Comentario acerca de la vida (obviamente sólo parte de ella) de un brillante economista quien sacudió el conformismo estatista de muy diversas formas.

WALTER E. WILLIAMS, ÚNICO EN SU CLASE

Por Donald J. Boudreaux
American Institute for Economic Research
22 de enero del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es donald j. boudreaux american institute for economic research Williams, January 22, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Walter Williams (1936-2020) se catapultó a mi consciencia a fines de los años setenta. Una tarde, mientras saltaba entre los canales -un total de cinco- de la televisión de mis padres, caí en un programa de entrevistas televisadas del anfitrión Phil Donahue conversando con un huésped que, inusualmente, mostraba tener mucho sentido.

Para ese entonces, yo ya me había enamorado de la economía: era un estudiante universitario y estaba, pienso, en dicho momento, en mi penúltimo año. La defensa contundente y elocuente de los mercados libres por el huésped me sorprendió placenteramente. Incluso estaba más sorprendido de que él era negro. Sabía que las políticas de libre mercado eran promovidas por personas blancas como Milton Friedman y William Simon. Pero, Walter Williams -el huésped de Donahue- era la primera persona negra que había visto haciéndolo.

Donahue acribilló a Walter con preguntas ̶ “¿Deberíamos abolir el salario mínimo?” . “¿No está usted de acuerdo en que los sindicatos fueron claves para crear la clase media estadounidense?” No. “¿No es necesaria la acción afirmativa para darles a las minorías una oportunidad justa?” No. Y así continuó ese cuestionamiento hasta que Donahue le preguntó a Walter acerca de algún tratado de control de armas entre Estados Unidos y la URSS. Walter hizo una pausa por un momento, luego se rio y dijo, “A diferencia de usted, señor Donahue, yo no pretendo saber todo acerca de todo.”

Donahue cortó para un mensaje comercial (No mucho tiempo antes de morir, le pregunté a Walter si mi recolección de su aparición en Donahue era correcta. Él me aseguró que lo era.)

Yo anoté el nombre “Walter Williams” en un cuaderno. Quería conocer más acerca del trabajo de este hombre, pero, en la era previa al Internet, encontré poco que leer. No obstante, me sentí reasegurado al saber que en el mundo existía este impulsor de la libertad económica, articulado, carismático, informado y de principios.

La vez siguiente que me encontré con Walter fue, de nuevo, en la televisión, durante una aparición en el programa de Friedman de 1980 Free To Choose [Libre para Elegir]. Entusiastamente absorbí todo. Era un muchacho aficionado.

En 1980, como estudiante universitario de último año, no me di cuenta que tan sólo cinco años más tarde me convertiría en uno de los colegas de Walter en la Universidad George Mason. También, me convertí en su amigo.
Siempre consideraré la amistad de Walter hacia mí como un golpe único de buena suerte para mi persona. A través de incontables conversaciones en su oficina y en comidas, llegué a conocer muy bien a Walter. Dice mucho del hombre que llegué a conocer tan bien que en lo privado no era diferente de lo que era en público. Del todo no había nada en Walter Williams que fuera superficial o falso.

Walter poseía cuatro características que merecen particularmente mencionarse, pues juntas son lo que hizo de Walter la figura intelectual única que fue.

La primera de las características notables de Walter era su principio. Nunca he conocido, y nunca conoceré, a un hombre de más principio que Walter. En asuntos práctico, no era un utilitario. Para Walter, muchas acciones son sólo equivocadas, y ninguna cantidad de cálculo utilitario puede hacer otra cosa de esas acciones. También, las acciones erradas no se convierten en correctas al desempeñarlas funcionarios públicos. Debido a que, en principio, es un malo que Jones use la coerción para impedir que Smith gaste dinero en cualesquiera formas pacíficas que Smith elija, es malo que el gobierno, actuando a instancias de Jones, obstruya las acciones de Smith. Dado que, en principio, es erróneo que Jones, como ciudadano privado, ejerza coerción sobre Smith para que emplee o sirva a gente que Smith no desea emplear o servir, es incorrecto que Jones, como funcionario electo, haga lo mismo.

Walter era firme en que una aprobación por mayoría de votantes, o por mayoría de jueces en una corte, nunca convierte en correctas las acciones incorrectas.

La segunda de las características especiales de Walter -relacionada, pero diferente, de la primera- fue su coraje. Él dijo y escribió lo que él creía. No sólo nunca iba con la corriente, tampoco nunca se encogió para enfrentar un oponente. Por supuesto, Walter sabía que mucho de su mensaje era impopular. Ese conocimiento, si es que del todo le afectó, sólo pareció alimentar su deseo de dar el mensaje.

En ocasiones, Walter recibió amenazas de muerte. Él recibió suficientes de ellas, tal que, cuando un artículo que yo escribí en el 2006 acerca de la inmigración trajo lo que parecía ser una amenaza creíble contra la vida de mi hijo de nueve años de edad, inmediatamente llamé a Walter para que me aconsejara. El consejo calmo de Walter durante esos pocos días problemáticos fue invaluable.

Una tercera característica fue la facilidad inusual de Walter con el razonamiento económico básico. La habilidad de un economista es, tal vez, mejor medida por cómo puede él o ella explicar la realidad económica compleja usando sólo principios económicos. Cualquier economista mediocre puede explicar mucha de la realidad económica usando todo el armamento, incluyendo la parla, que viene de un entrenamiento a nivel de Ph. D. Pero, sólo los economistas mejores pueden explicar esa misma realidad -y a menudo la explican más plena y claramente- usando sólo proposiciones económicas básicas. Milton Friedman fue notable por poseer esa rara habilidad, como lo es Thomas Sowell. Walter estaba en su liga.

La posesión de esta habilidad es clave para la capacidad de comunicar una comprensión económica profunda a las audiencias en general. Un ejemplo es la explicación de Walter de por qué la legislación de salario mínimo tiene un impacto peor sobre negros que sobre blancos:

“Lo que las leyes de salario mínimo hacen es reducir el costo de la indulgencia de la preferencia racial y, por lo tanto, lo subsidia. Después de todo, si un empleador debe pagar el mismo salario sin importar a quién contrata, el costo de discriminar a favor de la gente que prefiere es menor. Este es un principio general. Si un filete miñón se vende a $9 la libra y un chuletón en $4, el costo de discriminar a favor del filete miñón es $5 la libra, la diferencia en el precio. Pero, si estuviera en los libros una ley que ordenara un precio mínimo para el chuletón de, digamos, $7 la libra, reduciría el costo de discriminar contra el chuletón.”

En este ejemplo hay evidencia de la cuarta de las características notables de Walter ̶ esto es, su empleo hábil de lo que yo llamo “conmoción gentil y humorosa.” Walter entendió que una forma efectiva de lograr la atención de la audiencia es un poco de conmoción mezclada con humor. No una conmoción burda o grotesca. No conmoción o humor por el bien de ellos mismos. Si no conmoción y humor que son exactamente lo suficiente como para atraer la atención del lector o el oyente y para intelectualmente agitar a esa persona para que deje concepciones erradas previas. Comparar trabajadores menos calificados con cortes de carne de menor calidad conmociona a la gente, e incluso ofende a mucha. Pero, la comparación funciona bien para transmitir la lección económica.

Sin duda lo más notorio -e impactante- del uso por Walter de la “conmoción gentil y humorosa” es su “Proclama de Perdón para los europeo-estadounidenses.” He aquí su final:

“Yo, Walter Williams, declaro una amnistía y perdón pleno y general a todas las personas de ancestro europeo, tanto por sus propias quejas, como aquellas de sus antepasados, contra mi pueblo.

Por tanto, a partir de esta fecha, los estadounidenses de ancestro europeo pueden pararse erguidos y orgullos de saber que están libres de culpa y, así, no están obligados a actuar como malditos tontos en sus relaciones con los estadounidenses de ancestro africano.”

Esta proclama no fue una acrobacia como la de un atleta. Ciertamente, Walter creía que, con posterioridad a la esclavitud, mucho del sufrimiento del negro fue resultado directo de blancos económicamente analfabetos, pero bien intencionados, quienes intentaron aliviar su culpa apoyando la acción afirmativa y otras políticas que, sin intención, agobiaban a la mayoría de negros con un daño adicional. Esta proclama combina la conmoción gentil con el humor seco para lograr lo que Walter creía era un punto vital ̶ un punto vital, nótelo, en última instancia no tanto para beneficio de los blancos, como para beneficio de los negros.

Milton Friedman tenía, y Thomas Sowell tiene, las tres primeras características arriba mencionadas. Lo que hizo diferente a Walter de esos dos gigantes fue su habilidad única de lograr la atención de la audiencia al combinar el humor con la conmoción gentil. Algunos economistas talentosos, como Thomas Hazlett, que escriben para el público en general, sobresalen al usar efectivamente el humor. Otros economistas, como Steven Landsburg, se distinguen al usar efectivamente la conmoción. Pero, ningún economista de primera línea combinó el humor con la conmoción gentil parecido a la forma en que lo hizo Walter. Es una combinación que funciona y que ahora se echa mucho de menos.

Debido a que Walter atesoró la honestidad y sinceridad, debo señalar que creo que esa ha sido una de las pocas fallas de Walter. Él llegó a detestar tanto a la izquierda progresista que, ocasionalmente, asumió posiciones -o eso me pareció a mí- tan sólo porque creía que la izquierda se oponía a esas posiciones.

Un ejemplo es su apoyo a restricciones a la inmigración. Aunque nunca llegó a estar cerca de ser un nativista o un apoyador de fronteras cerradas, al menos hacia el final de su vida, Walter falló en voltear el mismo ojo crítico que volteó hacia la mayoría de otras restricciones gubernamentales. Si bien su posición inicial fue defender con vigor el concepto de los derechos naturales, y así negar la propuesta positivista legal de que los derechos son creados por legislación -ha menudo escuché a Walter declarar un fuerte apoyo a individuos que desobedecían los dictados estatutarios que él consideró violaban los derechos naturales ̶ él trató diferente a la inmigración. Insistió en que la presencia de inmigrantes en Estados Unidos en violación del código estatutario vigente era suficiente para convertir a esa persona en un infractor sin ética que no merece vivir en Estados Unidos.

A pesar de lo anterior, enfatizo que las fallas de Walter de hecho eran pocas. Envidiablemente pocas. Durante más de cuatro décadas, reinó como uno de los principales luchadores por la libertad. Un maestro dedicado y defensor incansable de valores liberales clásicos, que él correctamente entendió motivaron la fundación de la nación estadounidense, el amplio cuerpo de trabajo de Walter no sólo continuará inspirando a aquellos de nosotros que ya estamos en el campo liberal, a la vez que, también, desafía a quienes aún no lo están.

Reimpreso con el permiso de Online Library of Liberty.

Donald J. Boudreaux es compañero sénior del American Institute for Economic Research y del Programa F.A. Hayek para el Estudio Avanzado en Filosofía, Política y Economía del Mercatus Center; miembro de la Junta Directiva del Mercatus Center y es profesor de economía y anterior jefe del departamento de economía de la Universidad George Mason. Es autor de los libros The Essential Hayek, Globalization, Hypocrites and Half-Wits, y sus artículos aparecen en publicaciones tales como el Wall Street Journal, New York Times, US News & World Report, así como en numerosas revistas académicas. Él escribe un blog llamado Café Hayek y es columnista regular de economía en el Pittsburgh Tribune-Review. Boudreaux obtuvo su PhD en economía en la Universidad Auburn y un grado en derecho de la Universidad de Virginia.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.