Hoy en Cuba, el gobierno tiránico censura a su pueblo impidiendo que los ciudadanos tengan acceso entre sí por medio de la internet. Así ejerce su represión y causa el daño que bien analiza Barry Brownstein: “La ignorancia es una bendición” para el totalitario, quien sobrevive ocultando a los ciudadanos las realidades.

LA CENSURA MATA

Por Barry Brownstein
American Institute for Economic Research
30 de junio del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como barry brownstein american institute for economic research censorship June 30, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis azules.

Siempre que escribo un ensayo crítico de la opinión experta acerca del Covid, de inmediato recibo respuestas indignadas. Algunas suponen que soy un bebedor de cloro que apoya al presidente Trump. Otros me califican como un libertario peligroso, pues, en su visión, desafío a la “mejor” fuente de opinión experta.

Entre mis críticos hay gente bien intencionada, que no ve otra alternativa más que seguir las recetas de política de sus expertos preferidos.
Aquella no ve que está en el rumbo de un pensamiento autoritario, iliberal, anti ciencia, que hoy está poniendo en peligro el bienestar de muchas personas.

Karl Popper nos ayuda a entender por qué una “actitud autoritaria ante el problema del conocimiento humano” impide el progreso científico.
Su ensayo “Acerca de las llamadas fuentes del conocimiento” aparece en su colección In Search of a Better World [En busca de un mundo mejor].

Explica Popper, “La cuestión de las fuentes de nuestro conocimiento, al igual que tantas cuestiones de autoridad, es una cuestión acerca del origen. Interroga por el origen de nuestro conocimiento, en la creencia de que el conocimiento puede legitimarse por su pedigrí.”

Popper explica cómo la creencia equivocada de que el conocimiento tiene un pedigrí, nos conduce a buscar a los “mejores” o “más sabios” para que sean nuestros gobernantes políticos. Cometemos el error de suponer que hay autoridades máximas mejor adaptadas a gobernar debido al conocimiento que ellas poseen. Popper explica que no existen tales autoridades máximas y que “todas las fuentes de nuestro conocimiento pueden inducirnos en ocasiones a error.”

Popper asevera que, en vez de enfocarse en quién debería gobernar, el enfoque debería ser acerca de “¿Cómo podemos organizar nuestras instituciones políticas de forma que los gobernantes malos o incompetentes… nos causen sólo el mínimo daño?”

Puesto que “una fuente de conocimiento ideal e infalible” es tan imposible como “gobernantes ideales e infalibles,” Popper propuso una pregunta mejor. “¿Existe una forma de detectar y eliminar el error?”

El Dr. Fauci alega que criticarlo a él es criticar la ciencia. Popper desafiaría esta afirmación autoritaria pues “no existen ni semejante ideal ni semejantes fuentes de conocimiento infalibles.”

Para detectar el error, Popper aconseja una mentalidad de investigación que critica “las teoría y conjeturas de otros.” De forma importante, Popper sugiere que nos entrenemos para criticar “nuestras propias teorías e intentos especulativos por resolver problemas.”

Por supuesto, los seres humanos no tienen un buen desempeño criticándose a sí mismos. Popper dice que en una sociedad libre ese no será un problema, pues “otros lo harán por nosotros.”

¿Qué sucede cuando no criticamos nuestras propias teorías? ¿Qué pasa cuando a otros se les prohíbe que critiquen nuestras teorías? Sin una investigación crítica, los errores se multiplican, pues “no existen fuentes últimas de conocimiento.”

La humildad para reconocer nuestra ignorancia motiva la investigación. Escribe Popper,

“Cuanto más aprendemos acerca del mundo, más profundo será nuestro aprendizaje, más consciente, claro y bien definido será nuestro conocimiento de lo que no conocemos, nuestro conocimiento de nuestra ignorancia. La fuente principal de nuestra ignorancia está en el hecho de que nuestro conocimiento sólo puede ser finito, mientras que nuestra ignorancia debe ser necesariamente infinita.”

La investigación científica auténtica es imposible cuando la crítica es prohibida.

LA CENSURA DEL COVID

El biólogo evolucionario Brett Weinstein es un Popper de la actualidad moderna. Weinstein primero llegó a la prominencia en el 2017, cuando era profesor en Evergreen State College en el Estado de Washington. Un progresista quien apoyaba a Bernie Sanders, Weinstein fue víctima temprana de la cultura de la cancelación, cuando se rehusó a apoyar una actividad en la ciudad universitaria, que requería que los blancos se quedaran afuera de ese espacio universitario. El presidente de Evergreen State, George Bridges, declinó proteger a Weinstein y su esposa Heather Heying, en ese entonces profesora de biología en Evergreen, de una turba en la ciudad universitaria.

Despedidos de Evergreen State, Weinstein y Heying ahora producen un podcast en YouTube, DarkHorse, y dependen, en parte, de ingresos por anuncios como forma de ganarse la vida. Al ir creciendo la audiencia de DarkHorse, ellos se han convertido en estrellas de los medios independientes.

Hoy, las Grandes Tecnológicas están tras Weinstein y Heying. El prominente defensor de la libre expresión Matt Taibbi escribe, “Weinstein está al borde de convertirse en una de las víctimas más prominentes de un movimiento de censura que es difícil no verlo como parte de un mayor Reverdecimiento [Evergreening en inglés, en referencia a la universidad en que Weinstein y su esposa daban clases y de la que se les despidió] de Estados Unidos.”

¿Por qué son Weinstein y Heying tan peligrosos para la ortodoxia? A través de la crisis del Covid, ellos han considerado ideas alternativas.
Estuvieron entre los primeros en considerar la hipótesis de que el virus fue manufacturado. Ellos han considerado los tratamientos con Ivermectin. Ahora, están considerando la evidencia de que las vacunas son más peligrosas de lo que están considerando autoridades políticas, medios, y sus expertos ungidos. De forma importante, no han dudado en cuestionar la integridad de funcionarios como el Dr. Fauci.

Considere la afirmación popperiana de Weinstein, de que “un movimiento se opone a la ciencia cuando no quiere que las afirmaciones se sujeten a examen, desafía la aritmética cuando sus afirmaciones no cuadran, ridiculiza el “mérito” cuando quiere triunfar por otros medios, busca la censura cuando teme a la discusión.”

Agrega Weinstein, “Quienes miman tales demandas siembran las semillas de nuestra ruina.” La censura significa arriesgar nuestras economías y nuestras vidas.

Rechazar la invstigación científica, asevera Weinstein, “es efectivamente una invitación hacia una era oscura, lo que significa una época en que el progreso se detiene… Debemos, a toda costa, prevenir este cambio en nuestra mentalidad.”

Recientemente, YouTube removió un podcast de un panel en DarkHorse que discutía la presentación del Dr. Robert Malone. El podcast actualmente está disponible en Odysee, que corre en LBRY, una plataforma descentralizada que comparte archivos de cadena de bloques [blockchain].

Malone es el creador de la tecnología mRNA usada en vacunas para el Covid. Malone advierte que las proteínas en las espigas pueden ser responsables de diversos efectos colaterales no anticipados, incluyendo coágulos de sangre y miocarditis. Siendo lo último especialmente prevalente en niños y adultos jóvenes en quienes el riesgo por el Covid es muy bajo. Exhibiendo humildad popperiana, los panelistas aceptaron que sus conjeturas pueden no ser del todo exactas. Malone y Weinstein se han ganado el derecho, no a ser obedecidos, sin a que presenten sus ideas sin censura.

Si existe evidencia de que el mecanismo de proteínas en las espigas no era entendido plenamente, creer en la ciencia significaría que usted examinaría las advertencias de eminentes médicos y científicos.

Uno no tiene que negar los beneficios de la vacuna -y Weinstein afirma que la vacuna ha salvado vidas- para darse cuenta que los costos y beneficios de cualquier intervención médica pueden sólo ser evaluados correctamente con una información sin censura. Apareciendo en el programa de televisión de Tucker Carlson, Malone dijo acerca de los riesgos en las vacunas: “No tenemos la información que necesitamos para tomar una decisión razonable.” Malone lo puso de esta forma:

“Una de mis preocupaciones es el gobierno no siendo transparente con nosotros. Soy de la opinión de que la gente tiene el derecho a decidir si acepta o no las vacunas, en especial porque son vacunas experimentales. Este es un derecho fundamental que tiene que ver con la ética de la investigación clínica.”

Los doctores Joseph Ladapo y Harvey Risch son profesores de medicina en las Universidades de California, en Los Ángeles, y Yale, respectivamente. Ellos también están preocupados por efectos colaterales de la vacuna que no están siendo plenamente explorados. La evidencia apunta hacia riesgos de “plaquetas bajas (trombocitopenia); miocarditis no infecciosa, o inflamación del corazón; y la muerte.” Este fallo en examinar el riesgo está siendo alimentado por una estrategia de ridiculizar a quienes cuestionan la ortodoxia del Covid. Ellos escriben,

“Un aspecto notable de la pandemia del Cvovid-19 ha sido qué tan a menudo ideas científicas impopulares, desde la teoría de la fuga del laboratorio hasta la eficacia de las mascarillas, fueron inicialmente descartadas, hasta ridiculizadas, para que sólo resurgieran más tarde en el pensamiento de la corriente principal. Algunas veces, las diferencias de opiniones se han enraizado basado en desacuerdos acerca de la ciencia subyacente, Pero, la motivación más frecuente ha sido política.

Otra reversión en el pensamiento puede ser inminente. Algunos científicos han planteado inquietudes acerca de que los riesgos en la seguridad de las vacunas han sido subestimados. Pero, las políticas de la vacunación han relegado estas preocupaciones a las afueras del pensamiento científico ̶ por el momento.”

Lapado y Risch advierten que “el partidismo político y la ciencia” no se mezclan:

“Las autoridades de salud pública están cometiendo un error y arriesgan perder la confianza del público al no ser claras acerca de la posibilidad de daño debido a ciertos efectos colaterales de las vacunas. Habrá consecuencias duraderas al mezclar el partidismo político y la ciencia durante la administración de una crisis de salud pública.”

El resultado de tal partidismo ha sido mortal incluso para grupos de gente que presuntamente reciben los mayores beneficios de las vacunas.
Lapado y Risch señalan la rara honestidad de un reporte emitido por la Agencia Noruega de Medicinas, al haber “revisado archivos de casos de las primeras 100 muertes reportadas de residentes de hogares de adultos mayores los cuales recibieron la vacuna Pfizer.” El impacto de la vacuna no fue saludable: “La agencia concluyó que la vacuna ‘posiblemente’ contribuyó a la muerte de 10 de esos residentes debido a efectos colaterales, tales como fiebre y diarrea, y ‘posiblemente’ contribuyó la muerte de otros 26.”

Los CDC han reconocido la realidad de la miocarditis inducida por la vacuna. El reconocimiento ha venido con una declaración de que los CDC creen que los beneficios de las vacunas exceden a los costos. La FDA ha emitido una etiqueta de advertencia de miocarditis.

Para algunos, los CDC son el patrón oro de la guía médica; para otros, su guía es peligrosamente errada. El Dr. Vinay Prasad, profesor de epidemiología en la Universidad de California, escribió acera de la última guía de los CDC, “Las directrices actuales de los CDC son tan pobres que ellas le recomendarían a un muchacho de 15 años, quien se recuperó de un caso documentado de covid19 y tuvo pericarditis proveniente de la primera dosis, que continuará recibiendo la segunda dosis.” Agrega él, “¿Podemos pausar un minuto para contemplar qué tan asombrosamente negligente es eso? El Dr. Prasad es claro, “Las vacunas del Covid para niños no deberían obtener una autorización de emergencia para su uso.”

Enfrentado con la censura en el mercado de las ideas, y enfrentado con el amiguismo que impulsa la política pública, ¿cómo puede un padre ponderar los costos y beneficios de la vacuna para su hijo?

Los Dres. Martin Kulldorff, profesor de medicina de Harvard, y Jay Bhattacharya, profesor de medicina en Stanford, escriben, “La idea de que todo mundo debería vacunarse contra el COVID-9 es tan equivocada como la idea anti vacuna que nadie debería. La primera es más peligrosa para la salud pública.”

Kulldorff y Bhattacharya están particularmente preocupados ante la “intensa” presión [para vacunarse] sobre adultos jóvenes y niños.
Escriben ellos, “Bajo tal incertidumbre [acerca de los efectos colaterales de las vacunas], las órdenes de vacunarse no son éticas. Los presidentes de universidades o líderes empresariales no deberían ordenar una intervención médica que pueda tener consecuencias graves para la salud de hasta unos pocas de las personas a su cargo.”

La conclusión de Kulldorff y Bhattacharya es como aquellas de Lapado y Risch:

“Las universidades solían ser bastiones de ilustración. Ahora, muchas de ellas ignoran los análisis básicos de beneficio-riesgo, algo esencial en la caja de herramientas de los científicos; ellas niegan la inmunidad proveniente de la infección natural; ellas abandonan la perspectiva internacional global a cambio de un nacionalismo estrecho; y reemplazan la confianza con coerción y autoritarismo. Así, ordenar la vacuna del COVID-19 amenaza no sólo a la salud pública sino, también, el futuro de la ciencia.”

Weinstein, Heying, Lapado, Risch, Malone, Prasad y muchos otros más están en desacuerdo con un endoso generalizado de las vacunas para el Covid.

En ausencia de órdenes de vacunarse emitidas por universidades y escuelas, quienes están en desacuerdo con los CDC serían libres de serlo. La posición de los CDC y la FDA es similar a emitir una advertencia en los paquetes de cigarrillos y luego dar órdenes de fumar.

El Dr. Francis Christian es profesor clínico de cirugía general en la Universidad de Saskatchewan, Canadá. Un autodescrito “médico muy pro vacuna,” fue despedido por emitir una declaración urgiendo a padres a que ejercitaran un “consentimiento informado” acerca de las vacunas para el Covid. Escribe Christian:

“La persona que administra la medicina, vacuna, tratamiento o intervención, debe siempre hacer que el paciente esté plenamente informado acerca de los riesgos de la intervención médica, los beneficios de la intervención y si hay algunas alternativas a la intervención. Esto debería aplicarse en particular a la nueva vacuna, que nunca antes ha sido intentada en humanos.”

Agrega él, “No he visto un solo niño vacunado o padre quien haya sido adecuadamente informado y que, después, entiende los riesgos de esta vacuna o sus beneficios.”

El Dr. Christian señala las alternativas. Desde el inicio de la pandemia, Fauci, Bill Gates, y otros nos dijeron que la vida no podría regresar a la normalidad, sino hasta que lográramos la inmunidad de rebaño por la vía de las vacunas. Para que la FDA emita una Autorización de Uso de Emergencia (AUE) para las vacunas contra el Covid, no debe haber “alternativas adecuadas, aprobadas, y disponibles.”

Los manufactureros de vacunas para el Covid están exonerados de toda responsabilidad, y el gobierno ha asegurado que también ellos sean protegidos ante la competencia. Parece ser una ley del amiguismo que la ambición del amiguismo se maximice y que la preocupación hacia terceros sea mínima.

Consideren la Ivermectina, una droga genérica con una extensa historia de seguridad. Weinstein y otros alegan que la Ivermectina no es sólo un tratamiento efectivo, sino un profiláctico potencial contra el Covid. Weinstein, Heying y sus invitados han promovido un estudio ulterior de la Ivermectina. Matt Taibbi recientemente documentó cómo la consideración y uso de la Ivermectina se ha convertido en un asunto político.

Las Grandes Empresas Tecnológicas censuran reportes de daños de vacunas y de alternativas a vacunas. La censura es producto de una mentalidad iliberal, anti ciencia y autoritaria. La censura mata porque se distorsiona la toma de decisiones.

Considere el conocimiento de las propiedades desinfectantes del jabón y el agua. En un mundo en que el conocimiento se censura a favor del tratamiento antibiótico para todas las heridas, la gente moriría innecesariamente, y los antibióticos se usarían en exceso.

NUESTRA RESPONSABILIDAD

Popper interpreta el principio de autonomía como la “convicción de que nunca debemos aceptar el imperativo de una autoridad, por elevada que sea, como base de la ética. Pues cuando nos enfrentamos al imperativo de una autoridad, siempre nos compete a nosotros juzgar, críticamente, si es o no moralmente permisible obedecer.”

Popper acepta, “La autoridad puede tener la facultad de imponer sus mandatos y nosotros podemos ser impotentes de resistirnos.”

Hoy aún no somos impotentes para resistir a los censores. Podemos reconocer nuestra ignorancia e involucrarnos en investigación. Aún podemos buscar y encontrar ideas alternativas y considerar evidencia desconcertante. Podemos resistir la urgencia de autocensurarnos y, en vez de eso, compartir lo que estamos observando y aprendiendo. Podemos rechazar la autoridad como base de nuestra ética personal. Escribe Popper, “si podemos físicamente elegir nuestra conducta, no podemos rehuir la responsabilidad última.”

Lex Fridman es un científico investigador en el Instituto de Tecnología de Massachusetts y anfitrión de un podcast popular. Recientemente tuvo a Weinstein en su espectáculo para hablar acerca de la censura. Fridman dijo esto: “Ciencia es esfuerzo de la mente humana para entender y resolver los problemas del mundo, pero, como institución, es susceptible a fallas de naturaleza humana, a temer, a ambicionar, al poder, y al ego.” Para reducir la incertidumbre acerca de las mejores soluciones para el Covid, arguye Fridman, “Ninguna voz debería ser silenciada, ninguna idea dejada fuera de la mesa. Datos abiertos, ciencia abierta, comunicación científica abierta, y el debate, son el camino, no la censura.”

Los censores alegan asumir el camino moral; nos aseguran que están coaccionando a otros para su propio bien. Fridman desmantela esta arrogancia autoritaria: “Hay un montón de ideas allí afuera que son malas, equivocadas, peligrosas, Pero, en el momento en que asumamos la arrogancia de decir que sabemos cuáles ideas son esas, es el momento en que perdemos la habilidad de encontrar la verdad, de encontrar soluciones.” La conversación que él tuvo con Weinstein es más amplia que las ideas de Weinstein. Fridman advierte que, lo que está en juego, es “la propia libertad de hablar, de pensar, de compartir ideas.” Cree Fridman que “Esta libertad es nuestra única esperanza.”

La censura distorsiona la toma de decisiones y destruye la esperanza. Para algunos, el Covid es un asunto de vida o muerte. La censura desafía nuestra habilidad de llevar a cabo elecciones de salud responsables para nosotros y aquellos bajo nuestro cuidado.

En 1644, John Milton escribió, “Quien destruye un buen libro, mata a la propia razón.” Hoy, reconozca las consecuencias destructivas de la censura. Hable ahora o nos arriesgamos a que los algoritmos de las Grandes Empresas Tecnológicas y directrices comunitarias, continúen destruyendo la razón, obstaculizando la ciencia, y socavando la esperanza de la humanidad.

Barry Brownstein es profesor emérito de economía y liderazgo en la Universidad de Baltimore. Es contribuyente sénior de Intellectual Takeout y autor de The Inner-Work of Leadership.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.