Tercero y último de esta serie tan inquietante y útil

GRIETAS EN LA GRAN MURALLA-PARTE 3- SE HA TERMINADO EL ENCANTO

Por Ethan Yang
American Institute for Economic Research
12 de julio del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como ethan yang american institute for economic research charm part 3 July 12, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis azules.

Una de las estrategias básicas de China, que va tan atrás como el período de Estados en Guerra que antecede a la primera dinastía imperial, es el uso del engaño y la no confrontación, para asumir quietamente el poder hasta que sea demasiado tarde. Una traducción burda al español es no preguntarle al emperador por el peso de sus calderos, lo que en esencia destaca la necesidad de no declare sus ambiciones tempraneramente. El nombre contemporáneo para la idea es “escóndase y espere.”

En un sentido estratégico básico, eso significa ser paciente, reunir toda su fuerza, construir sus conexiones, debilitar lentamente a su enemigo, y, tal vez, incluso llegar al punto en que es demasiado tarde para resistirse. Esa ha sido la estrategia de la China contemporánea desde el gobierno del anterior presidente Deng Xiaoping, una ofensiva seductora contra Occidente, promesas de comercio y desarrollo para países vecinos, y una fachada de respaldo al orden internacional basado en reglas.

Ellos tuvieron la esperanza de que, para el 2049 (unos simbólicos 100 años después de la fundación de la China Comunista), ellos habrían llegado a ser económicamente tan influyentes, sus militares tan poderosos, y su posicionamiento internacional tan respetado, que, entonces, podrían declarar sus verdaderas intenciones y nadie estaría en capacidad de resistirse. El presidente actual Xi Jinping se ha alejado de esa estrategia, tal vez demasiado temprano, al ser altamente vocal acerca de las ambiciones de China en la escena internacional.

Es apenas el 2021, la farsa ha terminado, y el mundo esta notoriamente molesto.

LAS BASES DE LA OFENSIVA SEDUCTORA DE CHINA

Los chinos han sido maestros en el uso del poder suave, al tiempo que, lentamente, aumentan su poder militar para penetrar en territorio nuevo. Un ejemplo emblemático sería la actividad militar creciente de China en el disputado Mar del Sur de China, un área sobre la que un puñado de países hace reivindicaciones y que es un cuello de botella crítico para el comercio global. En años recientes, China ha estado haciendo demandas agresivas a países en la región, ya sean Vietnam, Filipinas, o Indonesia.

También, en la región han estado construyendo instalaciones militares legalmente dudosas. Si China hubiera tratado hacer eso muy temprano, habrían desatado señales de alarma y sus militares habrían sido muy débiles. Hoy, con su fuerza nuevamente encontrada, apoyada por décadas de globalización, puede ahora darse el lujo de conducirse de tal manera y sus competidores, en realidad, no saben cómo responder.

Otro ejemplo de la ofensiva seductora de China sería su comercio con Occidente. Aunque esto no debe verse como endoso de la desastrosa guerra comercial de la administración Trump, no hay duda que, hacer negocios con empresas de Occidente, juega un rol crucial en su política exterior. En particular, le permite tener acceso al mercado doméstico de ellas y, después, demandar que sirvan a los intereses del PCC.
Escribe el profesor David Jacobson de la Escuela Cox de Negocio de la Universidad Metodista del Sur,

“Esto no es sólo una abstracción hipotética. China ya ha hecho esto, de hecho, muy recientemente, con Standard Chartered y HSBC, dos bancos británicos con operaciones en Hong Kong, y el continente. Beijing les dio un ultimátum por el cual, si ellos no apoyaban explícitamente las leyes de seguridad nacional para Hong Kong, perderían el derecho a continuar haciendo negocios en China. Ambos bancos lo acataron, en una movida criticada por la comunidad internacional. Pero, Beijing no se detuvo allí. También, demandó que ambas compañías tomaran medidas enérgicas (sic) a clientes que tenían lazos con el movimiento pro democracia de Hong Kong. También, los bancos lo cumplieron.”

Hemos visto tácticas similares empleadas con empresas estadounidenses, como es el caso de la presión de China a la NBA (Asociación Nacional de Basquetbol de Estados Unidos) para silenciar conversaciones acerca de las protestas del 2019 en Hong Kong y con la última película de Disney, Mulán, filmada en China. También, el PCC ha mantenido reuniones de vinos y comidas con líderes en América del Sur y Europa para lograr mayor simpatía hacia sus objetivos.

América Latina es particularmente vulnerable pues no tiene la capacidad económica para resistir las demandas chinas. Es así como China convenció a un número de países, como El Salvador, la República Dominicana y Panamá, para que rompieran relaciones con Taiwán a cambio de recibir inversiones en infraestructura de Beijing.

La Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda es otro ejemplo de un proyecto masivo de infraestructura para lograr influencia económica, que se planea extenderlo por todo el camino hacia Europa. Todos los países involucrados en el proyecto recibirán beneficios e inversiones exclusivas para mejorar sus propias economías. Esto, por supuesto, puede venir con serias violaciones a la soberanía que se darían después.

Es innegable que esta estrategia ha funcionado bien para los chinos durante las últimas décadas, en especial en años recientes, cuando ya tienen el poder para hacer demandas agresivas. Ellos tomaron su tiempo, crecieron en influencia y, ahora que tienen el poder que necesitan, están empezando a ejercitarlo.

¿JUGARON LOS CHINOS SU JUEGO DEMASIADO TEMPRANO?

Es enteramente posible que los chinos puedan haber sobreestimado sus capacidades en cuanto a qué tan dispuesto a resistir estaría el mundo. También, es posible que entendieran que las tendencias relacionadas con la diseminación de ideas, como derechos humanos y libertad, requerían medidas severas tanto domésticamente como en el exterior, más temprano que tarde. Tal vez es una mezcla de las dos.

La reciente disolución de las libertades democráticas en Hong Kong es ejemplo representativo de este dilema. Por el contexto, Hong Kong fue devuelto a los chinos por los británicos en 1997, después de más de 150 años de gobierno colonial inglés. Como resultado, tuvo libertades y normas únicas que los chinos prometieron respetarían bajo el modelo de un país, dos sistemas. Aquello condujo a que el estado-nación llegara a ser extremamente próspero, al disfrutar de algunos de los niveles más altos de libertad económica en el mundo, con libertades civiles decentes. No obstante, también condujo a deseos de independencia, mayores niveles de democracia, y una desconfianza generalizada de Beijing, que culminó en una cantidad de protestas contra el PCC. En particular, anualmente se realizaron en Hong Kong vigilias para la Masacre de la Plaza de Tiananmen, lo que es extremamente censurado en China continental.

Esto creó un dilema obvio pues dicho comportamiento tenía el potencial de diseminarse hacia el continente. Esto culminó en la Ley de Seguridad de Hong Kong en el 2019, que disolvió la mayoría de la autonomía y libertades civiles de la ciudad, conduciendo, entendiblemente, a protestas masivas y una represión igualmente masiva que sacudió al mundo. Eso destruyó cualquier noción de unificación pacífica con Taiwán, que los chinos esperaban poder lograr por medio de maniobras económicas y políticas.

En verdad, Hong Kong puede verse como ejemplo figurativo del final de la ofensiva seductora de China y de cómo el mundo está reaccionando. Otro ejemplo sería la ahora estancada Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda, en donde los países ahora son más escépticos en cuanto a cooperar. Este escepticismo no es injustificado, pues trabajar con Beijing en este proyecto venía cargado de potenciales violaciones a la soberanía, una deuda apabullante, y una devastación económica en el tanto en que la capacidad en exceso de los chinos inunda los frágiles mercados domésticos.

En resumen, el PCC ha hecho la transición hacia su paso siguiente para imponer su voluntad en el exterior. El mundo no está feliz y se acabó con la imagen de una China benevolente y bien comportada.

EL MUNDO DESPIERTA

En unos pocos y breves años, China ha pasado de ser una nación emergente con oportunidades excitantes, a ser el enemigo público número uno. Europa se ha hecho más agresiva y dudosa en cuanto a tratar con China. En Estados Unidos, confrontar a China es uno de los pocos asuntos bipartitos. En Asia, hay un consenso que surge, desde Japón, a India, a Vietnam, e incluso allá abajo, en Australia, de que China es un problema. Aunque la mejor forma de contener las ambiciones autoritarias del PCC son aún objeto de debate, en especial porque cada país tiene sus propios intereses y prioridades, pocos pueden seriamente alegar que las intenciones de Beijing hacia el mundo son benévolas.

Empresas que desean tener lazos con China, ahora lo piensan dos veces, teniendo que balancear el acceso al mercado, por una parte, y el rechazo popular, por la otra.

Es claro que la estrategia del PCC de esconderse y esperar ha llegado a un final. Tal vez creyeron que la resistencia no sería tan firme como lo fue, y, tal vez, necesitaron tomar acciones para proteger su permanencia en el poder. Tal vez es una mezcla de ambos.

Al final del día, Beijing ha despertado a la comunidad global ante su verdadera naturaleza y les ha dado probar a todos lo que sería una China hegemónica. Es seguro decir que la fase de luna de miel del mundo con China ha terminado y que el camino hacia adelante será de mayor resistencia hacia sus ambiciones. Parece que el PCC se ha sobrepasado en su mano y no sería absurdo pensar que ellos también lo saben.

Ethan Yang es Compañero Investigador Adjunto American del Institute for Economic Affairs (AIER) y anfitrión del Podcasts de Authors Corner del AIER. Tiene una licenciatura en Ciencias Políticas con una concentración en Relaciones Internacionales y especialidades en estudios legales y organizaciones formales en el Trinity College. Actualmente está estudiando para un grado en Derecho en la Escuela de Derecho Antonin Scalia de la Universidad George Mason. Ethan también sirve como director del Centro Mark Twain para el Estudio de la Libertad Humana en el Trinity College y también está involucrado con Estudiantes por la Libertad. Asimismo, ha tenido posiciones de investigador en el Instituto Cato, el Senado del Estado de Connecticut, el Cause of Action Institute y otras organizaciones. Ethan actualmente está basado en Washington, D.C., y recibió el Treceavo Premio Anual Internacional Vernon Smith del Centro Europeo de la Fundación para la Economía Austriaca. Su trabajo se ha presentado y citado en diversidad de medio, desde medios en línea hasta transmisiones radiales.

Traducido por Jorge Corrales Quesada