“El liberalismo es la única doctrina que reconoce los derechos de las personas para proseguir ideas diferentes de lo bueno. Todas las otras doctrinas requieren su sumisión a un único camino verdadero,” no expone el autor: vale la pena su lectura.

LOS ENEMIGOS DEL LIBERALISMO

Por Max Borders
American Institute for Economic Research
31 de agosto del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como max borders american institute for economic research liberalism, August 31, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis azules.

¿Qué es lo que Glenn Greenwald, Steven Pinker, y Jonah Goldberg tienen en común?

Izquierda versus derecha es una distinción muy burda, después de todo. Siempre lo ha sido. Lanza a la gente a equipos deportivos de partidarios. La encierra en afiliaciones binarias. Enfrenta a unos contra otros en una guerra de memes, y algunas veces incluso en violencia callejera. Está destruyendo sus almas.

Sin embargo, más inquietante, la política de izquierda-derecha obscurece una dinámica fundamental: el surgimiento de las culturas iliberales.

El autoritarismo está en ascenso en la izquierda y la derecha ̶ pero no sólo en los extremos. Eso significa que los estadounidenses están perdiendo su liberalismo. Las reglas, normas, y marcos morales del orden liberal permiten que cada uno de nosotros busque sus propios planes de vida, a la vez que socialmente se cohesione en paz. O, esa es la idea, de todos modos: E pluribus unum. Pero, la cultura Iliberal está pavimentando el camino hacia la política iliberal cuando los autoritarios buscan disolver el orden liberal.

Hoy, por tanto, la distinción crítica no es entre izquierda y derecha. Es entre liberal e iliberal. Quienes agresivamente presionan por doctrinas iliberales buscan destruir los ideales estadounidenses, que son las bases de un orden pluralista.

DIEZ IDEALES LIBERALES

Así que ¿qué es un verdadero liberalismo? Y ¿Por qué necesitamos preservarlo?

Ofrezco lo siguiente como una heurística simple, principalmente porque la gente acepta la heurística con más rapidez que las teorías. Me refiero al “grado,” para así no ser acusado de doctrinario. En otras palabras, estos son ideales por los cuales luchar como liberales, aún si nos quedamos cortos.

Uno puede considerarse a sí mismo como un liberal según grados usando las siguientes diez dimensiones:

1. La no violencia. Limite el uso de la violencia del estado o la obligación masiva al servicio de una concepción particular de lo que es bueno.


Tal es la esencia del liberalismo. Ya sea que apelemos al ahimsa en el Este o al Principio del Daño en el Oeste, mejoramos el ideal de la no violencia por medio de la práctica consciente, continua ̶ hasta en la política. Aplicar este ideal a la política limita las ambiciones de quienes buscan el poder para imponer sus nociones de lo bueno, por medio de la obligación en masa. Usted puede pensar acerca de este valor primordial como que comprende las libertades más familiares, como religión, expresión, y autodefensa. Como en No causes daño a la gente en sus actividades pacíficas.

2. Tolerancia.
Tolere otras formas de expresión o formas de vidas no violentas ̶ en el tanto en que esas formas no dañen a nadie. (Daño no es sentimientos heridos).

La tolerancia es una virtud básica en una sociedad diversa. Eso no significa que debamos ser obligados a asociarnos con algún otro; simplemente, significa que debemos respetar los planes de vida de otros, pues, con la máxima certeza, todos tendremos diferentes planes de vida. Una ética de tolerancia primeramente reconoce el hecho del pluralismo, luego edifica sobre él, con la práctica recíproca de vive y deja vivir.

3. La Regla de la Ley.
Apoye la igualdad ante la ley o la aplicación igual de la ley.

Queremos una sociedad de reglas en oposición a una sociedad de gobernantes. Si es que vamos a vivir pacíficamente dentro de alguna jurisdicción, las leyes deben ser aplicadas por igual a todos. Históricamente, el grado en que el gobierno de Estados Unidos ha abandonado el trato igual lo es en el grado en que ha sido iliberal. Tal cosa siempre necesita ser rectificada ̶ ciertamente en el pasado, pero también hoy. Así como usted no puede luchar contra el fuego con fuego, usted no puede luchar contra el no liberalismo con más no liberalismo. La justicia no es un marcador cósmico que ha de ser igualado por burócratas poderosos, que asignan favores, privilegios, o reparaciones intergeneracionales a grupos. La justicia liberal requiere igualdad ante leyes que no privilegian a persona o grupo alguno ̶ ya sean agentes del gobierno o sus suplicantes.

4. Ceguera ante Categorías. Vea a nuestra humanidad en común más allá de las características superficiales de alguien y evite imponer esquemas de categorización a grupos.


Algunas veces es difícil ignorar el color de la piel de alguien, la forma en que habla, o sus identificaciones sexuales aparentes. Pero, estas categorías no son pertinentes para preguntas acerca de sus capacidades, planes de vida diversos, o “el contenido de [su] carácter.” Los liberales buscan celebrar nuestra humanidad en común al proseguir diversamente nuestras misiones. La preocupación continua con categorías irrelevantes distrae a la gente para que lleve a cabo conjuntamente un orden liberal pacífico y próspero, Por tanto, somos cosmopolitas comprometidos, atentos, tanto a nuestra humanidad en común, como a lo sagrado de cada persona, cualquiera sea su raza

5. Verdadera Comunidad. Aprecie la importancia de la membresía en comunidades saludables o sistemas de ayuda mutua, sin caer en el colectivismo.


Los estadounidenses hemos estado sumidos en políticas iliberales por tanto tiempo que nos hemos olvidado de cómo cuidarnos entre sí. Ya sea que usted observe la declinación de la ayuda mutua en Estados Unidos a través de los lentes de Kropotkin o Tocqueville, la verdadera comunidad se está muriendo. Los votantes, políticos y burócratas estadounidenses han creado lentamente un estado de transferencia de suma cero, en que bloques de votantes buscan tomar el uno del otro por medio del cabildeo y el activismo, En vez de construir una comunidad y llegar a ser la red de seguridad social, muchos estadounidenses externalizan sus inquietudes a capitales lejanas. Y están regresando al colectivismo crudo del siglo XX. Necesitamos volver el uno con el otro en actos verdaderos de compasión.

6. Propiedad Privada. Acepte la institución de la propiedad privada, la propiedad privada de los bienes de capital, y la propiedad privada de activos.


La propiedad privada crea incentivos fuertes para ser productivo y es, por supuesto, una precondición para el comercio. Patrones sostenibles de producción e intercambio dan lugar a una mayor prosperidad general. No obstante, la regla abstracta de la propiedad privada no es suficiente. Debemos practicar la administración, ya sea cuidando nuestros hogares o administrando responsablemente el capital como ejecutivos o inversionistas. Si bien existen comunidades saludables de tipo Ostrom localmente administradas, esos sistemas deberían existir en equilibrio con instituciones que respetan a la propiedad privada.

7. Trazar la Verdad. Buscar la verdad en un proceso de descubrimiento vigente que incluye el uso de la razón, reunión de evidencia y falseamiento.


Todos tenemos una enrome responsabilidad de buscar la verdad, incluso si estamos limitados en nuestro entendimiento. Podemos admitir que, en algunas formas, estamos siempre atrapados en nuestras propias perspectivas. Pero, también, podemos usar la observación, falseamiento, y buen diálogo para trazar la verdad. Es vitalmente importante desarrollar y mejorar nuestros métodos de entendimiento, empezando por cómo nos comunicamos el uno con el otro. Apelar a la “experiencia vivida” de uno y construcciones subjetivas no es suficiente. Historias arregladas son enemigas del entendimiento colectivo. Deberíamos estar abiertos al hecho de las experiencias de otros, pero, también, a datos que le dan forma -al menos de alguna manera- a una realidad independiente de la mente.

8. Reglas del Diálogo. Practique un principio de caridad cuando entabla un diálogo con otros.


Evite el uso de falacias y tácticas retóricas que interfieren con la búsqueda de un entendimiento mutuo y una inteligencia colectiva mejorada.
Los seres humanos cuentan con ser capaces de entender al mundo para operar dentro de él. Mucho de ese entendimiento viene por medio del proceso de diálogo, o lo que el experto en meta relaciones Michael Porcelli llama “tejiendo una realidad compartida.” Pero, para involucrarse en un diálogo constructivo, uno primero tiene que comprometerse con ciertas reglas del diálogo y, después, ser caritativo ante la perspectiva del otro. La sociedad civilizada progresa al tejer la realidad compartida, aún si esa realidad es algunas veces socialmente construida. El diálogo que funciona para el entendimiento en común empieza con supuestos de buena fe y buenas reglas de involucramiento.

9. Costos Internalizados. Adopte buenas instituciones que minimicen la imposición de daños o costos de un grupo sobre otros.


Ya sea en el comportamiento individual de uno o en la conducta de empresas corporativas, deberíamos resolver nuestras disputas dentro de una forma de ley consuetudinaria que minimiza la imposición de costos y daños a terceros. En otras palabras, cualquier ley que forma doctrina liberal debería descalificar el traslado de costos en la medida de lo practicable. Por igual, las entidades corporativas e individuos deben ser responsables cuando imponen costos sobre otros. Aun así, reconocemos que el modo y manera de esa responsabilidad debería ser también liberal ̶ por ejemplo, enraizada en el debido proceso.

10.
Escepticismo de la Autoridad. Permanezca escéptico ante el poder político, aún cuando usted piensa que ese poder puede ser aplicado para lograr buenos fines.

El verdadero liberal se disciplina a sí mismo para no aceptar métodos no liberales para cualquier fin deseado. El liberal sabe que la arquitectura de la violencia, una vez construida, en su momento será secuestrada por quienes no tienen en su corazón nuestros mejores intereses. Esa es la razón por la que debemos tener cuidado al desarrollar sistemas imparciales de interacción pacífica. Aunque esos sistemas no siempre rinden resultados iguales, ellos ofrecen un espacio abierto. Y crean multitud de oportunidades para que la gente se autoorganice en diversas comunidades. En contraste, las autoridades políticas simplemente no pueden construir comunidades. Las comunidades son construidas por individuos en busca de misiones en común, intereses en común, para abordar necesidades en común.

No puedo evitar pensar que aún hay abundancia de liberales en Estados Unidos, pero nuestros números se están encogiendo. Muchos han olvidado que uno puede mantener valores conservadores o progresistas y aun así llamarse un liberal. Así que, por supuesto, algunos liberales pueden enfatizar ciertos puntos altos y quitar énfasis a otros. En la medida en que mantengamos la mayoría de estos principios en cierto grado, debemos unirnos en solidaridad contra el no liberalismo. Ya sea activistas de la derecha con sus antorchas tiki o activistas de la izquierda con sus cocteles Molotov ̶ la política iliberal amenaza con reducir a los Estados Unidos a cenizas.

EL LIBERALISMO, EL PROYECTO LIBERAL, Y SUS ENEMIGOS

No lo distraeré, Amigo Lector, con la historia sórdida de cómo el término liberalismo se corrompió a través del tiempo. En vez de ello, tan sólo diré que el verdadero liberalismo es la doctrina que anima al proyecto estadounidense. Es la única esperanza para que progrese una sociedad pluralista. En nuestra idea, un liberal tiene que ver con liberar a la gente ̶ de la violencia, opresión, y pobreza. Libertas perfundet omnia luce. La libertad inundará todas las cosas con luz. El proyecto liberal, empezó en serio durante la Ilustración, animado por una banda de eruditos que elaboró los esquemas para el primer orden liberal en Filadelfia, en 1787.

Los hombres que prepararon esos documentos eran imperfectos. El orden resultante siempre ha sido imperfecto. El Proyecto estadounidense ha luchado con fuerza a través de diversas épocas para llevar a cabo sus ideales y, en más de una ocasión, se ha quedado corto. Ha sucumbido a las tentaciones del poder. Se ha sumido a sí mismo en horrores como esclavitud, eugenesia, subyugación, campos de internamiento, y guerras injustas. Ha permitido alianzas no santas entre corporaciones y el estado. Para muchos, todos esos fracasos significan que debemos abandonar nuestros ideales liberales.

Como escribe Richard Delgado en su libro Critical Race Theory.

“A diferencia de los derechos civiles tradiciones, que abrazan el incrementalismo y el progreso paso a paso, la teoría racial crítica cuestiona las propias bases del orden liberal, incluyendo la teoría de la igualdad, el razonamiento legal, el racionalismo de la Ilustración y los principios neutrales de la ley constitucional.”

No es sólo que muchos impulsores de la justicia social cuestionen ese orden legal. Ellos buscan desmantelarlo. Y ese sería precisamente el rumbo equivocado si uno desea paz, libertad, y abundancia.

Si usted pensó que los ataques al liberalismo sólo venían desde la izquierda, la derecha está desarrollando sus propias culturas iliberales. Patrick Deneen representa un grupo creciente de conservadores nacionales, que alegan que el liberalismo es una “anticultura” materialista, libertina. No importa que el pluralismo liberal sea el acuerdo social que probablemente haga más posibles las teocracias locales de Deneen.
Deneen piensa que la libertad y la libre empresa han pisoteado el orden moral de Estados Unidos. Aunque Deneen confunde rutinariamente al progresismo moderno con el liberalismo clásico, en última instancia, es hostil hacia ambos. Así que promueve un tipo de conservadorismo que está muy lejos de nuestros Ideales Fundacionales, a pesar de las protecciones de estos últimos a la libertad religiosa. No es difícil ver cómo, si tiene éxito, el localismo religioso de Deneen podría expandirse hacia una distopía tal como aquella desarrollada en The Handmaid’s Tale [la serie de televisión El cuento de la criada]. Si bien Deneen representa este nuevo sacerdocio de la derecha no liberal, él tiene un largo camino por recorrer para convertir a reaccionarios en operadores religiosos sirviendo a un superestado teocrático.

Para ser honesto, siempre he sido sospechoso acerca de variaciones maniqueas de que o bien usted está con nosotros o en contra nuestra.
Pero, el surgimiento de esta mentalidad autoritaria nos está forzando a elegir un equipo.

LIBERAL O ILIBERAL

El no liberalismo es peligroso no sólo porque carece de ciertos principios morales, sino porque carece de principios limitantes. Sus adherentes simplemente declaran tener pretensiones a una autoridad política mientras que reúnen adherentes. Uno podría preguntar por qué -en esta era decididamente postmoderna- del todo querríamos tener algunos principios. La respuesta yace en cómo uno evita crear un universo moral que se ha inclinado demasiado hacia la arbitrariedad o al absolutismo. El liberalismo es el camino intermedio.

Sin liberalismo, no tenemos anclajes. Abandonamos el arbitraje neutral, la mediación, y el trazado de la verdad, que nos permiten vivir juntos en un pluralismo saludable. Si toda expresión se ha de reducir a proclamas de poder político, entonces, los partidarios están jugando un juego peligroso. El “ganador,” después de todo, le hará tragar su utopía. ¿Por qué? Porque el poder político es justamente la amenaza institucionalizada de la violencia.

El liberalismo es la única doctrina diseñada para crear espacios de verdadera diversidad, lo cual significa que protege experimentos de vida diferentes. El liberalismo es la única doctrina que reconoce los derechos de las personas para proseguir ideas diferentes de lo bueno. Todas las otras doctrinas requieren su sumisión a un único camino verdadero. Si pronto vamos a tener que escoger un equipo, entonces, ya no más deberíamos estar preguntando si ese equipo es de izquierda o derecha. Deberíamos estar preguntando si ese equipo liberal o iliberal.

Max Borders es autor de After Collapse: The End of America and the Rebirth of Her Ideals y de The Social Singularity: A Decentralist Manifesto. También, Max es cofundador del acontecimiento experiencia Future Frontiers y fundador de Social Evolution, una organización dedicada a liberar a la humanidad y resolver problemas sociales por medio de la innovación.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.