Algunos insisten en que los nacional-socialists (nazis) eran todo lo opuesto de los internacional-socialistas (comunistas). Este artículo desmantela mucho de esa idea.

QUÉ TENÍAN EN COMÚN LOS NAZIS CON CUALQUIER OTRO RÉGIMEN COLECTIVISTA DEL SIGLO XX

Por Lawrence W. Reed
Fundación para la Educación Económica
Jueves 29 de julio del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en rojo, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como lawrence w. reed foundation for economic education nazis July 29, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis rojos.

Tal como Lenin, Mao, Pol Pot, y otros, los Nazis dijeron ser socialistas, concentraron el poder en el Estado y despreciaron los derechos de los individuos.

Hoy marca un centenario infame. Hace cien años -el 29 de julio de 1921- Adolfo Hitler asumió el liderazgo del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes, mejor conocido como los Nazis. Ese se convirtió en su vehículo hacia el poder.

Note el nombre oficial, formal, del partido. No era el Partido Nacional Capitalista de los Trabajadores Alemanes. Tampoco el Partido Nacional Cristiano de los Trabajadores Alemanes. Sin embargo, un siglo más tarde, ocasionalmente se escuchan aseveraciones de que los Nazis eran capitalistas o Cristianos o ambos ̶ si bien son afirmaciones descabelladas.

Si bien Hitler citaba las Escrituras temprano en su carrera, cuando era políticamente conveniente (de paso, él a menudo mentía), también dijo que la Biblia era “un cuento de hadas inventado por los judíos.” Él nombró a muchos vehementes anticristianos a altos cargos; arrestó, encarceló, torturó y mató a muchos sacerdotes y pastores; negó que Jesús fuera un judío e incluso ordenó una “nueva Biblia” en la que se extirpaban todas las referencias a los judíos e historia judía.

Baldur von Schirach, jefe de la Juventud Hitleriana, ciertamente recibió el mensaje. “La destrucción de la Cristiandad fue explícitamente reconocida como un propósito del movimiento Nacional Socialista,” dijo él, como se notó en la evidencia producida en los juicios de Nuremberg, y en este video.

En una historia acerca de la biblia Nazi, el Daily Mail de Londres reportó que,

“Hitler admiraba el ceremonial y majestad de la iglesia -admitió ese tanto en Mi Lucha- pero odiaba sus enseñanzas, que no tenían un sitio en su visión de superhombres germanos gobernando razas inferiores, desprovistos de tales conceptos ‘fuera de época’ como piedad y amor.
Pero, sabía del poder de la iglesia en Alemania e incluso él no podía hacer que desapareciera de la noche al día. Incluso, fue forzado a abandonar el asesinato sistemático de los discapacitados y dementes antes de la guerra, cuando obispos francos empezaron a hablar en contra de ello. En vez de eso, su plan fue ‘Nazificar’ gradualmente a la iglesia, empezando con un centro teológico que él estableció en 1939 para reescribir la Santa Biblia.”


En la Biblia verdadera, Mateo 7:26 famosamente declara, “Pero, por su fruto los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” Lo que Hitler y el Nazismo produjeron -genocidio, guerra, control estatal, y un mal interminable en diversas formas- constituyen la misma antítesis de las enseñanzas de Jesús.

La mentira de que el Nazismo era capitalista en vez de lo que los propios Nazis dijeron que era (esto es, socialista), se deriva del hecho de que el régimen de Hitler no se involucró en la nacionalización al por mayor o extendida de las empresas. En el Tercer Reich, usted podía retener la propiedad legal de una fábrica, pero, si usted no hacía lo que los Nazis ordenaban, usted sería, digamos, despachado.

Escribiendo en su obra maestra, Human Action [La Acción Humana], el economista austriaco Ludwig von Mises explicó que el Nazismo era “socialismo bajo la apariencia externa de la terminología de capitalismo”:

“El segundo camino (al que denominaremos sistema germánico o de Hindenburg), teórica y nominalmente, mantiene la propiedad privada de los medios de producción, así como un aparente mercado con supuestos precios, salarios y tipos de interés. El empresario, sin embargo, ha sido suprimido, subsistiendo tan sólo jefes de empresa (los Belriebsfiihrer de la Alemania nazi). Tales personajes, a primera vista, dirigen y ordenan las empresas a ellos encomendadas; compran y venden, contratan y despiden personal, conciertan operaciones financieras, pagan intereses y amortizan créditos, En dichas actuaciones, sin embargo, se ven constreñidos a seguir rigurosamente las directrices que el gobierno en cada caso les marca.


El correspondiente órgano administrativo (el Reichswirtschaftsministerium hitleriano) detalladamente instruye a los jefes de empresa acerca de qué y cómo han de producir; a cuál precio y dónde deben comprar; a quiénes, en fin, han de vender. Cada uno halla predeterminado el puesto a desempeñar y la retribución a percibir. El mercado ya no es más que mera ficción. Sólo el gobierno determina los sueldos y salarios, los precios y los tipos de interés; en sentido formal, únicamente, cabe considerar salarios, precios e intereses a tales fenómenos; no son, en realidad, más que puras expresiones cuantitativas manejadas por la administración para determinar el trabajo, los ingresos, el consumo y el nivel de vida de cada ciudadano. El gobernante, por sí y ante sí, ordena y encauza la actividad productora toda, Los jefes de empresa obedecen y cumplen las órdenes del gobierno, sin que para nada influyan los deseos y apetencias de los consumidores, no determinando ya los precios de mercado la producción.”


¿Se parece eso al capitalismo para persona alguna, pensante y honesta, sin ninguna agenda excepto la verdad? Difícilmente.

Como escribiera en The Only Spectrum that Makes Sense [El Único Espectro que Tiene Sentido], Lenin, Mao, Pol Pot, Castro, Hitler, Mussolini eran todos frijoles anticapitalistas en la misma vaina socialista, colectivista:

“Todos ellos afirmaron ser socialistas. Todos ellos buscaron concentrar el poder en el Estado y glorificar al Estado.
Todos ellos pisotearon a individuos que no querían nada más que perseguir sus propias ambiciones en un intercambio pacífico. Todos ellos denigraron la propiedad privada, ya sea por una toma directa o regulándola para que sirviera a los propósitos del Estado.”

Michael Rieger arguye que algo de la confusión acerca de cómo calificar la economía Nazi, surge de las variedades siempre cambiantes del socialismo. Los socialistas son notorios por clamar “Eso es así,” cuando ellos sólo están escribiendo o soñando acerca de eso y, luego, alegar que “eso no es así,” cuando fracasa. Escribe Rieger,

“La amplia varianza entre socialismo utópico, comunismo, nacional socialismo, y socialismo democrático, hace notoriamente fácil para los miembros de cada ideología que agiten sus dedos a los otros y digan, ‘Ese no era el socialismo verdadero.’ Sin embargo, hay un hilo en común en cada una de estas definiciones de socialismo. Desde Saint -Simon a Alexandria Ocasio Cortéz, todos los autodescritos socialistas han compartido la creencia en que, las respuestas de arriba hacia abajo para los problemas de la sociedad, son superiores a las respuestas de abajo hacia arriba, creadas por el mercado libre.”


En vez de admitir que el Nazismo era socialista y desastroso, los socialistas acérrimos declaran que “ese no era el socialismo.” Sería mejor si simplemente dijeran, “Opa.” Pero, ellos típicamente reaccionan de la misma forma (en una negación vehemente) ante los fallidos experimentos socialistas en todas partes, desde la Unión Soviética hasta Venezuela.

El director de contendido de la FEE, Dan Sanchez, generó numerosas afirmaciones cuando recientemente tuiteó esto:

“Casos de socialismo que a ellos no les gusta: ‘No es el verdadero socialismo.’ Casos de capitalismo que a ellos les gusta: “Ese no es el verdadero capitalismo.’ Siempre los socialistas pierden en lo económico, así que tratan de ganar mediante el juego de palabras.”


Pregúntese esto usted mismo: ¿La siguiente declaración suena como algo que un socialista diría o algo que un proponente capitalista, de libre mercado, expondría?

“El bien de la comunidad está por encima de aquel del individuo. Pero, el Estado debería retener el control; cada propietario debería sentirse como siendo un agente del Estado; es su deber no usar mal sus posesiones en detrimento del Estado o los intereses de sus compatriotas. Ese es el punto primordial. El Tercer Reich siempre retendrá el derecho de controlar a los dueños de propiedad.”


Ese fue Adolfo Hitler en una entrevista de 1931 con Richard Breiting. Él esencialmente dijo la misma cosa cientos de veces o más, y es exactamente lo que llevó a cabo en la práctica. Y es tan socialista como ella puede ser. Nada de capitalismo o libre mercado en ella.

Hoy hace un siglo, un megalómano empezó su ascenso hacia el poder político. El mundo sufrió una catástrofe indescriptible a manos de ese monstruo anti Cristiano y anticapitalista. No sea lo suficientemente crédulo o tonto como para sugerir que él era de otra forma.

Para información adicional, vea:

The Only Spectrum That Makes Sense por Lawrence W. Reed
The Nazis Were Capitalist? A Lie Touted by Socialists por Chris Calton
Were the Nazis Really Socialists? It Depends on How You Define Socialism por Michael Rieger
The XYZs of Socialism (eBook gratuito) por Lawrence W. Reed
You May Think You Like Socialism, But You’re Probably Not a Socialist at Heart por Kyle deVries
Was Adolf Hitler a Christian? (video) por Ray Comfort y Gordon Robertson
Was Hitler a Christian? por James Patrick Holding

Lawrence W. Reed es presidente emérito y compañero senior Familia Humphreys de la Foundation for Economic Education (FEE) y Embajador Global por la Libertad Ron Manners, habiendo servido por casi 11 años como presidente de la FEE (2008-2019), Es autor del libro del 2020, Was Jesus a Socialist? así como de Real Heroes: Incredible True Stories of Courage, Character, and Conviction y Excuse Me, Professor: Challenging the Myths of Progressivism.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.