Ese ataque sistemático a la disidencia de pensamiento no debe subestimarse, pues lo que está en juego es la misma esencia de la vida y conducta social de la humanidad. Traduzco un comentario lleno de sabiduría.

ADAM SMITH SE ENCARGÓ DE LA CULTURA DE LA CANCELACIÓN

Por Caroline Breashears
American Institute for Economic Research
9 de junio del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como caroline breashears american institute for economic research Smith June 9, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis azules.

La primavera pasada, la cultura de la cancelación llegó por Adam Smith. El Grupo de Revisión del Legado de Esclavitud y Colonialismo de Edimburgo interrogó los ligámenes de Adam Smith con la “esclavitud y el colonialismo” y consideró “reconfigurar” su estatua y tumba. La acción fue especialmente extraña, dados los sentimientos antiesclavistas de Smith.

Como lo hace ver Daniel Klein, “Por años Smith fue reconocido por los abolicionistas británicos como un oponente de la esclavitud. No obstante, ahora, en el 2021, ¿se supone que creamos que su “ligamen” con la esclavitud fue deshonroso?” Klein y otros rápidamente refutaron los alegatos, pero la inquisición de otros intelectuales continúa a ritmo acelerado.

Ya es hora que Adam Smith se encargue de la cultura de la cancelación.

Si bien Smith murió hace siglos, sus teorías iluminan lo que está mal con los métodos y objetivos de la cultura de la cancelación. A pesar de lo anterior, en vez de presentar estrategias que arruinen a los activistas, Smith explica cómo lograr la tranquilidad a la vez que busca la prosperidad para todos.

“AUNQUE NUESTRO HERMANO ESTÁ SOBRE EL POTRO:” SIMPATÍA VERSUS EL DEDO

Empieza con la simpatía. Smith abre su Teoría de los Sentimientos Morales haciendo ver lo que es bueno de la naturaleza humana. Es un interés genuino en las suertes de otros, como se ejemplifica cuando vemos a “nuestro hermano… sobre el potro” ̶ no cuando lo ponemos allí.

Considere el caso de una madre de familia del Condado Loudoun, de Virginia, quien se opone a la Teoría Crítica Racial en las escuelas.
Mientras era entrevistada por un reportero, una vecina detrás de ella hizo gestos rudos con la mano, ocasionándole una angustia visible.

“Yo pensaba que se podía ser una liberal clásica y Republicana y que ella podía ser estatista y Demócrata, y que todavía podíamos ser amigas… En este momento me siento tan traicionada y tan triste por gente que no puede dejar eso atrás y juzgarme por mi carácter,” dijo ella.

Sin embargo, la vecina rehusó involucrarse en lo que Smith llama el proceso del espectador imparcial. Al ubicarnos imaginativamente en la posición de quien sufre, afirma Smith, podemos entender algo de lo que ella puede sentir. Al comparar nuestras respuestas con las de ella, podemos movernos hacia un juicio moral más justo.

Este proceso es también aplicable a la autovaloración. Al ubicarnos fuera de nosotros mismos, viendo nuestro comportamiento desde la perspectiva de un espectador, podemos determinar cuándo reducir nuestras pasiones a un nivel con el que nuestra audiencia puede simpatizar. Idealmente, incluso podemos juzgar cuándo estamos equivocados.

Sin este proceso de simpatía y valoración, los individuos pierden su camino, como se hizo evidente en una conferencia reciente en la Universidad Yale acerca de “The Psychopathic Problem of the White Mind [“El Problema Psicopático de la Mente Blanca”]. La oradora declaró:
“Tuve fantasías cerca de descargar un revólver sobre la cabeza de cualquier persona blanca que se atravesara en mi camino, enterrando su cuerpo y limpiando mis manos ensangrentadas, al irme caminando relativamente sin culpa con alegría en mi andar.”

“LA PROPIA EXISTENCIA DE LA SOCIEDAD HUMANA:” CIVILIDAD VERSUS “MANOS ENSANGRENTADAS”

Esa retórica no está diseñada para persuadir mediante la simpatía. Por el contrario, expresa odio y rechaza el ideal de “civilidad,” que denota “comportamiento o expresión apropiado para las interacciones civiles; amabilidad, cortesía, consideración” (Oxford English Dictionary).

Como lo explica Adam Smith, es esencial mantener el deber de civilidad incluso en encuentros casuales. Si no somos capaces de comportarnos decentemente en ocasiones triviales, como cuando se es interrumpido por un amigo, ¿cómo podemos satisfacer las obligaciones más importantes de la vida? En efecto, como advierte Smith en la Teoría de los Sentimientos Morales,

“De la tolerable observancia de esos deberes depende la misma existencia de la sociedad humana, que se desmoronaría hecha añicos si el género humano no tuviese normalmente grabado un respeto hacia esas importantes reglas de conducta.”

Considere los costos financieros de los disturbios del verano pasado. Sea testigo de la ola creciente de homicidios de la actualidad. Pondere los efectos morales de un libro exitoso en ventas en el cual el autor reza, “Querido Dios, por favor, ayúdame a odiar a la gente blanca.”
Reflexione acerca de las consecuencias a largo plazo de cancelar gente, instituciones, e incluso libros de autores tales como Homero.

Eso no es “justicia social.” Es injusticia alimentada por la división política. Y, como lo indica Adam Smith, el espectador imparcial nunca está tan lejos de nosotros como en medio del faccionalismo:

“Un genuino partidista odia y desprecia la sinceridad… El espectador imparcial, auténtico y respetado, nunca está tan lejos como en medio de la violencia y la cólera de facciones contendientes… En consecuencia, la facción y el fanatismo han sido con diferencia los mayores corruptores de los sentimientos morales.”

La retórica en aumento y la violencia resultante en nuestra cultura plantean este mismo peligro.

“LAS PIEZAS SOBRE EL TABLERO DE AJEDREZ:” LA MANO INVISIBLE VERSUS EL PUÑO QUE CONTROLA

La advertencia de Smith acerca del faccionalismo es especialmente relevante para los líderes políticos e intelectuales involucrados con la cultura de la cancelación. Lo explica él, “Entre la turbulencia y el desorden faccioso, un cierto espíritu doctrinario tiende a mezclarse con el civismo que se funda en el amor a la humanidad.” Con buenas intenciones, líderes se proponen “remodelar la constitución,” incluyendo muchos de los sistemas que han facilitado la prosperidad.

Es más, “el hombre doctrinario” puede amar “la supuesta belleza de su proyecto político ideal” tanto que insiste en ponerlo en práctica con independencia de oposición:

“Se imagina que puede organizar a los diferentes miembros de una gran sociedad con la misma desenvoltura con que dispone las piezas en un tablero de ajedrez. No percibe que las piezas del ajedrez carecen de ningún otro principio motriz salvo el que les imprime la mano, y que en el vasto tablero de la sociedad humana cada pieza posee un principio motriz propio, totalmente independiente del que la legislación arbitrariamente elija imponerle. Si ambos principios coinciden y actúan en el mismo sentido, el juego de la sociedad humana proseguirá sosegada y armoniosamente y muy probablemente será feliz y próspera. Si son opuestos o distintos, el juego será lastimoso y la sociedad padecerá siempre el máximo grado de desorden.”

Las personas no son peones a ser alineadas según color o movidas a su alrededor o derribadas del tablero o canceladas. Tratar a los individuos de esta manera produce la discordia civil y, por tanto, la pobreza de la nación.

La alternativa ofrecida por Smith es una moral práctica. Al abrazar la simpatía y reflexión moral, podemos entender a los otros y a nosotros mismos, en vez de cancelar individuos. Al adherirnos a la civilidad, podemos restaurar la tranquilidad en nuestra cultura y movernos hacia adelante juntos, no separados en facciones hostiles.

Y, finalmente, al rechazar el puño que controla, podemos aceptar la prosperidad facilitada por la mano invisible ̶ la metáfora de Smith acerca de la forma en que los individuos persiguen sus intereses propios, por medio del intercambio ético y mutuo que conduce a la prosperidad y que no fue conscientemente diseñado por algún intelectual. Ninguna persona posee tanto conocimiento.

En resumen, es hora de que la cultura de la cancelación lea algo de Smith. En vez de despotricar en medios sociales, hablen con la Mano (Invisible).

Caroline Breashears, profesora de Inglés en la Universidad St. Lawrence University, quien recibió su doctorado de la Universidad de Virginia, se especializa en literatura británica del siglo XVIII. Sus publicaciones recientes incluyen Eighteenth-Century Women's Writing and the "Scandalous Memoir" (Palgrave Macmillan, 2017) y artículos en Aphra Behn Online y en el International Journal of Pluralistic and Economics Education. Recientemente fue Académica Adam Smith en el Liberty Fund, y su investigación actual se enfoca en Adam Smith y en la literatura. Enseña cursos acerca de cuentos de hadas, Literatura Británicas del siglo XVIII y Jane Austen.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.