He tenido dudas del manejo de los “casos” de covid en mi país, además de los indicados por el autor. Me acuerdo cuando al principio las cifras de muertes que nos daban eran “por” covid-19. Luego empezaron los cuestionamientos a las formas de medición y se formó un comité (sorprendentemente absurda y potencialmente sesgado) para que un grupo de médicos del ministerio de Salud evaluara cuántos casos medidos como muerte “por” covid lo había sido sólo por ello, y no por comorbilidades ya conocidas. A la fecha nunca ha salido a la luz tal reporte. Pero, con el paso del tiempo, ya el informe diario no era de muertes “por” covid, sino de muertes “con” covid, lo que me parece es una idea diferente. Ahora, más recientemente, el informe de muertes es de “relacionadas con el covid” o “relacionadas al covid.” Creo que vamos, lenta, pero temerosamente, descubriendo la verdadera tasa de muertes causadas por el covid en nuestro país.

EL ABSURDO DE LOS “CASOS” DE COVID

Por Jeff Deist

Instituto Mises
2 de octubre del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede verlo en https://mises.org/wire/absurdity-covid-cases

Los encabezados de hoy anunciaron que Donald y Melania Trump “dieron resultados negativos en las pruebas” del covid-19. Otro encabezado afirma que a diecinueve mil trabajadores de Amazon “se les pegó” el covid-19 en el trabajo. Ambas pseudo historias es posible que inicien otro absurdo frenesí en los medios.

Como siempre, la historia sigue cambiando: ¿Acuérdense de los ventiladores, de aplasten la curva, de las próximas dos semanas son cruciales, etcétera? ¿Recuerden a Nancy Pelosi en Chinatown, en San Francisco, el pasado febrero, urgiendo a todo mundo a que la lo visitara? ¿Se acuerdan de Fauci desestimando el uso de las mascarillas por ser inútiles? ¿Por qué deberíamos creer cosa alguna que este conjunto de políticos/medios nos dice ahora?

Así, ¿qué significan en realidad estos encabezados? ¿Qué es exactamente un “caso” de covid?

Desde el inicio del brote de coronavirus, la mayoría de los medios de Estados Unidos ha sido excesivamente crédula y cómplices en sus reportajes. Los periodistas casi que uniformemente promueven lo que podemos llamar la narrativa “pro cuarentena,” que es exagerar salvajemente los riesgos por el covid-19, a fin de servir una agenda política. Ellos pueden estar motivados en dañar políticamente a Trump, promover una “nueva normalidad” más socialista, o simplemente obtener más clics y “me gusta”. Las malas noticias venden. Pero, el sesgo es claro e innegable.

Esto explica por qué los medios usan los términos “caso” e “infección” tan vagamente, al punto de llegar darle mala información al público. Toda esta hablada sin fin acerca de hacer pruebas, hacer pruebas, hacer pruebas, sirvió para obscurecer dos hechos importantes. Primero, las pruebas, como tales, son irrisoriamente poco fiables al producir tanto falsos positivos como falsos negativos. Y, ¿cuál es el punto? ¿Vamos a examinar a la gente una y otra vez, cada vez que va al supermercado o que tropieza con un vecino? Segundo, detectar partículas de virus o gotitas en el tracto respiratorio de un humano nos dice muy poco. Ciertamente, no nos dice si ellos están enfermos o si están transmitiendo la enfermedad a alguien.

Tome una persona perfectamente saludable sin síntomas particulares y frote el interior de su nariz. Si el cultivo muestra la presencia del Staphylococcus aureus, ¿insistimos en que tiene una infección estafilocócica? Cuando alguien maneja hacia el trabajo sin incidente o accidente, ¿creamos estadísticas acerca de su exposición al tráfico?

̶ Un virus no es una enfermedad. Sólo un porcentaje muy pequeño de aquellos expuestos como tales al virus -SARS-CoV-2- muestra algún tipo de síntomas respiratorios agudos o, lo que podemos llamar “enfermedad por el coronavirus.”

Las únicas estadísticas significativas muestran la incidencia de enfermedad seria, hospitalizaciones y muertes. La estadística más significativa entre estas es la tasa de mortalidad de la infección (TMI). Datos recolectados hasta fines de julio muestran (shows) que la TMI para aquellos en edades inferiores a cuarenta y cinco es, en realidad, inferior a las de la gripe común. La TMI por el covid-19 aumenta para aquellos de más de cincuenta, pero difícilmente es una sentencia de muerte. Y los datos no segregan entre aquellos con asuntos de salud preexistentes causados por obesidad, diabetes y enfermedad del corazón. Si sólo pudiéramos ver datos de gente razonablemente saludable de menos de cincuenta, las cifras serían todavía más tranquilizadoras.

Los casos moderados o asintomáticos de covid efectivamente no tienen sentido. El mundo está lleno de bacterias y virus y, en ocasiones, nos enferman un poco durante pocos días. Hay millones de ellos en el mundo a nuestro alrededor, en nuestra piel, en nuestra nariz y el tracto respiratorio, en nuestros órganos. Debemos convivir con ellos, razón por la que todos tenemos sistemas inmunes diseñados a ayudarnos a coexistir y adaptarnos a organismos siempre cambiantes. Desarrollamos naturalmente anticuerpos, o intentamos estimularlos mediante vacunas, pero, en última instancia, nuestros propios sistemas inmunes tienen que lidiar con el covid-19. El virus estará siempre allí afuera esperando, ya sea al otro lado de la cuarentena o de una mascarilla ̶ puede que también terminemos con esto.

Desde el primer día, el foco debería haberse dirigido a estimular la inmunidad por medio del ejercicio, aire fresco, luz solar, suplementos dietéticos apropiados y promoción del bienestar general. En vez de eso, nuestros políticos, burócratas y medios insistieron en cuarentena de negocios, cierre de escuelas, aislamiento, mascarillas y el espejismo de una vacuna rápida y efectiva. Sólo podemos esperar que muchos gobernadores sean removidos del cargo, ya sea mediante juicio político o en la siguiente elección. Varios, incluyendo a Andrew Cuomo, de Nueva York y Gretchen Whitmer, de Michigan, deberían enfrentar cargos criminales por sus edictos ilegales. No hay excepción al debido proceso por “salud pública.”

Las cuarentenas nunca se justificaron (Lockdowns were never justified), ya fuera en términos del riesgo por el covid-19 o los tremendos sacrificios económicos que se sentirán por décadas. Ciertamente no se justifican ahora, dados siete meses de datos adicionales que muestran que la transmisión y letalidad del covid-19 en particular no son peores que los SARS previos, la fiebre porcina o la pandemia del Ebola. Todavía no sabemos cuántas de las doscientas mil muertes reportadas en Estados Unidos por covid-19 fueron en realidad causadas por la enfermedad respiratoria SARS-CoV-2, o si simplemente reflejan gente que murió por otras causas, después de estar expuestas al covid-19. Sabemos que los daños causados por los cierres y cuarentenas superan con creces a los daños planteados por el virus covid-19.

Hemos tenido casi ocho meses de vida y libertad que nos fueron robados por políticos y sus cómplices promotores de histeria en los medios. ¿Cuánto más aceptaremos?

Jeff Deist es presidente del Instituto Mises. Previamente trabajó como jefe de gabinete del congresista estadounidense Ron Paul y es abogado de clientes de capital privado.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.