Me imagino que doña Laura Chinchilla, que anda en China representándonos en los Juegos Olímpicos de Invierno, pidió al gobierno de ese país que le permitieran y logró viajar a los campamentos en donde tienen recluidos a los uigures y pudo movilizarse libremente entre el pueblo chino común y corriente, sin vigilancia policial del Partido Comunista Chino.

LA CHINA QUE USTED NO VERÁ DURANTE LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE INVIERNO

Por Jimmy Quinn
National Review
4 de febrero del 2022

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El Partido Comunista de China hará todo lo que está en su poder para higienizar su atroz registro de derechos humanos.

El Partido Comunista Chino (PCC) -sufriendo un golpe a su reputación internacional como resultado de la pandemia del Covid, sus abusos a los derechos humanos, su belicosidad- tiene la esperanza de lograr una masiva victoria propagandística en las próximas semanas, cuando miles de atletas de 90 países converjan en Beijing para los Juegos Olímpicos de Invierno del 2022.

Los Juegos, que formalmente se iniciaron con la ceremonia de apertura el 4 de febrero, están siendo llevados a cabo en un “circuito cerrado,” accesible tan sólo a 60.000 personas en medio de medidas estrictas de salud pública.

China tiene razón en al confiar en su habilidad de poner un manto sobre los ojos de la comunidad internacional. La perpetración de atrocidades masivas no fue suficiente para persuadir al Comité Olímpico Internacional (COI) para que trasladara la actividad. Los Estados Unidos -además del Reino Unido, Canadá, Australia, Lituania, y un puñado de otros- los están boicoteando diplomáticamente, pero se ha quedado corto en cuanto a un boicot serio de las actividades deportivas actuales, y el presidente Biden aun así verá las Olimpiadas. Los 21 líderes mundiales en Beijing presentes hoy en la ceremonia de apertura representan principalmente a diferentes autocracias. (Vladimir Putin está entre ellos, y Estados Unidos no pudo persuadir al presidente de Polonia para que se retirara.) Entre tanto, con miles de millones de dólares en inversiones y patrocinios empresariales en juego, hay un fuerte incentivo para que muchos en Occidente miren hacia otro lado.

Al igual que con los Juegos Olímpicos de Verano de 1936 en Berlín y la acogida previa de China de los Olimpíadas en el 2008, la ceremonia de apertura servirá mucha pompa y circunstancia para desviar la atención del expansionismo militar, el totalitarismo, y la opresión de grupos minoritarios.

La última vez que China fue anfitriona, se llevó una paliza por los derechos humanos, llevándose a cabo los Juegos en el trasfondo de una campaña intensificada del PCC para aplastar el movimiento independentista del Tíbet y aplastar la disensión en Beijing.

La situación de los derechos humanos dentro de China sólo se ha deteriorado desde el 2008. Los Olímpicos tienen lugar con Xi Jinping en camino a un tercer término como secretario general del partido. La campaña de Beijing por apagar una identidad tibetana distintiva y sus esfuerzos por silenciar a disidentes, se ha hecho más terrible durante los últimos 14 años, con un reporte reciente del Instituto para la Acción en Tíbet revelando una por la que, política a través de los años, alrededor de un 80 por ciento de los niños tibetanos ha sido colocado en internados para ser asimilados.

Agregue a eso una cantidad de acontecimientos preocupantes.

Empezando en el 2020. Beijing casi que ha eliminado toda autonomía y democracia de Hong Kong con su imposición de una nueva ley de seguridad nacional. Efectivamente, el partido criminalizó cualquier expresión que considera peligrosa ̶ y alegó tener la habilidad para perseguir a ofensores en cualquier parte del mundo.

Figuras claves pro democracia fueron a prisión u obligadas a exiliarse, y autoridades de la ciudad cerraron fuentes independientes de noticias, más prominentemente el Apple Daily.

Las campañas contra cristianos, adherentes de Falun Gong, y otras minorías religiosas en China continuaron su ritmo y, en el 2020, el partido inició un nuevo esfuerzo en Mongolia Interior para asimilar a los mongoles étnicos dentro de los Han, la identidad nacionalista, prohibiendo que escuelas de allí usan el lenguaje mongol.

Pero, la causa inmediata de la indignación occidental ante los Juegos es el genocidio de los uigures.

Cantidad enorme de evidencia amasada por investigadores, periodistas, y víctimas durante los últimos cinco años, ha revelado que el gobierno chino, en una compaña ordenada por Xi, está trabajando para eliminar a ese grupo étnico
minoritario.

Es una campaña que busca eliminar cualesquiera símbolos externos de religiosidad -muchos uigures son musulmanes- y detener arbitrariamente a miles en campos de reeducación. El partido quiere controlar el crecimiento demográfico de los uigures y otras minorías en la región de Xinjiang -razón por la que esteriliza forzadamente a mujeres e impone abortos a otras. Otro programa gubernamental también asigna cuadros del partido para que habiten con familias uigures- una campaña de asimilación que defensores de los uigures han caracterizado como violaciones masivas, pues hombres Han ocupan las camas de hombres enviados a campos de concentración. El año pasado, una sobreviviente del campo de concentración reveló que ella y algunas otras detenidas fueron violadas, como parte de una campaña sistemática de las autoridades del campo de concentración. No es coincidencia que estas atrocidades hayan dejado estériles a mujeres uigures y que, desde el 2018, año en que empezó el componente de esterilización obligada de esa campaña, las tasas de nacimiento de los uigures se han desplomado.

En enero del 2021, el departamento de Estado de los Estados Unidos determinó que todo eso satisface los criterios de la mayoría de crímenes odiosos reconocidos por la ley: genocidio y crímenes contra la humanidad.

El entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, concluyó que la campaña contra los uigures satisface todos los criterios bajo la Convención de Genocidio de las Naciones Unidas, pues la campaña del partido del estado chino está claramente destruyendo al pueblo uigur. Pompeo y su equipo determinaron que fueron iguales de odiosos los crímenes del partido contra la humanidad, dirigidos a los uigures y otras minorías túrquicas en Xinjiang.

Pero, desde aquel entonces, el partido ha luchado fuertemente para compensar el reconocimiento creciente de sus crímenes masivos atroces. Los Juego son, tal vez, el escenario más grande en donde puede luchar contra esa narrativa.
En el camino hacia los Juegos Olímpicos, los medios estatales chinos han estado bombardeando historias acerca de niños uigures felices involucrados en deportes en la nieve, en anticipación de los Juegos Olímpicos, y es posible que temas similares, para lavarse las manos ante las atrocidades masivas, serán desplegados en la ceremonia de apertura.

Por desgracia, alguna de la gente más poderosa en el mundo está diciendo que los Juegos son acerca de la paz y entendimiento internacional, y que discutir los derechos humanos los politizaría innecesariamente. El presidente del COI, Thomas Bach, repitió ese refrán, con el que desvió las críticas hacia su organización durante una conferencia de prensa el 3 de febrero: “Si estamos asumiendo una posición política, y nos estamos metiendo en medio de tensiones y disputas y confrontaciones entre poderes políticos, entonces, estamos poniendo en riesgo a los Juegos Olímpicos.”

El COI ha abrazado el liderazgo del Partido Comunista Chino, defendido la decisión de realizar los Juegos en Beijing, y fallado en hablar acerca de las atrocidades existentes. Se hizo socio de una compañía china actualmente bajo sanciones en Estados Unidos por complicidad en el genocidio y trabajado por desviar la crítica hacia el partido por su detención de la estrella del tenis Peng Shuai.

Las Naciones Unidas han asumido una posición similar. Esta semana, el South China Morning Star reportó acerca de sospechas de que las Naciones Unidas está reteniendo la publicación de un reporte altamente anticipado y por mucho tiempo debido, acerca de Xinjiang, para evitar el embarazo de Beijing durante los Olímpicos.

Y, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres está en Beijing para la ceremonia de apertura. Se espera que se reúna con Bach y funcionarios del gobierno chino, a pesar de ruegos de la administración Biden para que lo evite o, al menos, que plantee el tema en las conversaciones con los chinos. Su asistencia a las Olimpíadas, dijo él, durante una conferencia de prensa el mes pasado, no es política, sino, más bien, un intento por reafirmar el ideal olímpico en medio de una xenofobia creciente, odio anti musulmán, y antisemitismo. También, Guterres eludió una pregunta acerca de si él presentaría la situación en Xinjiang a los funcionarios chinos.

Igualmente, los patrocinadores corporativos de los Juego han seguido esa línea. Entre los TOP (siglas en inglés de the Olympic Partner) de los Juegos -designación oficial para los patrocinadores corporativos- hay cinco empresas estadounidenses: Airbnb, Coca-Cola, Intel, Procter & Gamble, y Visa.

Todas esas compañías han capeado la cobertura negativa de la prensa surgida ante su patrocinio de la Olimpiada, declinando referirse de alguna forma significativa. Las consecuencias de enfurecer al gobierno chino y los internautas se ciernen de lejos como más aterradoras.

Intel aprendió eso de forma dura en diciembre, al responder ante la promulgación de un proyecto de ley para frenar importaciones de productos que contenían trabajo forzado de Xinjiang. La empresa de semiconductores basada en California emitió una nota a sus suplidores urgiéndoles cumplir con esa ley, la Ley de Prevención del Trabajo Forzado Uigur.

La reacción de China fue de furia. Pocos días después, Intel emitiría una apología en idioma chino y quitado el párrafo de su sitio en la red que especificaba que sus suplidores deberían evitar la cadena de suministros desde Xinjiang. El Gerente General de Intel, Pat Gelsinger, explicó: “Encontramos que no había razones para que nosotros señaláramos alguna región en particular en cualquier parte del mundo, pues hay muchas regiones del mundo que están teniendo asuntos de tal tipo,” agregando que Intel nunca ha usado materiales producidos en Xinjiang.

Por su parte Airbnb aún tiene listados en la región de Xinjiang ̶ muy posiblemente en tierra mantenida por una entidad sancionada por el gobierno de Estados Unidos por su involucramiento en el genocidio. Coca Cola -que defendió su posición de hablar acerca de los derechos de voto en Georgia, pero no acerca de Xinjiang- supuestamente opera una planta de embotellamiento en Xinjiang contaminada por trabajo forzado.

Los patrocinadores han estado en los encabezados previos a los Juegos, pero eso no ha sido suficiente para presionarlos a que hablen decididamente acerca de la amenaza china a los derechos humanos. Tampoco ha sido suficiente presión para que la NBC abandonara su contrato de multi billones de dólares con el COI por los derechos exclusivos para transmitir los Juegos.

“Usted es un ejecutivo de la NBC. Usted ha invertido más de mil millones de dólares ̶ no sólo por el costo de los derechos, sino más allá, todos los costos de producción, gastos de viajes, y todo lo demás. Eso es lo que usted ha invertido en eso,” le dijo recientemente el legendario comentarista de deportes Bob Costas a Jim Geraghty del National Review. Cancelar los Juegos Olímpicos simplemente estaba fuera de dudas.

En otras palabras, la NBC tiene un interés en asegurarse que su relación con el COI no se amargue. Aunque los comentaristas de la NBC harán su trabajo desde Estados Unidos, la red tendrá algunos periodistas en Beijing ̶ haciendo que sea potencialmente complicado tejer la cobertura de la situación política de China dentro de sus transmisiones, sin poner en peligro a su equipo basado en China.

Asimismo, no está claro si, y cuándo, mientras están en Beijing, atletas estadounidenses pueden hablar acerca de los abusos a los derechos humanos por el gobierno chino.

Según Josh Rogin del Washington Post, se espera que una cantidad de atletas no se presente a la ceremonia de apertura de esta mañana (4 de febrero) en un acto de desafío silencioso ̶ pero el silencio puede ser todo lo que es su protesta, al menos hasta que dejen China. El 3 de febrero, la presidente de la Casa de Representantes Nancy Pelosi advirtió a los atletas contra hablar e incurrir en la ira del “despiadado” gobierno chino mientras están en Beijing. Si los atletas fueran a hacerlo abiertamente, la reacción podría ser rápida ̶ y agotadora. Beijing anteriormente ha mantenido como cautivos a occidentales para extraer concesiones políticas de sus gobiernos.

Todo esto -la captura de instituciones de élite y amenazas contra extranjeros en China durante los Juegos- significa que el Partido Comunista Chino está dispuesto a lograr su gran momento, otra oportunidad de mostrarse a sí misma como jugador moderno, con confianza, poderoso, de la escena mundial. Corresponderá a todos los que saben mejor hacer su parte, para que hablen acerca del verdadero historial de China.

James Quinn es compañero William F. Buckley en Periodismo Político en el Instituto del National Review.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.