EXISTE UNA MELODÍA MÁS BELLA QUE EL TEMOR

Por Barry Brownstein
American Institute for Economic Research
9 de diciembre del 2020


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“Why Is All COVID-19 News Bad News?” [¿Por Qué Todo Acerca del COVID-19 son Malas Noticias?] es un artículo de Bruce Sacerdote, Ranjan Sehgal y Molly Cook, que recientemente publicó el National Bureau of Economic Research (NBER).

Los autores encontraron que la cobertura de los medios acerca del Covid-19 ha sido mucho más negativa en Estados Unidos que en medios internacionales. Encontraron que “Noventa y un por ciento de las historias en los principales medios de Estados Unidos son negativas en su tono, versus cincuenta y cuatro por ciento para las principales fuentes no de Estados Unidos y sesenta y cinco por ciento en revistas científicas.”

El Covid-19 es un asunto serio, pero eso no explica la negatividad. Los autores encontraron que “La negatividad de los medios no responde a los cambios en las tendencias de nuevos casos de Covid-19 o de la orientación política de la audiencia.” Fox News es casi tan negativa como CNN. “Las historias acerca de casos crecientes de Covid-19 sobrepasan por un factor de 5.5 a las historias de casos decrecientes, incluso durante períodos cuando están declinando los casos nuevos.” La cobertura de los medios ha sido inmune ante las buenas noticias.

Significativamente, los autores del estudio de la NBER encontraron que los consumidores demandan noticias negativas. Aquellos escriben, “Consistentes con la literatura existente… nuestros resultados sugieren que los principales medios de Estados Unidos usualmente publican historias negativas del Covid-19, en respuesta a la demanda e interés de los lectores.”

Las noticias son negativas porque muchos de nosotros tenemos una mentalidad negativa. La gente busca historias de desesperanza pues las historias de desesperación reflejan su estado mental. Muchos no quieren que su mentalidad temerosa se vea interrumpida.

Ser atraído hacia la negatividad no es un fenómeno reciente. Las razones por las que la respuesta al temor en el 2020 ha sido más fuerte que la usual, ameritan nuestra consideración seria.

EL SESGO DE NEGATIVIDAD

¿Ha notado usted cuánto más un acontecimiento adverso le afecta, en comparación con un acontecimiento positivo? En su artículo, “Negativity Bias, Negativity Dominance, and Contagion,” [Sesgo de Negatividad, Dominancia de la Negatividad y Contagio], en una revista, Paul Rozin y Edward B. Royzman reportan acerca del principio bien investigado de sesgo de negatividad, “En la mayoría de las situaciones, los acontecimientos negativos son más destacados, potentes, dominantes en combinaciones y, por lo general, más eficaces, que los acontecimientos positivos.”

En otro artículo en una revista, “Bad is Stronger than Good,” [“Malo es más Fuerte que Bueno”], el famoso profesor de psicología Roy Baumeister, escribiendo junto con colegas, hace la observación de que:

“Las malas emociones, los malos padres y la mala retroalimentación tienen mayor impacto que las buenas, y la mala información se procesa más a fondo que la buena… Las malas impresiones y los malos estereotipos se forman más rápidamente y resisten más la refutación que las buenas.”

No me extraña que muchos sean atraídos y parecen hipnotizados por noticias negativas del Covid-19. Baumeister y coautores escriben,
“Acontecimientos que son negativamente valorados (por ejemplo, perder dinero, sentir el abandono de amigos y recibir críticas) tendrá un impacto mayor sobre el individuo, que los acontecimientos del mismo tipo valorados positivamente (por ejemplo, ganar dinero, ganar amigos y recibir elogios).”

Ha habido noticias esperanzadoras acerca del Covid-19; las tasas de mortalidad son bajas entre poblaciones que no están en riesgo. Aun así, cuando aquellos que no están en riesgo proyectan su temor existencial a la muerte por el Covid-19, el temor permanecerá siendo fuerte.

Usted no podrá pensar en una salida de una espiral negativa. La parte racional de su cerebro queda en segundo plano ante la negatividad. En su libro, The Power of Bad, Roy Baumeister y John Tierney, escriben, “Investigación que traza los estados de ánimo de los trabajadores durante el día, muestran que un retroceso tiene un impacto emocional entre dos y cinco veces mayor que un acontecimiento positivo. Las emociones nos hacen menos racionales y, por eso, son más susceptibles al poder de lo malo.”

Y, una vez que usted está preparado para enfocarse en lo negativo, su mente se mantiene mirando de tal forma hacia el futuro. Baumeister y Tierney dan este ejemplo:

“Si, digamos, a ellos se les brindan predicciones idénticas acerca del clima para Londres y Madrid, de un 10 por ciento de chances de lluvia en cada ciudad, ellos típicamente piensan que es más posible que llueva en Londres. Matemáticamente no tiene sentido, pero, parece ser más posible que llueva en Londres, debido a que es más fácil imaginar un clima húmedo en Londres que en España. Entre más familiar sea un escenario -entre más imágenes de ello hemos visto o imaginado- más posible parece serlo.”

¿Y qué acerca de buscar noticias positivas en línea? El sesgo de negatividad posiblemente secuestrará su atención para que se enfoque en la información negativa:

“La gente que planea una vacación pasa más tiempo estudiando reseñas negativas y es más influenciada por ellas que por comentarios positivos, y la gente es convencida incluso por evaluaciones negativas que no identifican algún problema específico. Un análisis de las tendencias de ventas en Amazon y en Barnes & Noble reveló el efecto de negatividad familiar, tanto en libros de ficción, como no de ficción:
Un comentario de una estrella hizo más por dañar las ventas que lo hizo un comentario de cinco estrellas para aumentar las ventas.”

En Thinking, Fast and Slow, [Pensar rápido, pensar despacio] Daniel Kahneman hace la observación de que, “Todos sabemos que una amistad que toma años en desarrollarse, puede ser arruinada por una sola acción.”

Así lo ponen Rozin y Royzman: “Una de las mejores descripciones genéricas de este poder relativo de la contaminación negativa, está incrustada en un antiguo adagio ruso: ‘Una cucharada de brea puede echar a perder un barril de miel, pero una cucharada de miel no le hace nada a un barril de brea.’”

Hay asimetrías entre construir y destruir normas e instituciones sociales. En su ensayo “Individualism: True and False,” [Individualismo: El Verdadero y el Falso], Friedrich Hayek advierte que “Si bien puede no ser difícil destruir las formaciones espontáneas que son bases indispensables de una civilización libre, pero puede estar más allá de nuestro poder reconstruir deliberadamente tal civilización, una vez que esos cimientos sean destruidos.” Reconstruir la regla de la ley por la corrosión por el Covid-19, no será fácil en la era post-Covid.

EL COMPORTAMIENTO SOCIAL HUMANO

¿Por qué fueron nuestras reacciones mucho más negativas durante el 2020 que durante la pandemia de 1968 o la pandemia de 1957?

Robert Prechter puede ser uno de los pensadores más importantes acerca del ánimo de los trabajadores que usted puede no haber encontrado. Su teoría socionómica (no socioeconómica) tiene algunas respuestas que explican por qué la reacción hacia el Covid-19 ha sido tan diferente de aquella hacia pandemias del pasado y por qué el estudio de la NBER encontró gente demandando historias de noticias negativas.

Prechter ha trazado las tendencias del optimismo creciente y decreciente a lo largo de períodos societarios. Prechter apunta a un ánimo social creciente asociado con la esperanza y, en su pico, con la soberbia. Un ánimo social que declina está asociado con el temor y, en su nadir, con el desánimo. Sus hallazgos son contraintuitivos, desafiantes y, no obstante, esclarecedores. Actualmente estamos en un período de ánimo social en descenso.

En su libro The Wave Principle of Human Social Behavior and the New Science of Socionomics, Prechter explora su hipótesis de que es la psicología endógena de las masas, el ánimo social, lo que gobierna los acontecimientos. Prechter teoriza que las “tendencias y el alcance” del ánimo social ayuda a “determinar el carácter de la acción social, incluso al económico, político y cultural.” Aseverar, como lo hacemos típicamente, que los acontecimientos impulsan el ánimo, explica Prechter, es confundir causa y efecto.

En verdad, algunos pueden razonar, el 2020 ha sido un año de desesperanza debido a acontecimientos inesperados, exógenos. Gente ha muerto por el Covid-19. Las políticas públicas que intentaron mitigar al Covid-19 han minado el bienestar. Aseverar que los sentimientos de desesperanza establecen las condiciones, tanto para sesgos negativos de las noticias, como para el apoyo a políticas draconianas impuestas por los políticos, puede parecer desorientador.

En su artículo del 2007 en el Journal of Behavioral Finance, “The Financial/Economic Dichotomy in Social Behavioral Dynamics: The Socionomic Perspective,” Prechter, junto con su colega Wayne Parker, explica cómo es que opera el impulso humano básico de agruparse en rebaño. Ellos escriben, “Bajo condiciones de incertidumbre, la gente tiende al impulso por agruparse.” Este rebaño es “inconsciente, no racional,” y “sigue a fluctuaciones endógenamente reguladas en el ánimo social.”

¿Esto qué tiene que ver conmigo? Yo soy racional, no me agrupo en un rebaño, usted podría pensar.

En The Wave Principle of Human Social Behavior, Prechter explica por qué usted puede evitar agruparse en rebaño, pero la vasta mayoría no lo hará:

“En general, el cambio en el ánimo social no necesariamente involucra a todo individuo. Una persona es atraída hacia la dinámica social psicológicamente interdependiente, inconsciente, sin razonar, cuando permite que primordialmente sea influido por el estado emocional de otros, en vez de serlo por una investigación independiente, un conocimiento adecuado y otra racionalidad. La mayoría de la gente está demasiado ocupada y no está motivada para satisfacer una tarea tan difícil. Hasta aquellos comprometidos con la racionalidad encuentran esos requisitos como difíciles de satisfacer, incluso en situaciones hechas a la medida e imposibles de saciar en todas las situaciones.”

No subestime, escribe Prechter, al “[poder] de la suma de impulsos compartidos de la gente,” para abrumar el “poder de los ruegos lógicos, pero a menudo conflictivos, de los diversos individuos.”

Prechter explora cómo las emociones son gobernadas por el sistema límbico más primitivo del cerebro humano. Él explica que el sistema límbico quiere lo que ahora quiere. En contraste, la parte racional del cerebro, el neocórtex “planea en términos de lograr valores a largo plazo” y requiere “tiempo para reflexionar acerca de lo que está pasando o de cuáles serán las consecuencias de la acción.”

Prechter explica que el sistema límbico emotivo pude desarmar al neocórtex racional. Luego, él explica, los desafíos a “los sentimientos del sistema límbico… típicamente son enfrentados con una resistencia fiera, aun si ese desafío proviene de la propia realidad.” Prechter nos aconseja no subestimar el “poder y rapidez” del sistema límbico.

El temor producirá emociones poderosas que demandan que seamos protegidos del Covid-19 a cualquier costo. Aún a la luz de evidencia de destrucción económica, agruparse en rebaño generará un apoyo continuo hacia las cuarentenas. Debido al sesgo de negatividad, la eversión a enfermarse es mucho más convincente que una visión positiva de una economía robusta, acompañada de individuos que toman medidas para incrementar su sistema inmune, a la vez que, también, protege a los miembros más vulnerables de la sociedad.

COMPONIENDO UNA MELODÍA MÁS BELLA

Si el ánimo social está menguando, los estadounidenses serán más susceptibles a un seductor sin sentido proveniente de políticos autoritarios e hipócritas. Lecciones de la mitología griega nos pueden ofrecer una cuerda de salvamento.

En la mitología griega, las sirenas atraerían a los marineros hacia su fin con sus canciones seductoras. Incapaces de resistirse, los marineros chocarían contra las costas rocosas.

Odiseo [Ulises] resistió la tentación cuando ordenó a su tripulación que se taparan los oídos con cera de abejas y que a él le amarraran al mástil. Sin importar qué tan fuerte rogara, Odiseo instruyó a sus tripulantes para que ignoraran sus ruegos. La tripulación lo hizo, y el barco de Odiseo evitó el llamado de las sirenas.

De manera más eficaz, Orfeo salvó al barco de Jasón y los Argonautas, al componer una melodía incluso más bella. Enfrentadas con una alternativa atractiva, las sirenas no tenían poder.

Cuando nosotros ya no más podemos vernos como víctimas de acontecimientos externos, asumimos una mayor responsabilidad y actuamos según ella.

Atar al mástil a los Estados Unidos significaría regresar al gobierno limitado ideado por los Padres Fundadores. Gene Healy, en su libro The Cult of the Presidency, explica que, “Cuando el presidente lanza el grito de batalla, usualmente puede contar con que lo celebre un número sustancial de líderes de la opinión pública estadounidense.” Healy escribió este libro antes del Covid-19, pero su trabajo y aquel de Robert Higgs explican por qué el gobierno se expande durante toda crisis.

Una melodía más bella seria las canciones de libertad que nos recuerden cómo progresan los seres humanos y lo qué un pueblo libre puede lograr. Esas canciones han de ser rebosantes e inolvidables, o el canto de sirena de los autoritarios gobernará el día durante un invierno en el ánimo social.

Barry Brownstein es profesor emérito de economía y liderazgo en la Universidad de Baltimore. Es contribuyente sénior en Intellectual Takeout y autor de The Inner-Work of Leadership.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.