Los comités de barrio cubanos, los soplones de la Stasi de la antigua Alemania Oriental, los chivatos, los soplones…. Todos de la misma especie.

CRECIENTEMENTE EL GOBIERNO LES ESTÁ PIDIENDO A LOS CIUDADANOS QUE SE DENUNCIEN ENTRE SÍ. HE AQUÍ POR QUÉ ESO ES TAN PELIGROSO.

Por Hannah Cox
Fundación para la Educación Económica
Jueves 11 de noviembre del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en rojo, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como hannah cox foundation for economic education citizens, November 11, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis rojos.

Si queremos limitar el gobierno, debemos comprometernos a resistir y rehusarnos a ayudar a que el gobierne lleve a cabo sus injusticias.

En la novela distópica 1984, el gobierno se basó en el uso de pantallas de televisión e informantes para poner en práctica su masivo régimen represivo. Y, si bien eso era ficción, acontecimientos en nuestra sociedad moderna son inquietantemente similares.

Existe una tendencia preocupante que emerge: los estadounidenses están siendo estimulados, e incluso incentivados, para denunciar a compatriotas ante el gobierno por una miríada de razones.

Como ejemplo, funcionarios federales anunciaron esta semana que planean descansar en informantes para determinar qué compañías están aplicando su nueva orden (inconstitucional) de vacunarse. La administración Biden ha usado la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional del ministerio de Trabajo (OSHA por sus siglas en inglés), como medio para implementar la orden sin aprobación del Congreso.
En esencia, la orden dice que las compañías serán fuertemente multadas por la agencia si no ordenan a sus empleados vacunarse. Pero, incluso la administración reconoce que hay límites a su habilidad para imponer esa orden.

Del sitio en la red de la OSHA:

“La OSHA federal es una agencia pequeña; junto con nuestros socios en los estados tenemos aproximadamente 1.850 inspectores responsables de la salud y seguridad de 130 millones de trabajadores, empleados en más de 8 millones de sitios de trabajo alrededor de la nación ̶ lo que se traduce en alrededor de un funcionario de cumplimento por cada 70.000 trabajadores.”

Así que, haga usted los números. En realidad, el gobierno no tiene forma de atrapar la vasta mayoría de empresas si es que ellas deciden desacatar esta nueva orden… es decir, a menos que los empleados empiecen a reportar sus propias empresas.

En otro ejemplo, una nueva ley de Texas acerca del aborto en realidad les paga a los ciudadanos por identificar y formular acusaciones legales contra proveedores de aborto en el estado. La legislación se escribió así pues el gobierno no puede llevar a cabo por sí sólo estas acciones, pues sería ilegal bajo la resolución del caso jurídico Roe versus Wade. Pero, la constitución de Texas tiene una cláusula de ejecución ciudadana dentro de ella y es en lo que los legisladores han decido colgar sus sombreros. Este plan de ataque, por supuesto, ha causado mucha preocupación de que tácticas similares se puedan usar en otros estados para similarmente voltear cosas como protecciones a la libre expresión y la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos.

Y, en Tennessee, la legislatura ha aprobado una ley para proteger a médicos durante una sesión especial acerca del COVID-19 este otoño. ¿La razón? La junta médica del estado intentó establecer un sistema por el cual los residentes podrían reportar a médicos por “diseminar desinformación acerca de las vacunas para el COVID.” El plan era quitarles las licencias para ejercer como resultado. Usted sabe, ¡reducir el número de médicos durante una pandemia es una gran política pública!

UNA MIRADA A LA HISTORIA

Estos son temas serios. Tal como los impulsores de un gobierno limitado lo han advertido por cierto tiempo, el entrelazamiento del gobierno y el cuido de la salud podría, en última instancia, conducir a que el gobierno determine quién recibe el cuido de la salud, qué tipos de servicios pueden brindar los médicos, y la violación de la autonomía corporal de los pacientes. Podemos aún no tener el monopolio del gobierno en el cuido de la salud, que tan desesperadamente quieren los progresistas, pero, no obstante, uno podría argüir que ya estamos viendo algunas de esas violaciones.

También, por supuesto, hay violaciones constitucionales evidentes a la libertad de expresión y al libre mercado. Los médicos no pierden el derecho a dar su opinión pues son médicos. El gobierno no tiene autoridad alguna para hacer que los negocios impongan decisiones de cuido de la salud a sus empleados. Y, guste o no, el aborto es la ley en el país hasta el momento en que la derecha pueda logra el apoyo que necesita, para realmente revertir la decisión Roe versus Wade. Minar la regla de la ley, al crear un sistema para que los ciudadanos acosen, hostiguen y se demanden el uno al otro, no es forma de conducir una sociedad. Y todos debemos inquietarnos ante lo que esto podría parecer, si otros estados deciden edificar con base en este precedente. Los derechos podrían empezar a diluirse rápidamente si abrazamos una cultura en la que los estadounidenses se reportan el uno al otro acerca de tales violaciones legales.

Esta es, tal vez, la parte más preocupante de todo: urgir a los ciudadanos a denunciar a sus vecinos.

Los gobiernos a través de la historia (incluyendo el nuestro) a menudo han usado esta táctica para imponer leyes horribles, que no tendrían chance de entrar en vigencia sin ayuda de ciudadanos dispuestos a vender a sus congéneres.

Por ejemplo, durante la segunda guerra mundial, en su charla junto a la chimenea del 26 de mayo de 1940, el anterior presidente Franklin Delano Roosevelt insinuó que los estadounidenses de origen alemán e italiano probablemente eran simpatizantes de nazis y espías trabajando para sus tierras natales, y estimuló a los estadounidenses a ser “vigilantes. Los estadounidenses respondieron llamando al FBI con más de 2.900 reportes de sospechas de sabotaje en sólo un día de aquel mayo. Según la Prensa Asociada, “Después de Pearl Harbor más de 11.000 germanos-estadounidenses y 120.000 japoneses-estadounidense fueron detenidos y ubicados en campos de internamiento durante la duración de la guerra.”

También, por supuesto, vimos las atrocidades del Holocausto en Alemania y otras partes de Europa. Estas atrocidades fueron posibles no sólo por ciudadanos complacientes que simplemente se quedaron allí y permitieron que ocurrieran, sino, también, por gente que se unió al gobierno en sus esfuerzos. De acuerdo con el Museo en Memoria del Holocausto de Estados Unidos:

“Dentro de la Alemania nazi muchos individuos se convirtieron en partícipes activos o semi activos en las políticas raciales y antisemitas nazis dirigidas, primero, al aislamiento, empobrecimiento y emigración forzada de judíos alemanes durante los años treinta, luego, durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), a la aniquilación de la judería europea. Esos incluían servidores civiles involucrados en su ‘trabajo normal’ como funcionarios de finanzas, procesando el excesivo ‘impuesto a la riqueza judía’ puesto en práctica en 1938, o inventariando propiedad incautada después de las deportaciones de la época de la guerra; oficinistas que mantenían archivos de documentos que indicaban la ‘raza’ o ‘religión’ y direcciones utilizadas en redadas de la policía; maestros en todos los niveles educativos, cuyas lecciones incorporaban contenidos racistas y antisemitas. Ciudadanos individuales eligieron ‘involucrarse’ cuando denunciaron voluntariamente a sus compañeros de trabajo y vecinos ante la policía, debido a sus supuestas transgresiones como judíos, ‘amigos de judíos,’ anti Hitleritas, u homosexuales, También, los jóvenes desempeñaron un papel en muchas comunidades al disfrutar de un poder recién encontrado para acosar con impunidad a compañeros de clase judíos y sus padres -adultos a quienes generalmente a los jóvenes se les enseñó a respetarlos- por tanto, contribuyendo al aislamiento dirigido del grupo. Muchos alemanes ordinarios se involucraron en la persecución existente después de adquirir empresas, hogares y pertenencias de judíos vendidos a precios de ganga o beneficiándose con una competencia empresarial menor cuando se excluyó a los judíos de la economía.”

Desde una perspectiva histórica, es fácil ver cómo las violaciones masivas de derechos humano a menudo empiezan con gente dispuesta a entregar sus vecinos al gobierno.

¿Realmente desean los estadounidenses abrazar estos ejemplos y aquel de la China moderna de hoy? El sistema de crédito social del Partido Comunista Chino es sólo otro ejemplo de un gobierno totalitario usando la disposición de los residentes para vigilarse el uno al otro, para poner en práctica un sistema ridículo de vigilancia. Bajo este sistema, la población china es calificada según un rango amplio de actividades -desde no pagar multas, a llegar tarde para tomar el tren- y puede perder “privilegios” estatales si sus calificaciones caen por debajo de un cierto umbral.

EL RESPONSABLE ES USTED

A pesar de todo este espionaje, tecnología, y cantidad increíble de gente que emplea, el gobierno grande no sería capaz de funcionar sin la complacencia y cooperación dispuesta de personas cotidianas. Simplemente es demasiado grande. Hay demasiadas leyes. Y la vasta mayoría del tiempo la gente aún podía romper esas leyes sin ser atrapada.

Esta es la razón por la que, a menudo, los gobiernos descansan en gente que hará su trabajo por ellos ̶ gente que descansará en su propio instinto autoritario y entremetido y con gusto delatará a su vecino ante la mínima infracción.

Sabemos que este tipo de gente predomina en nuestra sociedad. A menudo llamada “Karen” en la cultura popular [estadounidense], por desgracia no tenemos una escasez de oferta de este tipo de personalidad. Y, si bien podemos burlarnos de sus payasadas y divertirnos con su comportamiento, los resultados finales de sus acciones rara vez son divertidos. Más bien, estos individuos hacen que gente muera en interacciones con la policía, les roban sus negocios, y logran que sea despedida debido a sus elecciones personales de salud.

Como dijo el político romano Tácito, “Entre más corrupto es el estado, más numerosas son las leyes.” Una ojeada al increíble número de leyes en los libros de Estados Unidos debería decirnos algo acerca del estado de nuestro gobierno. Pero, sin nuestro consentimiento, complacencia y, en especial, asistencia, toda esa locura se detiene. Si queremos limitar al gobierno, debemos comprometernos a resistir y rehusar ayudarle al gobierno a llevar a cabo sus injusticias.

Hanna Cox es la Administradora de Contenido y Embajadora de Marca de la Fundación para la Educación Económica.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.