Nada de esto nos es extraño aquí.

¿EXISTE EN REALIDAD UN “ESTADO PROFUNDO”? UN NUEVO ESTUDIO ECONÓMICO SUGIERE QUE SÍ (MÁS O MENOS)

Por Peter Jacobsen
Fundación para la Educación Económica
Lunes 17 de mayo del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en rojo, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como peter jacobsen foundation for economic education deep state May 17, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis rojos.

Un artículo reciente del National Bureau of Economic Research le echó una mirada cercana a la conformación política de las burocracias federales de Estados Unidos y encontró que los burócratas tienden a tener un peor desempeño cuando están “políticamente desalineados.”

Una de las características definitorias de la presidencia de Trump fue la introducción del término “estado profundo” en el espíritu [zeitgeist] político. Aunque el término se ha asociado con teorías de la conspiración, denota preocupaciones racionales que muchos votantes comparten.

Se puede pensar que el temor a un estado profundo tiene raíces en dos inquietudes básicas. Primero, está la inquietud de si Estados Unidos tiene una clase de burócratas no electos en Washington, que están aislados de la rendición de cuentas democrática.

Segundo, si existe esa clase burocrática aislada, ¿tiene ella un sesgo político? Esta pregunta parece estar en la raíz del enfoque de Trump acerca del estado profundo.

Un artículo reciente del National Bureau of Economic Research parece brindar evidencia de que esas dos preocupaciones se justifican. En Ideology and Performance in Public Organizations, los autores analizan registros de la burocracia estadounidense desde 1997 al 2019 y destacan algunas conclusiones interesantes.

El primer hallazgo es que la conformación de las burocracias federales de Estados Unidos tiende a tener un sesgo anti conservador. Los Demócratas integraron alrededor del 50% de los burócratas entre 1997 y el 2019, mientras que los Republicanos sólo constituyeron un 32% en 1997 y cayeron a un 26% en el 2019. Más aún, cuando mira a posiciones más sénior, aumenta la sobre representación de Demócratas en la burocracia.

También, el estudio encuentra evidencia de que este no es claramente resultado de alguna conspiración Más bien, los Republicanos de mayor educación no tienden a convertirse en burócratas, mientras que los Demócratas de mayor educación sí lo hacen. Todavía más, incluso Republicanos que eligen por sí mismos tener empleos burocráticos, con frecuencia, tienden a salirse voluntariamente de ellos.

No obstante, la razón para los resultados sesgados no altera el hecho de que los burócratas tienden a inclinarse hacia la izquierda, y eso tiene implicaciones importantes para la política.

BURÓCRATAS QUE NO RINDEN CUENTAS

Otro hallazgo del estudio es que, en algún grado, de hecho, los burócratas estadounidenses no rinden de cuentas ante resultados democráticos.

A partir de los datos analizados, los autores no encuentran un claro aumento en las salidas de las burocracias en la transición de Clinton hacia Bush, en la transición de Bush a Obama, en la transición de Obama a Trump. En otras palabras, las burocracias no cambian su composición significativamente cuando cambia el presidente.

En un inicio, esto puede no parecer como malo. Si todo mundo renunciara o es despedido siempre que la presidencia cambia de partido, es posible que algún conocimiento importante se podría perder en la transición.

A pesar de lo anterior, un último hallazgo en la investigación hace que esa burocracia indiferente sea preocupante.

Los autores encuentran que los burócratas tienden a tener un peor desempeño cuando están “políticamente desalineados” (cuando el burócrata es de un partido diferente al del presidente). Cuando eso sucede, los proyectos tienden a ser más costosos y esto conduce a los autores a concluir que “la desalineación política va en detrimento de la ejecución de los contratos.”

Por tanto, intencionalmente o no, las burocracias parecen ser indiferentes ante la voluntad de la mayoría. Si los burócratas no dan cuentas de su inefectividad, son menos efectivos bajo un presidente del partido contrario, y la mayoría de los burócratas son Demócratas, parece que las inquietudes conservadoras se justifican, al menos en algún grado.

Incluso, a pesar del hecho de que la sobre representación de Demócratas se debe a una selección propia y no a una conspiración, el resultado será una burocracia que es inefectiva al trabajar con presidentes Republicanos.

EL PROBLEMA DE LA BUROCRACIA

¿Por qué sería que tenemos una clase burocrática que no representa los puntos de vista de la nación como un todo, ni es sensible a los deseos de la gente?

Si los políticos y burócratas estuvieran puramente interesados en apoyar la voluntad del pueblo, esta sería una expectativa razonable. Sin embargo, como lo señala la tradición de la “elección pública” en economía, no hay razón para esperar que los objetivos de burócratas individuales se alinearán con los objetivos de los votantes.

Para encontrar ese tipo de “armonía de intereses,” mire, no al gobierno, sino al libre mercado, en donde, como famosamente lo explicó Adam Smith, el interés propio del productor tiende a alinearse con el interés propio del consumidor.

“No es la benevolencia del carnicero, el cervecero, o el panadero lo que nos procura nuestra cena, sino el cuidado que ponen ellos en su propio beneficio. No nos dirigimos a su humanidad sino a su propio interés, y jamás les hablamos de nuestras necesidades sino de sus ventajas.”

Eso sólo pasa porque la “zanahoria” de las ganancias y el “garrote” de las pérdidas motivan a las empresas a actuar de formas en que ganarán y mantendrán el negocio de sus clientes.

Pero, no existe tal mecanismo para las burocracias. Si los burócratas quieren oficinas más grandes o títulos de mayor importancia, pueden tratar de producir servicios que parezcan ser importantes para los políticos que toman las decisiones presupuestarias.

Sin embargo, no es necesario que estos servicios beneficien a los votantes. Sin la posibilidad de incurrir en perdidas, los burócratas pueden invertir en hacer productos inútiles o del todo ningún producto, en el tanto en que justifiquen eso a los políticos. Esta idea, influida fuertemente por el trabajo de William Niskanen y Gordon Tullock, explica por qué parece que a los burócratas no les interesan los deseos de los votantes.

En vez de eso, tal vez serán reacios a apoyar las políticas que coinciden con los resultados democráticos en que están en desacuerdo, como lo sugieren los datos. Así que, el estado profundo no necesita ser un asunto de conspiración ̶ es solo individuos buscando su interés propio, dentro de la perversa estructura de incentivos de la burocracia.

Peter Jacobsen es profesor asistente de economía en la Universidad de Ottawa y el profesor Gwartney de Educación Económica e Investigación del Gwartney Institute. Recibió su PhD en economía de la Universidad George Mason, y obtuvo su licenciatura de la Universidad Estatal del Sureste de Missouri. Su interés de investigación está en la intersección de la economía política, la economía del desarrollo, y la economía de la población.

Traducido por Jorge Corrales Quesada