EL IMPACTO CATASTRÓFICO DE LAS CUARENTENAS SOCIALES IMPUESTAS POR EL COVID

Por Paul E. Alexander et al.
American Institute for Economic Research
30 de enero del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como paul e. alexander et al. institute for economic research catastrophic January 30, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis azules.

Las cuarentenas actuales inspiradas por el Covid sobre las empresas y los cierres de escuelas, son y han sido contraproducentes, no sostenibles y, francamente, son sin mérito y acientíficas. ¡Han sido desastrosas y simplemente equivocadas! No existe una buena razón para esto. Estas acciones de salud pública sin paralelo, han sido impuestas para un virus con una tasa de mortalidad de la infección (TMI) aproximadamente similar (o posiblemente menor, una vez que se recolecten todos los datos de la infección) a la de una influenza estacional. John P.A. Ioannidis de Stanford identificó 36 estudios (43 estimaciones) junto con 7 estimaciones nacionales preliminares adicionales (50 artículos de datos), y concluyó que, entre las personas de menos de 70 años de edad de todo el mundo, las tasas de mortalidad de la infección oscilaron entre 0.00% y 0.57%, con una mediana de 0.05%, a través de diferentes localidades del globo (con una mediana corregida de 0.04%). Permítanme escribir esto de nuevo, 0.05%. ¿Puede alguien imaginarse la puesta en práctica de tales regulaciones draconianas para la gripe anual? ¡Por supuesto que no! Insatisfechos con los fracasos actuales y bien documentados de las cuarentenas, nuestros líderes están introduciendo y hasta endureciendo las cuarentenas y restricciones punitivas. Nos están encerrando con “más fuerza.”
En efecto, una ilustración de la necesidad espuria de estas acciones mal informadas, es que están siendo impuestas a la luz de evidencia científica clara de que, durante las cuarentenas, cierres de escuelas, órdenes de usar mascarillas y restricciones sociales, adicionales, socialmente estrictas previas, ¡aumentó el número de casos positivos! Nadie puede indicar un ejemplo en donde hayan funcionado las cuarentenas en esta pandemia de Covid.

También, es notorio que estas acciones restrictivas irracionales e irrazonables no se limitan a una jurisdicción tal como los Estados Unidos, sino que, impactantemente, han ocurrido a través del globo. Es asombroso por qué los gobiernos, cuyos papeles primarios son proteger a sus ciudadanos, sean quienes están tomando estas acciones punitivas, a pesar de la evidencia convincente de que estas políticas están mal dirigidas y que son muy dañinas; causando un daño palpable al bienestar humano en muchos niveles. Equivale a insanidad lo que los gobiernos han hecho a sus poblaciones y, principalmente, sin base científica alguna. ¡Ninguna! En esto, hemos perdido nuestras libertades civiles y derechos esenciales, todo basado en una “ciencia” espuria o, peor, basada en la opinión, y esta erosión de las libertades fundamentales y la democracia está siendo promovida por líderes gubernamentales, quienes están soslayando límites Constitucionales (Estados Unidos) y Estatutarios (Canadá) a sus derechos para formular y poner en marcha políticas. Estas restricciones inconstitucionales y sin precedente han tenido un precio muy alto sobre nuestra salud y bienestar y, también, están dirigidas a los propios preceptos de la democracia; en particular, dado el hecho de que esta pandemia viral no es diferente en cuanto al impacto general de pandemias previas sobre la sociedad. Simplemente, no hay razón defendible para tratar esta pandemia de forma diferente.

No hay razón en lo absoluto para la cuarentena, restringir y dañar a los ordinariamente saludables, que están bien, e irreparablemente a los miembros más jóvenes o de edad mediana de la población; la misma gente que se espera nos saque de esta pesadilla ficticia y nos ayude a sobreponernos de los daños causados por posiblemente el mayor fiasco autoinfligido de salud pública, jamás promulgado en las sociedades.
No hay razón para continuar esta política ilógica que está causando más mal que bien. Nunca en la historia humana hemos hecho esto y empleado esas restricciones abiertamente opresivas sin base alguna. Un principio básico de la medicina de la salud pública es que, aquellos con la enfermedad real o que están en un riesgo muy alto de contraer la enfermedad, estén en cuarentena, no la gente con un riesgo bajo ante la enfermedad: ¡no quienes están bien!” Esto parece haber sido olvidado por un número embarazosamente grande de expertos de la salud, en quienes nuestros políticos confían. Más bien, deberíamos estar usando un enfoque más “dirigido” (por edad y riesgo específico en la población) en lo que respecta a la puesta en marcha de medidas de salud pública, en oposición a las tácticas inelegantes y de escopeta actualmente impuestas sobre nosotros. Óptimamente, los elementos claves de la salud pública moderna incluyen abstenerse de causar alteración social (o, al menos, que sea mínima) y asegurar que la libertad se mantenga ante el advenimiento del surgimiento de un patógeno, a la vez que se protege concurrentemente a la salud y bienestar general. También, entendemos que, al inicio de la pandemia, había poca o no confiable información en relación con el SARS CoV-2. En efecto, los reportes iniciales de la tasa de mortalidad de casos (TMC) eran espectacularmente altos y, por ello, tenía sentido, al principio, la imposición de medidas de cuarentena estricta y otras medidas, hasta el momento en que tal peligro pasara o que entendiéramos con mayor claridad la naturaleza de este virus, los datos, y cómo podría administrarse. Pero, ¿por qué continuar de esta forma y por tanto tiempo, una vez que las características fácticas de este virus se hicieron evidentes y que, como se aludió arriba, finalmente nos dimos cuenta de que su tasa de mortalidad por infección (TMI), que es un reflejo de mortalidad más exacto y realista que la TMC, en la realidad no era peor que la influenza anual? Los gobiernos y expertos médicos que continúan citando la TMC son profundamente engañosos y están errados y tienen el propósito de crear el temor en poblaciones de que existe un riesgo exagerado de muerte. La opinión prevaleciente de nuestros expertos y políticos parece ser “detener al Covid a cualquier costo.” Si es así, esta es una política altamente destructiva, ilógica y sin base, opuesta abiertamente a todos los conceptos aceptados en relación con la medicina de salud pública moderna. Por desgracia, parece que nuestro liderazgo aún sigue orientado a seguir los modelos ya desmentidos y desacreditados de progresión pandémica, que fueron publicados para el mundo, siendo el más injurioso e impactante en la forma del modelo de Ferguson del Imperial College, que se basó en proyecciones y supuestos ficticios no probados, que han estado totalmente equivocados. Estos modelos usaron insumos inexactos y eran fatalmente defectuosos.

¿CÓMO FUE QUE LLEGAMOS A AQUÍ?

Empecemos con una posición esencial de que tan sólo porque hay una situación de emergencia, si no podemos detenerla, eso no constituye razón para instituir estrategias que no tienen efecto o que incluso son peores. Tenemos que luchar contra el concepto de que, si en verdad no hay nada que podamos hacer para alterar el curso de una situación (por ejemplo, una enfermedad), aun así, tenemos que hacer algo, ¡incluso si eso es inefectivo! Aún más, no ponemos en práctica una política de salud pública catastrófica y que no funciona, y, después, continuamos su vigencia a sabiendas que es desastrosa. Empecemos por el hecho básico de que burócratas gubernamentales y sus expertos médicos engañaron al público, al fallar en explicarle al inicio que no todo mundo tiene un riesgo igual de un resultado severo si se infecta. Esta es una omisión clave acerca del Covid y esta omisión ha sido usada tácitamente y sin palabras para impulsar la histeria y el temor. De hecho, todavía el público no entiende esta distinción críticamente importante. La vasta mayoría de la gente tiene poco, si es que alguno, riesgo de enfermedad severa y, no obstante, esa misma gente está innecesariamente temblando de miedo debido a mala información y, tristemente, a desinformación. No obstante, las cuarentenas no hicieron nada por cambiar la trayectoria de esta pandemia, ¡en ningún lado! En efecto, es altamente probable que, si las cuarentenas hubieran servido de algo por cambiar el curso de la pandemia, ellos habrían extendido nuestro período de sufrimiento.

¿CUÁLES SON LOS EFECTOS DE LAS CUARENTENAS SOBRE LA POBLACIÓN EN GENERAL?

Con base en datos actuariales y en tiempo real, sabemos que hay daños tremendos causados por las cuarentenas y cierres de escuelas sin precedente. Estas estrategias han devastado a los más vulnerables entre nosotros -los pobres- quienes ahora están peor. Han golpeado devastadoramente a las comunidades afroestadounidenses, latinas y de Asiáticas del Sur. Las cuarentenas y, en especial, las extendidas, han sido profundamente destructivas. Incluso, no hay razón en lo absoluto para poner bajo cuarentena a aquellos de menos de 70 años de edad.
Datos fácilmente accesibles muestran que hay una probabilidad cercana al 100% de sobrevivencia ante el Covid en aquellos de 70 o menos.
Esta es la razón por la cual se les debe “permitir” a los más jóvenes y saludables que sean naturalmente infectados, y que diseminen el virus entre ellos. Esta no es una herejía. ¡Es biología clásica y medicina de la salud publica moderna! Y sí, nos estamos refiriendo a “inmunidad de rebaño,” siendo esta última condición la que, por razones que van más allá de la lógica, ha sido promocionada como una política pública peligrosa, a pesar del hecho de que la inmunidad de rebaño nos ha protegido de millones de virus durante decenas de miles de años. Aquellos en la categoría de no riesgo o bajo riesgo deben vivir vidas razonablemente normales, con precauciones de sentido común (a la vez que se duplican o triplican fuertes protecciones a las personas de alto riesgo y los mayores vulnerables), y aquellos pueden convertirse en un caso “naturalmente,” pues tienen un riesgo de casi cero de enfermedad o muerte subsecuente. Este enfoque podría haber ayudado a terminar con la pandemia mucho más rápidamente de cómo se hizo ver arriba, y, también, mantenemos que la inmunidad desarrollada por una infección natural, es posible que sea más robusta y estable que cualquier cosa que pueda desarrollarse de una vacuna. Si se sigue este enfoque óptimo, en realidad protegemos a quienes tienen mayores riesgos entre nosotros.

¿ADÓNDE SE HAN IDO EL SENTIDO COMÚN Y LA VERDADERA CIENCIA?

Cuando se trata de aconsejar a políticos y público en relación con la pandemia, parece haber un exceso de pánico, pero una escasez de lógica y sentido común. A menudo, escuchamos información, que induce al error, de cientos de individuos que se consideran expertos médicos infalibles o están coronados como tales por los medios. Somos bombardeados incansablemente con su consejo mal informado, a menudo ilógico, y no empírico, con una base de 24/7. Gran parte del consejo puede sólo describirse como intelectualmente deshonesto, absurdo, sin ataduras a la realidad, vacío de sentido común. Ellos exhiben una especie de descuido académico y disonancia cognitiva, que ignora datos o hechos claves, a la vez que impulsan un sentimiento de desesperanza e impotencia entre el público. Estos “expertos” parecen ser incapaces de leer la ciencia o, simplemente, no entienden los datos, o parecen estar ciegos ante eso. Ellos y nuestros líderes gubernamentales hablan de “seguir a la ciencia,” pero no parecen entenderla lo suficiente como para aplicar el conocimiento en el proceso de tomar decisiones (esto si es que hay procesos; la mayoría de las órdenes políticas parecen ser azarosas, en el mejor de los casos, y caprichosas en el peor). Estos expertos han perdido toda credibilidad. Todo ello a pesar del hecho de que nuestros burócratas han tenido a su disposición casi un año de datos y experiencia que den información para su toma de decisiones y, a pesar de eso, continúan escuchando el consejo sinsentido que reciben de gente que, en realidad, no es experta. En consecuencia, estamos ahora enfrentados con un desastre médico y social, con pérdidas que puede que nunca sean revertidas.

Tristemente, cuando se les enfrenta con argumentos racionales contrarios a las creencias casi religiosamente mantenidas, que sostienen que las cuarentenas salvan vidas, los burócratas y expertos médicos actúan como agentes ideológicos. Atacan a cualquiera que esté en desacuerdo con ellos e incluso usan los medios como sus perros de ataque, una vez que sus decretos son cuestionados. Aún más egregias son las acciones, a menudo exitosas, dirigidas a destruir las reputaciones de cualquiera que sostenga puntos de vista diversos en relación con la pandemia de Covid. Tampoco hay interés en debatir acerca de los daños aplastantes causados por decretos hechos por ideólogos. Nuestros verdaderos héroes son las enfermeras y médicos clínicos que están en el frente de batalla y nunca debemos olvidarlos ni confundir esas vanguardias Pretorianas, con los poco prácticos y, a menudo, temerarios “médicos expertos.” Mantenemos que la propia esencia de la ciencia y el pensamiento lógico incluye la habilidad, y, de hecho, la responsabilidad de desafiar (razonablemente) dogmas actualmente sostenidos; una filosofía que parece ser anatema para nuestros líderes y sus consejeros.

DATOS ACTUALES RELACIONADOS CON LOS EFECTOS DE LAS CUARENTENAS

Empecemos con la impactante declaración del ministro de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania, Gerd Muller, quien abiertamente ha advertido que las medidas globales de cuarentena resultarán en más muertes que por el propio Covid. Un estudio reciente de Lancet reportó que las estrategias del gobierno para lidiar con el Covid, tales como cuarentenas, distanciamiento físico, y cierres de escuelas, globalmente están empeorando la desnutrición infantil, pues “la tensión en los sistemas de salud y las interrupciones en respuesta humanitaria, están erosionando el acceso a servicios de salud esenciales y, a menudo, de nutrición que salvan vidas.”

¿Cuál es en la actualidad la evidencia a nivel de estudios y reportes acerca de las cuarentenas? Abajo presentamos 31 fuentes de evidencia de alta calidad, que consideran la gama desde reportes técnicos hasta manuscritos científicos (incluso varios examinados por homólogos, pero que nosotros mismos los hemos sujetado a una rigurosa revisión). Ponemos esto sobre la mesa, pues la evidencia empírica cuestiona enfáticamente los méritos de las cuarentas, y muestra que ellas han sido un fracaso abyecto, no funcionan para prevenir la diseminación viral y, de hecho, causan gran daño. Esta prueba incluye: evidencia de Jutlandia del Norte en Dinamarca, análisis a nivel de país por Chaudhry, evidencia de Alemania acerca de la validez de la cuarentena, evidencia de investigación en el Reino Unido, investigación de Flaxman acerca de la experiencia europea, evidencia originada desde Israel, evidencia adicional acerca de las cuarentenas europeas, evidencia de Europa Occidental publicada por Meunier, evidencia europea de Colombo, evidencia acerca de Irlanda del Norte y Gran Bretaña publicada por Rice, datos adicionales acerca de Israel por Shlomai, evidencia de Cohen y Lipsitch, evidencia de Altman acerca de los efectos negativos, investigación de Djaparidze acerca de oleadas del SARS-CoV-2 a través de Europa, investigación de Bjørnskov acerca de la economía de las cuarentenas, investigación global de Atkenson acerca de intervenciones no farmacéuticas (INFs), evidencia cerca de Bielorrusia, evidencia británica de Forbes acerca del contagio de niños hacia adultos, análisis PANDATA de mortalidad y cuarentenas entre países de Nell, análisis de componente principal por De Larochelambert, investigación de McCann acerca de estados con menores restricciones por el Covid, investigación de Taiwán, investigación de Levitt, investigación acerca de Nueva Zelandia, investigación de Bhalla acerca del Covid en India y el FMI, intervenciones no farmacéuticas de cuarentenas (INFs) por Ioannidis, efectos de las cuarentenas por Herby, y pensamiento grupal acerca de cuarentenas por Joffe. El American Institute for Economic Research (AIER) adicionalmente destaca las posiciones de prominentes líderes y agencias de salud pública acerca de cuarentenas sociales, todas cuestionando y discutiendo contra la efectividad de las cuarentenas.

Un estudio crucial reciente de la Universidad de Stanford que ve los efectos sobre la diseminación de Covid de las cuarentenas de quedarse en casa y cierres de negocios, realizado por Bendavid, Bhattacharya, y Ioannidis, examinó las políticas de Covid restrictivas versus las menos restrictivas en 10 naciones (8 países con cuarentenas estrictas versus dos con restricciones livianas de salud pública). Ellos concluyeron que no hubo un beneficio claro de las restricciones por cuarentenas en el crecimiento de los casos en ninguna de las 10 naciones.

Evidencia fundamental que discute contra las cuarentenas y restricciones sociales emergió de un reciente experimento cuasi natural (datos experimentales controlados por casos) que se dio en la región de Jutlandia del Norte en Dinamarca. Siete de los 11 municipios (similares y comparables) en la región entraron en una cuarentena fuerte, que involucró la prohibición de viajar a través de los límites municipales, cierre de escuelas, del sector de la hospitalidad y otros escenarios y lugares (a principios de noviembre del 2020), en tanto que que las cuatro municipalidades restantes emplearon las restricciones usuales del resto del país (moderadas). Los investigadores reportaron que las reducciones en la infección se habían dado de previo a las cuarentenas, y que, también, disminuyeron en los cuatro municipios en donde no hubo cuarentenas. En conclusión: la vigilancia y el cumplimento voluntario hacen que, en esencia, las cuarentenas no tengan sentido.

Aún más, en un análisis similarmente comprensivo de estadísticas globales relacionadas con Covid, llevado a cabo por Chaudhry y compañía, involucró la evaluación de los 50 principales países (ranqueados según tengan los mayores casos de Covid) y concluyó en que “los cierres rápidos de las fronteras, cuarentenas plenas y exámenes extendidos, no estuvieron asociados con la mortalidad por Covid por millón de personas.” En conclusión: no hay evidencia de que las acciones gubernamentales restrictivas salvaron vidas.
Una publicación muy reciente de investigadores de Duke, Harvard y Johns Hopkins reportó que, debido a las cuarentenas, en Estados Unidos podría haber aproximadamente un millón de muertes en exceso durante las siguientes dos décadas. Estos investigadores emplearon análisis de series de tiempo para examinar la relación histórica entre desempleo, esperanza de vida, y tasas de mortalidad. Ellos reportan en su análisis que los impactos sobre el desempleo son luego seguidos de aumentos (estadísticamente) significativos en las tasas de mortalidad y en reducciones de la esperanza de vida. Alarmantemente, estiman que el tamaño del desempleo relacionado con el Covid-19 será de 2 a 5 veces mayor que el impacto típico de desempleo, y que eso se debe a (asociado con) la raza y género. Para la población en general de Estados Unidos hay un aumento proyectado del 3.0% en la tasa de mortalidad y una reducción del 0.5% en la esperanza de vida durante los próximos 10 a 15 años, y es debido a las cuarentenas. Este impacto que ellos reportaron será desproporcionado en el corto plazo para las minorías, por ejemplo, afroestadounidenses y, también, para mujeres, y, en el largo plazo, con consecuencias más severas para hombres blancos. Esto resultará en alrededor de 1 millón de muertes adicionales durante los siguientes 15 años, debido a las consecuencias de las políticas de cuarentena. Los investigadores escribieron que las muertes causadas por el deterioro económico y social debido a las cuarentenas, puede “exceder en mucho a aquellas inmediatamente relacionadas con la aguda enfermedad crítica del Covid-19… la recesión causada por la pandemia puede poner en peligro la salud de la población durante las dos décadas siguientes.

En general, la evidencia de investigación aquí aludida (incluyendo un lúcido sumario de Ethan Yang del AIER) sugiere que las cuarentenas y los cierres de escuelas no conducen a una mortalidad menor o en el número de casos, y que no han funcionado como se pretendió. Es claro que las cuarentenas no han reducido o detenido la diseminación del Covid. A menudo, los efectos son sólo artefactos y superfluos, pues las declinaciones estaban teniendo lugar, incluso antes que las cuarentenas entraran en operación. De hecho, en Europa, se mostró que, en la mayoría de los casos, antes de instaurarse las cuarentenas, las tasas de mortalidad ya eran un 50% menores que las tasas pico, haciendo que, en el mejor de los casos, fueran espurios los alegatos de que las cuarentenas fueron efectivas en reducir la mortalidad. También, claro que ello significa que los supuestos efectos positivos de las cuarentenas eran y han sido burdamente exagerados. La evidencia muestra que las naciones y localidades que aplican medidas de distanciamiento social y cuarentenas menos estrictas, sufren la misma evolución de la epidemia (por ejemplo, en muertes por millón), que aquellas que ponen regulaciones mucho más estrictas.

¿QUÉ SIGNIFICA TODO ESTO?

Como consecuencia de sus (esperamos) bienintencionadas acciones, nuestros gobiernos, junto con sus expertos médicos han creado un desastre para la gente. Significa que la confianza del público ha sido seriamente erosionada. Las cuarentenas no son una estrategia aceptable a largo plazo, han fallado y han impactado severamente a las poblaciones ¡en lo social, lo económico, lo psicológico y en la salud! Futuras generaciones se verán dañadas por estas acciones. Las políticas han sido pobremente pensadas y son económicamente insostenibles y tienen un costo masivo al ser altamente destructivas. Nuestros niños y la gente más joven serán quienes asuman los costos y daños indirectos, pero muy reales, de las cuarentenas, como mínimo, durante la próxima generación.

¿Cuáles son los verdaderos impactos sobre las poblaciones de estas desastrosas políticas restrictivas? Bueno, los más pobres entre nosotros han tenido un riesgo aumentado de muerte por desesperación (por ejemplo, suicidios, sobredosis relacionadas con opioides, crímenes y asesinatos, abuso infantil severo, etcétera). Políticos, medios, y expertos médicos irracionales deben parar de mentirle a la gente al sólo contarle historias acerca del sufrimiento por el Covid, a la vez que ignoran los daños catastróficos causados por sus acciones decretadas.
Vidas se están arruinando y perdiendo, y negocios destruidos para siempre. Estadounidenses, canadienses y otros ciudadanos del globo de menores ingresos es mucho más posible que sean compelidos a trabajar en condiciones inseguras. Estos empleados con el menor poder de negociación, tienden a ser las minorías, mujeres, y trabajadores pagados por horas. Es más, el Covid se ha revelado como una enfermedad de disparidad y pobreza. Ello significa que las comunidades negras y de minorías se vean desproporcionadamente afectadas por la propia pandemia y que sufran un golpe doble, al ser adicional y desproporcionadamente asoladas por los efectos de las políticas restrictivas.

¿Por qué impondríamos políticas restrictivas más catastróficas cuando ellas no han funcionado? Incluso tenemos líderes gubernamentales que ahora están imponiendo cuarentenas más estrictas e incluso más draconianas, después de admitir que las previas han fallado. Esos son los mismos expertos y líderes que hacen las políticas sociales y que las demandan sin tener que experimentar los efectos de sus políticas. No existe en lo absoluto una buena justificación para lo que ha sido hecho y continúa haciéndose con las sociedades, ¡cuando sabemos del riesgo muy bajo de una enfermedad severa del Covid para vastas porciones de las sociedades? No necesitamos destruir nuestra sociedad, las vidas de nuestra gente, nuestras economías, nuestros sistemas escolares, para manejar al Covid, ¡No podemos detener al Covid a cualquier costo!

¿CÓMO SON AFECTADOS LA SALUD Y EL BIENESTAR DE LA POBLACIÓN EN ESTADOS UNIDOS POR LAS MEDIDAS ACTUALES DE SALUD PÚBLICA?

Se han cerrado negocios y muchos nunca regresarán, empleos han sido perdidos, y vidas arruinadas y más de ello en camino; entre tanto, hemos visto un aumento en la ansiedad, depresión, desesperanza, dependencia, ideas de suicidios, ruina financiera, y muerte por desesperación, a través de las sociedades debido a las cuarentenas. Por ejemplo, el cuido preventivo de la salud ha retrasado cirugías que salvan vidas y exámenes y biopsias se han detenido a lo largo de los Estados Unidos. Todo tipo de muertes se ha escalado y las pérdidas de años de vida aumentaron durante todo el año pasado. La quimioterapia y los reemplazos de caderas se dejaron de lado, junto con las vacunas para enfermedades prevenibles con vacunas para niños (aproximadamente en un 50%). Miles pueden haber muerto, quienes, de otra manera, habrían sobrevivido ante una lesión o un mal del corazón o incluso un derrame agudo, pero que no buscaron ayuda clínica o médica por temor a contraer el Covid.

Específicamente, y con base en reportes de las CDC (y generalizables a naciones del globo), durante el mes de junio en Estados Unidos, aproximadamente un 25% (1 de cada 4) de los estadounidenses en edades entre 18 y 24 consideró el suicidio, no debido al Covid, sino a las cuarentenas y la pérdida de libertad y control de sus vidas y empleos perdidos, etcétera. En Estados Unidos hubo más de 81.00 muertes por sobredosis de drogas en los 12 meses que terminan en mayo del 2020, el mayor número jamás registrado en un lapso de 12 meses. A fines de junio del 2020, un 40% de los adultos estadounidenses reportó que estaba pasando momentos difíciles con la salud mental o el abuso de sustancias y ligados a las cuarentenas. Aproximadamente un 11% de los adultos reportó pensamientos de suicidio en el 2020, en comparación con alrededor de un 4% en el 2018. Entre abril y octubre del 2020, las visitas a salas de emergencia ligadas con la salud mental de niños con edades entre 5 y 11, aumentaron casi un 25%, y se elevaron un 31% para aquellos con edades entre 12 y 17 años, comparado con el 2019. Durante junio del 2020, un 13% de quienes respondieron una encuesta, dijo que ellos habían empezado o aumentado sustancialmente el uso de sustancias, como forma de hacerle frente al día a día durante la pandemia y las cuarentenas. Más de 40 estados reportaron muertes relacionadas con opioides. Entre el 4 y el 26 de agosto, aproximadamente 7 de cada 100 adultos de la Generación Z (18 a 23) reportó síntomas de depresión. Hay un descenso proyectado en la esperanza de vida de casi 6 millones de años de vida en niños estadounidenses, debido al cierre de la escuela primaria en Estados Unidos. Estos son algunos de los daños reales en Estados Unidos y ni siquiera hemos discutido acerca de la devastación que está sucediendo en otras naciones. Entre junio y agosto del 2020, los homicidios aumentaron un 50% y los asaltos agravados se elevaron en un 14%, en comparación con el mismo período en el 2019. Los diagnósticos de cáncer de seno declinaron un 52% en el 2020, comparados con el 2018. Los diagnósticos de cáncer pancreático descendieron un 25% en el 2020 comparados con el 2018. Los diagnósticos de 6 cánceres principales, esto es, de seno, colorrectal, pulmonar, pancreático, gástrico y esofágico declinaron un 47% en el 2020, en comparación con el 2018. Entre el 25 de marzo y el 10 de abril, en Estados Unidos “casi un tercio de los adultos (31.0 por ciento) reportó que sus familias no podían pagar el alquiler, hipotecas o cuentas de servicios públicos, no tenían seguridad alimentaria, o se la pasaron sin cuido médico debido al costo.”

Tristemente, los muy mayores que buscamos proteger más bien están siendo diezmados por las cuarentenas y las restricciones impuestas en hogares de cuido, de asilo, a largo plazo y vida asistida, en los que ellos residen. Tan sólo vea la mortalidad y desastre que Nueva York ha sufrido bajo el gobernador Andrew Cuomo, con las muertes en asilos de ancianos y en el reporte acerca del Covid del Departamento de Salud (DDS). La fiscala general Letitia James merece crédito por su valor, al traer a la luz no sólo un día sumamente oscuro en la historia de Nueva York con el Covid, sino que también a los Estados Unidos, como un todo, pues Nueva York y las muertes generadas conforman una población grande entre todas las muertes en Estados Unidos y en los asilos de ancianos por el Covid-19. Las muertes, según James, puede ser al menos un 50% superior de lo que fue reportado por Cuomo. La política de Cuomo de enviar a pacientes hospitalizados con Covid de regreso a asilos de ancianos, fue catastrófica y ocasionó muchas muertes. Con dolor en las entrañas, a lo largo de los asilos de ancianos de Estados Unidos, los reportes están mostrando que las restricciones a las visitas y rutinas normales de nuestros ancianos en esos ambientes, han acelerado el proceso de envejecimiento, con muchos reportes de aumentos en caídas (a menudo con resultados fatales), debido a una fuerza en declinación y la pérdida de habilidad para deambular adecuadamente. La demencia está escalando, cuando la cadencia de la vida cotidiana está perdida para nuestros valiosos mayores en esos asilos de ancianos, cuido de largo plazo CLP) y hogares de vivienda asistida (VA) y hay un sentido de desesperanza y depresión por el aislamiento, debido a la restricción de la interacción irremplazable con seres queridos.

La verdad es que muchos niños -y, en particular, aquellos menos aventajados- llenan sus principales necesidades en la escuela, incluyendo nutrición, exámenes de la vista y anteojos, y exámenes de audición. Importantemente, las escuelas, a menudo, funcionan como un sistema protector o guardián de los niños que son sexual o físicamente abusados, y su visibilidad declina con el cierre de las escuelas. Debido a las cuarentenas y empleos perdidos, los padres adultos están muy airados y amargados, y el estrés y la presión en el hogar se intensifica debido a la pérdida de empleos e ingresos, y de la independencia y control sobre sus vidas, así como por la disfuncional educación remota con la que ellos, a menudo, no pueden ayudarse óptimamente. Algunos, trágicamente, reaccionan desatando la furia entre ellos y sus niños. Incluso hay reportes de que niños están siendo llevados a salones de emergencia hospitalaria con padres que afirman que ellos piensan que podían haber matado a su hijo por ser insensible, De hecho, desde que se iniciaron las cuarentenas en Gran Bretaña, como un ejemplo, se ha reportado que la incidencia de trauma abusivo sobre la cabeza en los niños ¡ha crecido en casi un 1.500%!

Además, los exámenes masivos generalizados de personas asintomáticas en una sociedad son muy dañinos para la salud pública. La medición clave no es el número de nuevos casos activos (esto es, resultados PCR positivos) que se reportan y que son mal representados por expertos y medios vocales, sino, más bien, cuáles son las hospitalizaciones que resultan, el uso de camas en las UCIs, el uso de ventilación, y las muertes. Solo nos interesamos en un “caso” nuevo si la persona se enferma. Si usted es un caso, pero no se enferma o tiene un riesgo muy bajo de enfermarse, ¿qué importa, si los ancianos y los de alto riesgo ya están apropiadamente seguros? También, es notable que, mientras los hospitales han tenido casi 10 a 11 meses para prepararse para la presunta segunda ola de Covid, ¿por qué esas instituciones de cuido de la salud alegan no estar preparadas? ¿Son, en realidad, las cuarentenas y las pérdidas resultantes de negocios, empleos, hogares, vidas y angustia, debidas a fallas del gobierno? Y ¿cuáles son las razones para la histeria masiva, cuando la mayoría de los datos muestra que, preparados o no, la mayoría de los hospitales no están experimentando una tensión mayor sobre su capacidad, que la observada con las epidemias de gripe de tiempos básicamente normales? ¿Por qué la información que induce al error es presentada al público? Esto no tiene sentido en lo absoluto.

¿Y hemos avanzado hoy en algo? De ninguna manera y hoy estamos peor. Así que, ¿por qué no permitirle a la gente que tome decisiones de sentido común, tome precauciones, y continúe con sus vidas diarias? Sabemos que niños de 0 a 10 años, o alrededor de eso, tienen un riesgo cercano a cero de morir por el Covid (con un riesgo muy pequeño de que diseminen el Covid en escuelas, lo diseminen en adultos, o lo lleven a la casa). Sabemos que personas de 0 a 19 años tienen una probabilidad de 99.997 porciento de sobrevivencia, que aquellos entre 20 y 49 tienen aproximadamente una probabilidad de 99.98 porciento de sobrevivencia, y que aquellos entre 50 y 69-70 años un riesgo de sobrevivir del 99.5 por ciento. Pero, estos son datos de “buenas noticias” que nunca se reportan por los medios y “expertos.” El Covid es menos mortal para jóvenes y niños que la gripe anual y más mortal para gente de más edad que por la influenza. No debemos subestimar este virus y es diferente de la gripe y puede ser catastrófico para los ancianos. Sin embargo, la vasta mayoría de personas (personas razonablemente saludables) no tiene riesgo sustancial alguno de morir por el Covid. El riesgo de enfermedad severa y de muerte para los de menos de 70 años es extremamente pequeño. No cerramos una nación ante tan baja tasa de mortalidad para personas de menos de 70 años de edad, en especial si son personas saludables. Hacemos un objetivo de la gente en riesgo y permitimos que el resto de la sociedad funcione bajo precauciones razonables y, de inmediato, nos movemos a reabrir con seguridad a la sociedad y escuelas. Todavía más, y esto no puede sobrestimarse, existen tratamientos tempranos para el Covid que reducirían la hospitalización y la muerte en, al menos, un 60-80%, como lo discutiremos abajo.

TERAPIA TEMPRANA DE MÚLTIPLES DROGAS PARA EL COVID REDUCE LA HOSPITALIZACIÓN Y MUERTE

Debemos tomar precauciones de mitigación de sentido común, al tiempo que continuamos nuestras vidas ¡Esto significa que, del todo, no detengamos la vida! Esto no significa que ¡destruyamos la sociedad para enfrentar cada caso de Covid! Debemos dejar que la gente regrese a la vida normal. De hecho, la información más importante que, curiosamente, le está siendo retenida a la población estadounidense es que ¡existen tratamientos seguros y efectivos para el Covid! Y, más importante, ahora sabemos cómo tratar al Covid con mayor éxito que al inicio de la pandemia. Este nihilismo terapéutico es muy problemático, dado que hay terapias que, si bien cada una por sí sola no podría considerarse como “fórmula mágica,” ellas pueden usarse con base en una multiplicidad de medicinas o, un enfoque de “coctel” ¡parecido al tratamiento del SIDA y el de tantas otras enfermedades! Esto incluye responder proactivamente hacia las poblaciones de mayor riesgo (en casas privadas o en asilos de ancianos) que salen positivas de SARS CoV-2 o que tienen síntomas consistentes con el Covid, interviniendo mucho más temprano (incluso ofreciendo primero un tratamiento a pacientes externos con medicinas secuenciadas y combinadas, para prevenir la declinación ante la enfermedad severa, a la vez que la enfermedad se está autolimitando, con una enfermedad moderada de tipo gripal). Un tratamiento temprano en el hogar (defendido por investigadores clínicos como McCullough, Risch, Zelenko, y Kory), idealmente desde el primer día (que incluya, pero no se limite, a medicinas anti infecciosas, como doxiclina, ivermectin, favipiravir e hidroxicloroquina, corticosteroides y anti plaquetas, que son seguras, baratas, y efectivas), que sea secuenciado y a través de un enfoque de múltiples medicinas, ha mostrado convincentemente que reducen la hospitalización en un 85% y la muerte en un 50%.

La clave es empezar el tratamiento muy temprano (paciente externo y ambulatorio) en la secuela de la enfermedad (idealmente en el primer día del surgimiento de síntomas y durante los primeros 5 días) antes que la persona o residente haya empeorado. Este enfoque de tratamiento temprano brinda una utilidad tremenda para residentes mayores de alto riesgo, quienes están en nuestros asilos de ancianos y entidades de cuido a largo plazo y de vida asistida, incluso dentro de sus casas privadas, a quienes a menudo se les dice “esperen para ver” y, todo eso, mientras que empeoran y la sobrevivencia se hace más problemática. Estamos hablando acerca de tomar medicinas que se usan dentro de hospitales, pero que, podemos decir, se deben iniciar mucho más antes en personas de alto riesgo. Esto demanda que los gobiernos y los sistemas de salud y entidades médicas paralizadas por el nihilismo, den un paso atrás y permitan a médicos de la línea del frente tomar decisiones cínicas y usen su sagacidad como antes en cómo tratar a sus pacientes de alto riesgo por el Covid-19. A partir de donde empezamos hace 9 a 11 meses atrás en Estados Unidos (y Canadá, Gran Bretaña, y otras naciones), entre la terapéutica y un enfoque de tratamiento temprano a pacientes externos, ¡estas son muy buenas noticias! Tampoco debemos descontar el daño potencial a sistemas inmunes normalmente saludables, que no han sido bloqueados tanto como ahora, pero que, de otra forma, se podría esperar que luchen contra la infección, al menos, en individuos más jóvenes. Tenemos que estar preocupados acerca de los sistemas inmunes de nuestros niños que normalmente son sanos y funcionales, y no tenemos ni idea de cómo funcionarán sus sistemas inmunes en el futuro, dadas estas restricciones de tan largo alcance.

CONCLUSIÓN

En conclusión, dado el argumento convincente del Dr. Scott Atlas acerca del fracaso de las cuarentenas y cierres generales de escuelas y la totalidad de evidencia presentada arriba y la perturbadora compilación de AIER acerca de los daños aplastantes de las cuarentenas, ya ha pasado el tiempo para terminar con las cuarentenas y hacer que la vida regrese a la normalidad para todos, excepto los de riesgo más elevado entre nosotros. Es hora de que dirijamos nuestros esfuerzos hacia donde son más beneficiosos. Tales medidas específicas, dirigidas hacia poblaciones concretas, pueden proteger a los más vulnerables del Covid, a la vez que no se impacta adversamente a aquellos que no están en riesgo. ¿Por qué? Porque sabemos mejor quiénes están en riesgo y debemos dar pasos sensibles y razonables para protegerlos.
Alarmantemente, el presidente Biden ya ha afirmado que no hay nada que se pueda hacer para detener la trayectoria de la pandemia. Pero, fracasa en reconocer que, a lo largo de Estados Unidos, los casos ya están cayendo marcadamente, incluso yendo él tan lejos como advertir de más muertes. Menos creíble es que aquellos a cargo y, en particular, los “expertos médicos” continúan fallando en admitir que estaban muy, pero muy, equivocados. Todos estaban equivocados en lo que promovieron y pusieron en práctica y ahora están tratando de culpar de ello a nosotros quienes miramos los datos y la ciencia y reflexionamos y ponderamos los beneficios, así como los daños de las políticas. Ellos están culpando a aquellos de nosotros quienes nos opusimos a las cuarentenas y cierres de escuelas. Están usando la táctica de que, dado que usted se opuso a esas restricciones y decretos ilógicos e irracionales, entonces, usted causó los fracasos, pretendiendo así y sin admitir que sus políticas, en efecto, son la razón de los catastróficos fracasos sociales. No nuestra oposición y argumentos contra políticas engañosas y poco sólidas.

Es muy evidente para las poblaciones que las políticas de cuarentenas han sido extraordinariamente dañinas. Ha pasado la hora de terminar con estas cuarentenas, esos cierres de escuelas, y esos mandatos de usar mascarilla sin bases científicas (ver el listado de estado tras estado) pues tienen un beneficio muy limitado, pero, más importante, están causando serios daños con consecuencias a largo plazo, y, ¡en especial, entre aquellos menos capaces de soportarlas! En efecto, el Federalista publicó una descripción muy comprensiva que muestra cómo las mascarillas no hacen nada por detener la diseminación del Covid. No hay razón que justifique eso y los líderes gubernamentales deben detener eso ahora, ¡dadas las implicaciones severas y de largo plazo! Donald A, Henderson, quien ayudó a erradicar la viruela, nos dio una hoja de ruta que aquí hemos fallado en seguirla, cuando escribió, alrededor de 1957-58, acerca de la pandemia de la Gripe Asiática y afirmó que “La pandemia era una enfermedad de diseminación tan rápida, que pronto se hizo evidente a los funcionarios de salud de Estados Unidos, que los esfuerzos por detenerla o disminuir su diseminación eran inútiles. Así, no se hicieron esfuerzos por poner a individuos o grupos en cuarentena, y se tomó una decisión deliberada de no cancelar o posponer reuniones grandes, como conferencias, reuniones religiosas o actividades atléticas, con fines de reducir la transmisión. No se hizo intento alguno por limitar los viajes o, alternativamente, detectar a los viajeros. El énfasis se puso en brindar cuido médico a quienes estaban aquejados y mantener el funcionamiento continuo de los servicios de la comunidad y la salud.”

El Dr. Henderson, junto con el Dr. Thomas Inglesby, también escribió que “La experiencia ha mostrado que las comunidades enfrentadas con epidemias u otros acontecimientos adversos, responden mejor y con menos ansiedad cuando el funcionamiento social normal de la comunidad se ve menos alterado. Un liderazgo fuerte político y de salud pública que dan tranquilidad y que aseguran se brinden los servicios de cuido médicos necesarios, son elementos críticos. Si alguno de ellos es visto como menos que óptimo, una epidemia manejable puede convertirse en una catástrofe.” En general, el mensaje que ellos dieron es que existen varias opciones para los gobiernos en sociedades libres, para usarse en mitigar la diseminación de los patógenos (respuestas tradicionales de la salud pública que son menos intrusivos e inquietantes), pero, cerrar la sociedad o partes de ella, no es una de ellas. Estos expertos nunca promovieron o endosaron cuarentenas como estrategia cuando confrontaban epidemias o pandemias, pues sabían y articularon que la devastación que caería sobre las sociedades era, en muchos casos, potencialmente irrecuperable.

Como lo explica el Dr. Martin Kulldorf, es crítico que los burócratas, el sistema de salud pública, y los expertos médicos escuchen al público, pues es quien actualmente está viviendo y experimentando las consecuencias de salud pública por su cuarentena obligada y otras acciones. El aislamiento social debido a las cuarentenas tiene un efecto devastador y no puede ser descartado, y los burócratas gubernamentales deben reconocer que, cerrar una sociedad, conduce a pensamientos y comportamiento suicida y muertes en exceso (muertes por desesperación, para mencionar una). Termino con lo que es, tal vez, la frase más convincente de expertos (La Declaración de Great Barrington): “Para aquellos que no son vulnerables se les debería de inmediato permitir que reasuman su vida como es normal. Medidas de higiene simples, como lavarse las manos y quedarse en casa cuando se está enfermo, deben ser practicadas por todos.”

Paul E. Alexander, MDSc PhD, Universidad de Oxford, Universidad de Toronto, Profesor Asistente de la Universidad McMaster, Métodos de Investigación de Salud (HEI) y de GUIDE Research Methods Group de Hamilton Ontario, Canadá.
Howard C. Tenebaum DDS, Dip. Perio, PhD, FRCD (C) for Advanced Dental Research and Care, Hospital Monte Sinaí, y las Facultades de Medicina y Dentistería de la Universidad de Toronto, Ontario, Canadá.
Ramin Oskopui, MD, CEO de Foxhall Cardiology, PVC, Washington, D.C.
Harvey A, Risch, MD, PhD, Yale School of Public Health, New Haven, Connecticut, U.S.A.
Peter A. McCullough, MD, MPH, Centro Médico de la Universidad de Baylor, Instituto Vascular y de Corazón de Baylor, Hospital Baylor Jack and Jane Hamilton Heart and Vascular, Dallas, Texas, USA.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.