Ejemplo en donde las cosas se han hecho mejor y los resultados así lo muestran.

SUECIA TUVO UNA TASA DE MORTALIDAD MENOR QUE LA MAYORÍA DE EUROPA EN EL 2020, A PESAR DE NO CUARENTENA

Por Jon Miltimore
Fundación para la Educación Económica
Viernes 26 de marzo del 2021

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Nuevos datos de Europa sugieren que el enfoque de laissez-faire hacia la pandemia estuvo lejos de ser catastrófico.

Pocas personas en el 2020 fueron más atacadas que Anders Tegnell, el máximo epidemiólogo de Suecia.

Pero, el hombre que temprano en la pandemia forjó el enfoque sueco de laissez-faire para el COVID-19, dice que nuevos datos internacionales revelan una verdad sólida acerca de las cuarentenas gubernamentales.

“Pienso que la gente probablemente pensará con mucho cuidado acerca de esos cierres totales, qué tan buenos fueron en la realidad,” le dijo Tegnell a Reuters en una entrevista reciente. “Ellas habrían tenido un efecto en el corto plazo, pero, cuando usted lo ve a lo largo de la pandemia, usted se pone más dudoso cada vez más.”

Tegnell se estaba refiriendo a datos publicados por Reuters que muestran que Suecia, que rechazó las cuarentenas estrictas abrazadas por la mayoría de las naciones alrededor del mundo, experimentó un aumento más pequeño en su tasa de mortalidad que la mayoría de las naciones europeas en el 2020.

“Datos preliminares de la agencia estadística de la Unión Europea, Eurostat, compiladas por Reuters, mostraron que Suecia tuvo 7.7% más muertes en el 2020 que el promedio de los cuatro años previos. Los países que optaron por diversos períodos de cuarentenas estrictas, como España y Bélgica, tuvieron lo que se denomina muertes en exceso de 18.1% y 16.2%, respectivamente.

Veintiuno de los 30 países con estadísticas disponibles tuvieron muertes en exceso superiores a Suecia. Sin embargo, a Suecia le fue peor que a sus vecinos nórdicos, con Dinamarca registrando apenas un 1.5% de muertes en exceso y Finlandia 1.9%. Noruega del todo no tuvo muertes en exceso en el 2020."

(MÁS) REIVINDICACIÓN

Durante casi un año, Suecia estuvo en el frente del debate acerca de cómo deberían responder los gobiernos al coronavirus.

Reportes de abril pasado mostraron que, a pesar de una crítica amplia por no abrazar una cuarentena gubernamental plena, el COVID-19 había logrado en Suecia lo que Tegnell describió como una “meseta.”

“Si la caracterización de Tegnell resulta ser cierta, será una clara reivindicación para Suecia, que ha sido salvajemente denunciada por bajar la cabeza ante la tendencia entre gobiernos de imponer decretos draconianos de ‘quedarse en casa,’ que han arruinado la economía mundial y lanzado a millones al desempleo,” reportó Bloomberg.

Meses más tarde, los datos mostraron que Suecia había exitosamente “aplastado la curva,” en contraste con muchos otros sitios calientes del globo.

Muchos críticos respondieron comparando la tasa de mortalidad de Suecia con las de sus contrapartes nórdicas, Noruega y Finlandia, que tenían algunas de las tasas de mortalidad más bajas de Europa. Sin embargo, Noruega y Finlandia abrazaron políticas incluso menos restrictivas que Suecia durante la mayor parte de la pandemia.

Expertos en salud pública en Suecia dicen que los últimos datos son evidencia adicional de que Suecia fue una de las pocas naciones en hacer lo correcto con el virus. “Algunos creyeron que cerrando a la sociedad era posible eliminar la transmisión de la enfermedad,” dijo Johan Carlson, director de la Agencia de Salud Pública de Suecia. “Nosotros no lo creímos y se ha demostrado que estábamos en lo correcto.”

EL LADO OSCURO DE LAS CUARENTENAS

Las pandemias son horrendas y el COVID-19 es un virus asqueroso. (Recientemente me dio a mí, y no fue un paseo. Estuve severamente enfermo durante varios días). Pero, los legisladores alrededor del mundo cometieron dos errores graves cuando decidieron descartar libertades esenciales y abrazar cuarentenas.

Primero, ellas concluyeron que podían contener el virus mediante planificación central. Ellas fallaron ̶ como lo muestran numerosos estudios académicos.

Segundo, quienes hicieron las políticas se olvidaron de la realidad básica de las compensaciones, algo que el economista y politólogo James Harrigan reconoció temprano en la pandemia.

“En épocas de crisis, la gente quiere que algo se haga, y no quiere oír acerca de compensaciones. Este es campo fértil para políticas grandiosas impulsadas por el mantra, ‘aunque tan sólo salve una vida.’ El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, invocó el mantra para defender sus políticas de cierre. El mantra ha tenido eco a través del país, desde consejos municipales a alcaldes a patronatos escolares a la policía hasta el clero, como justificación de los cierres, horas límites de circulación, y distanciamiento social obligatorio.

Gente racional entiende que así no es cómo funciona el mundo. Independientemente de si las reconocemos, las compensaciones existen.”

A lo que llegan Harrigan y Davies es que las políticas no siempre funcionan como se planearon. A menudo vienen con un conjunto de consecuencias no previstas, que pueden ser adversas o aún destructivas.

“Toda acción humana tiene tanto consecuencias previstas como no previstas,” explicaron Antony Davies y James Harrigan. “Los seres humanos reaccionan a cada ley, regulación y orden que el gobierno impone, y sus reacciones terminan en resultados que pueden ser muy diferentes de los resultados que pretendieron quienes hicieron las leyes.”

Una razón de por qué Suecia tuvo una tasa de mortalidad menor que la mayoría de sus contrapartes europeas, se debe a que sus líderes reconocieron eso. Como resultado, Suecia evitó mucho del daño colateral asociado con cuarentenas, que incluye sufrimiento económico, aumento de suicidios, depresión por el aislamiento social, abuso de drogas y alcohol, y otras consecuencias adversas de salud pública.
Estados Unidos no lo hizo. Por ejemplo, Estados Unidos vio que el año pasado su salud mental alcanzó el nivel más bajo en 20 años. Los CDC reportan una depresión que emergió entre jóvenes. Ha habido picos en suicidios, sobredosis de drogas.

Globalmente hemos visto tendencias similares. El suicidio entre niños está surgiendo en el mundo, recientemente le dijeron médicos a la Associated Press.

“Esta es una epidemia internacional, y no lo estamos reconociendo,” dijo el Dr. David Greenhorn, quien trabaja en una unidad de emergencias en el Bradford Royal Infirmary de Inglaterra. “En la vida de un niño de 8 años, un año es, en realidad, en realidad, en realidad, un tiempo extenso. Ellos están cansados. Ellos no pueden ver un fin a esto.”

Esto parte el corazón. También enoja, pues lo alto de la salud pública reconoció, a principios de la pandemia, que cuarentenas extendidas podían ocasionar “daño irreparable.”

“No podemos permanecer encerrados por un lapso de tiempo considerable, que le puede ocasionar daño irreparable y tener consecuencias no previstas, incluso consecuencias sobre la salud,” le dijo el Dr. Anthony Fauci, principal experto de enfermedades infecciosas de la nación, a la CNBC el año pasado.

Fauci estaba en lo correcto. Por desgracia, a diferencia de Tegnell, él no tuvo el coraje de sus convicciones. Y los estadounidenses pagaron el precio.

Jonathan Miltimore es editor administrativo de la FEE.org. Sus reportajes y artículos han aparecido en la revista TIME, el Wall Street Journal, CNN, Forbes, Fox News y el Star Tribune. Otros: El Washington Times, MSN.com, El Washington Examiner, el Daily Caller, el Federalist, el Epoch Times.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.