LOS CDC EN VEZ DE CIENCIA DISEMINAN INFORMACIÓN ERRADA ACERCA DE LAS MASCARILLAS

Por Amelia Janaskie y David Waugh
American Institute for Economic Research
7 de febrero del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es amelia janaskie & david waugh american institute for economic research CDC, February 7, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Retorcer la verdad es el modus operandi de nuestro actual Gobierno Federal. Usted no tiene que mirar más allá de la secretaria de Prensa de la Casa Blanca Jean Psaki, la última gimnástica política, cuando alegó que, “Nosotros no hemos sido pro cuarentenas ̶ en realidad, la mayoría de las cuarentenas se dio bajo el presidente anterior.”

Si bien técnicamente correcto (en Estados Unidos la mayoría de las cuarentenas actuales se dio bajo Trump), la realidad es que Biden alabó a gobernadores pro cuarentena como Andrew Cuomo de Nueva York, deificó al impulsor de cuarentenas Anthony Fauci como el “científico de Estados Unidos,” e insistió, a lo largo de su campaña en el 2020, en que las cuarentenas eran necesarias.

Si bien nuestros funcionarios gubernamentales pueden sufrir de disonancia cognitiva, los estadounidenses se están dando cuenta que su confianza en el gobierno federal continúa hundiéndose.

Aparte de la administración Biden, el enfoque hacia la pandemia de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), ha sido preocupante, en especial en relación con su habilidad de ofrecer información confiable al público. El último ejemplo de esta tendencia se da en un infográfico que induce al error, el que, si se toma en su valor facial, transmite que usar una mascarilla de tela brinda una protección 56 por ciento mayor que si del todo no se usara mascarilla.

El infográfico mencionado puede verse en amelia janaskie & david waugh american institute for economic research CDC, February 7, 2022.

Los CDC citan resultados de su nuevo estudio acerca de las mascarillas que afirma que “usar una mascarilla de tela (con un cociente de probabilidad ajustado (aOR) = 0.44; un Intervalo de Confianza del 95 por ciento = 0.17 -1.17) fue asociado con probabilidades ajustadas menores de un resultado positivo del examen, comparado con nunca usar una mascarilla que cubre el rostro, pero que no fue estadísticamente significativo.” Si uno ve con cuidado el infográfico, el signo de almohadilla al pie indica que los resultados de las mascarillas de tela “no son significativos.”

Aunque la CDC es técnicamente honesta en reportar este hecho en el infográfico, la situación aún así plantea la pregunta: si admite en letra menuda que su infográfico no se basa en evidencia confiable, entonces, ¿por qué, en primer lugar, lo publican? Aún más, si la evidencia sugiere que usar mascarillas de tela no tiene relación estadística significativa con una reducción de la probabilidad de que la prueba dé negativa, entonces, ¿por qué los CDC continúan diciendo que deberíamos usarlas?

Vinay Prasad, profesor de Epidemiología de la Universidad de California, en San Francisco, hace eco de este sentimiento, al escrutar el rigor del estudio en sí. Según Prasad, hay temas múltiples acerca de cómo los investigadores condujeron la encuesta, incluyendo respuesta significativa y sesgo de selección. En un artículo de Cato, Prasad, junto con otros investigadores, descartan la principal preocupación al transmitir investigación fallida:

“Aunque una evidencia débil no debería excluir acciones precautorias a la luz de acontecimientos sin precedentes como la pandemia del Covid-19, principios éticos requieren que la fuerza de la evidencia y las mejores estimaciones de la cantidad de beneficio [deban] ser verdaderamente comunicados al público.”

Por desgracia, este comportamiento es típico de los CDC, que se ha rebajado al nivel de los medios partidarios, que dan giros a los resultados de estudios médicos. Admitir que las mascarillas de tela no reducen las probabilidades de dar resultados positivos en exámenes, alteraría la narrativa existente y resultaría en un escándalo político contra los CDC de parte del público y otros grupos altamente influyentes, tales como la administración Biden o sindicatos de maestros.

Ceder en su posición erosionaría aún más la recomendación de los CDC de uso universal de mascarillas en escuelas, enojando a sindicatos de maestros, que, sabemos, influyeron en las directrices de usar mascarillas en escuelas. A pesar de una evidencia creciente contra las mascarillas, los CDC tienen la intención de mantener su posición de usar mascarillas en escuelas.

TOMAS DE PODER Y DESINFORMACIÓN

Según su misión oficial, los CDC “sirven como enfoque nacional para desarrollar y aplicar el control y prevención de la enfermedad, salud ambiental, y promoción de la salud y actividades de educación en salud, diseñados para mejorar la salud del pueblo de Estados Unidos.” Desde el inicio de la pandemia del Covid-19, ha habido muchos casos en que los CDC se alejaron de su misión.

No debemos olvidar la moratoria de desahucios. El 4 de setiembre del 2020, los CDC, citando la necesidad de controlar el Covid, impidieron a los dueños de viviendas desahuciar a sus inquilinos. Los datos que respaldaban este argumento eran deficientes, y después la moratoria se consideró inconstitucional por la Corte Suprema.

Además de controlar a propietarios, también, los CDC ignoraron investigación que se oponía a su posición acerca de qué tan robusta era la inmunidad natural. Según el afamado investigador de Johns Hopkins, Marty Makary, los resultados de la última recolección de datos acerca de tasas de reinfección demostraron que “la inmunidad natural era 2.8 veces más eficaz en prevenir la hospitalización y entre 3.3 y 4.7 veces más efectiva en prevenir la infección de Covid en comparación con la vacunación.”

Sin embargo, los CDC retorcieron la verdad al reportar acerca de este estudio. Alegaron que “la vacunación permanece siendo la estrategia más segura para evitar infecciones futuras del SARS-CoV-2, hospitalizaciones, secuelas de largo plazo, y muerte,” con base en una comparación entre inmunidad hibrida (combinación de infección previa y vacunación) con inmunidad natural. No aclararon lo que en realidad muestran los estudios: que la vacuna no reduce significativamente el riesgo de hospitalización para aquellos con inmunidad natural.

Pero, ¿por qué lo harían? Estos hallazgos disputan directamente la posición mantenida por los CDC y la administración Biden. La actual directora de los CDC, Rachel Walensky, tampoco cambiaría su posición. En octubre del 2020, ella firmó el Memorándum John Snow, que afirma que “no hay evidencia de una inmunidad duradera que proteja del SARS-CoV-2 luego de la infección natural.”

SE ACABÓ EL JUEGO

El pueblo estadounidense está siendo informado erradamente, y él lo sabe. Su confianza en los CDC está cayendo. Su ausencia de transparencia daña la salud pública en el largo plazo, afectando su habilidad de brindar un mensaje efectivo durante emergencias futuras de salud.

Si quieren la confianza del pueblo estadunidense, tienen que trabajar más duro para volver a tenerla. Por desgracia, los CDC están en deuda con grupos de intereses especiales, lo que conduce a renegar de su misión de dar recomendaciones correctas de salud pública. Los CDC encaran incentivos que los impulsan a seguir los intereses concentrados de los grupos de intereses especiales al costo de brindar información confiable al público.

Las acciones de los CDC han asombrado completamente al pueblo estadounidense. Si continúan por ese camino, sólo erosionarán la poca credibilidad que les queda.

Amelia Janaskie es Asociada de Investigación en el American Institute for Economic Research. Ella se graduó del Colegio de Honores del Colegio de Charleston en mayo del 2020, con una licenciatura en Economía y un grado menor en Inglés. Durante su tiempo en la universidad, fue miembro de los Académicos del Proceso de Mercado en el Centro de Elección Pública y Proceso de Mercado.

David Waugh se unió al American Institute for Economic Research en el 2020 y actualmente labora como gerente editorial. Es compañero Don Lavoie del Mercatus Center y previamente trabajó como asociado de S&P Global Market Intelligence. Davis se graduó de la Universidad Hampden-Sydney, en donde obtuvo su licenciatura en Economía. Mientras estudiaba en Hampden-Sydney, fue Compañero Sénior del Centro para el Estudio de Economía Política y trabajó en el departamento de Economía como asistente de profesor.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.