Con estas palabras cierra su artículo Ethan Yang: “Cada generación tiene historias de lucha y sabiduría que compartir acerca del mantenimiento de una sociedad libre y abierta, la más grande innovación de la humanidad.” No dudo que esta generación del pueblo cubano en estos momentos está escribiendo no sólo una historia de libertad, sino también del costo que imponen las tiranías sobre los pueblos. Debemos aprender una lección de esta nueva historia de la libertad: después de 62 años de comunismo totalitario, cuesta mucho deshacerse de los tiranos con poder; por eso, siempre debemos estar atentos para que no lleguen al poder, pues después querrán disfrutarlo eternamente, a sea como sea.

EL ANTIGUO DESEO DE LIBERTAD

Por Ethan Yang
American Institute for Economic Research
8 de junio del 2021

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Vivimos una era en que somos los beneficiarios de miles de años en riqueza de pensamiento académico, acerca del valor de una sociedad libre y abierta. En el año 2021, tenemos el privilegio de vivir en un mundo en donde ahora podemos mostrar empíricamente que una sociedad libre tiene un mejor desempeño que todos los otros sistemas que se han intentado. Nadie puede negar que un gobierno que protege la propiedad privada, el libre comercio, y las libertades civiles básicas, es uno que puede facilitar la mayor prosperidad para la mayoría de la gente. Hay una correlación poderosa entre proteger la libertad económica y el crecimiento económico. La forma más segura de gobierno es uno limitado, con frenos y contrapesos, por medio de una constitución puesta en vigencia, con ramas de poder iguales, y derechos dispersos en la toma de decisiones. En particular, Elinor Ostrom ganó el Premio Nobel en el 2009 por delinear la superioridad del estilo policéntrico de gobierno, con centros de poder dispersos y que compiten entre sí.

También ha llegado a ponerse algo de moda, en especial con teóricos críticos de persuasión marxista o intersectorial marxista, describir las instituciones de libertad como innovaciones recientes para preservar el racismo y el poder. Por ejemplo, algunos respetados historiadores aseverarían que las ideas planteadas por el gran economista y científico político estadounidense del siglo XX, James Buchanan, fueron una conspiración para preservar el racismo. Los Teórica Críticos Raciales en la profesión legal aseverarían que instituciones importantes, como la Constitución y la libertad de expresión que ella protege, existen principalmente para mantener la jerarquía racial.

Aunque no hay duda que malos actores han hecho cosas en nombre de la libertad para promover objetivos miserables, seria hipócritamente ignorante sugerir que las instituciones de libertad, como mercados libres o gobierno limitado, existen primordialmente para aquellos objetivos. El deseo de libertad y la importancia de las instituciones que permiten el florecimiento humano en una sociedad libre, van tan atrás como la historia puede contarlo.

DESDE MESOPOTAMIA HASTA LOS ESTADOS UNIDOS DEL SIGLO XXI

Originalmente escrito en lenguaje acadio en Mesopotamia, el Poema de Gilgamesh es considerado la pieza de literatura de la humanidad más antigua conocida. Es conocido ampliamente por su estructura narrativa sofisticada, que marca todas las casillas que uno aprendería en una clase de escritura. El poema en sí exhibe todos los aspectos de una gran historia, desde el desarrollo de caracteres, una duda inicial acerca de uno mismo, una acción creciente, una intervención divina, un clímax, y abundancia de escenas que involucran seres místicos.

Como lo explica aquí Tom Palmer en su exposición, el inició del Poema de Gilgamesh es una articulación temprana del deseo de ser libre y apunta hacia la importancia de los frenos y contrapesos. Gilgamesh es un rey poderoso y educado quien domina la ciudad de Uruk. Más notoriamente, rapta a mujeres jóvenes en sus días de boda para humillar a sus familias y ejercer su dominio. Un resumen explica el guion al decir que,

“Gilgamesh domina su ciudad y su gente, quien no deja que hombre joven alguno sea libre de acudir a su padre, y a ninguna esposa joven a que vaya hacia su esposo. Los ciudadanos le ruegan al dios del Cielo Anu, y sus oraciones son respondidas. Los dioses crean un hombre primigenio, Enkidu, para que sea un contrapeso de Gilgamesh.”

Al escribir esto, los habitantes antiguos de Mesopotamia estaban expresando dos cosas en particular. La primera cosa que estaban articulando era el deseo de los individuos de ser libres de dominio. Estaban planteando el hecho de que no estaba previsto que los humanos fueran oprimidos y que la dignidad individual debería respetarse. El seguro punto y más sutil era que la sociedad era libre cuando sus gobernantes estaban frenados por poderes iguales. Enkidu, un ser mítico, fue enviado para contrarrestar a Gilgamesh y lo desafió a una lucha después de escuchar acerca de su comportamiento con mujeres jóvenes. Este aspecto de la historia demuestra un entendimiento temprano de la necesidad de frenos y contrapesos sobre el poder. Cuando hay un líder opresor ejerciendo su voluntad arbitraria sobre la sociedad, debe estar presente un cuerpo de poder igual que frene su poder. Cuando eso se logra, y la gente es capaz de vivir sus vidas libres de la voluntad de su opresor, que usualmente es el gobierno, la sociedad florece por sí misma.

A partir de este punto, el resto es, literalmente, historia. La humanidad se embarcó en un viaje arriesgado durante miles de años para llegar al punto en que hoy estamos.

La sociedad libre y próspera que hoy vivimos ciertamente descansa sobre los hombros de gigantes intelectuales; algunos hoy vivos, la mayoría se halla atrás en la antigüedad. El panteón de intelectuales que hicieron contribuciones a las ideas de libertad y prosperidad humana es interminable. Hombres como los premios Nobel James Buchanan y Friedrich Hayek nos dieron ideas imperecederas, como la teoría de la elección pública y el problema del conocimiento.

Esas ideas, respectivamente, hicieron que entendiéramos cómo funcionan las instituciones gubernamentales en la promoción de sus propios intereses y de cómo creer que el gobierno puede planificar centralizadamente la sociedad es una arrogancia fatal. Mujeres como Rose Wilder Lane, Isabel Paterson, y Ayn Rand, a través de sus escritos prolíficos, ayudan a colocar las bases del movimiento moderno de libertad. El libro de Paterson, God of the Machine, esbozó en 1943 una defensa del capitalismo de libre mercado y el gobierno limitado, una época en que estas ideas estaban desapareciendo del mundo. Posteriormente, inició un movimiento global. Los muchos libros de Ayn Rand encendieron una fuerza cultural permanente dedicada al desarrollo de la empresa privada y sacudió los supuestos morales frágiles relacionados con el gobierno paternalista.

Estos son sólo unos pocos nombres del siglo XX. Uno podría regresar atrás en el tiempo y encontrar figuras inspiradoras que expusieron ideas radicales relacionadas con la valía individual y la economía sólida. El famoso abolicionista y antiguo esclavo, Frederick Douglass, defendió esas ideas relacionadas con los derechos naturales e hizo argumentos constitucionales que apoyaban la abolición de la esclavitud. Los Padres Fundadores eran imponentes filósofos de la libertad y del buen gobierno. La Constitución y la Declaración de Independencia de Estados Unidos fueron documentos grandiosos, escritos hace cientos de años con la idea imperecedera acerca de un gobierno limitado. Una discusión mayor y consecuente de la libertad y la estructura de un buen gobierno puede encontrarse en los Papeles Federalistas y los Papeles Anti federalistas.

Por supuesto, los Fundadores no desarrollaron esas ideas por sí mismos; muchas de sus inspiraciones vinieron de la Ilustración y de antes. El gran filósofo de la Ilustración Montesquieu desplegó un caso robusto acerca de la necesidad de frenos y contrapesos en el gobierno. La Stanford Encyclopedia of Philosophy resume sus puntos de vista al escribir que,

“Él cree que vivir bajo un gobierno estable, no despótico, que deja a sus ciudadanos obedientes de la ley a que sean más o menos libres de vivir sus vidas, es un gran bien, y que ningún gobierno como ese debería ser manipulado a la ligera.”

Su caso a favor de un gobierno con frenos y contrapesos es famosamente articulado en su libro El Espíritu de las Leyes.

Manténgase yendo más atrás en la historia y sólo encontrará más trabajos grandiosos exponiendo la necesidad de la libertad, tanto civil como económica. Esto se sostiene incluso a través de diferentes civilizaciones, si bien fue Occidente el que verdaderamente capitalizó sobre estas ideas.

El antiguo filósofo chino Laozi articuló una refutación del gobierno autoritario hace miles de años. Una línea suya famosa fue,

“Entre más leyes y restricciones hay, más se empobrece la gente. Entre más reglas y regulaciones, más los ladrones y saqueadores.”

Miles de años antes del mandato de cualquier economista o teórico legal de la corriente principal, gente como Laozi ya estaba insinuando que, sistemas que facilitan una sociedad libre, pueden ser las formas óptimas de gobierno.

LECCIÓN CLAVE

Hoy en día, en verdad existe una campaña revisionista peligrosa, dirigida por escépticos de la libertad, que intentan dibujar las instituciones de la libertad como innovaciones recientes para entronizar sistemas de jerarquía y racismo. No obstante, las ideas de una sociedad libre son aquellas que verdaderamente se remontan a la antigüedad, aunque no es sino en la era moderna cuando están viendo una puesta en práctica amplia. Desde el antiguo Poema de Gilgamesh al trabajo de vanguardia de académicos de hoy, la libertad ha mostrado ser siempre una empresa sin concluir. Cada generación tiene historias de lucha y sabiduría que compartir acerca del mantenimiento de una sociedad libre y abierta, la más grande innovación de la humanidad.

Ethan Yang es Compañero Investigador Adjunto American del Institute for Economic Affairs (AIER) y anfitrión del Podcasts de Authors Corner del AIER. Tiene una licenciatura en Ciencias Políticas con una concentración en Relaciones Internacionales y especialidades en estudios legales y organizaciones formales en el Trinity College. Actualmente está estudiando para un grado en Derecho en la Escuela de Derecho Antonin Scalia de la Universidad George Mason. Ethan también sirve como director del Centro Mark Twain para el Estudio de la Libertad Humana en el Trinity College y también está involucrado con Estudiantes por la Libertad. Asimismo, ha tenido posiciones de investigador en el Instituto Cato, el Senado del Estado de Connecticut, el Cause of Action Institute y otras organizaciones. Ethan actualmente está basado en Washington, D.C., y recibió el Treceavo Premio Anual Internacional Vernon Smith del Centro Europeo de la Fundación para la Economía Austriaca. Su trabajo se ha presentado y citado en diversidad de medio, desde medios en línea hasta transmisiones radiales.

Traducido por Jorge Corrales Quesada