En mi libro Inflación y Control de Precios (que puede obtenerse gratis en ANFE, con Sebastián Trejos por WhatsApp en el 7207 0200) en su segunda parte comparto la importancia y el interés del economista Donald Boudreaux cuando, en parte de este de este artículo, señala la importancia de que el economista analice el caso artificioso de “que el valor de mercado de los bienes o servicios puede ser aumentado, según se desea, mediante precios de sustentación (como salarios mínimos legislados) o reducido, según se desea, mediante topes a los precios (como control de alquileres)- que se pueden crear beneficios sin costos” por parte de los gobiernos.

ENSEÑANDO INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA

Por Donald J. Boudreaux
American Institute for Economic Research
16 de agosto del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como donald j. boudreaux american institute for economic research economics, August 16, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis azules.

En poco más de una semana me reuniré con 283 estudiantes en mi curso de otoño del 2021 ECON 103 ̶ “Principios de Microeconomía.” Y, asumiendo que no haya cambios de último minuto, me reuniré con ellos en persona, en vez de mediante Zoom.

Estos estudiantes son primordialmente de primer año con 18 años de edad. Mientras que un pequeño puñado de ellos habrá tomado un curso decente de economía en el colegio, la gran mayoría de estos estudiantes no tiene ni idea acerca de lo que es economía cuando lleguen el primer día de clases al auditorio de la Enterprise Hall de la Universidad George Mason.

La mayoría de mis estudiantes empezará el curso con la noción errada de que la economía enseña habilidades para manejar una empresa, o llevar las finanzas. O supondrán que economía es acerca de la práctica de la empresariedad ̶ o predecir la tendencia en los precios de metales preciosos o índices accionarios. Pero, corregiré inmediatamente esas impresiones equivocadas. Les diré a mis estudiantes esto:
Olviden lo que ustedes piensan acerca de la economía. La economía es una forma de pensar acerca de la sociedad. Específicamente, y en última instancia, la economía suministra hábitos mentales y herramientas analíticas indispensables para obtener un mejor entendimiento acerca de por qué y cómo es que cada uno de nosotros, en todo momento y cada día, disfruta de los frutos de los trabajos y creatividad de literalmente miles de millones de extraños.

Por supuesto, estoy sesgado. Pero, sinceramente, creo -creo al punto que lo - que principios de microeconomía es el curso de economía más importante que algún estudiante tomará. Siempre. De lejos. De hecho, es uno de los más importantes entre todos los cursos universitarios que un estudiante tomará. Si es apropiadamente enseñado, y aprendido con una mente abierta y crítica y atenta, un curso de principios de microeconomía le impartirá al estudiante más entendimiento acerca de la operación de la economía, que cualesquiera otros cursos de economía combinados ̶ e incluyo aquí hasta los cursos bien enseñados de PhD.

Demasiados economistas académicos se aburren con los principios de economía. Tales principios son tan básicos. No se requiere ser un genio para entender esos principios o enseñarlos bien. Enseñar principios de economía brinda poca oportunidad para exhibir astucia, desplegar brillantez, o impulsar las fronteras del entendimiento o investigación. Es, en vez de ello, pasar unos pocos meses de tiempo en clases repitiendo verdades imperecederas, donde casi todas ellas han sido conocidas y entendidas por economistas sabios por más de dos siglos.

Pero, no importa. No hay absolutamente nada que disfrute más que enseñar principios de microeconomía. Vivo para hacerlo, Y cada semestre, en las horas que anteceden la primera reunión de cada clase introductoria, siento que surge la excitación que sentí (y aún recuerdo como si fuera ayer) allá en enero de 1977, cuando, como estudiante, me encontré por primera vez con el poder del razonamiento de la oferta y demanda en mi propio primer curso de economía.

Mi objetivo al enseñar Principios de Microeconomía no es lanzar a mis estudiantes en un camino para obtener títulos de postgrado sobre el tema, o incluso que lleguen a ser estudiantes universitarios de pregrado en economía. Si bien siempre me siento complacido cuando un estudiante, después de dar mi clase, cambia su carrera hacia la economía, yo enseño el curso bajo el supuesto de que el mío es el único curso de economía que alguna vez esos estudiantes tomarán. (Empíricamente, este supuesto es válido). Así que, a diferencia de muchos otros cursos de introducción a la economía, yo absolutamente no uso matemáticas; incluso me abstengo de dibujar alguna de las curvas de costo que encontré como estudiante en mi primer curso de economía. Yo defino un puñado de términos esotéricos, como la “ley de la utilidad marginal decreciente” y la “ley de un precio,” pero nunca menciono muchos otros términos - como “competencia perfecta” o “tasas marginales de sustitución”- que son alimento típico de la mayoría de otros cursos de principios de microeconomía. Ni siquiera soñaría con hacer, en este curso introductorio, análisis de curvas de indiferencia.

Yo inicio mi curso con algo de historia económica (“¿Tiene usted alguna idea de qué tan magníficamente, materialmente, próspero es usted, comparado con la vasta mayoría de sus ancestros? Debido a que usted es demasiado joven para recordar un mundo aún sin teléfonos inteligentes, por supuesto, usted no aprecia justamente qué tan próspero es usted. Así que, ¡déjeme contarle!”) Luego les cuento a mis estudiantes acerca de Adam Smith y Julian Simon. Después, hago lo más que puedo para sacudir su mundo al introducirlos al principio de la ventaja comparativa.

No me da vergüenza confesar que, cuando demuestro la ventaja comparativa, soy intencionalmente teatral. Es un principio poderoso que quiero que mis estudiantes nunca lo olviden.

Después de algún otro material introductorio adicional -de ningún modo el menos importante, que incluye una advertencia contra cometer varias falacias lógicas (como la falacia de composición) -llegó al corazón del curso: oferta y demanda. Luego, dedico dos secciones completas al comercio internacional, otra a la elección pública, y una a los bienes públicos e impuestos. (Cada sección dura dos hora y media. Y cubro adicionalmente otros tópicos; menciono aquellos sólo para darle un sabor a mi curso).

Mi objetivo -al enseñar principios básicos, fundamentales, de la microeconomía- es inocular a los estudiantes ante el montón de mitos económicos comunes que ellos encontrarán a lo largo de sus vidas -mitos como que la enorme abundancia disponible para nosotros, los herederos de la modernidad, es resultado de un proceso que fácilmente puede ser imitado o entendido en detalle por gente inteligente o planificadores- que el valor de mercado de los bienes o servicios puede ser aumentado, según se desea, mediante precios de sustentación (como salarios mínimos legislados) o reducido, según se desea, mediante topes a los precios (como control de alquileres)- que se pueden crear beneficios sin costos- que el gobierno es una institución capaz de elevarse sobre las realidades que aseguran que las instituciones privadas nunca se desempeñan “perfectamente”- que las intenciones son resultados- que el intercambio a través de fronteras políticas difiere en formas económicamente significativas del intercambio que tiene lugar dentro de los límites políticos- que las únicas consecuencias que ocurren o que importan son aquellas que son fácilmente anticipadas y vistas.

Tengo un llamado en la vida, ese llamado es enseñar principios de microeconomía. No puedo expresar la gratitud al tener la oportunidad de hacerlo a menudo.

Donald J. Boudreaux es compañero sénior del American Institute for Economic Research y del Programa F.A. Hayek para el Estudio Avanzado en Filosofía, Política y Economía del Mercatus Center; miembro de la Junta Directiva del Mercatus Center y es profesor de economía y anterior jefe del departamento de economía de la Universidad George Mason. Es autor de los libros The Essential Hayek, Globalization, Hypocrites and Half-Wits, y sus artículos aparecen en publicaciones tales como el Wall Street Journal, New York Times, US News & World Report, así como en numerosas revistas académicas. Él escribe un blog llamado Café Hayek y es columnista regular de economía en el Pittsburgh Tribune-Review. Boudreaux obtuvo su PhD en economía en la Universidad Auburn y un grado en derecho de la Universidad de Virginia.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.