IRÁN Y VENEZUELA ESTÁN EVADIENDO LAS SANCIONES ESTADOUNIDENSES

Por Jorge Jraisati

National Review
12 de octubre del 2020


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Para sobreponerse a su crisis de combustible en todo el país, el régimen venezolano está descansando en uno de sus aliados más cercanos: Irán.

En setiembre, el régimen iraní de Hassan Rouhani envió cuatro tanqueros de petróleo a las costas de Venezuela. La semana pasada, la flotilla arribó, un salvavidas para un régimen que ha estado forcejeando por llenar las necesidades energéticas de Venezuela.

Históricamente, Venezuela ha estado entre los mayores países productores de petróleo del mundo. Antes que la revolución socialista de Venezuela quebrara al sector petrolero venezolano, el país suramericano solía producir más de tres millones de barriles de petróleo al día. Similarmente, Venezuela solía refinar más de un millón de barriles diarios, lo cual es, aproximadamente, diez veces su consumo doméstico. Por tanto, Venezuela tenía suficiente combustible como para subsidiar el consumo de petróleo del país y exportar la vasta mayoría de él.

Hoy, ya ese no es más el caso. El régimen venezolano, después de años de administrar mal la industria petrolera de Venezuela, logró lo que parecía imposible. Convirtió al país rico en petróleo en una nación desesperada por tener combustible. No sólo el régimen venezolano está produciendo apenas 350.000 barriles diarios de petróleo, sino, también, refinando alrededor de 7.000 barriles diarios de combustible, que es apenas un 6 por ciento de la demanda de combustibles del país, de alrededor de 120.000 barriles diarios.

Como resultado, el país ha estado experimentando escaseces crónicas de combustible. Para llenar sus tanques, ahora los venezolanos tienen que hacer filas kilométricas en sus carros. Estas líneas usualmente duran días, incluso semanas en algunas ciudades como Barquisimeto y San Cristóbal. Y, para aquellos que pueden comprarlo, las autoridades estiman que entre 5.000 y 15.000 barriles están siendo contrabandeados desde Colombia a Venezuela, que es luego vendido en alrededor de $8 el galón.

Para sobreponerse a la crisis de combustible en todo el país, el gobierno venezolano está descansando en uno de sus aliados más cercanos: Irán. Esta sociedad petrolera empezó en junio, cuando cuatro tanqueros iraníes llevaron alrededor de 1.5 millones de barriles de combustible a Venezuela. A cambio, el régimen venezolano le pagó a Irán con oro, el cual está siendo transportado por avión a Teherán. Aun más, también, el régimen le dio a Irán el control de la refinería “El Palito,” que puede procesar más de 140.000 barriles diarios de combustible. Uno sólo puede especular acerca de qué otros acuerdos pueden estar teniendo estos dos países “anti imperialistas.”

Por estas razones, en agosto, Estados Unidos decidió detener un envío iraní dirigido hacia Venezuela. El envío transportaba 1.1 millones de barriles de combustible, transportado en cuatro tanqueros propiedad de Liberia y era administrado por las firmas griegas Vienna LTD y Palermo SA. Específicamente, Estados Unidos detuvo el envío el 13 de agosto. Después de que Washington advirtió a la tripulación y a empresa que ellos serían castigadas por realizar negocios con los regímenes sancionados de Maduro y Rouhani, la compañía decidió rendir su cargamento y enviarlo a Houston.

Como respuesta, Irán hizo otro envío en setiembre. Esta vez, era transportado y administrado por el propio régimen iraní. El envío incluía cuatro navíos de tamaño mediano identificados como Honey, Forest, Fortune y Faxon. Irán los envió a través de los mares de África (alrededor del cuerno de África) para evitar cualquier interferencia de Estados Unidos. También, los tanqueros apagaron sus transpondedores, dificultando que los sistemas de trazado detectaran sus ubicaciones. En conjunto, los cuatro tanqueros arribaron a Venezuela en la última semana de setiembre y primera semana de octubre. Entre los cuatro, transportaron 2 millones de barriles de agentes de mezclas para impulsar la producción petrolera en colapso. También, la flotilla contenía entre 800.000 y 1.5 millones de barriles de combustibles, para llenar las necesidades urgentes de Venezuela. A cambio, Venezuela le está pagando a Irán con oro, dándole el control de su propio sector petrolero, y sólo Dios sabe qué más.

Como resultado, si bien uno sólo puede especular acerca de la respuesta de Estados Unidos a esta situación, es seguro decir que numerosos legisladores en Washington están preocupados por esto. Para tal fin, deberían empezar a preguntarse a sí mismos: ¿Por qué Venezuela está específicamente descansando en Irán, otra economía sancionada al otro lado del globo, para resolver su crisis de combustible? Ante esta pregunta, yo diría que las sanciones de Estados Unidos fallan en algo.

Antes de las sanciones, Venezuela importaba combustible desde otros países además de Irán. Por ejemplo, hace dos años, Venezuela solía importar alrededor de 135.000 barriles de combustible al día desde Estados Unidos. Hace un año, Venezuela solía importar alrededor de 196.000 barriles diarios desde Europa, bajo acuerdos de intercambio de petróleo por combustible. Sin embargo, estas transacciones ya no más son posibles, pues el Tesoro de Estados Unidos las prohibió basado en los decretos 13857 y 19884.

Por esta razón, yo diría que la política externa de Estados Unidos es -al menos- parcialmente responsable de esta relación creciente entre Caracas e Irán. Mientras que las sanciones del Tesoro contra funcionarios y oligarcas de Venezuela están siendo efectivas, las sanciones contra la industria petrolera de Venezuela están logrando la consecuencia no prevista de juntar a Irán y Venezuela. Como resultado, recomiendo al departamento de Estado de Estados Unidos reevaluar la conveniencia de las sanciones del Tesoro contra la industria petrolera venezolana, PDVSA.

Jorge Jraissati es presidente de la Alianza Venezolana y compañero del Instituto Abigail Adams. Él ha hablado acerca de la crisis venezolana en numerosas universidades, incluyendo Harvard, NYU y Cambridge.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.