Otro estudio más que muestra que las cuarentenas no lograron contener la diseminación del Covid, como fue su propósito inicial. Lo que han logrado es un enorme empobrecimiento, quiebras, destrucción de las economías, daños a la salud en general y una alteración de la vida en sociedad.

UN NUEVO ESTUDIO INDICA QUE LAS CUARENTENAS NO MODERARON LA DISEMINACIÓN DEL COVID-19

Por Ethan Yang
American Institute for Economic Research
19 de enero del 2021

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como ethan yang institute for economic research slow January 19, 2021 y, si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis azules.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford publicó recientemente un estudio en la revista European Journal of Clinical Investigation, que concluye que las duras políticas de cuarentena no han tenido un impacto ni siquiera mínimo en prevenir la diseminación del Covid-19, comparadas con medidas más moderadas.

Estoy dispuesto a admitir que apoyé las cuarentenas en su inicio, pues parecían ser buenas en teoría. Sacrifique algo de libertad ahora para preservar en el largo plazo la libertad y prosperidad agregadas. Al fin de cuentas, cada persona intelectualmente honesta y razonable necesita preguntar, ¿en dónde está la evidencia real? Después de dos semanas de que aplastar la curva se convirtiera en 10 meses y aún más, con un mundo deshecho, la gente, entendiblemente, es escéptica acerca de si las políticas de cuarentena estrictas tuvieron algún beneficio. Algunos estudios, como este, publicado en Nature por un extenso equipo de epidemiólogos, afirma que las cuarentenas han reducido drásticamente el daño potencial del Covid-19. Sin embargo, esos estudios no son confiables, pues descansan en supuestos acerca de lo que ellos piensan que podría haber sucedido. Toman los casos y muertes reales y, luego, elaboran un resultado potencial de lo que podría haber sucedido sin cuarentenas, para, después, clamar que las cuarentenas funcionaron.

Otros simplemente apuntan a éxitos de países como Nueva Zelandia, que pusieron en práctica cuarentenas estrictas. Por supuesto, Nueva Zelandia tuvo sus problemas cuando recurrió a cuarentenas, pero, con sólo 25 muertes al momento de escribir esto, es todavía un caso de desempeño sólido, así que llamémoslo exitoso tan sólo para los fines de este argumento. La dificultad es que, para justificar una política como las cuarentenas, usted necesita probar que funciona consistentemente en todas partes. Esto no sólo es aplicable a cuarentenas, se aplica a todo en la vida. Imagínese que alguien quiere comprar una pastilla que quema la grasa, que funcionó exactamente en una única persona entre una muestra de cientos, y que esa persona era un atleta profesional (Nueva Zelandia es una isla pequeña que reaccionó muy rápidamente). Además de todo eso, la mayoría de la gente que tomó la pastilla se mantuvo igual o se engordó más. Tan sólo cuántos de los países con cuarentenas más estrictas, terminaron con las mayores muertes per cápita, a la par de un daño económico y social masivo. Usted debería ser escéptico acerca de si toma esa pastilla.

EL ESTUDIO

Por supuesto, esa es sólo una observación general y podría haber muchas variables confundidoras, así como diferentes combinaciones de política en distintos países, También, necesitamos ser precisos al medir el impacto de las diversas políticas sobre las tasas de transmisión del virus y, en el mejor grado posible, tener una comparación contractual. Eso es exactamente lo que intenta hacer el estudio titulado “Assessing Mandatory Stay-At-Home and Business Closure Effects on the Spread of Covid-19” [Evaluando los Efectos Obligatorios de Quedarse en Casa y el Cierre de Negocios sobre la Diseminación del Covid-19”].

El estudio compara el impacto de políticas de cuarentena en ocho países del Hemisferio Norte: Inglaterra, Francia, Alemania, Irán, Italia, Holanda, España, y Estados Unidos. Todos esos países han tenido cuarentenas estrictas. El estudio utiliza dos contrafactuales: Corea del Sur y Suecia, para que sirvan como ejemplo de cómo el Covid se disemina bajo intervenciones de salud relativamente livianas. Las políticas de cuarentenas estrictas se definirían, primordialmente, como órdenes de cierre de negocios y quedarse en la casa. El toque liviano de las políticas de Suecia y Corea del Sur serían políticas tales como trazado de contactos, restricciones a reuniones grandes, cuarentenas específicas, y uso de guías generales En esencia, el estudio compara políticas que cerraron completamente una sociedad, con aquellas que simplemente hacen que la vida sea un poco más inconveniente. Si la primera no brinda un beneficio claro, entonces, todos deberíamos preferir la segunda.

El estudio explica la metodología:

“Los datos que usamos se basan en un análisis de los efectos de las INFs (Intervenciones No Farmacéuticas) y consisten de números de casos diarios de regiones administrativas subnacionales en cada país (por ejemplo, regiones en Francia, provincias en Irán, estados en Estados Unidos, y condados en Suecia), fusionados con el tipo y momentos de las políticas en cada región administrativa. Usamos datos de un banco de datos acerca de políticas sobre el COVID-19 y análisis previos de impactos de las políticas, para determinar el momento y ubicación de cada INF. Luego, cada observación en los datos se identifica por región administrativa subnacional y fecha, con datos acerca del número de casos en esa fecha e indicadores que caracterizan la presencia de cada política.”

Los investigadores construyen modelos de datos usando los del Covid de 10 países, para notar los efectos que las diversas políticas tuvieron sobre las tasas de transmisión con el paso del tiempo, a la vez que controlan diversos factores. Luego, hacen 16 pruebas que comparan los ocho países con cuarentenas, con los dos países contrafactuales y notan diferencias en el desempeño. El resultado final fue que,

“En el marco de este análisis, no hay evidencia de que intervenciones no farmacéuticas más restrictivas (“cuarentenas”) contribuyeron sustancialmente a flexionar la curva de casos nuevos en Inglaterra, Francia, Alemania, Irán, Italia, Holanda, España o Estados Unidos a principios del 2020. Al comparar la efectividad de las INFs en las tasas de crecimiento de casos en países que pusieron en práctica medidas más restrictivas, con aquellos que impusieron medidas menos restrictivas, la evidencia apunta lejos de indicar que las INFs mayores (intervenciones importantes) brindaron un beneficio significativo adicional por encima y más allá de INFs livianas (intervenciones livianas).”

En esencia, las cuarentenas, que son una política sin precedente en la historia de la salud pública, brindan poco beneficio notable sobre las respuestas más tradicionales de salud pública, que son menos intrusivas. Esto se debe a que, hablando en general, la gente actúa racionalmente y es imposible que, coercitivamente, se empuje a la sociedad más allá de sus límites naturales, sin tener efectos contraproducentes importantes. Por ejemplo, la gente or lo general entiende que salir y mezclarse con otros disemina el virus, pero, al mismo tiempo, que la vida necesita seguir su curso. Lo que el estado puede hacer para ayudar es dar información transparente, infraestructura médica fuerte e intervenciones específicas para ayudar a administrar el virus. No obstante, llega un punto en que nada más ayudará excepto una vacuna, inmunidad de rebaño natural, o algún tratamiento médico Todo lo que las cuarentenas hacen es trastornar la sociedad, ocasionando un daño traumático, a la vez que el virus aún continúa diseminándose.

El estudio indica que las interacciones de salud pública, en general, ayudan a disminuir la diseminación del virus; eso no se está negando. Sin embargo, hace ver que,

“En ninguno de los 8 países o en ninguna de las 16 comparaciones (contra Suecia o Corea del Sur) los efectos de las medidas importantes de INFs fueron significativamente negativas (beneficiosas).”

No se está negando que algo deba hacerse para detener el virus y que tengamos las herramientas para moderar la diseminación. Sin embargo, como lo demuestran las comparaciones entre países, las cuarentenas no han mostrado tener un efecto significativo en detener al virus. No obstante, hay evidencia abrumadora de que causan un daño tremendo a la sociedad. De hecho, hasta los autores hacen ver que,

“Es posible que las órdenes de quedarse en casa pueden facilitar la transmisión si aumenta el contacto persona a persona, en donde la transmisión es eficiente, así como los espacios cerrados.”

Esta idea es realmente apoyada por datos y la investigación que yo referencié en un artículo previo relacionado con cierres de restaurantes.
Aún más, el estudio indica que,

“El grado en el que las comunicaciones de riesgo motivan comportamientos personales, se ha usado para explicar la respuesta de Corea del Sur hacia las INFs, en donde se observaron cambios amplios en el comportamiento personal al seguir INFs menos restrictivas… También, aquello puede explicar los tamaños de los efectos altamente variables de la misma INF en diferentes países. Por ejemplo, los efectos de prohibiciones de viaje internacional fueron positivas (no útiles) en Alemania y negativas (beneficiosas) en Holanda.”

La sociedad tiende a responder por sí misma y existe sólo un cierto tanto que puede hacer, razón por la que las políticas de toque suave parecen lograr ese tanto, sino no es que mejores resultados que las políticas estrictas, como de cierres de negocios, La gente hará ajustes basada en la información que se les ha dado, a la par de sus propios contextos. En cierto momento, llega un punto en que la gente ha hecho todo lo que puede para detener la diseminación. Las cuarentenas no sólo fallan en ampliar ese límite, sino que causan un daño innecesario, que no sólo empeora la situación, sino que reduce la paciencia para obedecer.

LECCIONES CLAVES

Es importante ver que este estudio es imperfecto, como lo son todos los estudios en algún grado. Compara datos duros recolectados de diversos países con una democracia y conformación económica similar, lo que es importante. Sin embargo, la recolección de datos y exámenes son tanto imperfectos como incompletos, en especial en la primavera del 2020. Aún más, podrían existir pequeños factores culturales y contextuales que no pueden ser capturados por un análisis cuantitativo. Por ejemplo, tener grandes concentraciones de gente mayor vulnerable en asilos de ancianos puede causar picos en las tasas de transmisión y mortalidad, que sesgan los resultados, Aunque el estudio parece ser convincente y es apoyado por observaciones generales relacionadas con acontecimientos de la actualidad, debemos permanecer abiertos a nueva información.

Dicho eso, parece ser el caso que las políticas de cuarentena alrededor del mundo han fallado en producir los resultados que se nos dijo lograrían. Países que impusieron las cuarentenas más estrictas, como Bélgica y Reino Unido, también tienen algunas de las peores estadísticas per cápita, incluso peores que las de Estados Unidos, el saco de boxeo para los patrocinadores de la cuarentena, Aún si contamos a Nueva Zelandia como una historia de éxito por cuarentenas que funcionan, ¿qué hay del resto del mundo?

El estudio parece indicar lo que hemos sabido durante décadas. Cual es que existe un número de cosas que el estado puede hacer para ayudar a disminuir la diseminación de la enfermedad, pero, cerrar la sociedad, no es una de ellas. Tal vez, existe una especie de romanticismo heroico acerca de flexionar los músculos del estado para detener un enemigo temible, que hace atractivas a las cuarentenas. El único problema con ello es que estamos lidiando con la realidad, y la sociedad no es algo con lo cual jugar.

Ethan Yang se unió al American Institute for Economic Affairs (AIER) en el 2020 como pasante en la parte editorial y es graduado del Trinity College. Recibió un BA en Ciencia Política junto con una materia secundaria en Estudios Legales y Organizaciones Formales. Sirve actualmente como Coordinador de la Región Noreste de Estudiantes por la Libertad y como director del Centro para el Estudio de la Libertad Humana en el Trinity College. Previo a unirse al AIER, fue pasante en organizaciones como el American Legislative Exchange Council, en el Senado del estado de Connecticut y en el Cause of Action Institute. Actualmente, Ethan tiene su base en Washington, D.C.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.