¿QUÉ PUEDE DECIR HAYEK ACERCA DE LA SALUD PÚBLICA?

Por Byron B. Carson, III
American Institute for Economic Research
5 de febrero del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es byron b. carson III american institute for economic research Hayek, February 5, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

En 1920, Charles E.A. Winslow definió la salud pública como:

“…el arte y ciencia de prevenir la enfermedad, prolongar la vida, y promover la salud física y la eficiencia por medio de esfuerzos organizados de la comunidad para la sanidad del ambiente, el control de las infecciones en la comunidad, la educación del individuo en principios de higiene personal, la organización del servicio médico y de enfermería para la diagnosis temprana y el tratamiento preventivo de la enfermedad, y el desarrollo de la maquinaria social que asegure a cada individuo en la comunidad un estándar de vida adecuado para el mantenimiento de la salud.”

La definición de Winslow es aún usada por los CDC y por libros de texto introductorios de salud pública.

Si bien muchos académicos de la salud pública han desarrollado la ciencia de la salud pública por medio de la epidemiología, estadística, y otros campos que mejoran la comprensión de las condiciones que influyen en la salud de las poblaciones humanas, tal vez es hora de revisitar el lado creativo. Contrario a como comúnmente denotamos al arte con borrosidad o lógica ad hoc, el arte de la salud pública logra un significado más profundo cuando llegamos a apreciar los valores y conocimiento que sólo los individuos poseen.

Introduzca a Friedrich Hayek. Sus argumentos que evitan el cientificismo -la aplicación acrítica del método científico- y que reconocen cómo el conocimiento es tácito, disperso, e incalculable, brindan muchas ideas para la salud pública.

UN RÉGIMEN HAYEKIANO PARA LA SALUD PÚBLICA

A través de una serie de artículos y libros, Hayek señala que el conocimiento que guía el comportamiento individual es tácito y disperso. Tales argumentos tienen miríadas de implicaciones para nuestro entendimiento del comportamiento humano ̶ algo de las cuales influyen los resultados de la salud privada y pública. Ellas sugieren, por ejemplo, que las creencias importan más que los atributos físicos de una cosa. Esto es, cómo nos comportamos e interactuamos con objetos y con personas depende de nuestras ideas y creencias acerca de la causa y el efecto.

Extrayendo de “Los hechos en las ciencias sociales,” Hayek afirma que, a menudo, confundimos las intenciones detrás del comportamiento de una persona con explicaciones basadas en nuestras propias percepciones. Entre más hagamos tales combinaciones, hay mayor posibilidad de que malentendamos tal comportamiento y que sea más posible que diseñemos políticas pobres.

Por ejemplo, en una ocasión vi al niño de un amigo usar un tractor de juguete para recoger algún confeti que había arrojado al suelo. Pensé, “¡Qué tontera! Tomará años limpiarlo.” Me di cuenta después -con la ayuda del abuelo del niño- que el niño no estaba sólo interesado en limpiar. Le importaba más usar el tractor para jugar. Eso es exactamente lo que Hayek nos urge que consideremos: la gente tiene valores y objetivos que son tácitos y, a menudo, difíciles de articular. Aún más, estos factores influyen en cómo vemos al mundo y percibimos las decisiones. Los tractores de juguete son tanto cosas para jugar como instrumentos de limpieza.

Hayek ofrece una advertencia más precisa:

“Si lo que hacemos cuando hablamos acerca de entender la acción de una persona es que ajustamos lo que en realidad observamos en patrones que encontramos ya listos en nuestra propia mente, se deduce, por supuesto, que ¡podemos entender menos y menos al volcarnos hacia cosas más y más diferentes de nosotros mismos!”

Entonces, la preocupación es, hasta qué grado entendemos menos y menos al involucrarnos en diversas conversaciones acerca de la salud pública.

MÁS ARTE, MENOS CIENCIA

La advertencia de Hayek es aplicable a muchos campos, no sólo la salud pública. Aun así, los académicos de la salud pública evitan esta advertencia cuando, por ejemplo, abogan por políticas extensas y arrasadoras como las cuarentenas. Esas políticas ignoran los valores que tienen los individuos, entre los cuales la salud, la capacidad hospitalaria, y la prevención de la enfermad están entre muchos.

Es más, la advertencia de Hayek se aplica cuando tecnologías novedosas y técnicas basadas en datos se proclaman como panaceas para problemas sociales complejos. Para estar claros, las innovaciones en salud pública pueden inequívocamente mejorar los resultados en la salud privada y pública. También, intervenciones conscientes de salud pública tienen una larga historia de mejorar la calidad de vida y salvar vidas, por ejemplo, suministros de agua potable, organizar servicios de sanidad, vacunaciones contra la viruela, etcétera.

Más recientemente, teléfonos inteligentes y, tal vez, excusados inteligentes podrían detectar células cancerosas mucho antes que pruebas oculares. La nanotecnología puede mejorar la calidad del agua, la medicina, los productos de consumo, y la inteligencia artificial puede mejorar la vigilancia de las enfermedades. Todos estos desarrollos deberían inspirar el asombro acerca de nuestra habilidad para mejorar los estándares de vida.

Sin embargo, desarrollos como la salud pública de precisión (SPP) requieren un escrutinio adicional. Brevemente, este enfoque relativamente nuevo hacia los problemas de salud pública utiliza avances en la recolección de datos para diseñar políticas de salud pública para grupos específicos y, tal vez, individuos. Tarun Stephen Weeramanthri y sus colegas definen al SPP como “la aplicación y combinación de tecnologías nuevas y existentes, que describen y analizan más precisamente a los individuos y su ambiente durante el curso de sus vidas, para diseñar intervenciones preventivas para grupos en riesgo y mejorar la salud general de la población.” La SPP ha sido usada para diseñar respuestas cuadra a cuadra; esto, es, para monitorear la diseminación del Covid-19 y atomizar insecticida contra el zika en Miami.

Tales enfoques pueden ser preferidos a cuarentenas generalizadas, pero hay problemas que subsisten relacionados con el análisis de individuos, el conocimiento que ellos poseen, y qué significan los datos nuevos accesibles. Los detractores dentro del campo hacen ver que la SPP carece de un conjunto de términos y alcance definitorio universalmente aceptado. La mayoría de los métodos no son nuevos para la salud pública, por ejemplo, la respuesta de John Snow al cólera. Aún más, la SPP puede obscurecer enfoques básicos de salud pública, y aún existen problemas políticos, económicos y logísticos que impiden su puesta en práctica.

Estos problemas indican que deberíamos tomar en serio los argumentos de Hayek acerca del conocimiento y el significado del comportamiento. No está claro cómo la precisión y datos detallados pueden mejorar dramáticamente el bienestar o resolver los problemas sociales complejos relacionados con la salud pública. Mira Vetger insinúa esta crítica cuando afirma: “Podemos vernos cegados por las oportunidades de tener datos a expensas de algunas de las preguntas sociales más dinámicas.”

La SPP puede claramente mejorar los resultados para algunas poblaciones, pero esas son preguntas más profundas con las cuales lidiar ̶ preguntas que la salud pública como ciencia no puede responder. Es aquí en donde la salud pública como un arte se hace relevante, en especial al combinarse con las ideas de Hayek en relación con el conocimiento. Él nos urge a considerar que los individuos poseen miríadas de valores y objetivos, tales que la salud es uno entre muchos. Es más, lo que son esos valores no pueden encapsularse en datos cuantificables, razón por la que la salud pública como ciencia sólo puede brindar respuesta limitadas a preguntas más amplias.

Por ejemplo, ¿cómo la gente coordina los recursos escasos para mejorar la salud privada y pública? ¿Cuáles son los procesos a través de los cuales la gente descubre Innovaciones en el cuido de la salud? ¿Cuáles son los incentivos que la gente enfrenta para mejorar los sistemas de agua, para prevenir enfermedades infecciosas, y suplir otros bienes y servicios que influyen en la salud?

Hay muchas respuestas a estas preguntas -y hay muchas más preguntas por considerar- pero los datos por sí solos reducen las preguntas que hacemos y las respuestas que brindamos. Este es el caso aún si tenemos datos novedosos, detallados, técnicas crecientemente avanzadas de análisis de datos, y tecnología sofisticada.

La salud pública como arte, siguiendo a Hayek, se convierte en una ciencia social, o el estudio de cómo la gente elige basada en sus valores y conocimiento tácito, cómo interactúa con otros, y cómo esos comportamientos e interacciones influyen en la salud. Este tipo de arte brinda un entendimiento más amplio del comportamiento humano y cómo tales comportamientos influyen en la salud, incluyendo el ambiente social y físico de uno, y, tal vez, formas para mejorar la salud y el bienestar.

Bryan Carson es Profesor Asistente de Economía y Negocios en la Universidad Hampden-Sydney, en Hampden-Sydney, Virginia. Enseña cursos de principios de economía, dinero y banca, economía del desarrollo, economía de la salud, y economía urbana. Byron obtuvo su Ph. D. en Economía en el 2017 de la Universidad George Mason y una Licenciatura en Economía de la Universidad Rhodes en el 2011. Sus intereses en investigación incluyen economía de la epidemiología, elección pública, y economía austriaca.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.