En esta tercera parte de la serie, quiero destacar los efectos concretos en Estados Unidos de las cuarentenas. Destaco Estados Unidos, porque indica casos documentados de ello. Lamentablemente desearía que hubiera algo parecido en cuanto a información en nuestro país, pero lo cierto es que los datos de evaluaciones similares son esporádicos y en los medios no se han destacado los resultados de las medidas no farmacéuticas impuestas por el gobierno para contener la diseminación de la enfermedad.

EL IMPACTO CATASTRÓFICO DE LAS CUARENTENAS SOCIALES IMPUESTAS POR EL COVID-TERCERA DE CUATRO PARTES

Por Paul E. Alexander et al.
American Institute for Economic Research
30 de enero del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como paul e. alexander et al. institute for economic research catastrophic January 30, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis azules.

¿CÓMO SON AFECTADOS LA SALUD Y EL BIENESTAR DE LA POBLACIÓN EN ESTADOS UNIDOS POR LAS MEDIDAS ACTUALES DE SALUD PÚBLICA?

Se han cerrado negocios y muchos nunca regresarán, empleos han sido perdidos, y vidas arruinadas y más de ello en camino; entre tanto, hemos visto un aumento en la ansiedad, depresión, desesperanza, dependencia, ideas de suicidios, ruina financiera, y muerte por desesperación, a través de las sociedades debido a las cuarentenas. Por ejemplo, el cuido preventivo de la salud ha retrasado cirugías que salvan vidas y exámenes y biopsias se han detenido a lo largo de los Estados Unidos. Todo tipo de muertes se ha escalado y las pérdidas de años de vida aumentaron durante todo el año pasado. La quimioterapia y los reemplazos de caderas se dejaron de lado, junto con las vacunas para enfermedades prevenibles con vacunas para niños (aproximadamente en un 50%). Miles pueden haber muerto, quienes, de otra manera, habrían sobrevivido ante una lesión o un mal del corazón o incluso un derrame agudo, pero que no buscaron ayuda clínica o médica por temor a contraer el Covid.

Específicamente, y con base en reportes de las CDC (y generalizables a naciones del globo), durante el mes de junio en Estados Unidos, aproximadamente un 25% (1 de cada 4) de los estadounidenses en edades entre 18 y 24 consideró el suicidio, no debido al Covid, sino a las cuarentenas y la pérdida de libertad y control de sus vidas y empleos perdidos, etcétera. En Estados Unidos hubo más de 81.00 muertes por sobredosis de drogas en los 12 meses que terminan en mayo del 2020, el mayor número jamás registrado en un lapso de 12 meses. A fines de junio del 2020, un 40% de los adultos estadounidenses reportó que estaba pasando momentos difíciles con la salud mental o el abuso de sustancias y ligados a las cuarentenas. Aproximadamente un 11% de los adultos reportó pensamientos de suicidio en el 2020, en comparación con alrededor de un 4% en el 2018. Entre abril y octubre del 2020, las visitas a salas de emergencia ligadas con la salud mental de niños con edades entre 5 y 11, aumentaron casi un 25%, y se elevaron un 31% para aquellos con edades entre 12 y 17 años, comparado con el 2019. Durante junio del 2020, un 13% de quienes respondieron una encuesta, dijo que ellos habían empezado o aumentado sustancialmente el uso de sustancias, como forma de hacerle frente al día a día durante la pandemia y las cuarentenas. Más de 40 estados reportaron muertes relacionadas con opioides. Entre el 4 y el 26 de agosto, aproximadamente 7 de cada 100 adultos de la Generación Z (18 a 23) reportó síntomas de depresión. Hay un descenso proyectado en la esperanza de vida de casi 6 millones de años de vida en niños estadounidenses, debido al cierre de la escuela primaria en Estados Unidos. Estos son algunos de los daños reales en Estados Unidos y ni siquiera hemos discutido acerca de la devastación que está sucediendo en otras naciones. Entre junio y agosto del 2020, los homicidios aumentaron un 50% y los asaltos agravados se elevaron en un 14%, en comparación con el mismo período en el 2019. Los diagnósticos de cáncer de seno declinaron un 52% en el 2020, comparados con el 2018. Los diagnósticos de cáncer pancreático descendieron un 25% en el 2020 comparados con el 2018. Los diagnósticos de 6 cánceres principales, esto es, de seno, colorrectal, pulmonar, pancreático, gástrico y esofágico declinaron un 47% en el 2020, en comparación con el 2018. Entre el 25 de marzo y el 10 de abril, en Estados Unidos “casi un tercio de los adultos (31.0 por ciento) reportó que sus familias no podían pagar el alquiler, hipotecas o cuentas de servicios públicos, no tenían seguridad alimentaria, o se la pasaron sin cuido médico debido al costo.”

Tristemente, los muy mayores que buscamos proteger más bien están siendo diezmados por las cuarentenas y las restricciones impuestas en hogares de cuido, de asilo, a largo plazo y vida asistida, en los que ellos residen. Tan sólo vea la mortalidad y desastre que Nueva York ha sufrido bajo el gobernador Andrew Cuomo, con las muertes en asilos de ancianos y en el reporte acerca del Covid del Departamento de Salud (DDS). La fiscala general Letitia James merece crédito por su valor, al traer a la luz no sólo un día sumamente oscuro en la historia de Nueva York con el Covid, sino que también a los Estados Unidos, como un todo, pues Nueva York y las muertes generadas conforman una población grande entre todas las muertes en Estados Unidos y en los asilos de ancianos por el Covid-19. Las muertes, según James, puede ser al menos un 50% superior de lo que fue reportado por Cuomo. La política de Cuomo de enviar a pacientes hospitalizados con Covid de regreso a asilos de ancianos, fue catastrófica y ocasionó muchas muertes. Con dolor en las entrañas, a lo largo de los asilos de ancianos de Estados Unidos, los reportes están mostrando que las restricciones a las visitas y rutinas normales de nuestros ancianos en esos ambientes, han acelerado el proceso de envejecimiento, con muchos reportes de aumentos en caídas (a menudo con resultados fatales), debido a una fuerza en declinación y la pérdida de habilidad para deambular adecuadamente. La demencia está escalando, cuando la cadencia de la vida cotidiana está perdida para nuestros valiosos mayores en esos asilos de ancianos, cuido de largo plazo CLP) y hogares de vivienda asistida (VA) y hay un sentido de desesperanza y depresión por el aislamiento, debido a la restricción de la interacción irremplazable con seres queridos.

La verdad es que muchos niños -y, en particular, aquellos menos aventajados- llenan sus principales necesidades en la escuela, incluyendo nutrición, exámenes de la vista y anteojos, y exámenes de audición. Importantemente, las escuelas, a menudo, funcionan como un sistema protector o guardián de los niños que son sexual o físicamente abusados, y su visibilidad declina con el cierre de las escuelas. Debido a las cuarentenas y empleos perdidos, los padres adultos están muy airados y amargados, y el estrés y la presión en el hogar se intensifica debido a la pérdida de empleos e ingresos, y de la independencia y control sobre sus vidas, así como por la disfuncional educación remota con la que ellos, a menudo, no pueden ayudarse óptimamente. Algunos, trágicamente, reaccionan desatando la furia entre ellos y sus niños. Incluso hay reportes de que niños están siendo llevados a salones de emergencia hospitalaria con padres que afirman que ellos piensan que podían haber matado a su hijo por ser insensible, De hecho, desde que se iniciaron las cuarentenas en Gran Bretaña, como un ejemplo, se ha reportado que la incidencia de trauma abusivo sobre la cabeza en los niños ¡ha crecido en casi un 1.500%!

Además, los exámenes masivos generalizados de personas asintomáticas en una sociedad son muy dañinos para la salud pública. La medición clave no es el número de nuevos casos activos (esto es, resultados PCR positivos) que se reportan y que son mal representados por expertos y medios vocales, sino, más bien, cuáles son las hospitalizaciones que resultan, el uso de camas en las UCIs, el uso de ventilación, y las muertes. Solo nos interesamos en un “caso” nuevo si la persona se enferma. Si usted es un caso, pero no se enferma o tiene un riesgo muy bajo de enfermarse, ¿qué importa, si los ancianos y los de alto riesgo ya están apropiadamente seguros? También, es notable que, mientras los hospitales han tenido casi 10 a 11 meses para prepararse para la presunta segunda ola de Covid, ¿por qué esas instituciones de cuido de la salud alegan no estar preparadas? ¿Son, en realidad, las cuarentenas y las pérdidas resultantes de negocios, empleos, hogares, vidas y angustia, debidas a fallas del gobierno? Y ¿cuáles son las razones para la histeria masiva, cuando la mayoría de los datos muestra que, preparados o no, la mayoría de los hospitales no están experimentando una tensión mayor sobre su capacidad, que la observada con las epidemias de gripe de tiempos básicamente normales? ¿Por qué la información que induce al error es presentada al público? Esto no tiene sentido en lo absoluto.

¿Y hemos avanzado hoy en algo? De ninguna manera y hoy estamos peor. Así que, ¿por qué no permitirle a la gente que tome decisiones de sentido común, tome precauciones, y continúe con sus vidas diarias? Sabemos que niños de 0 a 10 años, o alrededor de eso, tienen un riesgo cercano a cero de morir por el Covid (con un riesgo muy pequeño de que diseminen el Covid en escuelas, lo diseminen en adultos, o lo lleven a la casa). Sabemos que personas de 0 a 19 años tienen una probabilidad de 99.997 porciento de sobrevivencia, que aquellos entre 20 y 49 tienen aproximadamente una probabilidad de 99.98 porciento de sobrevivencia, y que aquellos entre 50 y 69-70 años un riesgo de sobrevivir del 99.5 por ciento. Pero, estos son datos de “buenas noticias” que nunca se reportan por los medios y “expertos.” El Covid es menos mortal para jóvenes y niños que la gripe anual y más mortal para gente de más edad que por la influenza. No debemos subestimar este virus y es diferente de la gripe y puede ser catastrófico para los ancianos. Sin embargo, la vasta mayoría de personas (personas razonablemente saludables) no tiene riesgo sustancial alguno de morir por el Covid. El riesgo de enfermedad severa y de muerte para los de menos de 70 años es extremamente pequeño. No cerramos una nación ante tan baja tasa de mortalidad para personas de menos de 70 años de edad, en especial si son personas saludables. Hacemos un objetivo de la gente en riesgo y permitimos que el resto de la sociedad funcione bajo precauciones razonables y, de inmediato, nos movemos a reabrir con seguridad a la sociedad y escuelas. Todavía más, y esto no puede sobrestimarse, existen tratamientos tempranos para el Covid que reducirían la hospitalización y la muerte en, al menos, un 60-80%, como lo discutiremos abajo.

TERAPIA TEMPRANA DE MÚLTIPLES DROGAS PARA EL COVID REDUCE LA HOSPITALIZACIÓN Y MUERTE

Debemos tomar precauciones de mitigación de sentido común, al tiempo que continuamos nuestras vidas ¡Esto significa que, del todo, no detengamos la vida! Esto no significa que ¡destruyamos la sociedad para enfrentar cada caso de Covid! Debemos dejar que la gente regrese a la vida normal. De hecho, la información más importante que, curiosamente, le está siendo retenida a la población estadounidense es que ¡existen tratamientos seguros y efectivos para el Covid! Y, más importante, ahora sabemos cómo tratar al Covid con mayor éxito que al inicio de la pandemia. Este nihilismo terapéutico es muy problemático, dado que hay terapias que, si bien cada una por sí sola no podría considerarse como “fórmula mágica,” ellas pueden usarse con base en una multiplicidad de medicinas o, un enfoque de “coctel” ¡parecido al tratamiento del SIDA y el de tantas otras enfermedades! Esto incluye responder proactivamente hacia las poblaciones de mayor riesgo (en casas privadas o en asilos de ancianos) que salen positivas de SARS CoV-2 o que tienen síntomas consistentes con el Covid, interviniendo mucho más temprano (incluso ofreciendo primero un tratamiento a pacientes externos con medicinas secuenciadas y combinadas, para prevenir la declinación ante la enfermedad severa, a la vez que la enfermedad se está autolimitando, con una enfermedad moderada de tipo gripal). Un tratamiento temprano en el hogar (defendido por investigadores clínicos como McCullough, Risch, Zelenko, y Kory), idealmente desde el primer día (que incluya, pero no se limite, a medicinas anti infecciosas, como doxiclina, ivermectin, favipiravir e hidroxicloroquina, corticosteroides y anti plaquetas, que son seguras, baratas, y efectivas), que sea secuenciado y a través de un enfoque de múltiples medicinas, ha mostrado convincentemente que reducen la hospitalización en un 85% y la muerte en un 50%.

La clave es empezar el tratamiento muy temprano (paciente externo y ambulatorio) en la secuela de la enfermedad (idealmente en el primer
día del surgimiento de síntomas y durante los primeros 5 días) antes que la persona o residente haya empeorado. Este enfoque de tratamiento temprano brinda una utilidad tremenda para residentes mayores de alto riesgo, quienes están en nuestros asilos de ancianos y entidades de cuido a largo plazo y de vida asistida, incluso dentro de sus casas privadas, a quienes a menudo se les dice “esperen para ver” y, todo eso, mientras que empeoran y la sobrevivencia se hace más problemática. Estamos hablando acerca de tomar medicinas que se usan dentro de hospitales, pero que, podemos decir, se deben iniciar mucho más antes en personas de alto riesgo. Esto demanda que los gobiernos y los sistemas de salud y entidades médicas paralizadas por el nihilismo, den un paso atrás y permitan a médicos de la línea del frente tomar decisiones cínicas y usen su sagacidad como antes en cómo tratar a sus pacientes de alto riesgo por el Covid-19. A partir de donde empezamos hace 9 a 11 meses atrás en Estados Unidos (y Canadá, Gran Bretaña, y otras naciones), entre la terapéutica y un enfoque de tratamiento temprano a pacientes externos, ¡estas son muy buenas noticias! Tampoco debemos descontar el daño potencial a sistemas inmunes normalmente saludables, que no han sido bloqueados tanto como ahora, pero que, de otra forma, se podría esperar que luchen contra la infección, al menos, en individuos más jóvenes. Tenemos que estar preocupados acerca de los sistemas inmunes de nuestros niños que normalmente son sanos y funcionales, y no tenemos ni idea de cómo funcionarán sus sistemas inmunes en el futuro, dadas estas restricciones de tan largo alcance.

Mañana continúa con la cuarta y última parte.

Paul E. Alexander, MDSc PhD, Universidad de Oxford, Universidad de Toronto, Profesor Asistente de la Universidad McMaster, Métodos de Investigación de Salud (HEI) y de GUIDE Research Methods Group de Hamilton Ontario, Canadá.
Howard C. Tenebaum DDS, Dip. Perio, PhD, FRCD (C) for Advanced Dental Research and Care, Hospital Monte Sinaí, y las Facultades de Medicina y Dentistería de la Universidad de Toronto, Ontario, Canadá.
Ramin Oskopui, MD, CEO de Foxhall Cardiology, PVC, Washington, D.C.
Harvey A, Risch, MD, PhD, Yale School of Public Health, New Haven, Connecticut, U.S.A.
Peter A. McCullough, MD, MPH, Centro Médico de la Universidad de Baylor, Instituto Vascular y de Corazón de Baylor, Hospital Baylor Jack and Jane Hamilton Heart and Vascular, Dallas, Texas, USA.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.