Es importante que sepamos si las mascarillas tienen el efecto que se ha dicho que tiene, como para que forme parte de las políticas oficiales de funcionarios públicos, y que además se compruebe que no tienen consecuencias no previstas que hagan que su uso ocasione más bien que mal. Y que cualquier protección se centre en los grupos más vulnerables al Covid: aquellos mayores de 65 años y quienes tienen comorbilidades.

NUEVO ESTUDIO DANÉS ENCUENTRA QUE LAS MASCARILLAS NO PROTEGEN DE UNA INFECCCIÓN DEL COVID A QUIENES LAS USAN

Por Jon Miltimore
Fundación para la Educación Económica
Miércoles 18 de noviembre del 2020


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Un estudio recién publicado en la revista académica Annals of Internal Medicine lanza más dudas acerca de políticas que obligan a individuos sanos a usar mascarillas.

Pocos asuntos son objeto de más discusión en la vida moderna estadounidense que las órdenes de usar mascarillas. Y el debate incluso se va a calentar más.

Un estudio recién publicado en la revista académica Annals of Internal Medicine lanza más dudas acerca de políticas que obligan a individuos sanos a usar mascarillas, en la esperanza de que limiten la diseminación del COVID-19.

“Investigadores en Dinamarca reportaron el miércoles que las mascarillas quirúrgicas no protegieron a sus usuarios de la infección con el coronavirus, en una prueba clínica extensa y al azar,” reporta el New York Times.

“Investigadores en Dinamarca reportaron el miércoles que las mascarillas quirúrgicas no protegieron a sus usuarios de la infección con el coronavirus, en una prueba clínica extensa y al azar.” https://t.co/bKOENjCKVq
̶ J.B. Handley (@GenRescue) 18 de noviembre del 2020

Tal vez el estudio es la mejor evidencia científica a la fecha acerca de la eficacia de las mascarillas.

Para conducir el estudio, que se llevó a cabo entre principios de abril e inicios de junio, los científicos en la Universidad de Copenhague reclutaron a más de 6.000 participantes, quienes dieron negativos en pruebas por el Covid-19 administradas inmediatamente antes del experimento.

A la mitad de los participantes se les dio mascarillas quirúrgicas y se les instruyó que las usaran afuera de sus hogares; a la otra mitad se les brindó instrucciones de no usar una mascarilla fuera de la casa.

Aproximadamente 4.860 participantes terminaron el experimento, reporta el Times. Los resultados no fueron alentadores.

“Los investigadores tenían la esperanza de que las mascarillas recortarían la tasa de infección a la mitad entre quienes las usaban. En vez de ello, 42 personas del grupo con mascarillas; o sea, un 1.8 por ciento, se infectó, comparado con 53 del grupo sin mascarilla; o sea, un 2.1 por ciento. La diferencia no fue estadísticamente significativa,” reporta el Times.

El Dr. Henning Bundgaard, autor principal del experimento y médico de la Universidad de Copenhague, le dijo al periódico que los resultados de su investigación son claros.

“Nuestro estudio da una indicación de cuánto gana usted al usar una mascarilla,” dijo Bundgaard. “No mucho.”

El Times hace ver que la investigación “no contradice la evidencia creciente de que las mascarillas pueden prevenir la transmisión del virus desde el usuario hacia los otros” ̶ pero agrega que los hallazgos contrastan con los del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, que tan sólo la semana pasada endosó el punto de vista de que las coberturas de la cara protegen a que individuos contraigan el virus.

A pesar de lo anterior, hay dos cosas importantes que deberían hacerse ver.

El Times está en lo correcto en que el estudio “no contradice” evidencia que sugiere que las mascarillas pueden prevenir que gente enferma transmita el virus a otros. Pero, el estudio danés no hizo una prueba de esto; como lo hace ver el medio, sólo gente sana fue probada en el experimento.

En segundo lugar, no ha habido mucha disputa acerca de si gente enferma debería usar una mascarilla. Desde el inicio de la pandemia, los funcionarios de salud pública estuvieron de acuerdo en que la gente infectada debería usar una mascarilla para reducir la posibilidad de transmitir el virus hacia otros.

“Las mascarillas son importantes para alguien quien está infectado, para prevenir que ellos infecten a alguien más,” hizo ver en marzo el Dr. Anthony Fauci, en el programa 60 Minutes. “Cuando usted está en medio de un brote, usar una mascarilla puede hacer que la gente se sienta un poquito mejor, e incluso puede bloquear una gota. Pero, no está brindando la protección perfecta que la gente piensa que tiene, y, a menudo, hay consecuencias no previstas; gente que se mantiene jugando con la mascarilla y tocándose su cara.”

Fauci después modificaría su posición, al decir que el desestimulaba el uso de mascarillas debido a una preocupación por una escasez en el suministro. Pero no estaba errado en cuanto a que usar mascarilla viene con consecuencias no previstas, como gente que se toca mucho la cara. (Vea el video indicado en el artículo original si duda de esto).

El jefe de la CDC, Robert Ray Redfield Jr. ha ido más allá que Fauci, declarando en un testimonio público que “esta mascarilla garantiza más que me proteja contra el COVID, que cuando me ponga una vacuna para el COVID.”

No obstante, la afirmación de Redfield no se respalda con evidencia científica. Como señalan los autores del estudio danés, la Organización Mundial de la Salud “reconoce que carecemos de evidencia de que usar una mascarilla protege a las personas sanas del SARS-CoV-2.”

Los resultados del estudio danés socavan la afirmación de funcionarios de salud pública de que usar una mascarilla quirúrgica puede proteger a individuos de la infección del COVID-19, pero, es poco posible que terminen con el debate de las mascarillas, que se ha convertido actualmente en uno de los asuntos más vitriólicos en Estados Unidos.

Sin embargo, vale la pena señalar que las mascarillas no eran un tema divisivo sino hasta que los gobiernos empezaron a imponer su uso.

Como he dicho antes, se pueden hacer casos razonables y persuasivos tanto a favor como en contra del uso de mascarillas en una población saludable. Pero, al reemplazar la elección individual por imposiciones colectivas, los funcionarios públicos han politizado el tema y contaminado la ciencia. Por ejemplo, científicos han enfrentado demandas para que se retracten de investigación que ha concluido que políticas de mascarillas para todos no se basaban en datos sólidos. En adición, el estudio danés parece haber sido retrasado porque revistas médicas no confiaban en sus hallazgos.

Pocos de nosotros -parece que hasta profesionales médicos- estamos en capacidad de responder con algún grado de certeza si las mascarillas son una forma efectiva de protección contra el coronavirus.

Algunos ven esto como una razón para obligar a todo mundo a usar una mascarilla. Sin embargo, en realidad, la incertidumbre es mayor razón por la que la decisión debería dejarse a los individuos.

“Toda acción racional es, en primer lugar, una acción individual,” expresó en una ocasión el economista Ludwig von Mises. “Sólo el individuo piensa. Sólo el individuo razona. Sólo el individuo actúa.”

Los funcionarios de la salud pública no deberían estar recomendando una medida preventiva -mucho menos imponerla- sin saber si es efectiva. (En salud pública, a esto le conoce como el principio de efectividad.)

Gobiernos que obligan a gente saludable a usar mascarillas fue siempre una afrenta a derechos que tenemos sobre nuestros propios cuerpos y nuestra dignidad humana básica.

Está también empezando a parecer más y más como una afrenta a la ciencia.


LECTURAS ADICIONALES:

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Authors Retract Study Showing Efficacy of Mask Mandates—as Biden Pushes Nationwide Requirement
Europe's Top Health Officials Say Masks Aren't Helpful in Beating COVID-19
The Sneaky Trick a Public Health Official Used to Make Mask Mandates Look Super Effective
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Jonathan Miltimore es editor administrativo de la FEE.org. Sus reportajes y artículos han aparecido en la revista TIME, el Wall Street Journal, CNN, Forbes, Fox News y el Star Tribune.

Otros: El Washington Times, MSN.com, El Washington Examiner, el Daily Caller, el Federalist, el Epoch Times.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.