Me llama la atención al empleo del término neoliberal por parte del autor. Lo digo porque el neoliberalismo no es más que una serie de políticas económicas principalmente asociadas al llamado “Consenso de Washington,” que enfatizó políticas de intervención estatal de corte keynesiana en la administración de la economía. Tales políticas keynesianas han sido históricamente cuestionadas por economistas liberales clásicos, como, más notablemente, Mises, Hayek y Friedman entre muchos otros. Dada esa característica intervencionista estatal es antitético a los planteamientos económicos clásicos, y más bien es característico de gobiernos de corte socialista, como el español y gobiernos social-demócratas.

¿QUÉ ESTÁ MAL CON LA “ECONOMÍA NEOLIBERAL”?

Por Nathan Lewis
American Institute for Economic Research
23 de noviembre del 2021

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es nathan lewis american institute for economic research neoliberal, November 23, 2021. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Como miembro del enfoque “del lado de la oferta” de la economía clásica moderna, puedo ser etiquetado por algunos como un “economista neoliberal.” Pero, hay aspectos importantes en los que la economía “neoliberal” habitual fracasa enormemente, y da lugar al surgimiento de una crítica muy merecida.

ES PRINCIPALMENTE KEYNESIANISMO

“El Keynesianismo,” en un sentido amplio es una doctrina de manipulación macroeconómica, por la vía de dos canales principales: una distorsión monetaria por medio de cambios en el valor y cantidad de la moneda, combinada típicamente con la manipulación de las tasas de interés; y, el gasto gubernamental, como medio de “estímulo.” Este ha sido el enfoque contundente de los economistas desde 1930 y hoy continúa entre aquellos economistas sin unas tendencias marxistas más públicas.

Esto ha sido cierto incluso en supuestamente archi neoliberales, como Milton Friedman, quien constantemente abogó por un sistema de manipulación macroeconómica por la vía de la distorsión monetaria y monedas con tipos de cambio flexibles ̶ “el monetarismo.” Fue Friedman quien dijo que “ahora todos somos keynesianos,” incluyéndose él mismo en esa categorización. A menudo, los conservadores dudan en respaldar los planes de “estímulo” de gasto elevado favorecidos por la izquierda keynesiana, pero, usualmente y, de todos modos, terminan votando por ellos al final de cuentas. Después, horrorizados ante los grandes déficits que resultan, a menudo prosiguen con aumentos en los impuestos.

CREA DESASTRES MONETARIOS

Un país tras otro ha descubierto que, cuando ellos invitan a sus países a asesores “neoliberales” del FMI, del Tesoro de los Estados Unidos, de Harvard y de otras partes, sobreviene el desastre.

PROMUEVE “AUSTERIDAD”

En todas partes los gobiernos están plagados de un desperdicio terrible. Muchos de ellos podrían recortar el gasto en un 30% o más sin una declinación significativa en los servicios. Realmente, los gobiernos no deberían tener déficits presupuestarios crónicos. No obstante, el resultado de la “austeridad” típicamente no es un gobierno más eficiente, que cumple con sus taras importantes, a la vez que gasta menos dinero, sino impuestos más elevados y un gobierno más grande. Los mayores impuestos conducen a una economía más débil.

Un amigo mío solía llamar al FMI la “Estrella de la Muerte,” pues podía destruir economías completas de un solo golpe ̶ principalmente por la vía de una combinación de algún tipo de colapso monetario, e impuestos más altos. Los propios investigadores del FMI llegaron a una conclusión similar, culpando a políticas “neoliberales,” incluyendo la “liberalización de la cuenta de capitales” (un ingrediente en el resultado típico de colapso monetario), y “austeridad” (mayores impuestos).

En la práctica, la economía “neoliberal” resulta en un ciclo de “estímulo” (gasto deficitario de tipo keynesiano) seguido pronto de “austeridad” (impuestos más altos). La economía más débil resultante impulsa al gobierno a regresar a un ciclo de “estímulo.” Si eso se da por mucho tiempo, puede ser muy malo para las economías.

ES BÁSICAMENTE ES SOCIALISMO

Ya sea a partir de principios ideológicos, o simplemente, de un centrismo para mantener el statu quo, el “neoliberalismo” a menudo se reduce a un socialismo de gran gobierno de posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, con algunas modificaciones post-Reagan ̶ las prácticas frecuentes de gobiernos de Occidente durante la década de 1990. Esto, en esencia, es un estado de bienestar de gran gobierno muy intervencionista, con impuestos altos y “progresivos” y monedas fiduciarias inestables. A menudo, la izquierda moderna se llama a sí misma “neoliberal” en su economía.

ES UN DISFRAZ PARA LA EXPLOTACIÓN

Instituciones “globalistas,” como el FMI, el Banco Mundial y la relacionada Naciones Unidas, arriban a un país trayendo grandes sacos de dinero en forma de “préstamos.” Los líderes que firman esos préstamos pronto se pensionan con cuentas agrandadas en bancos extranjeros. Los propios países caen bajo la esclavitud de la deuda globalista. Una persona involucrada en el proceso escribió un libro acerca de eso, Confessions of an Economic Hit Man [Confesiones de un gánster económico] [el autor es John Perkins]. Explica cómo la estafa funciona en un detalle sangriento.

Otro ejemplo reciente fue Irlanda, en donde el cociente deuda gubernamental/PIB explotó, desde un 23.9% en el 2007, hasta un 119.9% en el 2012. ¿Fueron los irlandeses súbitamente atrapados por una urgencia abrumadora de gastar dinero en puentes o cuido de la salud? No, el dinero se usó para rescatar a acreedores bancarios en la crisis del 2008. Pero, el pueblo irlandés aún tenía que pagar por eso. Al mismo tiempo, aumentaron los impuestos, con la tasa máxima del impuesto personal al ingreso aumentando de un 41% a un 48%, y el impuesto a las ventas creciendo de un 21% a un 23%. ¡Muchas gracias “economía neoliberal!”

ES UN DISFRAZ PARA OBJETIVOS GLOBALISTAS

Algunos han afirmado que el libre comercio y la libre inmigración han tenido un efecto desastroso sobre la clase trabajadora estadounidense, en especial desde que enormes cantidades de mano de obra nueva de China y otras partes se han introducido a la economía mundial desde alrededor de 1980. Pienso que los críticos de este proceso -los “nacionalistas económicos”- tiene algunos argumentos sólidos. El período más próspero reciente para la clase media de Estados Unidos, los años cincuenta y sesenta, fueron una época de inmigración limitada.

¿CUÁL ES LA ALTERNATIVA A LA “ECONOMÍA NEOLIBERAL?”

Con esta larga lista de fallos correctamente adscritos a la “economía neoliberal” común, no sorprende que algunos sean llevados a soluciones aún más izquierdistas y estatistas. Pero, pienso que un mejor modelo es abrazar los principios económicos que preceden al statu quo actual socialista, de un gobierno grande keynesiano. Yo llamo a esto la “economía del siglo XXI,” y ya hoy se encuentra en uso, con resultados generalmente satisfactorios. He aquí algunas de sus características básicas:

1. Un Gobierno Mucho Más Pequeño.
Alguna gente arguye a favor de un regreso a un modelo previo a 1914, de un gobierno que brinda poco más que, como lo describió Adam Smith: “paz, bajos impuestos, y una administración tolerable de justicia.” En la práctica, este es un cociente de ingreso gubernamental por impuestos/PIB de entre un 5% y un 10%, primordialmente para financiar a militares y, tal vez, deuda heredada. Pero, pienso que un consenso más amplio se puede formar alrededor de un modelo que incluya la mayoría de las innovaciones del siglo XX, incluso algún tipo de educación pública, programas asistenciales, y acceso universal al cuido de la salud, a la vez que se mantiene el cociente de ingresos por impuestos/PIB menor a un 20%. Hoy, esto es ejemplificado por lugares como Singapur y Hong Kong, y, también, por una cantidad de otros estados mayoritariamente asiáticos. Con impuestos más bajos, las empresas son más saludables, el desempleo es menor y los salarios son altos. Hay mucha menor necesidad de remedios socialistas.

2. Impuestos Bajos y Uniformes.
Los impuestos “progresivos” son abandonados completamente en favor de sistemas tributarios simplificadas de una única tasa “baja.” Esto podría incluir alguna variante de las propuestas de “Impuesto Uniforme” o “impuesto Justo” de los años noventa, o, combinándolas, en algo como el plan “9-9-9” de Herman Cain. Las propuestas de “impuesto uniforme” popularizadas por Steve Forbes y Jack Kemp en los años noventa no obtuvieron mucho apoyo en Estados Unidos, pero, más de treinta gobiernos las han adoptado con enorme éxito desde el 2.000. Recuerde, dado que el cociente ingreso tributario/PIB está por debajo del 20%, las tasas de esos impuestos también deben ser bajas.

3. Moneda Estable.
Hoy, lugares como Hong Kong, no intentan administrar la macroeconomía con algún tipo de manipulación monetaria. Ellos sólo tienen una política sencilla de moneda estable, en este caso, ligada al dólar estadounidense. En la realidad, más de la mitad de todos los países del mundo tienen alguna forma de política monetaria estable, un ligamen explícito a un valor de referencia externo, usualmente el dólar o el euro. Singapur usa una canasta de monedas. En la historia de Estados Unidos, y la historia mundial antes de 1971, “dinero estable” significaba una moneda ligada al oro. Esto eliminaría completamente las distorsiones ocasionadas por intentos keynesianos o monetaristas de administración macroeconómica por medios monetarios. Las tasas de interés serían determinadas por el libre mercado.

4. Abandono de la Manipulación Macroeconómica Keynesiana.
Una moneda estable ya elimina toda la manipulación monetaria keynesiana. También, la manipulación macroeconómica Keynesiana por la vía del gasto gubernamental sería limitada, o eliminada. En vez de eso, una recesión, y la declinación en recaudaciones impositivas que le acompaña, sería buen momento para que los gobiernos eliminen el desperdicio, a la vez que, también, se apoyen los servicios necesarios.

Las economías tienen sus propias alzas y bajas. Si un gobierno simplemente mantiene, o amplía su ambiente de una política amistosa hacia las empresas, se puede esperar un rápido retorno a la prosperidad. También, significa nada de “austeridad” durante recesiones en forma de mayores impuestos. Un gobierno no necesita sentarse ociosamente y “que no haga nada.” Puede haber habido algún tipo de error en la política anterior, o algunos problemas vigentes que deberían corregirse. Pero, el enfoque siempre debería ser acerca de soluciones fundamentales que traigan un beneficio en el largo plazo, no el amañe de corto plazo de estadísticas económicas por la vía del “estímulo,” ya sea de la variedad monetaria o fiscal.

Hong Kong, uno de los gobiernos más exitosos del mundo, tuvo un enorme éxito siguiendo este marco de política. Simplemente mantuvo una moneda estable (ligada al dólar estadounidense), y bajos impuestos (un impuesto uniforme con una tasa máxima del 17% para individuos, de un 16.5% para empresas, y nada de impuestos a las ventas o a la planilla), y no cambió mucho su gasto en respuesta a la recesión (hasta recientemente). Por ejemplo, en la crisis del 2008, mientras que la mayoría del mundo desarrollado intentó “estimular” su economía con grandes planes de gasto deficitario, el gobierno de Hong Kong, en realidad, tuvo un presupuesto con superávit. Los Estados Unidos y la mayoría de Europa tuvieron enormes déficits entre el 2009 y el 2010, que pronto fue seguido de impuestos más altos ̶ el ciclo mortal de estímulo y austeridad.

Nada en esta lista es nuevo o controversial. Fue sabiduría convencional en 1910, cuando el dólar estadounidense era “tan bueno como el oro,” la Enmienda Decimosexta aún no había sido aprobada, y nadie sabía quién era Keynes. Pero, es fácil ver qué tan diferente es la economía “neoliberal” convencional de hoy ̶ con sus altos impuestos, monedas fiduciarias flotantes, gobiernos intervencionistas, y tendencias generalmente socialistas. Esto no funciona muy bien, y no es difícil figurarse por qué.

Nathan Lewis ha escrito cuatro libros acerca de tópicos de economía, y ha sido presentado en documentales de televisión, en Estados Unidos, Corea del Sur, China, Rusia, y Gran Bretaña. Ha expuesto en actividades patrocinadas por el Instituto Cato, la Fundación Heritage, el Proyecto de Principios Estadounidenses, y otros. Ha testificado ante el Congreso en temas de economía. Sus escritos han aparecido en diversos medios, incluyendo Forbes, Financial Times, Huffington Post, Nikkei Business, Daily Reckoning, Worth, y otras publicaciones. Hoy, sirve como Compañero del programa de Riqueza y Pobreza del Discovery Institute. Tiene quince años de experiencia en la industria de la administración de activos. Anteriormente sirvió como analista macroeconómico de inversionistas institucionales, y después ayudó a administrar el dinero de fondos de cobertura. Hoy, es editor de Polaris Letter, un reporte de inversiones para individuos.

Traducido por Jorge Corrales Quesada