Pensemos en algunos de los impuestos que aumentarán por el paquete económico para poder llegar a un acuerdo con el FMI. Por ello, más que mayores impuestos, necesitamos reducir seriamente los exagerados gastos gubernamentales.

EL AUMENTO DE IMPUESTOS PROPUESTO POR BIDEN TENDRÍA 3 ENORMES CONSECUENCIAS, DICE ESTUDIO

Por Brad Polumbo
Fundación para la Educación Económica
Jueves 25 de febrero del 2021

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Bajo la política de Biden, serían los trabajadores, no las “Grandes Empresas” quienes pagarían el precio.

El presidente Biden está impulsando un paquete de gastos de $1.9 millones de millones por el COVID-19, que él alega impulsaría la economía. Pero, un nuevo estudio advierte que la otra política clave que Biden ha propuesto, dañaría la economía y tendría al menos tres consecuencias importantes para los trabajadores.

El presidente quiere aumentar la tasa de impuestos a las empresas desde un 21 por ciento a un 28 por ciento. Él afirma que esto es para lograr que las Grandes Empresas “paguen una porción justa” y recoger ingresos para que el gobierno pueda usarlos en ayudar a la gente.

A pesar de lo anterior, un reporte recientemente revelado de la orientada hacia la derecha Tax Foundation, concluye que esto haría que la tasa del impuesto a las empresas en Estados Unidos, la federal y estatal combinadas, llegue a un enorme 32 por ciento, el más alto entre países desarrollados. Los expertos tributarios advierten que esta política “dañaría la competitividad de los Estados Unidos y aumentaría el costo de invertir en Estados Unidos.” Como resultado, los investigadores encontraron que el aumento en impuestos a las empresas propuesto por Biden, encogería el tamaño de la economía, reduciría los salarios, y eliminaría 159.000 empleos.

“El aumento en impuestos propuesto por el presidente Biden reduciría la producción económica estadounidenses, en un momento en que necesitamos maximizar el crecimiento económico para llegar a nuestra tendencia de crecimiento pre pandemia y regresar al pleno empleo,” concluyó el reporte.

EL CONTEXTO: LOS IMPUESTOS A LAS EMPRESAS SON NOTORIAMENTE DAÑINOS PARA LA ECONOMÍA

Como lo hace ver la Tax Foundation, los economistas ampliamente consideran que los impuestos a las empresas son una de las formas impositivas económicamente más dañinas, pues disminuyen la inversión en empresas y, en mucho, los costos se trasladan a trabajadores y consumidores.

“El hecho básico es que los ‘negocios’ no pagan y no pueden pagar impuestos,” lo explicó en una ocasión el economista de libre mercado ganador del premio Nobel, Milton Friedman. “Sólo la gente puede pagar impuestos. Los funcionarios de las corporaciones pueden firmar el cheque, pero el dinero que ellos le envían a la Tributación Directa proviene de empleados, clientes o accionistas de la empresa.”

Muchos estudios de instituciones del nivel más alto, como la Oficina del Presupuesto del Congreso de Estados Unidos y el Instituto de la Empresa Estadounidense han documentado directamente cómo la mayoría (entre 50 y 70 por ciento) de los costos originados por aumentos en impuestos a las empresas los sufren los trabajadores a través de una reducción de la paga. (De hecho, ciertamente no es una coincidencia que después que el presidente Trump y los republicanos en el Congreso recortaron los impuestos a las empresas en el 2017, los salarios aumentaron significativamente en el 2018).

Así que, el nuevo estudio de la Tax Foundation ofrece incluso más información empírica de lo que ya la economía enseña acerca de los fracasos al gravar los “Grandes Negocios” ̶ lo que inevitablemente sale mal para detrimento de trabajadores estadounidenses y consumidores.

LA LECCIÓN: NO CONFUNDA LOS OBJETIVOS ESTABLECIDOS EN UNA LEY CON SUS VÍCTIMAS VERDADERAS

Ninguno de los hallazgos de arriba sorprenden al economista astuto. ¿Por qué? Porque un principio importante de economía sólida es entender la diferencia que existe cuando los costos se imponen nominalmente y cuando en la realidad se sienten. Es un sub ejemplo de lo que el economista Henry Hazlitt definió como el principio clave en su libro Economics in One Lesson [Economía en una lección]: la importancia de considerar no sólo las consecuencias de política directa y en el corto plazo, sino también las indirectas y en el largo plazo.

Hazlitt condena “la tendencia persistente en los hombres de ver sólo los efectos inmediatos de una política determinada, o sus efectos en sólo un grupo en particular, y a negarse investigar cuáles serán los efectos de largo plazo de esa política no sólo en ese grupo especial, sino en todos los grupos.” Él llama a esto “la falacia de dejar de lado a las consecuencias secundarias.”

“En esto descansa casi toda la diferencia entre la buena y la mala economía,” escribe Hazlitt. “El economista malo ve sólo lo que inmediatamente impacta el ojo; el economista bueno también mira más allá.”

En nuestro ejemplo, la consecuencia directa de aumentos en los impuestos a las empresas es que a las corporaciones se les presentará el año entrante una cuenta más elevada por el pago de impuestos. La consecuencia secundaria es que la diferencia se sustrae de la paga a los trabajadores con el paso del tiempo.

Entender y prever estos tipos de fracasos es crucial en una formulación de política sana ̶ pero, cuando se trata de aumentar impuestos a las empresas, Biden y sus compañeros demócratas fallan en hacerlo.

Si del todo ellos deciden proceder, bueno, la economía claramente nos enseña que no serán los “Grandes Negocios” los que se verán forzados a “pagar su porción justa” ̶ en realidad, los trabajadores pagarán el precio.

Brad Polumbo es un periodista libertario-conservador y Editor de Opinión en la Fundación para la Educación Económica.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.