MATT HANCOCK ESTÁ EQUIVOCADO ACERCA DE LA INMUNIDAD DE REBAÑO

Por Sunetra Gupta

American Institute for Economic Research
15 de octubre del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como sunetra gupta institute for economic research hancock October 15, 2020 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis azules.

Ayer, en el parlamento británico, Matt Hancock explicó a la cámara por qué, “en cuanto a sustancia,” el alegato central de la Declaración de Great Barrington era “enfáticamente no cierto.”

“Muchas enfermedades nunca llegan a la inmunidad del rebaño -incluyendo el sarampión, la malaria, el SIDA y la influenza…” dijo él. “La inmunidad del rebaño es un objetivo fallido ̶ aún si lo pudiéramos lograr, lo cual no podemos.”

Démosle una mirada a las enfermedades que él menciona. Si el sarampión llega a un “suelo virgen,” puede devastar una población. En Tahití y Mórea y en las Marquesas del Sureste y del Noroeste, entre un 20% y un 70% de la población se perdió por la primera epidemia. La infección natural con el sarampión provee una inmunidad de por vida y, ahora, tenemos una vacuna que brinda una protección similar, sólida y duradera. No hemos sido capaces de eliminar la enfermedad, pero, aquellos quienes egoístamente escogen no vacunar a sus hijos, sólo son capaces de tomar dicha decisión porque los riesgos de infección se mantienen bajos gracias a aquellos que ya son inmunes ̶ actualmente, una combinación de aquellos que, como yo, la pescamos y nos recuperamos y de muchos otros en quienes es inducida por la vacuna. La vacuna no funciona en bebés, razón por la que usted tiene que esperar hasta que tengan un año de edad antes de que puedan ser vacunados. Podemos hacer eso porque la inmunidad del rebaño mantiene bajo el riesgo de infección, así que es poco posible que sean infectados en su primer año de vida. Sin esta protección del rebaño, morirían muchos de menos de un año de edad (tal como regularmente lo hacen en el África Subsahariana), a pesar de que ya hay una vacuna disponible.

La malaria (enfoque principal de mi investigación) es causada por un parásito que transporta al menos 60 diferentes ropajes con los cuales se disfraza a sí misma del ataque de inmunidad. No obstante, típicamente nosotros adquirimos suficiente inmunidad al tener la primera infección, de forma que no suframos una enfermedad severa y la muerte debido a ataques posteriores. Esta es una característica que tiene probablemente en común con el Covid-19. Pero, es allí adonde termina la similitud. Ha sido difícil hacer una vacuna contra la malaria que cubra toda su diversidad, pero, por fortuna, eso no debería ser un problema para el Covid-19.

El SIDA es causado por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana, que también tiene una capacidad extraordinaria de cambiar de ropajes durante el curso de la infección. Este, y otros mecanismos para subvertir la respuesta inmune, permite que persista indefinidamente en una persona infectada. Aun así, las tasas de infección disminuirán cuando al virus se le acabe la gente por infectar.

Por suerte, el Covid-19 no posee ese conjunto de mecanismos de evasión de la inmunidad, que podrían comprometer seriamente cualquier posibilidad de desarrollar una vacuna en los próximos años. Como el SIDA, también la influenza tiene la habilidad de cambiar su ropaje y, periódicamente, emerge una nueva cepa que requiere una nueva vacuna. Es debido a que se acumula suficiente inmunidad en la población, que hace que valga la pena un cambio radical del ropaje. Lo que el señor Hancock da a entender, cuando dice que nosotros no logramos la inmunidad del rebaño hacia la influenza, es porque ella encuentra formas de escabullirse; es poco posible, dada la naturaleza de los coronavirus, que el virus SARS Cov-2 sea capaz de hacer la misma cosa.

En resumen, el desarrollo de la inmunidad a través de la infección natural es una característica común de muchos patógenos y es razonable asumir que el Covid-19 no tiene trucos en sus mangas para impedir que esto suceda ̶ sería un problema enorme para el desarrollo de una vacuna si eso pasara. Habiendo dicho eso, el virus del Covid-19 pertenece a una familia de virus que típicamente no le da a usted una inmunidad de por vida contra la infección. La mayoría de nosotros nunca habría escuchado de estos otros cuatro coronavirus “estacionales” que actualmente están circulando en nuestras comunidades. Y, sin embargo, encuestas indican que, al menos un 3% de la población, es infectada por alguno de estos primos coronavirus durante los meses de invierno nórdico. Estos virus pueden causar muerte en grupos de alto riesgo o requerir que ellos reciban cuidado en las UCIs o el apoyo de ventiladores, así que no es necesariamente cierto que ellos sean intrínsecamente más leves que el novedoso virus del Covid-19. Y, como el virus del Covid-19, son mucho menos virulentos que la influenza en los mayores sanos y la gente más joven.

Una razón importante de por qué estos primos coronavirus no matan a grandes cantidades de gente, se debe a que, aún cuando nosotros perdemos la inmunidad y podemos volver a ser infectados, no obstante, todavía hay una proporción lo suficientemente decente de gente inmune en la población, que mantenga bajo el riesgo de infección para aquellos que pueden morir al contraerla. También, todos los coronavirus en circulación -incluyendo el virus del Covid-19- tienen algunas características en común que significan que, probablemente, contraer un coronavirus ofrece alguna protección contra otros coronavirus. Esto se está aclarando crecientemente a partir del trabajo en muchos laboratorios, incluyendo en el mío en Oxford. Es ante este trasfondo de inmunidad ante él y sus relaciones cercanas, que el virus del Covid-19 tiene que operar.

Así, ¿qué es lo que el señor Hancock da a entender por “alcanzar” inmunidad de rebaño? La inmunidad de rebaño es una variable continua que crece cuando la gente llega a ser inmune y desciende cuando ella pierde la inmunidad o muere. Tal vez, él se está refiriendo al umbral de la inmunidad de rebaño en que la tasa de nuevas infecciones empieza a disminuir. Aún no tenemos una idea clara de cuál es este umbral para el Covid-19, pues el ambiente en que se disemina incluye gente que es susceptible a él, gente que ya ha construido inmunidad hacia él, y gente que tiene inmunidad a otros coronavirus.

Lamentablemente, no tenemos una buena forma de decir cuánta gente ha sido realmente expuesta al nuevo virus, o, para empezar, cuánta gente era resistente. Estamos en capacidad de hacer exámenes de anticuerpos -y mi laboratorio en Oxford lo ha estado haciendo desde principios de abril- pero, como con otros coronavirus, los niveles de anticuerpos al Covid-19 declinan después de la recuperación, y alguna gente no los produce del todo, de forma que los niveles de anticuerpos no nos brindan una respuesta. Más y más evidencia se está acumulando de que otras armas de inmunidad, como las células T, pueden jugar un papel importante.

Se ha sabido de indicaciones de que se ha llegado a un umbral de inmunidad de rebaño a partir de las rúbricas de epidemias en diversas partes del mundo, en que las curvas de mortalidad y de infección tienden a “doblarse” en ausencia de intervención, o que permanezcan bajas cuando disminuyen las intervenciones (en comparación con otras ubicaciones en donde ha sucedido lo opuesto). Pero, no sabemos qué tan lejos estamos de ello en la mayoría de las partes del Reino Unido. Es importante tener en mente que el logro del umbral de la inmunidad de rebaño no conduce a una erradicación de la enfermedad. En vez de eso, corresponde a un estado de equilibrio en que las infecciones permanecen a niveles bajos en la comunidad. Esta es la situación que toleramos para la mayoría de las enfermedades más infecciosas (como la gripe, que anualmente mata a 650.000 personas globalmente). La situación puede mejorarse vastamente por medio de la vacuna, pero, es difícil eliminar la enfermedad aún con una buena vacuna.

Por supuesto, también estamos en capacidad de examinar la presencia del virus, y hay mucha atención a esto con estrategias de “pruebe y trace.” No obstante, este examen, conocido como el examen PCR, es de valor limitado, pues no puede decirnos si alguien está infectado y puede pasar la enfermedad, si tienen el virus, pero no pueden pasar la enfermedad o, de hecho, si el virus ha sido destruido por el sistema inmune y sólo permanecen fragmentos. Esto significa que debemos tomar decisiones de salud pública basados sólo en información parcial, y en un ambiente cambiante, y explica por qué es tan importante hacer supuestos acerca de cuánta gente ha sido infectada y es inmune.

La Declaración de Great Barrington propone una solución de cómo podemos proceder a la luz de dicha incertidumbre. Sugiere que explotemos la característica de este virus que no causa mucho daño a una gran mayoría de la población, permitiéndoles reasumir sus vidas normales, a la vez que se protege a aquellos que son vulnerables a una enfermedad severa y la muerte.

Bajo estas circunstancias, se edificará la inmunidad en la población en general a un nivel que significa un riesgo de infección lo suficientemente bajo para la población vulnerable, de forma que ella pueda reasumir sus vidas normales. Todo esto puede suceder en un período de seis meses, así que este plan de Protección Enfocada no involucra la segregación permanente de los vulnerables ante el resto de la población.

Es importante que cualquier propuesta nueva reciba un escrutinio estrecho y la crítica constructiva. Yo he abordado la corta duración de la inmunidad; pero otro temor es el “daño oculto,” o efectos secundarios sufridos por aquellos que no son obviamente vulnerables. Del todo no es inesperado que alguna gente sufriría síntomas post virales durante períodos extensos (¡creo que lo hice!) y eso puede ser muy debilitante para algunos. Entre las lecciones que podemos aprender de esta crisis podría estar un reconocimiento más extenso de la frecuencia e intensidad de síndromes post virales y una inversión en apoyo (permisos de ausencia de trabajo, ayuda con actividades diarias) para aquellos lo suficientemente desafortunados como para sufrir de esa manera. Pero, no es un fenómeno nuevo y no puede ser razón lo suficientemente poderosa como para detener al mundo y potencialmente dejar que decenas de millones de personas mueran de hambre.

Cómo puede ponerse en práctica tal plan es obviamente el siguiente paso por detallar, y es natural que alguna gente puede ver con escepticismo que pueda lograrse, excepto en teoría. Muchos componentes para proteger a los vulnerables ya se han puesto en marcha durante el proceso de cuarentena, de forma que podríamos estar discutiendo cómo pueden mejorarse en vez de disminuirlos. Una prioridad obvia es dirigir los esfuerzos hacia hospitales y hogares de cuido. Otras partes del problema -como la protección de personas vulnerables en ambientes familiares- requieren una cuidadosa discusión y pensamiento, pero debe siempre tenerse en mente que estas medidas son temporales y, en el largo plazo, podría salvar muchas vidas, que entrando y saliendo cíclicamente de cuarentenas destructivas.

Un colega equiparó la Declaración de Great Barrington a “poner todas las antigüedades en una habitación, mientras la casa está ardiendo y se están alimentando las llamas.” Una mejor analogía para la edificación de una inmunidad de rebaño sería, más bien, extinguir con agua el resto de la casa (lo que podría dañar la cómoda Chippendale) ̶ pero, es difícil cómo estos podrían ser los términos de una discusión seria.

Desde el pronunciamiento en la semana pasada, la Declaración de Great Barrington ha sido objeto de ataque en los medios, en línea (incluyendo a Wikipedia y a Google) proveniente de colegas académicos, por ser parte de una conspiración libertaria (mi política no es ni remotamente libertaria) o que basada en “pseudociencia;” otros, intentando ser menos difamatorios, dicen que nuestras ideas son “marginales.” La gran cantidad de científicos serios provenientes de instituciones importantes sugiere lo contrario. Hay desacuerdos genuinos de buena fe que deben ser aireados y discutidos ̶ el impacto sobre el mundo es demasiado significativo para todos nosotros, como para que fallemos en tener estas discusiones de una manera seria.

Reimpreso de UnHerd

La Dra. Sunetra Gupta es profesora en la Universidad de Oxford, una epidemióloga con experiencia en inmunología, desarrollo de vacunas, y modelado matemáticos de enfermedades infecciosas.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.