

2. SE PERDERÁN MILES DE EMPLEOS

En cualquier momento en que el gobierno se entremete y aplasta la inversión económica, es seguro que serán seguidos de pérdidas de empleos. El bloqueo del oleoducto Keystone XL por Biden no es la excepción.

Si se hubiera permitido continuar el proyecto de oleoducto, habría creado 11.000 empleos y $1.6 miles de millones en salarios, según Fox Business. Ahora, se perderán todas estas ganancias. Biden dice con frecuencia que él quiere que sus políticas ambientales creen empleos sindicalizados que paguen bien ̶ pero lo que hizo el presidente logrará lo opuesto. Esta es la razón por la que, hasta funcionarios electos del ala izquierda, como el primer ministro canadiense Justin Trudeau, se oponen a la decisión de Biden.

3. LA INCERTIDUMBRE REGULATORIA DESALENTARÁ LA INVERSIÓN EMPRESARIAL FUTURA

Si hay algo malo para la inversión, es la incertidumbre. Y eso es exactamente lo que ha enfrentado Keystone, gracias a las precipitadas marchas atrás y latigazos regulatorios de parte del gobierno federal.

Sí, usted puede construirlo. Espere, no, no puede. Sí, en realidad, si puede.
Calma, no importa, ahora de nuevo está bloqueado.

“Es imposible que empresas estadunidenses lleven a cabo inversiones grandes, a largo plazo, en un ambiente político en que cada proyecto está para ser renegociado -o a una ejecución económica sumaria- cada vez que la Casa Blanca cambia de manos,” inteligentemente advierte el grupo editorial del National Review. “En verdad, en una nación continental tan vasta como la nuestra, con una economía tan compleja como la nuestra, no debería ser posible que un hombre, que sirve por poco tiempo un cargo electo temporalmente, deshaga, años de trabajos y miles de millones de dólares en inversión. Esto es pura tontería, y eso nos costará.”

Biden dice que quiere promover el crecimiento económico y la inversión. Pero, si estos latigazos regulatorios impregnan el período del nuevo presidente, las empresas terminarán -muy entendiblemente- reduciendo sus inversiones para tomar en cuenta tal incertidumbre.

EL GRAN PANORAMA: GRANDES CONSECUENCIAS IMPREVISTAS PLAGARÁN SIEMPRE AL GOBIERNO GRANDE

Hasta los burócratas y funcionarios electos más inteligente y más brillantes nunca podrán emitir órdenes económicas radicales desde puestos en Washington, D.C., sin incurrir en consecuencias masivas no previstas. Simplemente, es imposible que cualquier autoridad centralizada tenga el conocimiento suficiente acerca de industrias vastas y situaciones complejas a lo largo del continente, que, efectivamente, tome en cuenta todos los resultados variables y potenciales.

“Toda acción humana tiene tanto consecuencias previstas como imprevistas,” explican el economista Antony Davies y el politólogo James Harrigan. “Los seres humanos reaccionan a toda ley, regulación, y órdenes impuestas por los gobiernos, y sus reacciones tienen resultados que pueden ser muy diferentes de los resultados pretendidos por quienes formularon las leyes.”

Sin duda, la decisión de la administración Biden de bloquear el oleoducto Keystone XL brinda un ejemplo conmovedor de cuándo se equivoca el gobierno grande. Pero, sería un error pensar que esos errores son específicos del presidente Biden, la política ambiental, o las tuberías de petróleo.

Siempre los panificadores estatales terminan fallando en dar con el clavo cuando mueven su martillo ̶ pues están trabajado mientras tienen los ojos vendados.

Brad Polumbo es un periodista libertario-conservador y Corresponsal de Políticas en la Fundación para la Educación Económica.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.