Con similitudes y diferencias. lo que estos autores comentan sobre el sistema de pensiones de la seguridad social en Estados Unidos, ciertamente, es también propio de nuestro país, caso más complicado por las llamadas pensiones de privilegio, cuyos receptores nunca cotizaron lo suficiente para la pensión que hoy perciben y son así pagadas por impuesto sobre todos los ciudadanos. Actualmente hay un proceso político para intentar -difícilmente arreglable- solucionar la crisis del sistema de pensiones del Seguro Social, pero aquellas de privilegio, esencialmente para políticos y sindicalistas, permanecen intocables. Y la ciudadanía mira eso, decepcionado hasta lo más profundo de su alma ante tan patente injusticia.

LA GUERRA CONTRA LAS PENSIONES

Por James R. Harrigan & Antony Davies
American Institute for Economic Research
22 de mayo del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como james r. harrigan & antony davies american institute for economic research retirement May 22, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis azules.

Entre las cinco guerras más caras que Estados Unidos ha llevado a cabo, sólo una -la Segunda Guerra Mundial- involucró un ejército armado.
Las otras cuatro ̶ pobreza, drogas, terror y Covid, todas, fueron guerras de nombre. Ahora parece que el gobierno federal inadvertidamente se ha enfrascado en otra guerra ̶ la Guerra contra las Pensiones. A diferencia de las otras guerras de nombre, esta no sólo no es declarada, sino que ni siguiera fue prevista. Pero, el gobierno federal ha tomado una serie de pasos que, independientemente de la intención, ha dado lugar a una situación en donde el retiro puede terminar siendo una quimera para muchos.

Irónicamente, esta guerra contra las pensiones empezó con la Seguridad Social en 1935. En vez de establecer un programa obligado de ahorros, por el cual la gente ahorraría dinero durante sus años laborales y lograba que el dinero regresará a ellos a su retiro, el gobierno estableció un esquema de Ponzi, por el que los últimos participantes pagaban a los primeros participantes. Como con todos los esquemas de Ponzi, el programa era sostenible sólo en tanto hubiera más gente pagando al sistema de la que estaba recibiendo beneficios de él. A principios de los años de 1980, muy poca gente estaba contribuyendo, y el Congreso disparó su primera andanada contra los pensionados, al hacer que se gravaran los beneficios por pensiones previamente libres de impuestos. Este giro en las reglas le dio un aire nuevo al esquema de Ponzi, y, una vez más, otra vez, crecieron las reservas del Seguro Social. Pero, el esquema volvió a tener problemas en el 2010 y, desde ese entonces, la Seguridad Social ha estado haciendo pagos más allá que lo que le ingresa. Estimaciones actuales indican que el fondo fiduciario llegará a la insolvencia para el 2035.

Para mantener a flote este programa abultado, en su momento el Congreso se verá obligado a disparar una nueva andanada cuando, o bien aumenta los impuestos a trabajadores, o reduce los beneficios a pensionados. Y, con cada año que pase se hará más pesado este albatros alrededor de las nucas de los trabajadores.

Predeciblemente, la Reserva Federal ha sido una aliada invaluable en la guerra inconsciente del gobierno contra el retiro. Desde fines de la década de 1980, la Reserva Federal ha sido incesante en reducir las tasas de interés. Actualmente, las tasas de interés en las cuentas de ahorros, certificados de depósito e incluso bonos del Tesoro son funcionalmente cero. Hasta el rendimiento en los bonos corporativos es tan bajo como apenas para mantenerse al ritmo de la inflación. La política de la Fed ha puesto tal presión sobre los ahorrantes, que la única forma de ahorrar para el retiro es invirtiendo en acciones. Y, mientras que los trabajadores más jóvenes tienen abundancia de tiempo para sortear los riesgos de subidas y caídas de los mercados accionarios, obligar a pensionados y semi pensionados a ir al mercado accionario los expone a riesgos que ellos no pueden sortear igual de bien.

Y. ahora, la administración Biden presenta el coup de grace. El presidente Biden ha propuesto duplicar las tasas del impuesto a las ganancias de capital ̶ usted sabe, ¡los impuestos que usted paga cuando obtiene una ganancia en el mercado de valores!

La Casa Blanca dice que el impuesto aumentado se aplicaría sólo a aquellos que ganan más de $1 millón, pero, los impuestos a “los ricos” tienen una historia sólida de, en su momento, ser aplicado a todos los demás. Para referencia, vea el nacimiento del impuesto federal al ingreso. Los políticos prometieron que el nuevo impuesto al ingreso sería sólo del uno por ciento y que se aplicaría tan sólo a los ricos. Una vez instituido, le tomó tan sólo cinco años al Congreso para aumentar seis veces la tasa del impuesto al ingreso y para aplicarla a todo mundo, incluso a los pobres.

En una guerra verdadera, hay reglas que requieren el tratamiento humanitario de enemigos derrotados. Los pensionados no pueden esperar ese tratamiento en la Guerra contra las Pensiones. Quienes logran ahorrar lo suficiente para el retiro, a pesar de los problemas de la Seguridad Social y a pesar de tasas de interés cercanas a cero, serán penalizados al morir. La administración Biden pretende aumentar el impuesto a la muerte, recortando a la mitad la exención del impuesto a la herencia. Los herederos de los pensionados tendrán que entregar al gobierno federal un 40 por ciento de cualesquiera ahorros, que los pensionados habrían dejado por encima de la exención.

La exención que se propone -alrededor de $5 millones- es lo suficientemente alta como para que sea aplicada principalmente a ricos y a propietarios de pequeñas empresas. Pero, al igual que el impuesto federal al ingreso, el impuesto a la herencia pronto llegará al resto de nosotros. Y, mientras Biden intenta rebajar la exención del impuesto a fin de que caiga sobre más herencias, simultáneamente, está intentando elevar los valores de esas herencias para que superen el umbral exento, al eliminar las reglas básicas de reajuste del valor del activo apreciado, para efectos del impuesto sobre la herencia ̶ el efecto de ello es aumentar los impuestos a las ganancias de capital sobre acciones heredadas.

DE HECHO, LA MUERTE Y LOS IMPUESTOS

La Guerra contra las Pensiones tiene mucho en común con una guerra de verdad: la Primera Guerra Mundial. Un serbio mató al sobrino del emperador austro-húngaro, ocasionando que el imperio le declarara la guerra a Serbia. Pero, Rusia estaba aliada con Serbia, y la declaración de guerra forzó a Rusia a movilizarse. Esto ocasionó que Alemania le declarara la guerra a Rusia, que, a su vez, causó que Francia le declarara la guerra a Alemania. La Primera Guerra Mundial no debería haber sucedido. Fue una cascada no prevista de lo que deberían haber sido acontecimientos aislados. Así es también la Guerra contra las Pensiones. El gobierno nunca intentó hacerles la guerra a los pensionados, pero ha puesto en movimiento políticas que, colectivamente, logran exactamente eso.

La versión estadounidense del asesinato del archiduque Fernando, el evento que inició la marcha firme hacia el olvido, fue la aprobación de la Ley de Seguridad Social en 1935. Desde ese entonces, las fichas han estado cayendo, y las últimas están a punto de caer, malditas sean las intenciones.

James R. Harrigan es director administrativo del Centro para la Filosofía de la Libertad en la Universidad de Arizona, y el profesor distinguido F.A. Hayek de la Fundación para la Educación Económica. Es también coanfitrión del podcast Words & Numbers. Previamente fue deán de la American University de Irak-Sulaimani, y, luego, sirvió como director de programas académicos del Institute for Human Studies y de Strata, en donde también fue compañero sénior de investigación. Ha escrito extensamente en la prensa popular, con artículos en el Wall Street Journal, USA Today, U.S. News and World Report, y un conjunto de otros medios. Es también coautor del libro Cooperation & Coercion. Su trabajo actual se enfoca en las intersecciones entre economía política, política pública y filosofía política.

Antony Davies es el compañero distinguido Milton Friedman de la Fundación para la Educación Económica y profesor asociado de economía en la Univesidad Duquesne. Autor de Principles of Microeconomics (Cognella), Undestanding Statitics (Cato Institute), y Cooperation and Coercion (ISI Books). Ha escrito cientos de páginas de opinión, incluyendo, entre otros, en el Wall Street Journal, Los Angeles Times, USA Today, the New York Post, New York Daily News, Newsday, U.S. News y el Houston Chronicle. Es también coanfitrión del podcasrt semanal Words & Numbers. Davies fue Funcionario Jefe Financiero de Parabon Computation, y fundó varias empresas de tecnología.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.