Un llamado a nuestra atención de lo que se percibe en nuestro hemisferio.

UN NUEVO APOGEO PARA EL FASCISMO DEL ALA IZQUIERDA EN AMÉRICA LATINA

Por Álvaro Vargas Llosa
Independent Institute
16 de julio del 2021

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¿Hará algo al respecto la administración izquierdista de Biden? Por supuesto que no.

En los años setenta, la Izquierda latinoamericana desempeñó un papel clave en la destrucción de la democracia liberal, la cual fue objeto de ataque por ser un instrumento de la dominación burguesa. En muchos casos, los izquierdistas fueron tan “exitosos” que ayudaron a que vinieran las dictaduras militares del ala derecha.

Medio siglo después, la Izquierda latinoamericana no ha aprendido aún las ventajas de la democracia liberal bajo la regla de la ley. En casi todas partes, la Izquierda practica los métodos fascistas que rutinariamente denuncia de otros La administración Biden necesita poner atención.

Por ejemplo, en semanas recientes, la dictadura nicaragüense ha encarcelado a varios candidatos presidenciales que buscaban desafiar a Daniel Ortega en las elecciones de noviembre. En Cuba, hordas de matones han sido enviadas por el presidente Miguel Díaz-Canel para que aplasten las protestas de miles de cubanos, quienes por años han estado clamando por “libertad” en la isla.

En Venezuela, el FAES, una unidad especial de la policía nacional acusada de tortura y ejecuciones, ha detenido a Freddy Guevara, un asociado cercano a Juan Guaidó -a quien la comunidad internacional reconoce como presidente interino de Venezuela- y luego allanó la casa de ese último, amenazándolo con llevárselo prisionero.

En Argentina, no pasa un día sin que el gobierno del presidente Alberto Fernández lance acusaciones arregladas contra el anterior presidente Mauricio Macri y otros críticos del actual régimen.

En México, los planes del presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador de apretar su puño sobre el poder, para que así pudiera llevar a cabo lo que él llama su “proyecto de transformación,” fueron frustrados por el bajo resultado de su partido en las recientes elecciones de medio período. La esperanza de López Obrador era obtener una mayoría de dos tercios en la Cámara de Diputados, que le habría permitido modificar la Constitución y buscar la reelección. Su pobre desempeño y la resistencia de muchos mexicanos a sus planes se atravesaron en el camino.

Incluso en países en que los izquierdistas no están en el poder, la Izquierda parece ser incapaz de aceptar la democracia liberal.

En Colombia, el presidente Iván Duque salió milagrosamente con vida de un ataque a su helicóptero Black Hawk, en que él y otros funcionarios del gobierno estaban viajando. Son sospechosas del acto las guerrillas izquierdistas afiliadas al llamado Ejército de Liberación Nacional (ELN).

En Chile, las protestas salvajemente violentas que empezaron en octubre del 2019 y han incluido la quema de estaciones del subterráneo, han obligado al presidente Sebastián Piñera a acceder a las demandas de una nueva Constitución. El objetivo es terminar con la democracia liberal y la economía de mercado, que han hecho que ese país sea uno de los más exitosos de la región. La Convención Constitucional que redactará la nueva Constitución tiene 155 miembros, de los que, al menos, 79 son vistos más hacia la izquierda que la coalición de centro-izquierda moderada que ha guiado el éxito de Chile, a partir de su transición hacia la democracia. El primer objetivo de los izquierdistas será eliminar el requisito requerido de un mínimo de dos tercios de los votos, para que los delegados de la Convención aprueben cada artículo de la nueva Constitución. De esta forma, los izquierdistas pueden imponer su régimen iliberal.

Y, en Perú, mi país natal, el gobierno del presidente Francisco Sagasti ha lanzado su apoyo tras el marxista Pedro Castillo, quien se prepara para asumir el cargo el 28 de julio, a pesar de alegatos de fraude electoral extendido en la reciente segunda vuelta electoral contra Keiko Fujimori. Castillo ha anunciado que, él día en que asuma el cargo, demandará que el Congreso del Perú llame a una Asamblea Constituyente para “reformar” su Constitución, aun cuando la Constitución requiere que sea el propio Congreso el que apruebe cualesquiera reformas constitucionales. El objetivo de Castillo, es, por supuesto, instalar un régimen socialista de largo plazo para reemplazar la democracia liberal del Perú.

En su mayor parte, este nuevo auge del fascismo del ala izquierda se está presentando con la complicidad abierta e hipócrita de la Izquierda social-demócrata moderada. Las únicas excepciones son países en donde ya los fascistas izquierdistas controlan el gobierno. Ahí, los revolucionarios están activamente persiguiendo a miembros de la Izquierda moderada, “suave,” que en cierto momento les apoyó.

En otros lugares, hoy no hay nada en América Latina que frene a los revolucionarios marxistas de tomar el poder. La Izquierda liberal, democrática, debido al oportunismo o la cobardía moral, ha dejado de confrontar a la Izquierda extrema, fascista.

También publicado en The American Spectator el jueves 15 de julio del 2021.

Álvaro Vargas-Llosa es compañero sénior del Instituto Independiente.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.