Este artículo es muy importante por dos razones: primera, porque las torpezas de Biden acerca de la política petrolera en Estados Unidos, han convertido a ese país de ser una importante nación exportadora de petróleo en el mundo, a ser una importadora neta, con lo cual limita la cantidad de petróleo en la economía mundial y, en segundo lugar, porque el resultado de esas tonterías del gobierno estadounidense es un fuerte impacto sobre nuestro país, dado que nuestra economía es importadora neta de petróleo y lo único que RECOPE hace (y sirve para) es trasladar de inmediato esas alzas globales en los precios a los costarricenses. (Deberían repensar mejor los políticos locales sus intentos de prohibir en el país la explotación de petróleo y gas natural, que aliviarían, si es posible, en algún grado, el enorme aumento en el costo de vida de los ciudadanos y sus familias por el alza de los derivados de petróleo.)

LAS MOVIDAS DE BIDEN PARA QUEBRAR LA INDUSTIRA PETROLERA ESTADOUNIDENSE

Por Robert Zubrin
National Review
4 de noviembre del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en rojo, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como robert zubrin national review, Biden, November 4, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis rojos.

Nuevas regulaciones de la Agencia para la Protección del Medio Ambiente (EPA) de Estados Unidos estrangularán la producción doméstica de petróleo, enriquecerán a nuestros adversarios, y dañarán el ambiente global.

La administración Biden está escalando su guerra contra la industria petrolera estadounidense.

Según un artículo del 2 de noviembre del 2021 en el Wall Street Journal, la EPA de Biden pronto emitirá regulaciones que requieren que todo el gas natural asociado liberado en conjunto con la producción de petróleo, sea puesto en oleoductos para el envío al mercado:

“La Agencia para la Protección del Medio Ambiente buscará por primera vez regular el metano en los pozos existentes en todo el país, una movida similar por la que productores pequeños se pelearon por años. La movida pondría aproximadamente un millón de pozos nuevos y existentes bajo la regulación de metano por la EPA, con requerimientos más estrictos para pozos nuevos, además de regulaciones por primera vez para los antiguos…

…Las regulaciones ordenarían lo que la EPA llama “un programa de monitoreo integral que requiere que las empresas encuentren y arreglen derrames” a través de sus operaciones, que incluyen pozos, tuberías y tanques de almacenamiento. El plan de la agencia incluye provisiones para estimular el uso de nuevas tecnologías, como drones, para un monitoreo más eficiente.

También, prohibiría la ventilación del gas en los pozos de petróleo, lo que algunas veces hacen los productores cuando el petróleo es más valioso que el gas. La EPA requeriría que los productores pusieran ese gas en un oleoducto para ser vendido cuando sea posible, para impedir que el gas natural se desperdicie. Sólo en el 2030, eso ahorraría $690 millones de valor de gas que, de otra manera, sería desperdiciado, dijo la agencia.”

El impacto destructivo de las nuevas regulaciones propuestas no se puede exagerar. Los productores de petróleo ya ponen al gas natural asociado en oleoductos siempre que estén disponibles. El problema es que ellos no siempre están disponibles. Por ejemplo, nunca son asequibles en alta mar o en regiones que son nuevas en la exploración de petróleo. No están disponibles en numerosas ubicaciones recién desarrolladas en estados productores de petróleo, como Dakota del Norte. Puede que ni siquiera sean asequibles -o viables- en muchos lugares de estados bien desarrollados productores de petróleo, como Colorado o Texas, pues puede haber terrenos u obstáculos de bienes raíces entre el sitio del pozo y las tuberías existentes.

Construir oleoductos en donde no existen puede ser muy costoso e incluso imposible. Crear un requisito de que esas tuberías se construyan antes de empezar la producción, impedirá la producción de petróleo en todas las regiones nuevas y en numerosas ubicaciones en cualquier parte. También, obligará al cierre de la producción en innumerables pozos más pequeños, en donde el valor de las ventas del gas asociado nunca puede justificar el costo de construir la tubería.
La administración Biden dice que debe imponer este requisito para impedir el impacto climático de las emisiones de metano del gas asociado.

Pero, ese problema puede ser (y generalmente lo es) resuelto quemando el gas. Si la llama es apropiadamente diseñada, prácticamente no se emiten el metano u otros gases petroleros. Es cierto que esto desperdicia un combustible útil y que aumenta las emisiones de CO2 asociadas con la producción de petróleo. Como regla de dedo, usted típicamente puede producir mil pies cúbicos de gas (~ 20 kilogramos de carbono) con cada barril de petróleo (~ 130 kilogramos de carbono). Así que, las emisiones de CO2 al flamear el gas asociado aumentan el total de CO2 producido a partir de ese barril de petróleo en tal vez un 15 por ciento.

Pero, si usted quiere producir el petróleo, hay pocas otras opciones. En principio, usted puede refrigerar y licuar el gas, luego enviarlo en camiones al mercado. Durante diez años dirigí una empresa que desarrolló, hizo, y operó equipo que podía enviarse a pozos petroleros varados para que licuaran los componentes distintos del metano (como propano, butano, y pentano) de gases asociados con la producción de petróleo. Eso era más fácil que licuar el metano, pues sólo necesitábamos enfriar el gas a -50 grados centígrados, mientras que licuar el metano requiere una refrigeración de -150 grados centígrados. Pero, aún así, ese fue un negocio difícil de lograr que funcionara, pues el equipo desplazable es limitado en tamaño. No podíamos lidiar con las llamaradas más grandes, mientras que las más pequeñas producían muy poco gas como para hacer que valiera la pena el equipo desplegable. Aún más, el tamaño de las llamaradas varía, típicamente empezando siendo muy grandes en un pozo nuevo, disminuyendo luego, con el paso del tiempo, a casi nada.

Otra alternativa sería desplegar generadores y convertir el gas asociado en energía para la venta en la red. Pero, las empresas de servicios públicos no son amigables con esta propuesta. Ellas lo hacen con la (menos confiable) energía solar, pues son obligadas por amigos políticos de la energía solar. Pero, no hay regulaciones que requieran que empresas de servicios públicos compren electricidad producida a partir de gas asociado, Pero, aun así, eso funcionaría sólo para ciertas clases de llamaradas de tamaño mediano, y, si bien líneas eléctricas colgantes pueden ser más baratos de construir que las tuberías, tampoco ellas son gratis.

En todo caso, la regulación propuesta por Biden eliminaría todo ese tipo de arreglos. Tan sólo se permitiría la solución prohibitivamente más cara ̶ la construcción de oleoductos antes que pueda comenzar la nueva producción o que continúe la vieja. El efecto de esta regulación es cerrar la producción de petróleo estadounidense y reemplazarla por petróleo extranjero, cuya producción involucra considerablemente más llamaradas. Esto causará un daño masivo a la economía estadounidense y al ambiente global, elevaría el precio que los estadounidenses pagan por la gasolina, y trasladaría enormes cantidades de capital desde Estados Unidos hacia otras partes, incluyendo nuestros adversarios geopolíticos y patrocinadores de terrorismo. Aquella medida necesita ser frenada.

Robert Zubrin, un ingeniero aeroespacial, es el fundador de la Sociedad de Marte y presidente de Pioneer Astronautics. Su último libro, The Case for Space: How the Revolution in Spaceflight Opens Up a Future of Limitless Possibility, fue publicado por Prometheus Books.