Y lo peor del caso es que hay muchos que ambicionan ser tiranos, aunque nunca aceptan que lo son o quieren serlo.

POR QUÉ HAY UN DEBER CÍVICO Y MORAL DE OPONERSE A BUROCRACIAS TIRÁNICAS

Por Barry Brownstein
American Institute for Economic Research
20 de noviembre el 2021

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es barry brownstein american institute for economic research tyrannical, November 20, 2021. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

La ardiente novela rusa Life and Fate [Vida y destino] de Vasily Grossman es uno de los mayores exámenes del totalitarismo jamás escrito. Basada en sus experiencias bajo Stalin, Grossman describe cómo la humanidad se desvanece bajo la tiranía. El libro de Grossman no es una novela distópica, no obstante, pocos libros enseñan mejor cómo la fuerza se usa para controlar una población, no sólo al restringir la libertad, sino, también, al explotar las debilidades en la naturaleza humana.

A un costado del frente de Stalingrado, dos coroneles hablan acerca del impacto terrible de los burócratas y la burocracia. Un coronel cuenta esta historia:

“Había un destacamento de infantería que había sido rodeado. Los hombres no tenían nada que comer. Se le ordenó a un escuadrón que dejara caer algo de alimentos por paracaídas, Y, entonces, el intendente se rehusó a emitir la orden de envío de alimentos. Dijo que necesitaba la firma en el documento de envío y ¿cómo podían los hombres allá abajo firmar por lo que había sido dejado caer por paracaídas? Y él no cedería. Finalmente, recibió una orden desde arriba.”

El otro coronel dice, “La burocracia puede ser mucho más aterradora que eso.” Luego, comparte su historia:

“Recuerden la orden: ¿’Ni un paso atrás’? Había un sitio que donde los alemanes estaban segando a cientos de nuestros hombres. Todo lo que necesitábamos hacer era retirarnos sobre el frente de la colina. Estratégicamente, no haría diferencia ̶ y así habríamos salvado a nuestros hombres y equipo. Pero, las órdenes fueron ‘Ni un paso atrás.’ Y así los hombres perecieron y su equipo fue destruido.”

La conversación continúa, y, después, Grossman presenta un coronel que entrega la frase clave: “Lo que es realmente aterrador es cuando usted se da cuenta que la burocracia no es simplemente un tumor en el cuerpo del Estado. Si sólo fuera eso, podría ser extirpado. No, la burocracia es la misma esencia del Estado.”

Las fuerzas que hacen a la burocracia arbitraria, caprichosa e insensible ante la razón –“la misma esencia el Estado”- son las mismas en Estados Unidos como lo fueron en la Unión Soviética de Grossman. Todos nosotros tenemos nuestras historias de indiferencia burocrática; y, ahora, durante el Covid, la indiferencia ha llegado a la crueldad. Tan sólo pregúnteles a los parientes de las víctimas en asilos de ancianos del anterior gobernador Cuomo o los anteriores “ángeles de la salud,” quienes lograron inmunidad natural y, ahora, enfrentan el despido por rehusarse ante la orden de vacunación.

En su libro Bureaucracy [Burocracia], Ludwig von Mises explica que “El fundamento último de un sistema de burocracia total es la violencia.” En cuanto a los burócratas haciendo las reglas, observa Mises, “Quien es incapaz de servir a sus conciudadanos quiere gobernarlos.”

Hoy, el “ni un paso atrás” de Grossman de la Segunda Guerra Mundial, se ha convertido en “¿si eso salva una sola vida?”

Egyppius es el seudónimo de un crítico de las políticas del Covid. Recientemente exploró cómo la mentalidad de “ni un paso atrás” ha conformado la política del Covid:

“Todas las políticas de contención, desde marzo del 2020, emanan de dos premisas fundamentales, que, en conjunto, forman una Doctrina de la Pandemia; (1) Todas las infecciones pandémicas son lamentables y han de ser prevenidas. (2) Es posible controlar las pandemias por la vía de la tecnología médica.” “Antes del 2020, nadie, en ninguna parte, creía alguna de esas dos cosas ̶ no, a pesar, sino debido a una larga experiencia con brotes semi regulares de influenza pandémica.”

Egyppius explora las motivaciones de las “acciones autónomas no dirigidas de un millón de burócratas sin nombre y sin rostro, que ya nadie puede controlar más:”

“Todas las cosas, desde ese entones, han sido la fuerza autónoma de la Doctrina Pandémica y sus demandas terribles. Cuando las políticas de contención han fallado, una tras otra, han dejado a su paso un vórtice de expectativas no confirmadas, convirtiendo a impulsores burocráticos y políticos de la contención en fanáticos verdaderamente enloquecidos. Las propias políticas, aun cuando son artículos de fe, no tienen algún o ningún efecto en el mundo real, y ello ha tenido consecuencias curiosas. Se ha hecho importante que todos los países hagan tantas cosas inútiles como sea posible, y, más o menos, las mismas cosas inútiles que todos los demás. Las burocracias han rechazado una medida especifica que se arriesgara a ser culpada por lo que luego vendría. Y, sin controles, el fracaso en la contención podía siempre ser reescrito y por siempre como un éxito: ‘Imagínense cuántas muertes más habríamos tenido, si nunca hubiéramos impuesto cuarentenas.’”

Burócratas de San Francisco demandan que niños de 5 años de edad sean vacunados para ser admitidos a lo interno de sitios. ¿Tendrán los padres de niños altos de 4 años de edad que llevar certificados de nacimiento para probar que su niño no tiene cinco? Burócratas de escuelas demandan que niños con necesidades especiales con asuntos de respiración sean puestos en cubículos de plexiglás.

A nivel federal, los burócratas de la OSHA emiten regulaciones que contienen un nuevo equipo de inspectores empoderados para imponer multas de $13.600 por trabajador, a aquellas empresas que violen las órdenes de vacunación; órdenes que nada hacen para controlar la diseminación del Covid.

Al continuar deteriorándose servicios esenciales y continuar vaciándose los estantes, ¿cambiarán los burócratas sus directrices? Egyppius predice que la pasta de dientes totalitaria del Covid “nunca regresará al tubo.”

Enfrentados con este ataque antiliberal de políticos y burócratas, parece que hay poco que podamos hacer excepto llorar de tristeza. Después de todo, puede pensar, ¿qué puede hacer una persona? Mises es claro: esa mentalidad derrotista castiga sus deberes cívicos.

Burocracia
fue escrita en 1944, y, por supuesto, Mises no tuvo nada que decir acerca de la burocracia del Covid. Sin embargo, su consejo para oponerse a la burocracia socialista es aplicable hoy.

Lección 1: Opóngase a los burócratas con vigor, pero evite insultar.

Mises exploró el “truco propagandístico” de quienes promueven el socialismo en países de Occidente. Los promotores del socialismo “ensalzan las bendiciones que el socialismo tiene almacenadas para la humanidad… [pero] jamás han intentado probar sus falaces dogmas o, todavía menos, refutar las objeciones formuladas por los economistas.” En vez de ello, “motejan a sus adversarios y vuelcan sospechas sobre sus motivaciones.”

Hoy, políticos y burócratas usan la misma estrategia para envilecer a oponentes de las políticas fallidas del Covid. ¿Ha cambiado algo desde que Mises indicó que “El ciudadano medio no puede ver a través de estas estratagemas?”

Si usted es persuadido por propaganda que estimula el insulto del nosotros versus ellos, está siendo manipulado para voltearse hacia las esquinas más oscuras de su mente.

Lección 2: Estimule a otros para que amplíen sus lecturas y escuchas más allá de la ortodoxia.

Para combatir al socialismo, Mises recomendó estudiar economía como deber cívico. Uno no tiene que llegar a ser un economista para ver a través de la propaganda. Explica Mises,

“Sólo un hombre que esté versado en los principales problemas de la economía puede formarse una opinión independiente acerca de los correspondientes problemas. Todos los demás repiten simplemente lo que han oído por ahí. Son una fácil presa de estafadores demagogos y de charlatanes estúpidos. Su credulidad es la más seria amenaza contra la preservación de la democracia y de la civilización occidental.”

Mises aclaró que, “La idea de divulgar los estudios económicos no pretende hacer de cada individuo un economista, sino equipar al ciudadano para cumplir sus funciones cívicas en la vida comunitaria. “No cabe esperar,” advirtió Mises, “detener la tendencia a la burocratización con la simple expresión de indignación y mediante una nostálgica glorificación de los viejos tiempos idos.”

Aplicando hoy esta lección, usted no tiene que ser un médico o epidemiólogo para familiarizarse con asuntos básicos acerca del Covid. La propaganda oficial puede alegar que esta es una pandemia de los no vacunados, que la inmunidad natural no existe, y que su hijo de 5 años de edad necesita urgentemente la vacuna contra el Covid, pero, usted puede mirar la evidencia por sí sólo.

Lección 3: Opóngase a toda censura.

La propaganda, nos alerta Mises, “es uno de los peores males de la burocracia.” La propaganda está llena de “mentiras, falacias, y supersticiones.” Mises agrega estas palabras proféticas: “Los embusteros tienen que temer la verdad y por eso propugnan que se prohíba oírla …Lenin y Hitler sabían muy bien por qué abolieron la libertad de pensamiento, de expresión y de prensa, y por qué cerraron las fronteras de sus países a cualquier importación de ideas.”

No importa cuál sea su posición en un tema del Covid, la libertad y el progreso científico dependen de su oposición a la censura de ideas opuestas. Los censores en Estados Unidos no son impulsados por mejores motivaciones que Stalin, Hitler, o Mao. Los censores quieren abolir el pensamiento crítico y pavimentar el camino para su imposición, sin oposición, a cualquier programa que ellos consideran necesario.

Lección 4: Opóngase al gobierno de élites.

Si los burócratas del Covid se han descontrolado, la culpa es de la “ciudadanía crédula:” “Se equivocan los ciudadanos simples al quejarse que los burócratas se han arrogado facultades: ellos mismos y sus mandatarios han abandonado su soberanía. Su ignorancia de los problemas económicos fundamentales ha hecho soberanos a los expertos.” Mises advirtió contra el gobierno por una élite de “expertos:”

“Pero la democracia se hace impracticable si los ciudadanos eminentes, los líderes intelectuales de la comunidad, no se encuentran en situación de formarse su propia opinión acerca de los principios de programas básicos sociales, económicos y políticos. Si los ciudadanos están bajo la hegemonía intelectual de profesionales de la burocracia, la sociedad se escinde en dos castas: los profesionales gobernantes, los brahmanes, y los crédulos ciudadanos. Entonces emerge el despotismo, cualesquiera que puedan ser los términos de la constitución y las leyes.”

Mises termina su libro con esta instrucción:

“¿Cómo puede el pueblo determinar sus propios asuntos si permanece excesivamente indiferente a formarse un juicio propio e independiente de los problemas políticos y económicos fundamentales? La democracia no es un bien que la gente pueda disfrutar tranquilamente, sino un tesoro que tiene que ser defendido y conquistado cada día con un esfuerzo tenaz.”

Ver CNN o Fox y, luego, repetir “Ellos dicen…” no es el esfuerzo vigoroso que Mises sugirió. Mises advertiría contra descartar voces valientes que diligentemente cuestionan la ortodoxia. El empresario Steve Kirsch es sólo un ejemplo de una voz valerosa que algunos la descartarían por no ser un profesional de la salud entrenado. Usted puede llegar a una conclusión diferente.

Si tenemos un deber cívico de aprender acerca de inmunidad, pandemia, y salud, también tenemos un deber moral igualmente importante.

Lección 5: Tenemos un deber moral de ver la humanidad en otros.

Recientemente estaba hablando con un médico amigo, cuya política es progresista, qué tan disturbado estaba yo acerca de la demonización vigente por burócratas y políticos de quienes han elegido no ser vacunados. El médico dijo que eso era, en efecto, lamentable, pero me reprendió; “Debo entender el contexto, aquellos que están demonizando están tratando de salvar vidas.” Aunque el propio doctor había sufrido un daño significativo por vacunarse con la vacuna del H1N1 en el 2009, después recitó la propaganda burocrática de las políticas actuales de vacunación. Para conservar su posición en la comunidad médica, él pondera cuidadosamente los peligros para su carrera si se aleja mucho de la narrativa oficial A él le importan los pacientes, pero, a la vea, sus lazos con la tribu médica, comprometen su juicio.

Si usted dice debo alimentar mi familia, no puedo oponerme a órdenes; nadie lo culpará. Si usted dice, no tengo tiempo para estudiar el tema y hacer mi propia valoración, usted aún puede hacer un planteamiento contra la coerción y demonización de otros. Usted puede defender a la humanidad en cada persona y evitar odios tribales. No hay necesidad de acosar a otros al cooperar con pequeños burócratas.

En su trabajo más conocido, I and Thou [Yo y tú], el filósofo nacido en Viena, Martin Buber, hizo ver dos maneras fundamentales de ver al mundo: los lentes de “Yo-Tú” o de “Yo-Ello.” A través del lente de “Yo-Ello,” otros son vistos como menos que nosotros, ya sea como objetos que nos ayudan u obstáculos que se meten en nuestro camino. El tribalismo, en su esencia, mira al mundo bajo ojos de “Yo-Ello.”

En la gran novela rusa, The Brothers Karamazov [Los hermanos Karamazov] Dostoevsky cuenta acerca de Fyodor Pavlovitch, quien desea “vengarse de cada uno por su propia indecencia.” Pavlovitch recuerda que se le preguntó, “¿por qué odia tanto a tal o cual?” Pavlovitch habría respondido, “Le diré. Él no me ha hecho daño. Pero, le jugué una mala pasada, y, desde ese entonces, lo he odiado.”

Hoy, quienes en una ocasión llamamos ángeles, profesionales del cuido de la salud, empleados de aerolíneas, gente de primera respuesta, cajeros de tiendas de alimentos, quienes nos sirvieron mientras otros trabajaban en su hogar por medio de Zoom, están sufriendo “malas pasadas” en su contra. Si ellos rechazan órdenes [de vacunarse] son despedidos.

Es la naturaleza humana experimentar disonancia cuando nos compartamos mal. Observe el momento en que usted se atrapa a sí mismo viendo al mundo bajo los ojos de “Yo-Ello,” al fallar en ver la humanidad en el otro. El momento siguiente usted puede notar que hay una picazón que necesita rascar. La picazón es una necesidad sentida para justificar su pensamiento de “Yo-Ello.” Usted puede aliviar la picazón vitoreando un pronunciamiento propagandístico que retrata al no vacunado como una amenaza para usted. Vaya, puede pensar, realmente yo no soy una mala persona; sólo estoy defendiéndome contra quienes me harán daño. Al justificar el pensamiento “Yo-Ello,” se abandona el deber moral.

Ahora estamos ante una encrucijada. ¿Cómo resolveremos nuestra disonancia cuando fallemos en ver la humanidad en otros? Un camino es rascar la necesidad para sentirse inocente y virtuoso. Como lo explicó Dostoevsky, tendemos a enojarnos con aquellos a quienes hemos dañado.

El otro camino es resolver nuestra disonancia mirando nuestras acciones sin justificar nuestras acciones. En ese espacio, surgen la claridad y coraje moral. Nuestro deber cívico y moral nos exige resistir a todos los inhumanos que demonizan, profesando que sólo hay un camino verdadero y que ellos son los guardianes de ese camino.

En su trabajo esencial, La Acción Humana, Mises escribió, “Si nos presentan un vaso de leche y otro de cianuro potásico, la opción no estriba en escoger entre dos bebidas, sino en optar entre la vida y la muerte. Al decidirse por el socialismo o por el capitalismo, el sujeto no está prefiriendo uno entre dos posibles sistemas de organización económica, sino que opta entre la cooperación o la desintegración de la sociedad.”

En el espíritu de Mises, ofrezco esto: Una sociedad que adopta decisiones médicas coaccionadas, ha elegido un camino que se aleja de la cooperación social y va hacia la desintegración de la sociedad.

Barry Brownstein es profesor emérito de economía y liderazgo en la Universidad de Baltimore. Es contribuyente sénior de Intellectual Takeout y autor de The Inner-Work of Leadership.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.