NUESTRO PLAN PARA EL COVID-19 MINIMIZARÍA LA MORTALIDAD Y EL DAÑO COLATERAL INDUCIDO POR LA CUARENTENA

Por Jayanta Bhattacharya, Sunetra Gupta & Martin Kulldorf
American Institute for Economic Research
23 de octubre del 2020


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Las cuarentenas actuales para el COVID-19 protegen a estudiantes universitarios y jóvenes profesionales de la banca de bajo riesgo, a abogados, periodistas, científicos y otros que trabajan desde el hogar, mientras que gente adulta mayor de alto riesgo de la clase trabajadora está arriesgando sus vidas para construir la inmunidad de la población, que eventualmente nos protegerá a todos nosotros.

Mientras que la mortalidad es inevitable durante una pandemia, la estrategia de las cuarentenas para el COVID-19 ha conducido a más de 220.000 muertes, llevando el mayor peso la clase trabajadora urbana. Muchos trabajadores de más edad han sido obligados a aceptar un riesgo de mortalidad alto o una pobreza incrementada, o ambos. Si bien las cuarentenas actuales son menos estrictas que las de marzo, la estrategia de la cuarentena y el trazado de contactos es el peor asalto sobre la clase trabajadora, desde la segregación y la Guerra de Vietnam.

Las políticas de cuarentena han cerrado escuelas, negocios e iglesias, a la vez que no aplica protocolos estrictos para proteger a residentes de alto riesgo en asilos de ancianos. Los cierres de universidades y el desplazamiento económico ocasionado por las cuarentenas, han conducido a millones de adultos jóvenes a vivir con padres de mayor edad, aumentando las interacciones estrechas regulares entre generaciones.

El plan de “Protección Enfocada” de la Declaración de Great Barrington minimizaría, tanto la mortalidad por el COVID-19, como el daño colateral inducido por las cuarentenas sobre otros resultados de la salud. En línea con los planes de preparación para la pandemia previos al 2020, la declaración pide una protección mejor a los ancianos y otros grupos de alto riesgo, para quienes el COVID-19 es más peligroso que la influenza.

En contraste, para los niños, el COVID-19 es menos peligroso que la influenza. A los niños y adultos jóvenes de menor riesgo se les debería permitir vivir sus vidas casi normales, pues ellos enfrentan daños mayores médicos, psicológicos y económicos por las cuarentenas, que por el COVID-19. La inmunidad entre adultos jóvenes de bajo riesgo podría también reducir la duración de la pandemia, haciendo que sea más fácil la protección de los adultos mayores.

Negar la enseñanza en persona a los estudiantes es dañino a su educación y salud física y mental, siendo los más golpeados los niños de la clase trabajadora. La escolaridad en línea pone una carga desproporcionada sobre nuestros niños, a pesar de su riesgo mínimo.

Para edades entre 1 y 15, Suecia mantuvo abiertas las guarderías infantiles y escuelas durante la cumbre de la pandemia, y entre los 1.8 millones de niños de esa edad, hubo cero muertes por el COVID-19, sin usar mascarillas o distanciamiento social. Tampoco hubo un riesgo en exceso para maestros de clases en persona, comparado con el promedio de otras profesiones.

Algunos afirman que es imposible separar a generaciones de más edad y las más jóvenes. Si bien una separación del 100% es imposible, las cuarentenas han desplazado “exitosamente” el riesgo de infección, desde las clases profesionales hacia las clases trabajadoras y residentes en asilos de ancianos.

No es un desafío mayor que cambiar el riesgo de infección desde gente de mayor edad con alto riesgo de mortalidad, hacia adultos más jóvenes de menor riesgo de mortalidad, incluyendo banqueros jóvenes, abogados, periodistas y científicos quienes ahora están protegidos.

Reimpreso de USA Today

Además, la Declaración de Great Barrington ha agregado una nueva sección de preguntas hechas frecuentemente.

El doctor Jay Bhattacharya es Profesor de Medicina en la Universidad Stanford. Es investigador asociado del National Bureau of Economic Research, compañero sénior del Stanford Institute for Economic Policy Research y del Stanford Freeman Spogli Institute.

La Dra. Sunetra Gupta es profesora de la Universidad de Oxford, es epidemióloga con experiencia en inmunología, desarrollo de vacunas y modelado matemático de enfermedades infecciosas.

El doctor Martin Kulldorf, PhD, es profesor de Medicina en la Escuela de Medicina de Harvard y bioestadístico en la División de Farmacoepidemiología y de Farmacoeconomía en el Hospital Brigham and Women’s. Su investigación actual se centra en el desarrollo de nuevos métodos estadísticos para la supervisión post mercado de las medicinas y la seguridad de vacunas.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.