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Tema: GARY M. GALLES-INUNDADOS DE PALABRAS DEFORMADAS

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    GARY M. GALLES-INUNDADOS DE PALABRAS DEFORMADAS

    Es hora de releer la obra de George Orwell, 1984, para darse cuenta de la importancia de las palabras y el lenguaje en una sociedad libre, sin un estado que imponga un nuevo idioma (la Neolengua) y un ministerio de la Verdad, para, junto con ese control del sentido de las palabras, someter a las personas libres al poder del tirano. Tan actual…

    INUNDADOS DE PALABRAS DEFORMADAS

    Por Gary M. Galles
    American Institute for Economic Research
    27 de enero del 2021


    NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como gary m. galles american institute for economic research words January 27, 2021 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis azules.

    Pensamos en palabras. Nos comunicamos con palabras. Las leyes están escritas en palabras. Así que la incumbencia en cualquiera de esas acciones requiere claridad acerca de lo que esas palabras solían significar. En consecuencia, siempre existe el peligro que cambios en cómo se usan las palabras, como en “una cultura postmoderna… inclinada a redefinir términos claves,” puedan introducir confusión, con consecuencias potencialmente serias.

    Esa confusión puede aparecer en muchos sitios, como en la discusión de C.S. Lewis, “The Death of Words” acerca de cómo el uso de palabras como caballero y Cristiano evolucionó desde descripciones fácticas hasta palabras para bien (yo apruebo) o para mal (yo desapruebo). Y los efectos pueden ser peligrosos, pues “cuando usted ha matado una palabra, también usted… ha tapado de la mente humana la cosa por la que originalmente existió la palabra. Los hombres no anhelan… continuar pensando lo que ellos han olvidado cómo decirlo.”

    Tal vez, el área de redefinición más peligrosa es en relación con el gobierno, pues es la única institución generalmente aceptada para permitir el uso de coerción hacia otros. Cambios en dirección de lo que aquellos en el poder prefieren, pueden expandir ese poder, al incrementar cuánta coerción pueden imponer sobre los ciudadanos. Aún más, la historia única de los Estados Unidos está repleta de ideas acerca del gobierno y la libertad, que pueden ser cambiadas hacia significados muy diferentes.

    En otras palabras, hubo una buena razón por la que George Orwell aseveró que “la declinación de un lenguaje en última instancia debe tener causas políticas y económicas,” en su famoso “Politics and the English Language” [“La política y el lenguaje inglés”], que este año celebra su 75 aniversario. Como lo puso él, “Muchos términos políticos... democracia, socialismo, libertad, patriótico, realista, justicia, cada uno de ellos tiene varios significados diferentes que no pueden reconciliarse entre sí… Palabras de este tipo se emplean a menudo de forma deliberadamente deshonesta.”

    La consecuencia es impactantemente aplicable al 2021. “En nuestra época, el lenguaje y los escritos políticos son ante todo una defensa de lo indefendible... Por tanto, el lenguaje político debe consistir principalmente de eufemismos, peticiones de principio y vaguedades oscuras,” al servicio de “una masa de mentiras, evasiones, locura, odio y esquizofrenia.” Y la solución es reenfocare con claridad, como “un primer paso hacia la regeneración política.”

    Aunque algunos personalmente se han inoculado contra el reconocimiento de la hipocresía y recomendaciones mendaces, que son gran parte del lenguaje político, sólo toma un poco de pensamiento ver al menos algunos de los abusos. Pero, ese disperso darse cuenta de un abuso aquí y otro por allá, todavía subestima muchísimo las consecuencias adversas, pues rara vez hay sólo una motivación involucrada en promover un argumento de que haya “más gobierno”, y distorsiones múltiples pueden hacer casi imposible pensar con claridad acerca de estos temas.

    Para ver qué tan extenso ha llegado a ser el abuso retórico y qué tan difícil “el lenguaje político… es diseñado para lograr que las mentiras parezcan verdades y el asesinato respetable… y dar una apariencia de solidez al mero viento,” como lo pone Orwell, puede dar lugar a un razonamiento adecuado, considere tan sólo una pocas de las palabras tramposas.

    UNIDAD

    Siguiendo la tradición, el discurso inaugural de Joe Biden enfatizó la unidad de Estados Unidos, usando el término unidad en ocho ocasiones, si bien recuerdo. Pero, dado cómo los Demócratas han actuado hacia los opositores electorales, sin dejar de hacer todo ataque ad hominem y sin dejar de decir o insinuar toda implicación de maldad, uno podría cuestionar si cualquier otra unidad, distinta de “A Mi Manera” de Frank Sinatra, fue, en realidad, alguna vez considerada.

    Más importante, unidad en el sentido de acuerdo acerca de fines específicos que queremos, no sólo está ausente, sino que no es lograble. Una vez que ampliamos nuestra visión más allá de generalidades vagas y aspiracionales de sentirse bien, los estadounidenses están en desacuerdo en casi todo, y nuestros objetivos, a menudo, son diametralmente opuestos.

    Todos queremos comida, ropa, abrigo, cuido de la salud, etcétera. Pero, queremos tipos y cantidades diferentes. Más aún, no los queremos de la misma calidad, al mismo tiempo, en el mismo lugar, o para las mismas personas, sin dejar de mencionar que financiados por partes diferentes. También, diferimos ampliamente en las compensaciones que estamos dispuestos a hacer entre nuestros deseos. Una vez que nos enfocamos en las compensaciones enfrentadas en la realidad, la escasez requiere que nuestros fines entren en conflicto. Y fines mutuamente inconsistentes no pueden ser mágicamente unificados.

    Entonces, la unidad potencialmente lograble típicamente no involucra fines específicos en los que todos estamos de acuerdo. Esta es la razón de por qué la guerra, cuando todas nuestras vidas y circunstancias, a menudo tan diferentes, están en riesgo, es una excepción en la creación de unidad nacional, al menos en oponerse a enemigos, y de por qué los políticos están tan dispuestos a declarar “guerras” supuestas a la pobreza, drogas, carencia de viviendas, ad infinitum. En lo que, tal vez, podamos arribar a la unidad es acerca de cómo reconciliar mejor y lograr mutuamente nuestros fines distintos y en conflicto. Pero, la política fracasa espectacularmente en dicha tarea.

    Cuando la gente persigue sus propios objetivos por medio de lo que Frank Oppenheimer llamó “los medios políticos,” rutinariamente el éxito consiste en tomar los recursos de otros, en contraste con “los medios económicos” de los acuerdos voluntarios. Tales iniciativas políticas “unificadoras” son simplemente formas de coercer para que, aquellos con quienes se está en desacuerdo, soporten cargas contra su voluntad, Pero, cuando forzadamente yo tomo su propiedad para fines que usted rechazaría, violo sus derechos y reduzco los medios que usted tiene para lograr cualquiera de sus propios objetivos. Esta es la razón de porqué poca unidad valiosa habita en los llamados para ella de los políticos.

    Sin embargo, hay una cosa en la que todos podemos estar de acuerdo ̶ igual libertad para proseguir nuestros propios objetivos. Todos los individuos ganan con “la preservación mutua de sus vidas, libertades y propiedades,” como lo puso John Locke; para nuestro “búsqueda de felicidad,” en palabras de Jefferson. Esto significa defender la libertad y derechos de propiedad de todos, junto con los derechos a intercambiar y contratar. Como lo hizo ver David Hume hace mucho tiempo, una vez que los derechos de propiedad se establecen y se defienden uniformemente, todos los acuerdos subsecuentes con voluntarios. Nadie puede imponer su voluntad violando los derechos de otros. Se logra la definición tradicional de justicia ̶ “darle a cada cual lo suyo”.

    Pero, también, eso significa que, cualquiera que proponga que el gobierno se expanda más allá de aquellas formas muy limitadas, en realidad, podría mejorar lo que la Constitución describió como nuestro bienestar general, pues claramente ha rechazado la búsqueda de un tipo de unidad lograble. Cuando el gobierno sobrepasa las elecciones de las personas en vez de protegerlas, impone el dominio en lugar de permitir la cooperación voluntaria y consentimiento mutuo. Así, la retórica de la unidad política, sin importar qué tan sentida sea la petición o cuantas veces se repita, no es nada más que camuflaje para imponer injusticia sobre algunos para ayudar a otros.

    NOSOTROS

    “Nosotros” es un adjunto útil a la “unidad” para aumentar la incomprensión acerca del gobierno. Aún el simple hecho de que la palabra es plural, sugiere que la unidad existe, aún si lo hace en cierta forma más allá de un acuerdo entre algunos para robar a otros.

    También, permite el error lógico del equívoco ̶ cambiar el significado de algo en medio de una declaración. Por ejemplo, con frecuencia se ha aseverado que nosotros, como estadounidenses, pagamos por la Seguridad Social y obtenemos los beneficios. Pero, el “nosotros” que han sido beneficiarios netos, principalmente de las generaciones del arranque, cuyos beneficios fueron masivamente mayores que sus costos, es muy distinto del “nosotros” más jóvenes, a quienes ahora se les pasa la cuenta. Una redistribución de millones de millones de dólares se oculta al simplemente agregar a quienes se tratan de manera diferente, en un único “nosotros” (como, digamos, cuando se propone un salario mínimo para ayudar a “los pobres” como grupo, aun cuando a los pobres se les daña al perder empleos, horas y oportunidades como resultado de aquella medida.)

    La conexión entre “nosotros” y “usted” hace igualmente resbaloso al último término, en parte porque los estadounidenses se han movido desde un singular tú [en inglés “thou”] y desde un plural ustedes [“ye” en inglés] hacia usted [en inglés “you”], que en el idioma inglés puede ser singular o plural. Alguien podría decir “esto lo protegerá a usted (singular)” [en inglés “you”], y podría significar “esto protegerá al individuo al que me refiero, y dañar a otros,” o bien podría significar “esto protegerá al individuo al que me refiero, sin dañar a otros.” Usted no necesita referirse a todos los que son afectados. Y, aún si alguien dijera, “esto le protegerá a usted (plural)” [“you” en inglés], podría significar “esto protegerá al grupo al que me estoy refiriendo, y dañar a otros,” o bien, podría significar “esto protegerá al grupo al que me estoy refiriendo, sin dañar a otros.” De nuevo, usted no necesita referirse a cada uno que es afectado. La unidad requiere que los derechos de nadie se infrinjan, pero, la palabra se utiliza rutinariamente para describir algo muy diferente.

    DERECHOS

    Tanto “unidad” como “nosotros” tienen una conexión adicional con abusos de la palabra “derecho,” pues su uso típico falla en hacer una distinción absolutamente crucial entre “derechos negativos,” o libertad ante la coerción, y “derechos positivos” a fin de que otros sean requeridos para darle cosas a usted.

    Derechos “positivos” a vivienda, educación, cuido de la salud, etcétera, provistos u ordenados por el gobierno, requieren que alguien más sea forzado a pagar por ellos. Pero, esa obligación inherente necesariamente viola los derechos de otros, al tomar su ingreso y propiedad sin su consentimiento; esto es, violando sus derechos negativos a que el gobierno no se los robe. Esto se presenta en contaste directo con nuestra Constitución, con sus podres enumerados estrictamente limitados, y la Declaración de Derechos, sin dejar de mencionar la afirmación en la Declaración de Independencia de derechos inalienables, que se enfocaron en proteger nuestros derechos negativos.

    Los únicos derechos que pueden ser inalienables para todos deben ser consistentes con los derechos iguales de otros. Todo ciudadano puede disfrutar de derechos negativos contra el abuso del gobierno, sin infringir los mismos derechos de cualquier otro, pues sólo imponen sobre otros la obligación de no interferir. Pero, cuando el gobierno crea nuevos derechos positivos, extrayendo recursos para pagar por ellos, necesariamente les quita derechos y libertad inalienables a otros.

    En consecuencia, si un político ofrece crear o defender los derechos de los estadounidenses, para que eso se refiera a los derechos que todos nosotros tenemos como individuos, él o ella deben estar hablando de derechos negativos. Pero, hoy en día, casi nunca esa es la situación.
    Actualmente, cuando un político promete derechos “nuevos y mejorados” para algunos, está prometiendo violar derechos negativos para cuya defensa se creó nuestro país.

    LIBERTAD

    [Nota del traductor: en idioma inglés, se suelen utiliza las palabras “freedom” y “liberty” para explicar dos conceptos diferentes, pero en español ambos términos suelen traducirse como “libertad.”]

    Las distorsiones introducidas cuando se promueven derechos positivos, a la vez que se ignoran los derechos negativos que, entonces, deber ser violados, también aparecen cuando la gente habla en términos de “freedom” o “liberty” [Libertad ambos términos en idioma español]. “Freedom” es libertad de que nadie viole nuestros derechos negativos, usualmente siendo el gobierno el encargado de esa tarea como agente de su aplicación. “Liberty” es libertad de no tener un gobierno que, como tal, viola nuestros derechos negativos. Sin embargo, el hecho de que no se puede confiar en que el gobierno se limite a sí mismo, es la razón por la que tenemos una Constitución que limita su poder abusivo, en donde los ciudadanos deben ser el freno último del gobierno, razón por la que nuestros Fundadores pusieron un énfasis tan fuerte a la vigilancia en defensa de nuestra libertad.

    Tal vez, el ejemplo más famoso puede verse en el discurso de las “Cuatro Libertades” de Franklin Delano Roosevelt (FDR). Dos de las cuatro –“libertad de palabra y expresión” y “libertad de que cada persona adore a Dios a su manera”- son derechos negativos encontrados en la Primera Enmienda de la Constitución. Pueden disfrutarse universalmente, pues la libertad de uno no menoscaba que otros tengan las mismas libertades. El único papel que ellos crean para el gobierno es prohibir las intrusiones de otros en esos derechos. Ellos defienden la libertad de todos contra la coerción.

    La tercera libertad de FDR -“libertad de la necesidad o de la miseria”- no puede ser similarmente universal. Compromete al gobierno a proveer más de algunos bienes o servicios que lo que suplirían las transacciones voluntarias con otros, lo que infringe en la libertad igual de otros para adquirir bienes o servidos voluntariamente, usando sus propios recursos.

    También, la cuarta libertad de FDR –“libertad para vivir sin temor… de que ninguna nación esté en una posición de cometer un acto de agresión física contra cualquier vecino” afirma correctamente que los ciudadanos deben estar protegidos ante las depredaciones de otros gobiernos. Por desgracia, no dice nada acerca de las agresiones de una nación contra sus propios ciudadanos. Y, con su tercera libertad, que requiere la agresión del gobierno para obtener recursos requeridos para su “benevolencia,” omite lo que a menudo es la amenaza más grande para la libertad de los ciudadanos.

    El resultado es que, a partir del discurso de las “Cuatro Libertades,” los políticos y aquellos que buscan promover sus intereses a expensas de otros, han sido capaces de usar el lenguaje de libertad [“freedom”] para restringir significativamente nuestra libertad [“liberty”].

    JUSTO

    [Nota del traductor: en idioma inglés, se suelen utiliza las palabras “fair” y “just” para explicar dos conceptos diferentes, pero en español ambos términos se suelen traducir como “justo.”]

    El subterfugio retórico con respecto a los derechos o la libertad tiene un eco en las peticiones de justicia, probablemente porque, en la mayoría de los casos, justicia (“fairness”) se traduce como “más para mí o para aquellos que yo quiero que alguien más sea quien les dé la asistencia” (si usted estuviera dispuesto a proveer los recursos simplemente lo haría, sin pedir que sea hecho por alguien llamado “no usted”). En otras palabras, equivale a poco más que una aseveración de que los beneficiarios destinados tienen derechos positivos sobre algo, a la vez que, al proveerlos, ignoran la violación de los derechos negativos de otros. Y esos últimos derechos son la base de nuestra autonomía y los acuerdos voluntarios que ella permite, que constituyen los únicos medios que satisfacen la definición tradicional de justicia, que es “darle a cada cual lo suyo.”

    También, otras alegaciones legítimas de injusticia surgen de la creación de derechos positivos adicionales. Terminar o recortar algún derecho positivo creado por política gubernamental, una vez que la gente ha llegado a anticipar su continuidad, es injusto, aún si tales políticas fueron injustificadas, inefectivas o un desperdicio. En otras palabras, a menudo es injusto deshacer cosas que, en primer lugar, nunca deberían haberse hecho.

    Gordon Tullock ilustró esto con los permisos o “medallones” para operar taxis. Si, después de que se emitió sólo un número limitado de medallones, la demanda de servicio de taxis se elevó, las ganancias de los taxis aumentarían. La competencia por los medallones elevaría sus precios para capitalizar las ganancias mayores futuras esperadas. Pero, si Bob vende su medallón de taxi a Jim a ese precio, Jim sólo esperaría ganar una tasa normal de rendimiento sobre su inversión. Pero, una vez que esto haya pasado, el gobierno no puede deshacer justamente el programa, pues hacerlo así penalizaría a Jim, quien nunca ganó con el programa de los medallones, en tanto que Bob mantiene para sí las ganancias producidas por el programa. Esto es claramente injusto para Jim. Y un análisis similar es aplicable para muchos apoyos gubernamentales para industrias, así como en las promesas insostenibles de financiamiento para la Seguridad Social y el Medicare.

    SOCIAL

    Friedrich Hayek comentó en The Fatal Conceit [La fatal arrogancia] que el adjetivo “social” “probablemente se ha convertido en la principal fuente de confusión de nuestro vocabulario moral y político.” La mejor ilustración es “justicia social.” Desde la época de Cicerón, la justicia ha significado “dar a cada cual lo suyo.” Pero, la justicia social requiere que la justicia, como fuera entendida por milenios, sea violada. Es decir, justicia social significa necesariamente injusticia. Como lo pone Hayek, “la gente llega a llamar ‘social’ lo que en realidad constituye el principal obstáculo para la buena marcha de la ‘sociedad’. Lo ‘social’ debería más bien tacharse de antisocial.”

    OTRAS PALABRAS DEFORMADAS

    La media docena de ejemplos previos está lejos de ser una lista exhaustiva de palabras deformadas para que el gobierno crezca. Hay muchas otras. Por ejemplo, cuando la gente describe al capitalismo a lo que en realidad es el capitalismo de los amigotes, aunque este viola los principios del capitalismo, iguala “al no capitalismo” con el capitalismo, que, después, es culpado de casi todo lo que pasa bajo el sol.
    Asimismo, la deificación común de democracia ignora las restricciones relevantes que la limitan de ser “dos lobos y una oveja votando acerca de qué tener como almuerzo,” que es muy diferente de la elección democrática de aquellos empoderados para (sólo) hacer sus trabajos limitados constitucionalmente, que puede reducir el riesgo del derramamiento de sangre durante transiciones de poder político. Es decir, lo que hace buena a la democracia es que puede, potencialmente, defender la libertad, que siempre se ve minada cuando se acude a la violencia, no que la democracia sea inherentemente buena siempre. Cada mala caracterización de los acuerdos voluntarios de mercado como de “perro que come perro, jungla de la supervivencia del más apto,” juega por igual con el retorcimiento de su significado.

    También, palabras más pequeñas desempeñan papeles de apoyo en la retorcedura de los significados a fin de que el gobierno tenga un poder mayor.

    Por ejemplo, a menudo, los acuerdos voluntarios de mercado son condenados porque “usan” a la gente, seguido de alguna forma de “por tanto, debemos restringirlos.” Sin embargo, esos acuerdos “usan,” “utilizan” o “emplean” medios, sin ninguna implicación de daño hacia otros. De hecho, otros ganan. Pero, la mayoría parece usar la palabra para implicar “abuso” o “daño,” aun cuando la fuerza o fraude que permite que eso suceda son inconsistentes con acuerdos voluntarios. Y hay una gran diferencia entre tratar de vender la teoría de la explotación de que “Usted usa a otros en el mercado, dañándolos,” y que “Usted utilizó servicios voluntariamente suplidos por otros, por tanto, causándoles daño.”

    Similarmente, se usa “necesidad” como forma de implicar que alguien (distinto de quien está usando la palabra) tiene que ser obligado a suplirlos (aquí, a menudo, se emplea como respaldo el lenguaje de “debe” o “no tenemos más opción”), pero ese conjuro no se sobrepone legítimamente a los derechos de las personas. Luego, a alguien que objete la imposición, se le cataloga como codicioso o egoísta, aunque el interés propio que todos tenemos en común es muy distinto del egoísmo.

    La humillación de quienes no están dispuestos a aceptar tales imposiciones, se extiende a frases como “ellos sólo lo hacen por dinero,” lo que distorsiona el significado tanto de “sólo” como de “por.” Quienes hacen esa acusación usan “sólo” para dar a entender “exclusivamente,” cuando, en realidad, en la mayoría de los acuerdos en los mercados significan “salvo por el hecho de que” ̶ sin compensación alguna por los esfuerzos del caso, nunca se hubieran llevado a cabo. “Por” se utiliza mal porque la gente no hace las cosas por dinero. El dinero no es un fin. Es un medio, complementario a la libertad, que permite a la gente promover más efectivamente cualesquiera que sean sus objetivos.

    COMBINANDO PALABRAS DEFORMADAS

    Cada uno de los ejemplos que he usado pueden tener efectos deletéreos sobre el entendimiento de la gente. Pueden causar confusión contra la que debe lucharse antes que la claridad sea posible. Y algunos de ellos incluso revierten completamente el significado de las palabras, haciendo uso común de lo opuesto a sus sentidos originales, de hecho, eliminando la posibilidad de exactitud lógica.

    Si eso no fue lo suficientemente malo, el hecho es que diversas malas representaciones son, a menudo, parte de argumentos para tener “más gobierno,” haciendo del entendimiento algo aún más difícil. Esto puede verse en una analogía con los impuestos.

    Existe un resultado ampliamente conocido en finanzas públicas que, para líneas rectas de oferta y demanda (en las que cada aumento igual en las tasas de impuestos efectivas, reduciría los intercambios en la misma cantidad), el costo en el bienestar o carga en exceso (costos para la sociedad por la producción reducida y del intercambio creado, más allá del ingreso recibido) es proporcional al cuadrado de la tasa marginal del impuesto. Duplicar la tasa marginal de los impuestos cuadruplica el costo en el bienestar. Triplicarla genera nueve veces el costo en el bienestar.

    Y que la tasa impositiva relevante para determinar los incentivos es la suma de todos los diferentes gravámenes que se imponen, más los efectos distorsionadores de la regulación (que actúan como impuestos). Eso, a su vez, también parece ser en el grado en que las palabras se deforman. Agregar más impuestos o cargas regulatorias sobre mercados ya fuertemente saturados, aumenta dramáticamente los costos para la sociedad, y distorsiones múltiples en el lenguaje en dirección de un gobierno siempre más grande, también aumenta dramáticamente los malentendidos de la gente, incluso con costos potenciales más rápidamente crecientes para los ciudadanos.

    Para ilustrar, usted podría, sin, del todo, estirar mucho la realidad, imaginar alguien que favorece una expansión particular del estatismo, diciendo algo así como, “Nosotros todos debemos unirnos para mantener todos nuestros derechos como la única forma de lograr justicia y defender nuestra democracia y nuestra libertad.” Tal frase está tan repleta de ambigüedad y contradicción en sí misma, que es difícil imaginar una conversación que pudiera ser productiva en cuanto a calidad y acuerdo.

    Como lo hizo ver Orwell, la maleabilidad del lenguaje ha permitido nuevas iteraciones del estatismo, para disfrazarlas como medios para la buena sociedad, pues la dirección errada lingüística ha hecho que pensamientos absurdos acerca de la organización social sean más viables.
    Al mismo tiempo, ha dificultado comunicar los beneficios que sólo son logrables a través de la libertad. Este es un impedimento abrumador para recuperar la libertad de la cual hemos sido alejados, pero, mejorar el entendimiento -primero el nuestro, luego el de otros- parece ser la única forma pacífica de lograrlo.

    El doctor Gary Galles es profesor de economía en Pepperdine. Su investigación se centra en finanzas públicas, elección pública, la teoría de la firma, la organización de la industria y el papel de la libertad, incluyendo los puntos de vista de muchos liberales clásicos y los fundadores de los Estados Unidos. Sus libros incluyen Pathways to Policy Failure, Faulty Premises, Faulty Policies, Apostle of Peace, y Lines of Liberty.

    Traducido por Jorge Corrales Quesada.
    Última edición por Jorge Corrales Quesada; 12/05/2021 a las 13:42

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