Un artículo útil para todo momento, en este año y el que viene, pues, al menos en Facebook, cada rato se ve que no hay un desafío o argumentación real y válida contra los argumentos de otro, sino acerca de la persona que en primer lugar los emitió.

5 RAZONES PARA EVITAR LOS ARGUMENTOS AD HOMINEM

Por Jon Miltimore
Fundación para la Educación Económica
Martes 4 de diciembre del 2018


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, con letras en rojo y entre paréntesis, si es de su interés puede verlo en jon miltimore foundation for economic education avoid december 4, 2018 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis en rojo.

A pesar de la proliferación del ad hominem, hay razones poderosas por las cuales se debe evitar.

Hay muchas falacias lógicas que observamos en el discurso moderno. Pero, de todas las falacias, la ad hominem reina (y probablemente siempre lo hará).

Del latín “contra el hombre” o “la persona,” es una herramienta argumentativa (falaz) que involucra atacar al oponente de uno, en vez de refutar su argumento.

Aunque incansablemente popular, el ad hominem ha encontrado una prominencia particular en la época actual, que combina una inteligencia que va a pique con una comunicación instantánea, de carácter restringido. (En efecto, una mezcla tóxica).

A pesar de la proliferación del ad hominem, hay varias razones serias por las cuales debería evitarse. He aquí cinco de ellas.

1. PUEDE HACERLO PARECER POCO INTELIGENTE

Es cierto que gente inteligente usa argumentos ad hominem. Pero, los ataques ad hominem son generalmente vistos como signo de baja inteligencia. Incluso el Diccionario Urbano [Urban Dictionary] -difícilmente un foro de intelectuales- reconoce que los argumentos ad hominem se utilizan generalmente “por gente inmadura o poco inteligente, debido a que ellos no pueden rebatir a su oponente utilizando la lógica y la inteligencia.”

No hay duda que algunos ataques ad hominem pueden ser ingeniosos. Pero, para ser vista como una persona inteligente, se debe aprender a rebatir y refutar argumentos, no simplemente burlarse o denigrar a la gente.

2. DESTRUYE EL DISCURSO RESPETUOSO

A menudo la gente olvida que el comportamiento individual conforma la cultura. Llamar a alguien un abraza-árboles, sexista, nazi o guerrero de la justicia social, puede brindar una sensación positiva. Incluso puede ser cierta. Pero, usar esa retórica tiene un efecto corrosivo sobre la sociedad, dice Glenn Geher, PhD.

“Evitar ataques ad hominem es, de hecho, un elemento fundamental del discurso respetuoso,” escribe Geher, un profesor de psicología en la Universidad Estatal de Nueva York en New Paltz. “[Con lo] difícil que pueda parecer, la mayoría de la gente, independientemente de su posición política, comparte los mismos objetivos de hacer de este mundo un lugar mejor. En un clima asediado por el desacuerdo, recordemos que todo discurso deberá ser respetuoso y cortés. Evitar el ataque ad hominem es un aspecto básico de las mejores prácticas en el discurso político.”

3. ES CRUEL

Por su naturaleza, el ad hominem reduce a los individuos. Todos nos enojamos y en esos momentos es natural que queramos reaccionar violentamente.
¡Droga contra la neurosis!

Cuando lo hacemos, a menudo se siente bien, al menos temporalmente. ¡La exhibí! A menudo, olvidamos que nuestras palabras pueden lacerar, a veces profundamente. Cuando usted ataca el maquillaje de alguien, su peso, su apariencia o cualquier número de rasgos personales, en respuesta a un argumento que ellos presentan, usted no sólo muestra ser un tonto. Usted aparenta ser mezquino y cruel. Eso es cierto, a pesar de cuantos reenvíos de twitter y “me gusta” recibe su comentario.

4. TERMINA CON DISCUSIONES FRUCTÍFERAS ACERCA DE IDEAS

Yo tomo seriamente las ideas y la búsqueda de la verdad. Una de las mejores formas de afilar la mente y de acercarse a la verdad es desafiar las ideas propias. Esto, a menudo, involucra el diálogo con otras personas. Debido a que la gente rara vez coincide en todas las posturas acerca de las cosas, no es inusual que se presenten debates y desacuerdos. Eso es totalmente apropiado. La utilidad de una discusión depende en mucho en qué tan bien la gente sea capaz de escucharse entre sí y de intercambiar ideas respetuosamente. Una vez que la discusión se calienta, se hace más difícil lograr un intercambio fructífero de ideas. Es allí cuando usualmente me retiro. Hay poco que ganar al involucrarse en esa discusión. Si el objetivo de uno es “ganar” un debate al ser el último ser en el campo, el ad hominem funciona bien. (Aunque Chistopher Hitchins probablemente estaba en lo correcto, al verlo como “una señal de victoria” cuando un oponente se movía hacia el ad hominem.)
Si uno está genuinamente interesado en el diálogo y en el discurso sano, evite el ad hominem.

5. LO PUEDE METER EN UN PROBLEMA SERIO

Como regla personal, trabajo duro para evitar argumentos ad hominem por las razones arriba indicadas. Pero, también, aprecié la prudencia de evitarlos por otra razón: lo puede meter a uno en problema serios. Ello es especialmente cierto en la era de la internet, cuando una expresión que no causa daño (si bien es ruda) puede mañana convertirse en un discurso de odio. Las “reglas” que determinan qué palabras son aceptables y cuáles no -para no mencionar quién puede decirlas- son elásticas, como mínimo. Algunos incluso pueden decir que ellas son irracionales.

Crecientemente vemos a celebridades, expertos y atletas siendo atacados por tweets de hace décadas y por opiniones en blogs que por años han estado fuera del radar. Algunas veces, figuras de alto perfil son despedidas de sus trabajos por un tweet descuidado. Algunas veces son enviadas a entrenamientos de sensibilidad. Algunas veces milagrosamente emergen sin daño alguno.

La verdad es que nadie está totalmente seguro de cuales son las reglas de hoy, mucho menos de lo que serán dentro de 20 años. Pero, una política prudente, si es que quiere evitar la suerte de Rosanne o de James Gunn, es evitar usar del todo argumentos ad hominem. Afilarán tu mente, mejorarán tus argumentos y crearán una mejor atmósfera para las ideas. En el largo plazo, también puede hacer de usted una mejor persona.

Este artículo de Intellectual Takeout fue reimpreso con permiso.

Jonathan Miltimore es editor administrativo de la FEE.org. Habiendo servido previamente como director de medios digitales en Intellectual Takeout, Jon fue responsable del contenido editorial diario, la estrategia de redes y de operaciones de medios sociales. Antes de eso, era el editor sénior de The History Channel Magazine, editor administrativo en Scout.com, y reportero en asignación general para el Panama City News Herald. Jon también sirvió con interno en el departamento de elaboración de discursos bajo George W. Bush.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.