Esta refutación al ataque de los progres al pensamiento de Hayek, que nos brinda el profesor Richard M Ebeling, es una buena oportunidad para que los amigos lectores conozcan más acerca del pensamiento del economista de la escuela austriaca Friedrich A. Hayek.

LOS “PROGRESISTAS” CULPAN A F. A. HAYEK DE TODO LO QUE A ELLOS LES DISGUSTA

Por Richard M. Ebeling
American Institute for Economic Research
29 de junio del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como richard m. ebeling american institute for economic research progressives June 29, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis azules.

Existe la mente capturada ideológicamente que estruja todas las complejidades, diversidades, incertidumbres, y suertes de la vida en una dimensión limitada de causa y efecto. Una de esas mentes es la del historiador de Wellesley College, Quinn Slobodian, quien en todas partes ve agentes manipuladores de un “capitalismo” ruin.

Incluso lo que parecen ser ideas que difieren o se oponen se ven sujetas a través de un tamiz analítico, que termina haciéndolas a todas ellas “realmente” sólo versiones modificadas para el mismo objetivo: hacer al mundo seguro para los capitalistas en todas partes, para que opriman y exploten al resto de la sociedad global al buscar sus interesadas y mal ganadas, ganancias injustas.

Como la mayoría de otros miembros de la vanguardia intelectual de la política de identidad, la teoría racial sistémica y la corrección política ideológica en general, Slobodian parece ver al “racismo blanco” en todas partes en el ámbito de todos aquellos que exponen la libertad individual, los mercados libres y el libre comercio internacional, la regla imparcial de la ley, y el gobierno constitucionalmente limitado. Estar en desacuerdo con la agenda “progresista”, en apariencia, demuestra que, ipso facto, quien disiente es un explotador y un racista. ¿Por qué otra razón esa persona defendería al “capitalismo” si no fuera porque, o bien cree en él o es un propagandista pagado por un sistema en que pocos se benefician, mientras que muchos sufren? Impugnar implícitamente motivos parece ser la posición de default de todos aquellos como Slobodian.

SLOBODIAN APUNTA A LUDWIG VON MISES Y A F. A. HAYEK

Entre los blancos favoritos de Slobodian para el asesinato de caracteres, han sido los economistas austriacos, Ludwig von Mises y Friedrich A. Hayek. Él ha intentado demostrar que, por debajo de su barniz externo liberal clásico cosmopolita, en realidad Mises era un racista y simpatizante fascista, y un elitista que se oponía a la democracia como una expresión de la verdadera voluntad del pueblo, deseoso de deshacerse de sus gobernantes capitalistas Slobodian recientemente dedicó un libro entero, Globalists: The End of Empire. and the Birth of Neoliberalism [“Globalistas: El fin de los imperios y el nacimiento del neoliberalismo] (2018), en un intento por mostrar que liberales clásicos, como Mises y Hayek, así como un contingente de otros, todos, eran agentes de una agenda para reconstruir un nuevo orden internacional en la era del post colonialismo, que permitiría la continuación del control capitalista del mundo.

No obstante, una lectura cuidadosa y un seguimiento diligente de las referencias y notas al pie de página en estos escrito de Slobodian, demuestran qué tan dispuesto está él para asumir “licencia poética,” al tomar pasajes citados fuera de contexto, aparentemente inventando fuentes que, según parece, no existen y leyendo en las palabra y pensamientos de Mises y Hayek significados y propósitos, los que ningún texto puede corroborarlos razonablemente, excepto que, hacerlo, le permite ajustar cualquier cosa en su narrativa preconcebida, al afirmar que estos dos economistas austriacos estaban entre los diseñadores intencionales del sistema capitalista que gobernó con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial. (Vea mis artículos, “Ludwig von Mises as the Victim of Quinn Slobodian’s Intellectual Dishonesty” y “Quinn Slobodian and the Academic Attack on Mises and Hayek” y “The Geneva Connection, a Liberal World Order, and the Austrian Economists”.)

El último afán de Slobodian en esta cruzada es un artículo acerca de “Hayek’s Bastards: the Populist Right’s Neoliberal Roots” en Tribune (15 de junio del 2021), una publicación que ha estado dando vueltas desde 1937, que tiene el objetivo establecido de construir “una alternativa verdadera, socialista, para magnates de medios británicos,” al hacer campaña por los “ideales socialistas.”

NEOLIBERALISMO COMO LA CONSIGNA PARA TODAS LAS COSAS QUE LES DISGUSTAN

Neoliberalismo se ha convertido en una consigna para todas aquellas cosas políticas, económicas y culturales a las que se oponen los “progresistas,” socialistas “democráticos,” e ideólogos de la “corrección política.” En particular, las ideas políticas y económicas neoliberales se consideran como servidoras del sistema capitalista, las racionalizaciones de los conceptos e instituciones que justifican y adoctrinan a la masa de la población para que acepte o que, al menos mansamente, no desafíe el orden global de la explotación capitalista de la humanidad.

Algunas veces las cosas cambian, y la “superestructura” intelectual de ideas que sirve para la preservación del capitalismo en una época, pueden no ser suficientes para sustentarlo en otra. Así, en la idea del mundo de Slobodian, en el siglo XIX, los capitalistas blancos europeos controlaron y explotaron los vastos recursos y mercados potenciales del globo, para obtener utilidades a través de imperios imperialistas.
Pero, en los primeros años del siglo XX, y ciertamente al inicio de la Primera Guerra Mundial, el colonialismo estaba siendo cuestionado y desafiado por “progresistas” ilustrados en los países nativos imperiales y entre pueblos subyugados alrededor del mundo, que clamaban por independencia nacional y democracia doméstica que los poderes imperiales predicaban, pero que no los practicaron, en sus imperios alejados sobre no blancos.

Así, surgió el “neoliberalismo,” un sistema de ideas que dijo que “las personas de color” no tenían que ser gobernadas directamente para su control por medio de los viejos métodos imperiales. No, los mismos objetivos de control capitalista sobre el planeta se podrían lograr estableciendo un nuevo orden económico que nominalmente hablaba de autodeterminaciones nacionales, y formas democráticas de gobiernos, y grados de justicia social, pero que funcionaban por medio de organizaciones internacionales, como el Banco Mundial. el Fondo Monetario Internacional, y las Naciones Unidas, que imponían restricciones políticas y económicas sobre la autonomía de los gobiernos dentro esos estados-nación del “tercer mundo.”

Estas agencias intencionales de cooperación intergubernamental impusieron límites a gobiernos individuales restringiendo a corporaciones transnacionales invertir en donde ellas querían; presionando a aquellos gobiernos nacionales locales para que limitaran sus políticas fiscales y monetarias que pudieran disminuir la obtención de ganancias en las redes capitalistas domésticas y globales; y rechazando la extensión del estado de bienestar hasta el punto en que eso amenazara los ingresos, después de impuestos, de empresas internacionales capitalistas y su habilidad para reclutar la fuerza de trabajo local para sus planes de inversión y manufactura.

EL NEOLIBERALISMO CAPTURA AL POPULISMO PARA FINES CAPITALISTAS

Pero, como resultado de la crisis financiera del 2008-2009 y las alteraciones y desigualdades crecientes, los argumentos neoliberales de la posguerra y las justificaciones para el capitalismo -libertad personal, oportunidad económica, libertad de comercio e inversión internacional, gasto de bienestar restringido y política monetaria no inflacionaria- ya dejaron de ser suficientes.

El “populismo” había asomado su cabeza entre las víctimas de los excesos capitalistas y resultados injustos, dice Slobodian. “El pueblo” se inquietó ante los abusos de las élites capitalistas que logran más y más a su expensa. La democracia liberal (capitalista) parecía ser una farsa detrás de la cual hay opresión de trabajadores, mujeres, y no blancos. ¿Qué habrían de hacer “los capitalistas”?

Así que, ahora, los neoliberales -siempre los implícitos perros falderos intelectuales de sus amos capitalistas- han intentado hacer girar al populismo hacia la última variación para mantener el poder y control. El racismo, temor a los inmigrantes, nacionalismo político y económico, y oposición al pensamiento político “progresista” constituyen el nuevo modelo neoliberal para “salvar” al capitalismo de quienes son sus víctimas.

Así, vemos al “populismo del ala derecha” en Estados Unidos y partes de Europa como el nuevo medio para la supervivencia del “capitalismo.”
El problema neoliberal, dice Slobodian, es “¿Cómo pueden los mercados ser aceptados por la gente a la luz de su crueldad frecuente?” Para encontrar la respuesta a este dilema, asevera él, el liberalismo de libre mercado no debería considerarse como en oposición o que está en competencia con el “populismo del ala derecha.” En vez de ello, hay simplemente dos estrategias alternativas para el mismo fin: mantener al capitalismo en el poder. “De lo que hemos sido testigos en los últimos años no es tanto el choque de opuestos, como la salida al público de una disputa que por mucho tiempo se ha estado cocinando en el campo capitalista, acerca de lo que es necesario para mantener vivo al mercado libre,” arguye Slobodian.

HAYEK COMO MENTE MAESTRA DE LA OPRESIÓN CAPITALISTA

Slobodian se refiere a un número de presuntos economistas o políticos neoliberales en ambos lados del Atlántico, quienes han debatido y asumido posiciones acerca de los medios mejores para lograr el objetivo compartido de un capitalismo victorioso. Pero, como es frecuentemente el caso en sus escritos, siempre regresa a un siniestro intelectual liberal quien está detrás de la cortina política, el malvado Friedrich A. Hayek. Él es el maestro titiritero ideológico, la mente maestra detrás de la organización neoliberal de intriga y manipulación, la Sociedad Mont Pelerin, y el fantasma omnipresente que aún recorre al mundo en la lucha del “capitalismo” contra “el pueblo,” aún casi 30 años después de la muerte de Hayek.

En su previa encarnación neoliberal, Hayek estuvo a favor de la libertad de comercio doméstico e internacional; era generalmente cosmopolita en su visión acerca de los pueblos y apertura global. También, Hayek se opuso al nacionalismo político y económico, criticó fuertemente todas las formas de gobierno dictatorial y totalitario, y habló acerca de la universalidad de la defensa liberal clásica de los derechos humanos.

Pero, en los años setenta y ochenta, nos dice Slobodian, Hayek empezó a cambiar. Ahora, él se hizo excluyente, creyendo sólo en la apertura social entre gente que compartía las mismas tradiciones y cultura. Hay un giro oscuro y peligroso en el pensamiento de Hayek al cuando habló favorablemente acerca de valores “conservadores,” refiriéndose a la sociobiología como complemento de sus intereses en teoría cibernética y de sistemas.

Si bien Hayek descontó ver la “sociedad” en términos de evolución genética, él se enfocó en los “procesos evolucionarios culturales” que separaban a los pueblos entre sí. Él puso énfasis a lo que llamó “nuestra herencia moral,” implicando un mundo de “nosotros” versus “ellos,” en términos de la bondad de los valores en los que se creían y se compartían por pueblos diferentes en distintas partes del mundo. Y, oh, no, Hayek habló favorablemente acerca de valores éticos, incluso de valores “Cristianos,” de “Occidente,” con su implicación de que, “Algunas sociedades habían desarrollado los rasgos culturales de responsabilidad personal, ingenuidad, acción racional, y baja preferencia en el tiempo durante períodos largos; otras no lo hicieron.”

Por tanto, Hayek insinuó que algunas sociedades y culturas eran “mejores” o más “avanzadas” que otras, dando a entender que las sociedades europea y estadounidense -“gente blanca”- era más avanzada (¿superior?) que aquellas en partes no blancas del mundo. El racismo estaba asomando su feo rostro. Por tanto, Hayek podía verse como una inspiración importante para la xenofobia, arrogancia blanca contra la “gente de color,” y ver al nacionalismo de cierres de frontera como forma de mantener lejos la marea de demasiados de “ellos” arribando a través de una inmigración en masa.

Este “nuevo” neoliberalismo es la forma del capitalismo para complacer las peores emociones y sentimientos de odio en la gente, de forma que ellos no se moverían hacia un populismo política y económicamente más “progresista” (¿socialista?) que amenazaría al orden capitalista. Así, “el populismo del ala derecha” no es el oponente del capitalismo neoliberal, sino su hijastro para que sirva el fin más esencial de proteger a los explotadores capitalistas del mundo, según la idea de las cosas de Slobodian.

LOS PREDECESORES DE HAYEK ACERCA DE LA EVOLUCIÓN SOCIAL ESPONTÁNEA

Cualquiera que en realidad lea los trabajos de Hayek con algún grado de detalle, pronto descubre que la descripción de Slobodian de sus ideas y opiniones tiene poco parecido con la verdad. La teoría de la sociedad de Hayek crece a partir de los escritos tempranos de filósofos morales del siglo XVIII, como Adam Ferguson y Adam Smith y de Carl Menger, fundador en el siglo XIX de la Escuela Austríaca de Economía.
La gran idea de esos pensadores, y otros como ellos, fue explicar que la sociedad no es la creación de gobernantes diseñadores que sabiamente planifican la creación del orden social y sus instituciones. En vez de ello, a menudo son productos no intencionados y no imaginados de multitudes de acciones individuales con un objetivo durante' períodos de tiempo extensos.

Por ejemplo, Adam Ferguson en su Essay on the History of Civil Society [Ensayo sobre la historia de la sociedad civil] (1757), hizo la observación de que “Al seguir el impulso del momento, al luchar por superar los inconvenientes que padecen o por obtener las ventajas aparentes que están a su alcance, los hombres llegan a fines que no podían prever ni incluso imaginar… Aquel que por primera vez dijo: 'Me apropiaré de este terreno, se lo dejaré a mis herederos,’ no percibió que estaba fijando las bases de las leyes civiles y de las instituciones políticas.” (Parte 3, Sección 2)

Ciertamente, se ha convertido en lugar común que el lenguaje, costumbre, tradición, moral y moralidad, y muchas formas cotidianas de hacer las cosas e interactuar con otros, no son los resultados diseñados y planificados de edictos u órdenes políticas. Es lo que Adam Smith dio a entender en La Riqueza de las Naciones (1776), al decir que “Al perseguir su propio interés [un individuo] frecuentemente fomentará el de la sociedad mucho más eficazmente que si de hecho intentase fomentarlo.” (Libro 4, Capítulo 2)

Y, la teoría acerca de origen del dinero de Carl Menger destaca que el dinero es una de esas instituciones que sirven un propósito altamente útil, para mejorar la habilidad de la gente para expandir su interdependencia por medio de la división del trabajo. El dinero evolucionó a partir de los muchos intentos de individuos de consumir exitosamente oportunidades de intercambio, sin pensar que el resultado acumulativo de todos ellos haciendo lo mismo, sería la institución social de un medio de intercambio.

O, como lo explicó Ludwig von Mises, en su Theory and History [Teoría e Historia] (1957):

“La historia la hacen los hombres. Las acciones conscientes de los individuos, grandes y pequeños, determinan el curso de los acontecimientos en la medida en que es el resultado de la interacción de todos los hombres. Pero el proceso histórico no lo diseñan los individuos. Es el resultado compuesto de acciones intencionales de todos los individuos. Ninguna persona puede planear la historia. Todo lo que puede planear y tratar de poner en práctica son sus propias acciones, las cuales, junto con las acciones de otras personas, constituyen el proceso histórico. Los Padres Peregrinos no planearon la fundación de los Estados Unidos.” (Página 131 de la versión en inglés)

DESDE TRIBUS PRIMITIVAS HASTA LA MODERNA SOCIEDAD DE MERCADO

La teoría de Hayek acerca del desarrollo de la sociedad humana fue que, por decenas de miles de años, nuestros ancestros primitivos vivían en pequeñas bandas tribales, en donde los lazos sociales eran mantenidos mediante una lealtad compartida y el servicio hacia el grupo, en busca de fines sencillos y claramente comunes ̶ cacería, recolección, y protección ante las amenazas de otras bandas que también iban en busca de alimentos, agua, y animales silvestres. En otras palabras, una forma de socialismo primitivo.

Pero, la condición material del hombre en realidad no empezó a mejorar sino cuando, entre algunos de estos grupos primitivos con sus circunstancias diferentes, y en formas no planificadas, cambiaron las reglas de conducta tribal y comportamiento en direcciones que, lentamente, permitieron grados individuales de más margen y libertad para actuar con fines y propósitos propios, lejos de los objetivos en común de la tribu; se permitieron formas de propiedad privada alejadas de los “bienes en común” tribales. Se hizo más aceptable que los individuos tuvieran grados de autonomía para usar esa propiedad tal como ellos, respectivamente, pensaron era lo menor y que mantuvieran para sí los resultados productivos, sin compartir una esperada redistribución comunal con otros en el grupo.

Así, empezó a emerger la libertad individual desde los propósitos colectivos; que emergiera una costumbre y mayor respeto hacia la propiedad privada, incluyendo medios de producción; la práctica creciente de formas de comercio e intercambio entre tribus que competían entre sí, lo que creó un amanecer de reconocimiento de ganancias mutuas con el comercio, en vez de una mejora por medio de guerra y saqueo; y el establecimiento de reglas y tradiciones legales y códigos de conducta no escritos en las interacciones humanas, que evolucionaron en un respeto a los “derechos” de otros, en sus personas y propiedad.

El resultado final de todo esto, arguyó Hayek, fue el orden moderno de mercado global. En este orden de mercado, la mayoría de las acciones humanas se basan en el derecho y práctica acostumbrada de cada individuo de seleccionar sus propios fines y usar los medios que piensa pueden ser más útiles en la búsqueda de sus objetivos deseados. Él se beneficia con el conocimiento y habilidades y recursos poseídos por otros por medio del sistema de precios competitivo de una, ahora, economía mundial; las personas no necesitaban conocerse entre sí o los propósitos para los que deseaban comprar o vender bienes y servicios o los medios de producción que estaban a su disposición. El sistema de precios integra, coordina, y dispersa todas las piezas mínimas de información necesarios para que cada participante en esta división del trabajo global, pueda llevar a cabo sus propias acciones, tanto como productor o consumidor, hacia un balance cooperativo con esas multitudes de terceros, acerca de los cuales él nada conoce.

Una vez que la naturaleza y supuestos institucionales de un orden de mercado global se aprecian con mayor plenitud, se hace lógica y fácticamente imposible formular un caso exitoso de algún tipo de economía directamente planificada o fuertemente dirigida por el gobierno.
Los planificadores y reguladores poseen límites inevitables del conocimiento y experiencia siempre cambiante, necesarios para hacer una ingeniería social de países enteros. (Vea mis artículos, “F. A. Hayek and Why Government Can’t Manage Society” y “Hayek’s Still Relevant Response to Today’s Paternalist Planners”.)

Como lo expresó Hayek en su último libro, The Fatal Conceit: The Errors of Socialism [La fatal arrogancia: Los errores del socialismo] (1988):

“Orientados por la constelación de precios, por ejemplo, nos vemos inducidos a realizar ciertos actos cuyas consecuencias finales no hemos buscado intencionalmente. En nuestras actividades económicas nada sabemos de las necesidades ajenas que nuestro esfuerzo productivo contribuirá a satisfacer ni de los esfuerzos ajenos que acaban satisfaciendo nuestras propias necesidades. Casi todos ponemos nuestra aportación productiva al servicio de gentes que son para nosotros desconocidas, cuya existencia incluso ignoramos, mientras basamos nuestros propios ciclos vitales en el consumo de bienes y servicios facilitados por gentes que también desconocemos.

Ahora bien, ello es posible únicamente porque nuestro comportamiento se adapta a ese marco de instituciones y tradiciones -de carácter económico, jurídico y moral- que hemos recibido y al que sólo podemos incorporarnos sometiéndonos a unas normas que no han sido establecidas por nosotros y cuya verdadera función somos incapaces de comprender, en el sentido en que comprendemos cómo funcionan las cosas que hemos construido.

La economía moderna ha logrado identificar el proceso de formación de ese orden extenso y ha puesto de relieve que se trata de un mecanismo capaz de recoger y aprovechar un vasto conjunto de diseminados conocimientos, que ninguna agencia planificadora central -y menos aún cualquier individuo- está en situación de aprender o de controlar. Ya Adam Smith advirtió esta dispersión del conocimiento.” (página 14 de la versión en inglés)

LAS SOCIEDADES HAN EVOLUCIONADO CUALIDADES CULTURALES DIFERENTES

El hecho es que las sociedades no han evolucionado y desarrollado en el mismo tiempo y en las mismas formas. Algunas tienen reglas, costumbres, tradiciones, y leyes escritas y no escritas de conducta interpersonal, que han creado lo que Hayek llamó, siguiendo a Adam Smith, la Gran Sociedad de una humanidad crecientemente interconectada. Slobodian se mofa de la idea de que, “Algunas sociedades habían desarrollado los rasgos culturales de responsabilidad personal, ingenuidad, acción racional, y baja preferencia en el tiempo durante períodos largos; otras no lo hicieron.” Independientemente del rechazo de Slobodian a tal idea, ella permanece siendo no menos válida; esas sociedades que lo han hecho exitosamente en un grado mayor, han hecho posibles estándares de vida más elevados, y más oportunidades económicas y culturales para sus miembros que otras.

Algunas sociedades con sus valores culturales y creencias religiosas particulares, cultivan una “diversidad” e “inclusión” verdaderas, con una paz y prosperidad que las acompañan para la mayoría, si no es para todos, y para otros exitosamente no muy lejos. Sin embargo, las culturas de la envidia y el resentimiento ante los éxitos de terceros, a menudo tienen éxito en alimentar la violencia, así como retardar o incluso frenar el desarrollo económico.

Por ejemplo, en Malasia, los malayos nativos conforman alrededor de un 69 por ciento de la población, con indios y chinos comprendiendo otro 30 por ciento de quienes viven en el país. Históricamente, los chinos e indios, durante las generaciones en que han vivido allí, han tendido a lograr un éxito económico mayor que la mayoría malaya. La mayoría malaya ha usado su poder político para imponer restricciones y diversos obstáculos sobre los otros dos grupos, y puesto en práctica subsidios de diversa índole, incluyendo la oportunidad educacional.
Cuando las minorías china o india han pedido cambios en esos acuerdos, se les ha dicho que recuerden a 1957; cuando poco después que Malasia se independizó del gobierno británico, los malayos llevaron a cabo una masacre asesina con las comunidades china e india debido a envidia y resentimiento.

MINORÍAS MALAYAS PENALIZADAS POR SUS ÉXITOS CULTURALES

Los chinos e indios de Malasia poseen las características culturales de trabajo duro, sacrificios en el presente que miran hacia el futuro para una mejor economía y familia, y una racionalidad orientada hacia el mercado y un espíritu empresarial. La mayoría malaya a menudo demuestra menos de esas cualidades. La razón por la que uso este ejemplo es que hace un número de años atrás estuve visitando a un profesor de una de las universidades privadas de Kuala Lumpur, que atendía a estudiantes chinos e indios, quienes eran penalizados por sus etnias, y no podían obtener campos en las universidades estatales debido a cuotas de admisión restrictivas, orientadas a beneficiar, en vez de a ellos, a los malayos.

Ofreceré un ejemplo adicional de Malasia. La mayoría de los malasios son musulmanes. Ellos usan su estatus mayoritario para imponer serias restricciones a la libertad de religión. Es contra la ley que no musulmanes hagan proselitismo para su, digamos, fe cristiana, siendo la prisión el destino posible por tratar de convertir a un musulmán; igualmente, un musulmán que se convierta fuera del islam, enfrenta la misma prisión potencial al rechazar la “única fe verdadera.” Ha pasado mucho tiempo desde que un católico fue aprisionado o quemado en la hoguera en Europa por convertir a un protestante, o viceversa. Y no hay restricciones en el camino para que un musulmán haga proselitismo ya sea en Europa o Estados Unidos.

LAS TRADICIONES Y LA HERENCIA MORAL SÍ IMPORTAN

Las tradiciones y una herencia moral sí importan. Y, sin duda, no importa lo detestablemente impactante que pueda ser para Quinn Slobodian, muchos de los elementos que históricamente se encuentran en la herencia Occidental, hacen que sea mejor -me atrevo decirlo, superior- para una variedad de otros alrededor del mundo, aún hoy en día. ¿Debería yo asumir que Slobodian rechaza la idea de derechos humanos universales, con base en los cuales los actos brutales de los gobiernos pueden ser desafiados por inconsistentes con cualquier sentido común de humanidad? Después de todo, esta idea de que los derechos humanos universales son ciertos, correctos, y pertenecen a todos los seres humanos en todas partes y en todos los tiempos, tiene su origen en la historia del Mundo Occidental. ¿Acaso necesito recordarle a él que el movimiento organizado para eliminar la esclavitud humana se originó en Occidente en la segunda mitad del siglo XVIII? Occidente ayudó a lograr el final formal de esa institución humana ancestral en muchas partes del mundo, y en no más de cien años.

La cultura, tradiciones, valores, una “herencia moral” de la gente, acerca de los cuales Slobodian le brinda un desprecio implícito, desempeñan papeles esenciales para determinar los éxitos, retrasos, o fracasos en mejorar una sociedad en diversas formas sociales, políticas y económicas. La “herencia moral” de la libertad individual; el respeto a los derechos y dignidad de todos y cada persona; la tradición de libertades civiles y su protección ante una limitación tanto privada como pública; la práctica y costumbre de la libertad de asociación e intercambio; de una competencia abierta e irrestricta pacífica y honesta, tanto dentro como fuera del mercado; y un respeto a la propiedad privada y la posesión justa del ingreso y riqueza ganados por medio de intercambios voluntarios en un mercado.

Estos han sacado a la humanidad de la pobreza, saqueo privado y político, y abuso y violencia sobre minorías y mayorías. Han facilitado el ecumenismo cultural y social que permiten a tanta gente, en tantos lugares en el mundo, experimentar y “apropiarse” del conocimiento, inventiva, música y arte, y productividad material de todos los otros pueblos alrededor del mundo.

Las ideas liberales clásicas de libertad individual y libertad de mercado bajo la regla de la ley imparcial, han hecho mucho de eso posible. Es la libre empresa competitiva lo que ha permitido e impulsado los incentivos para trabajar, ahorrar, e invertir –las preferencias en el tiempo “más bajas” de individuo quienes planifican y actúan para el futuro- lo que ha hecho del mundo un lugar mejor, y que continúa mejorando todo el tiempo; al menos cuando los gobiernos no siguen atravesándose en el camino.

Slobodian permanece ciego ante todo esto. Su visión -claramente una paralela o coincidente con un rehacer socialista de la sociedad- nos alejará de todos estos logros del liberalismo, no importa lo imperfectos e incompletos que hayan sido, y nos devuelve al tribalismo primitivo que Friedrich Hayek explicó le ha tomado tanto tiempo a la humanidad para escapar de él.

Richard M. Ebeling, un compañero sénior de American Institute for Economic Research (AIER), es profesor distinguido BB&T de Ética y de Liderazgo de Libre Empresa en The Citadel, Carolina del Sur. Ebeling vivió en la ciudad universitaria de AIER entre el 2008 y el 2009.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.