Noten como en Venezuela vamos viendo esa especie de propiedad privada de militares incondicionales al régimen “socialista,” como en Cuba, Corea del Norte o China. ¿Estaremos en presencia de un socialismo militar? Porque, por ejemplo, muchos de los “elegidos” para la privatización venezolana van a ser militares (de hecho, de ahí surge al apoyo al dictador).

VENEZUELA SE VOLTEA HACIA LA PRIVATIZACIÓN DESPUÉS QUE EL SOCIALISMO LA QUEBRÓ-BLOOMBERG

Por Jon Miltimore
Fundación para la Educación Económica
Martes 16 de febrero del 2021

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Después de mucho dolor y sufrimiento, los líderes socialistas venezolanos han concedido que ellos efectivamente no pueden manejar una economía.

A principios del 2017, después de ganar un segundo término de seis años como presidente, Hugo Chávez anunció su plan para nacionalizar la empresa de telecomunicaciones más grande de Venezuela, CANTV, insinuando planes próximos de una nacionalización más amplia.

“Todo lo que fue privatizado, que sea nacionalizado,” anunció Chávez, quien había participado electoralmente bajo el banderín del socialismo democrático.

Casi una década y media después, al borde de una hambruna masiva y una crisis creciente de energía, ahora Venezuela se está moviendo en la dirección opuesta.

Según Bloomberg News, el presidente venezolano Nicolás Maduro ha empezado quietamente a transferir activos estatales de regreso a manos de propietarios privados, en un esfuerzo por revertir el colapso económico del país.

“Abrumado por cientos de empresas estatales fallidas, con una economía en picada hacia un precipicio, el gobierno venezolano está abandonando la doctrina socialista al descargar empresas claves para inversionistas privados, ofreciendo ganancias a cambio de una participación en los ingresos o productos,” escriben los periodistas basados en Caracas Fabiola Zerpa y Nicolle Yapur.

La transferencia, que no ha sido anunciada públicamente, pero que fue confirmada por “nueve personas con conocimiento del asunto,” se reporta que incluye docenas de procesadores de café, silos de granos y hoteles, que fueron confiscados como parte de la extensa nacionalización de Venezuela, que empezó bajo Chávez.

EL COLAPSO DE VENEZUELA

En cierta forma, el sufrimiento de Venezuela es una de las historias más inverosímiles.

En 1950, Venezuela era una de las naciones más prósperas del mundo. Estaba clasificada entre los 10 países principales en cuanto al PIB per cápita y tenía una fuerza de trabajo con una productividad más alta que la de Estados Unidos.

No obstante, el crecimiento económico de Venezuela empezó a frenarse a mediados de los setentas, después de nacionalizar el sector petrolero, que resultó en un aumento del ingreso gubernamental y gasto público. Se estima que Venezuela obtuvo $7.6 miles de millones, tan sólo en 1975, debido a la nacionalización ($37 miles de millones en dólares del 2021). Esto condujo a un crecimiento sin precedente del gasto público. John Polga-Hecimovich, profesor de ciencia política en la Academia Naval de Estados Unidos, dijo que el gobierno venezolano gastó más entre 1974 y 1979, que en toda su historia precedente.

A pesar del crecimiento en el gasto gubernamental, la situación política se mantuvo relativamente estable. A fines de los setentas, el profesor de ciencia política de la Universidad de Michigan, Daniel H. Levine, afirmó que “los venezolanos han logrado uno de los pocos órdenes políticos competitivos estables de América Latina.”

Sin embargo, el coqueteo de Venezuela con el socialismo se convertiría, tarde o temprano, en un afer amoroso.

En 1998, los venezolanos eligieron a Chávez, un populista y autodescrito marxista. Fue reelecto en el 2000 (con el 59.8% del voto) y en el 2006 (62.8%), momento en que empezó a nacionalizar diversos sectores de la economía -incluyendo la agricultura, la industria acerera, el transporte y la minería- y confiscó más de mil empresas, granjas, y propiedades.

Al momento de la muerte de Chávez, sus políticas socialistas eran alabadas por Salon como un “milagro económico” ̶ pero, en realidad, la economía venezolana ya estaba en caída libre.

En el 2014, con el precio del petróleo colapsando, el gobierno de Maduro admitió que estaba en recesión severa y que Venezuela estaba sufriendo la inflación más alta del continente americano. Para enero del 2016, el país estaba al borde de un “colapso económico total.” Poco tiempo después, el gobierno venezolano abandonó cualquier pretensión de ser un régimen democrático.

Un reporte de Naciones Unidas del 2019 concluyó que había “bases razonables para creer que” el gobierno de Maduro había usado fuerzas especiales para matar a miles de opositores políticos, en “ejecuciones extrajudiciales.”

A la fecha, se cree que más de 5 millones de venezolanos han huido del país, para escapar de la ruina económica y la opresión política.

¿LA PRIVATIZACÓN AL RESCATE?

El colapso de Venezuela, en una época el país más próspero de América Latina, difícilmente es un secreto. Pero, el pivoteo de Maduro hacia la empresa privada, en un intento por estabilizar al país que colapsa, es una nueva revelación.

Sin embargo, no carece de precedentes.

“Este proceso es similar al proceso de privatización en Rusia, en donde los activos se transfieren a empresas privadas locales, y a inversionistas de países aliados del gobierno,” le dijo a Bloomberg, Asdrúbal Oliveros, jefe de la consultora económica Ecoanalítica.

Rodrigo Agudo, jefe de la Red de Alimentos de Venezuela, le dijo a la agencia de noticias que el régimen instituyó “un capitalismo salvaje,” al dejar de recaudar impuestos a ciertas empresas, liberalizar las licencias de importaciones, y convencer a los militares y otros funcionarios conectados, para que invirtieran en ciertas empresas.

Ramón Lobo, un legislador del gobernante partido socialista y anterior ministro de finanzas, dijo que el acuerdo tendía a tener límites de tiempo (usualmente menor a 10 años) y que, en mucho, trabajara como una concesión. A las empresas se les permite invertir y administrar el activo, luego el gobierno obtiene un porcentaje.

“Creemos que esto es positivo, pues es la sincronización del sector público con el sector privado,” dijo Lobo. “El estado actúa como un supervisor y recibe una compensación.”

EL FASCISMO ECONÓMICO NO ES CAPITALISMO

En cierto sentido, la revelación del impulso para la privatización de Venezuela es un desarrollo claramente positivo.

El esfuerzo de Maduro de que, silenciosamente, se formen sociedades público-privadas, estrategia que empezó en el 2017, revela el fracaso total de la economía dirigida de Venezuela. Por ejemplo, señala Bloomberg, las previamente exitosas plantas de procesamiento de alimentos han estado “básicamente ociosas” desde que el gobierno se apropió de ellas, plantas que podrían haber estado alimentado a una población hambrienta.

Esta revelación es tanto trágica como indignante, pero no sorprendente. ¨Por su naturaleza, las economías dirigidas están destinadas al fracaso pues carecen del incentivo básico y estructuras de precios que existen en una economía de mercado.

El economista laureado con el premio Nobel F. A. Hayek escribió, “Es más que una especie de máquina para registrar el cambio, o un sistema de telecomunicaciones, que permite a los productores individuales sólo observar los movimientos de unos pocos indicadores, tal como un ingeniero puede ver las manecillas de unos pocos diales, para ajustar sus actividades ante cambios que puede que nunca los llegue a conocer, excepto porque se reflejan en el movimiento del precio.”

Muchos podrían verse tentados a pensar que Maduro era sólo una persona mala o estúpida. Pero, Ludwig von Mises nos recuerda que, por esa misma razón, es inútil el propósito de encontrar la persona correcta para manejar una economía dirigida.

“No se han dado cuenta que incluso hombres excepcionalmente dotados de alto carácter, no pueden resolver el problema creado por el control socialista de la industria,” señaló Mises.

Parece que, después de mucho dolor y sufrimiento, hasta los líderes socialistas han concedido que ellos no pueden manejar una economía con suficiente eficiencia como para evitar la ruina económica. Pero, si bien devolver empresas a dueños privados es un paso en la dirección correcta, difícilmente es exacto llamar “capitalismo” a la estrategia de Maduro.

El gobierno de Maduro aún está usando de todo, desde controles de precios de los alimentos a aumentos en salarios mínimos, hasta la manipulación de la moneda para administrar su economía, sin dejar de mencionar la selección de cuáles negocios pueden participar en los esfuerzos privatizadores (y quién puede invertir). En términos de la libertad económica general, en el 2020, Venezuela calificó en el lugar 179 entre 180 países ̶ un paso adelante de Corea del Norte y uno detrás de Cuba.

En el mejor de los casos, el sistema económico actual de Venezuela es una forma de fascismo, al que en una ocasión Sheldon Richman describió como “socialismo con barniz de capitalismo.”

Así que, si bien se aplaude el pequeño pero importante paso, no deberíamos perder de vista una observación del economista laureado con el Nobel, Vernon Smith, quien, en el 2018, señaló que la prosperidad retornaría casi al instante a Venezuela, si los políticos repelían sus políticas dañinas y liberaban el poder de los mercados.

Jonathan Miltimore es editor administrativo de la FEE.org. Sus reportajes y artículos han aparecido en la revista TIME, el Wall Street Journal, CNN, Forbes, Fox News y el Star Tribune. Otros: El Washington Times, MSN.com, El Washington Examiner, el Daily Caller, el Federalist, el Epoch Times.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.