Aquí, en su momento, ante propuestas de cuarentenas generalizados, alguno advertimos acerca de sus efectos económicos, reflejados en aumentos en la tasa de desocupación; de hecho, a menos de cuatro meses de aquellas, la tasa de desempleo se había duplicada comparada con la existente pre pandemia: llegó a una tasa cercana al 25% de la fuerza de trabajo. En aquel momento, ante nuestra insistencia de algún balance entre las propuestas de funcionarios y políticos de la salud y las advertencias de economistas, entre otros, se nos acusó de insensibles -el menos ofensivo de los calificativos- ante la muerte y dolor de la pandemia. El tiempo nos ha dado algo de razón y falta que lo reconozcan quienes las impulsaron y causaron daños a la sociedad por las cuarentenas.

EL DESEMPLEO DURANTE LA PANDEMIA SE ESPERA QUE CAUSE 900.000 MUERTES EN ESTADOS UNIDOS, LO ENCUENTRA UN NUEVO ESTUDIO ECONÓMICO

Por Jon Miltimore
Fundación para la Educación Económica
Martes 19 de enero del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en rojo, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como jon miltimore foundation for economic education unemployment January 19, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis rojos.

Un nuevo artículo del National Bureau for Economic Research proyecta que 890.000 muertes adicionales pueden resultar durante los próximos 15 años, derivadas de las acciones tomadas para mitigar la diseminación del virus.

El precio del coronavirus ha sido severo. Pero, un nuevo estudio ha encontrado que la respuesta colectiva hacia el virus puede, en última instancia, cobrar más vidas que el propio virus.

En una nueva investigación del National Bureau for Economic Research, investigadores de las universidades de Harvard, Johns Hopkins y Duke, concluyeron que una impactante cantidad adicional de 890.000 muertes puede resultar durante los próximos 15 años, derivadas de las acciones tomadas para mitigar el virus.

“Nuestros resultados sugieren que la cifra de vidas cobradas por el virus SARS-CoV-2 excede en mucho a aquellas directamente relacionados con la crítica enfermedad aguda del COVID-19 y que la recesión causada por la pandemia puede poner en riesgo la salud de la población durante las próximas seis décadas,” dijeron los investigadores.

En concreto, los investigadores citan que los picos en el desempleo por cuarentenas y otras restricciones gubernamentales son típicamente dos a cinco veces mayores que los impactos típicos sobre el desempleo.

“Estimamos que el impacto afectará desproporcionadamente a afroestadounidenses y mujeres, en un horizonte corto,” dijeron los investigadores, “mientras que los hombres blancos pueden sufrir grandes consecuencias en horizontes más amplios.”

ES TRISTE, PERO NO UNA SORPRESA

Los hallazgos son, para decir lo mínimo, descorazonadores. Los estadounidenses ya han experimentado más de 400.000 muertes por el virus, y, también, los esfuerzos gubernamentales por disminuir la diseminación del virus han tenido un costo severo.

Aún así, los hallazgos no deberían sorprender. Por mucho tiempo, el crecimiento del desempleo ha sido correlacionado con tasas de mortalidad mayores. Un estudio de 1979 concluyó que, por cada 10 por ciento de aumento en el desempleo, la mortalidad aumentaba en un 1.2 por ciento. Por esta razón, durante mucho tiempo los científicos sociales han afirmado que el empleo y el crecimiento económico son componentes esenciales de una sociedad saludable.

“El crecimiento económico es el factor único más importante que se relaciona con la duración de la vida,” dijo en el 2002 el profesor de la Escuela de Medicina de Yale, M. Harvey Brenner, después de terminar un estudio fundamental que explora la relación entre desempleo y mortalidad. “El empleo es el elemento esencial del estatus social y establece a una persona como un miembro que contribuye a la sociedad y, también, tiene implicaciones muy importantes de autoestima.”

Los hallazgos del estudio de Yale no son únicos. Un artículo del 2014 en la revista Harvard Public Health, apunta a una abundancia de investigación que llega a una conclusión similar: la alteración del empleo trae costos severos para la salud mental y física. El cuerpo de la investigación incluye un metaanálisis del 2011 -publicado en Social Science & Medicine- que concluye que el riesgo de mortalidad era un 63 por ciento más elevado para individuos que experimentaban desempleo, en comparación con aquellos que no.

Hay multitud de razones de los aumentos en el riesgo de mortalidad durante períodos de desempleo, pero, la primordial parece ser que el desempleo literalmente hace que la gente se enferme. Un estudio del 2009 de la socióloga Kate W. Strully, en la revista Demography, concluyó que la pérdida del empleo debido a cierres de negocios aumentó en más de un 80 por ciento el riesgo de nuevas condiciones de salud, las cuales es más posible que emerjan por las pérdidas del empleo.

“Encuentro que la pérdida del empleo daña la salud, más allá de que es más posible que la gente más enferma pierda sus empleos,” escribió Strully. “Personas que perdieron y respondieron, pero que fueron vueltas a emplear para cuando se hizo la encuesta, enfrentaron un riesgo aumentado de desarrollar nuevas condiciones de salud.”

Estas condiciones incluyeron enfermedades relacionadas con el estrés, como diabetes, hipertensión, derrame, enfermedad del corazón, y artritis, así como varias condiciones emocionales y psiquiátricas.

RECONOCIENDO LAS COMPENSACIONES SEVERAS DE LAS CUARENTENAS

Parece haber poco debate acerca de que el empleo no es sólo un asunto de cambiar cheques, sino, también, de salud y bienestar. Esta es la razón por la que, el pasado abril, advertí que el surgimiento histórico del desempleo podría tener un impacto profundo sobre la salud y vidas humanas.

En aquel momento, el temor al virus se había apoderado de tantos, que rara vez se discutieron las consecuencias a largo plazo, mucho menos se reconocieron. Este es un error, dicen los autores de un artículo del NBER.

“Nosotros interpretamos estos resultados como una fuerte indicación de que los que formulan políticas deberían tomar en consideración las implicaciones severas de largo plazo sobre las vidas de las personas, de una recesión económica de magnitud tan amplia, al deliberar acerca de la recuperación del COVID-19 y medidas de contención,” dijeron los investigadores.

Esta conversación es particularmente importante como resultado de nuevos hallazgos que muestran que los costos elevados de las cuarentenas pueden no tener beneficios claros.

Un estudio recientemente publicado en el European Journal of Clinical Investigation, que evalúa las respuestas globales al COVID-19 encontró que las cuarentenas obligadas fallaron en brindar de manera significativa más beneficios que las medidas voluntarias.

“No cuestionamos el papel de todas las intervenciones de salud pública, o de comunicaciones coordinadas acerca de la epidemia, pero fallamos en encontrar un beneficio adicional de las órdenes de quedarse en casa y cierres de negocios,” concluyeron los investigadores.

Muchos otros estudios arribaron a conclusiones similares. No obstante, investigadores de la NBER aceptaron la premisa de que las cuarentenas funcionan ̶ si bien con concesiones mortales.

“Sin duda alguna, las cuarentenas salvan vidas, pero, también, contribuyen a la declinación de la actividad real, lo que puede tener consecuencias severas sobre la salud,” dijeron los investigadores.

Que las cuarentenas salvaron más vidas que las que ellos afirmaron, es posible que sea un tema debatido durante años. La investigación del NBER no responde la pregunta, pero demuestra a fondo los costos severos de las cuarentenas.

A pesar de lo anterior, es importante recordar que los investigadores sólo analizaron un costo de las cuarentenas: el desempleo y la salud humana. Por supuesto, este es un rumbo apropiado para un estudio académico. Sin embargo, como nos recuerda el economista Frédéric Bastiat, una acción no sólo hace que nazca un solo efecto, sino un mar entero de ellos, algunos de los cuales son visibles, y muchos que no lo son.

Así que, mientras que se aclara el costo de vidas humanas por las cuarentenas, haremos bien en recordar que la salud difícilmente es la única consecuencia adversa del desempleo masivo.

“El desempleo masivo destruye los fundamentos morales del orden social,” hizo ver en una ocasión el economista Ludwig von Mises. “Los jóvenes que, al terminar su formación para el trabajo, se ven obligados a permanecer ociosos, son el fermento del que se forman los movimientos políticos más radicales. En sus filas se reclutan los soldados de las próximas revoluciones.”

Se admite que los fundamentos morales de nuestro orden social son más difíciles de cuantificar que las vidas humanas, Pero, considerando la violencia y agitación del 2020, pronto podremos aprender que son iguales de importantes.

Jonathan Miltimore es editor administrativo de la FEE.org. Sus reportajes y artículos han aparecido en la revista TIME, el Wall Street Journal, CNN, Forbes, Fox News y el Star Tribune. Otros: El Washington Times, MSN.com, El Washington Examiner, el Daily Caller, el Federalist, el Epoch Times.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.