Este artículo es útil para entender la realidad de nuestra excesiva deuda externa y de la necesidad de que este problema tenga una verdadera solución.

LA DEUDA SOBERANA DESPUÉS DEL COVID-19: LA VISIÓN EQUIVOCADA

Por Nicolás Cachanosky
American Institute for Economic Research
4 de enero del 2021


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Las economías del mundo fueron muy golpeadas por el Covid-19. Los efectos han sido especialmente severos en países subdesarrollados, en donde las economías son más débiles y la estructura de cuido de la salud es más limitada. El Covid-19 obligó a algunas economías subdesarrolladas a escoger entre servir las necesidades de sus poblaciones durante estos tiempos difíciles y servir su deuda soberana. Esto ha elevado inquietudes en relación con la fragilidad del mercado de deuda soberana.

Instituciones internacionales y analistas están empezando a prestar atención al futuro del mercado de deuda soberana. Kristalina Georgieva (Fondo Monetario Internacional) y Sigrid Kaag (ministerio de Comercio Internacional y Desarrollo de Holanda) afirman que las economías desarrolladas “necesitan hacer más para ayudar a países con una carga insostenible de la deuda,” debido a que “países en desarrollo de bajos ingresos necesitan un apoyo financiero fuerte.” Similarmente, Willem H. Buiter (Universidad de Columbia) y Anne Sibert (Universidad de Londres) aseveran que los mecanismos de reestructuración de la deuda soberana necesitan revisarse, debido a la presión que los países deudores reciben cuando entran en default con sus obligaciones de deudas.

Estos dos recientes artículos reflejan una visión estándar de las crisis de la deuda soberana, en que los países deudores son retratados como víctimas de la mala suerte (por ejemplo, un cambio negativo en las condiciones económicas) o de las malas intenciones de extranjeros (por ejemplo, los llamados fondos buitres). Y, dado que no es su falta, dice la visión estándar, los países ricos deberían apechugar con más de la carga.

El problema subyacente en los países en desarrollo no es la ausencia de apoyo monetario o financiero. Las reservas internacionales (en dólares de Estados Unidos) no son escasas. Si hay algo, es que los bancos centrales han estado inundando los mercados con liquidez desde la crisis del 2008. Los problemas de la deuda soberana surgen debido a que una ausencia de disciplina fiscal y carencia de respeto a los contratos y la propiedad privada, resultan en primas por alto riesgo. Dar un mayor apoyo financiero sin resolver estos asuntos subyacentes no es una solución; sólo pospondría la crisis de la deuda.

Los países deudores escogen buscar créditos en el mercado internacional. También, deciden si reforman sus políticas e instituciones económicas. Los recientes defaults en Argentina y Ecuador no son resultado de la mala suerte o de malas intenciones de los extranjeros. Son criaturas propias. Ellos carecen de voluntad política para llevar a cabo las reformas requeridas para la sostenibilidad financiera.

¿Abrazar la visión de víctima de los países deudores y seguir el consejo de Buiter y Sibert para crear un mecanismo de reestructuración de la deuda soberana (MRDS) “que suspendería los pagos durante las negociaciones, protegería a los deudores de sanciones de los acreedores, y permitirían a los gobiernos deudores obtener nuevo financiamiento” mejoraría las cosas? Eso no parece posible. Institucionalizar los defaults de los deudores ante sanciones de los acreedores, a la vez que no se protege a los acreedores ante defaults de los deudores, sería tomado en cuenta en los precios de los bonos. Naturalmente los acreedores esperarían más defaults de países en desarrollo ̶ haciendo que sea menos posible que aquellos presten y que haya mayor posibilidad de que se requiera una mayor prima por el riesgo.

Como muchos otros, estoy preocupado acerca del mercado de deuda soberana a raíz del Covid-19. Pero, no es una solución dar más fondos a un gobierno comprometido con mantener un curso insostenible. Esos países necesitan reformas institucionales serias.

Nicolás Cachanosky es Profesor Asistente de Economía en la Metropolitan State University of Denver. Con intereses de investigación en economía monetaria y macroeconomía, mucho de su trabajo reciente se ha enfocado en incorporar aspectos de duración financiera en los modelos tradicionales del ciclo de los negocios. Ha publicado artículos en revistas académicas, incluyendo al Quarterly Review of Economics and Finance, Review of Financial Economics, y el Journal of Institutional Economics. Es coeditor de la revista Libertas: Segunda Época. Sus trabajos populares han aparecido en La Nación (Argentina), Infobae (Argentina), y Altavoz (Perú). Cachanosky obtuvo su M.S. y Ph.D. en Economía en la Universidad Suffolk, su M.A. en Economía y Ciencias Políticas en la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas, y su Licenciatura en Economía en la Pontifica Universidad Católica Argentina.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.