Y aquí las burocracias de salud y educación, así como grupos sindicales, nos mantendrán en cuarentena hasta el próximo año. Los costos de esas políticas, principalmente sobre jóvenes y grupos de menores ingresos, no parecen importar.

¿POR QUÉ LAS ESCUELAS ESTÁN CERRADAS? SINDICATOS Y PARTIDISMO, ESTUDIO LO ENCUENTRA

Por Ben Johnson

Acton Institute
30 de noviembre del 2020


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El lunes, niños en todo el país [Estados Unidos] dejaron de dar gracias al volver a la escuela después de sus vacaciones prolongadas. No obstante, millones más se habrían regocijado si hubieran tenido esa oportunidad (como la tuvieron sus padres), una oportunidad que un nuevo estudio encontró que a ellos se les ha negado, no con base en la ciencia, sino por la fuerza física del músculo sindical y la presión política.

Al escribir esto, millones de niños se encuentran que se les ha negado la educación en un ambiente de aulas escolares. Las cuarentenas plenas o parciales de la educación en persona están en vigencia en 11 estados, además de Puerto Rico y el Distrito de Columbia, con una matricula total en las escuelas públicas de 14.783.241. El mes pasado, Joseph Sunde, de Powerblog del Instituto Acton, hizo ver que varios estudios habían encontrado que la tasa de infecciones por COVID-19 tenía poco que ver con la decisión de un distrito escolar de mantener clases en persona:

“En última instancia la salud pública no estaba al frente del interés público. De acuerdo con un estudio de Jon Valant de la Institución Brookings, ‘no existe relación… entre las decisiones de reapertura de los distritos escolares y los nuevos casos de COVID-19 per cápita en el país,’ y, sin embargo, ‘existe una fuerte relación… entre las decisiones de reapertura de los distritos y el nivel de apoyo local para [el presidente Donald] Trump en la elección del 2016.’

En otro estudio, los científicos políticos Michael Hartney y Leslie Finger analizaron un conjunto amplio de datos nacionales, concluyendo que ‘la política, mucho más que la ciencia, le dio forma a la toma de decisión del distrito escolar,’ y que ‘un partidarismo masivo y la fuerza del sindicato de maestros explican mejor cómo las juntas escolares se enfocaron hacia la reapertura.’”

Desde ese entonces, incluso otro estudio ha reafirmado esas conclusiones.

Will Flanders, del Instituto de Wisconsin para la Ley & la Libertad (WILL), examinó los distritos escolares de ese estado y encontró una desconexión radical entre las realidades científicas y políticas. “El número de casos de COVID-19 en una comunidad en particular no tuvo relación con la decisión de continuar con la educación virtual,” escribió Will. “De hecho, la variable ni siquiera llegó a estar cerca de los estándares tradicionales de significancia estadística.”

Los distritos escolares que han reabierto a clases en persona y aquellos que optaron por el aprendizaje virtual no tenían una diferencia significativa en la tasa de infecciones de COVID-19. “Es el partidarismo y la presencia sindical los que son los principales impulsores de la decisión de reabrir o no,” encontró él.

“Había una mayor posibilidad de que los distritos con sindicatos de maestros dieran clases virtuales, que distritos que no tenían sindicatos de maestros,” escribió él. “Era más posible que los distritos con un porcentaje mayor de votos por el presidente Trump en el 2016 y el 2020 permanecieran abiertos, mientras que aquellos con un porcentaje más elevado por Hillary Clinton era más posible que permanecieran cerrados.”

Los resultados reflejan no sólo los dos estudios mencionados por Sunde, sino también otro publicado en el Social Science Research Network (SSRN), en setiembre por Corey DeAngelis y Christos Makridis. Ellos encontraron que la influencia sindical y la política partidaria superaron las oportunidades educativas nacionales de los niños:

“Usando datos acerca de las decisiones de reapertura de 835 distritos de escuelas públicas en los Estados Unidos, encontramos que los distritos escolares en ubicaciones con sindicatos de maestros más fuertes, tenían una menor posibilidad de que reabrieran las clases en persona, incluso después de que controlamos semi paramétricamente diferencias en las características demográficas locales. …Tampoco encontramos evidencia que sugiriera que medidas de riesgo por COVID-19 estuvieran correlacionadas con las decisiones de reapertura de las escuelas.”

A pesar de lo anterior, más estudios muestran que estudiantes obligados a clases virtuales se han convertido en objeto del abandono de muchos administradores escolares. El no partidario Centro para la Reinvención de la Educación Pública, ubicado en la Universidad de Washington, en Bothell, hizo una encuesta en “106 distritos en todos los 50 estados, la mayor parte ubicados en centros urbanos.” Sólo aproximadamente un tercio de esos distritos especificó cuánta instrucción recibirían los niños con la educación virtual, y el mismo número no requirió que los maestros en línea vieran cómo estaban sus estudiantes.

Mientras que la vasta mayoría de los maestros y administradores de escuelas públicas en el país tienen en mente los mejores intereses para sus estudiantes, a los sindicatos de maestros no se les paga (ricamente) como para que consideren esas cosas. Ellos representan los intereses de sus clientes -los maestros- y no los de aquellos estudiantes rezagados por sus políticas. Por ejemplo, el Sindicato de Maestros de Chicago amenazó con una nueva huelga si sus miembros tenían que regresar a dar clases durante la pandemia. El sindicato de la capital de la nación, el Sindicato de Maestros de Washington, emitió una lista de demandas que la ciudad debía satisfacer antes que los maestros regresaran a la escuela ̶ incluyendo, curiosamente, la eliminación de las evaluaciones de los maestros. Cómo es que la verificación de la competencia y la calidad de la instrucción de los maestros contribuye a la diseminación del coronavirus, permanece siendo un misterio.

La pérdida del aprendizaje colectivo de la nación tendrá un impacto incalculable sobre todo el país. Ciertamente, empobrecerá a los estudiantes, y a toda la sociedad. Investigadores estiman que los niños que pierden un tercio del año escolar, ganarán un 3% menos durante sus vidas. Flanders calculó la pérdida total de PIB en $14.2 miles de millones. Eso reduce la cantidad total de riqueza disponible para servir a toda la gente, incluyendo a los más vulnerables.

La instrucción en persona no es sino un aspecto de la pedagogía necesario para formar ciudadanos sólidos, y tanto como para inculcar un carácter cristiano. Una educación cristiana robusta debe estar “conectada y en armonía con la misión evangelizadora de la Iglesia,” así como investigación que “pone nuevos descubrimientos humanos al servicio de los individuos y la sociedad,” y que haga a la gente “consciente de su dignidad trascendente de persona humana.” Negarles a los niños una educación adecuada a cambio de una estrecha ganancia personal o debido a un resentimiento político que conduzca a la #Resistencia, es algo plenamente inmoral. Y, como lo muestra un número creciente de estudios, esas son precisamente las fuerzas que infligen una pérdida a corto plazo en el aprendizaje a los niños en edad escolar de hoy y un sufrimiento a largo plazo para la nación entera.

El reverendo Ben Johnson es Editor Ejecutivo de la revista principal del Instituto Acton, Religion & Liberty, y edita su sitio en la red transatlántico.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.