NO CONVIERTAN A LOS NEGOCIOS EN CHIVOS EXPIATORIOS ANTE ÓRDENES DE USAR MASCARILLAS

Por Barry Brownstein

American Institute for Economic Research
20 de setiembre del 2020

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede verlo en https://www.aier.org/article/dont-sc...mask-mandates/

En muchos días mi muro de Facebook ha incluido otro mensaje indignante acerca de alguien quien, al pedírsele que usara una mascarilla, respondió virtuosamente rehusándose a patrocinar el negocio. Si es acerca de un restaurante, quien manda el mensaje típicamente incluye un recital aburrido de una conversación con el administrador. El cliente ofendido alega exponer la ausencia de lógica, al ser capaz de sentarse sin una mascarilla, pero no caminar hacia la mesa sin una mascarilla.

Luego viene la conclusión triunfante del cliente: El restaurante solía cuidar mis asuntos, pero, puesto que ya no más lo hacen, nunca volveré a comer allí. Peor aún, clientes ofendidos alientan a otros a unirse en su boicot. Predeciblemente, una larga cadena de mensajes empieza con otros compartiendo las indignidades que han sufrido.

No carezco de simpatía hacia la posición de los boicoteadores. Como otros, estoy alarmado acerca de a qué pueden conducir (may lead.) órdenes de usar mascarillas y otras erosiones de las libertades civiles. Y yo también tengo que fijar mi límite a eso. Cuando una anfitriona nos ha pedido que demos información personal para seguir el trazado de contactos en caso de un “brote,” mi esposa y yo calmadamente nos rehusamos y dejamos el restaurante.

Así que, ¿cuál es mi problema con los boicoteadores? Como lo hizo ver recientemente (recently observed) Jeffrey Tucker, “Muchos millones de propietarios, trabajadores y clientes han sido tratados tan brutalmente [por el gobierno] en la ‘Guerra a los Restaurantes.’”

Reporta Yelp (Yelp reports), “Al 31 de agosto, un total de 163.735 negocios de Estados Unidos que están en Yelp han cerrado desde el inicio de la pandemia… con un 60% de esos negocios cerrados que no volverá a abrir (97.966 permanentemente cerrados).”

¿Es boicoteándolos como es que queremos tratar a los pequeños negocios que ya están bajo asedio?

LOS CONSUMIDORES CONDUCEN LAS POLÍTICAS DE MASCARILLAS

A pesar de cómo es que eso puede parecer ofensivo a los clientes, una orden nacional de usar mascarillas tiene apoyo bipartito (bipartisan support) de “una vasta mayoría de los votantes.” Biden no hizo de las órdenes de usar mascarillas un tema de campaña (a campaign issue) sin antes tener datos de sondeos.

Vivo en New Hampshire; no hay un mandato estatal ordenando el uso de mascarillas. En las áreas rurales del estado, los casos de Covid-19 han sido casi inexistentes. Aun así, requerimientos para usar mascarillas han llegado a ser ubicuos. A menudo los dueños de negocios están respondiendo a demandas de consumidores atemorizados. Un buen propietario de un negocio pequeño debe continuamente estar atento a lo que sus consumidores quieren, o, si no, el negocio fracasa.

En nuestro pequeño pueblo, he conocido por mucho tiempo a muchos propietarios de negocios. Ellos han compartido conmigo su frustración en encontrar el balance correcto que complazca a sus clientes. Un propietario me compartió su historia de un incidente disparado por mi propio comportamiento. Yo había estado en su negocio sin usar mascarilla; tuve una conversación típica con empleados a quienes conocía. Después de que dejé el negocio, un cliente temeroso se enloqueció, hizo una escena y juró nunca volver a comprar allí. El dueño no estaba molesto conmigo, pero estaba exasperado por el temor y furia del cliente.

Nuestro granjero local, Steve, normalmente es imperturbable en su típica vena de New Hampshire de vivir y dejar vivir. Cada primavera, él lanza los dados apostando por la fecha de la última helada. Si Steve planta muy temprano, perderá una cosecha y tendrá que empezar de nuevo. Si lo hace muy tarde, entonces, pierde un valioso ingreso en el verano.

Hasta julio del 2020, Steve no tenía como requisito usar mascarilla en su puesto al aire libre. En agosto, apareció el letrero de que la mascarilla era requerida.

“Barry,” me dijo en agosto, “Este asunto de la mascarilla me está afectando.” Escuché mientras que me explicaba cómo cerca del 5% de sus clientes se va molesto cuando él les pide que se pongan una mascarilla. Él lamenta su enojo, en especial porque es un ingreso que él no puede dejar pasar. Así que, ¿por qué el requisito de la mascarilla? A inicios del verano un número mucho mayor de clientes le regañaron por no exigir la mascarilla.

Steve no es un fanático de la mascarilla. Cuando los clientes no están a su alrededor, nosotros conversamos normalmente sin ella. Su decisión acerca de la mascarilla es puramente guiada por la lectura de pies en la tierra que hace de su mercado.

A Steve lo visitó un inspector de salud estatal. Si bien el estado no tiene una política obligatoria, el inspector encontró una forma de convencer a Steve para que impusiera el requisito de usar la mascarilla o correr el riesgo de que el negocio fuera cerrado por el departamento de salud.

Impulsado por la presión de clientes con la presión adicional de un inspector, para Steve el requisito de usar mascarilla parecía ser el mejor curso de acción. Es mejor perder algunos negocios que todos los negocios.

Si usted me dice que Steve debería haber hecho una resistencia heroica y caer luchando, le digo que usted no conoce a Steve o su negocio. Empezando a sembrar en marzo y así hasta el Día de Halloween, él y sus empleados dedican largos y extenuantes días sirviendo a los vecinos y turistas. Steve no se ha enriquecido; él no tiene una canasta de huevos que le permita sobrevivir una temporada perdida.

Steve está respondiendo a sus clientes y, como muchos negocios pequeños, está tratando de sobrevivir.

LOS MERCADOS NOS UNEN, EL GOBIERNO NOS SEPARA

La crisis del Covid-19 ha conducido a políticas de separación. Aquellos a quienes los mercados los reunieron, el gobierno los está despedazando. ¿Queremos luchar contra la separación con más separación?

Son muchas las manifestaciones de temor, pero, detrás de lo visible, está la mentalidad invisible: Nosotros versus Ellos. El enfrentamiento es entre aquellos que prefieren las mascarillas y aquellos que prefieren ir sin una de ellas. El intento de Biden de enmarcar a los usuarios de mascarillas (frame mask wearers) como menos egoístas y más patriotas es otra manifestación de una creciente polarización.

Cuando escuché a Steve el agricultor, reflexioné sobre mis argumentos burdos acerca de gente adversa al riesgo que este verano he encontrado en las rutas de senderismo. La mayoría de los caminantes no usa mascarilla; algunos se la ponen cuando lo ven venir a usted.

Mi esposa y yo no practicamos el senderismo con mascarillas; trataremos de salirnos del camino y no alterar la paz de los caminantes con mascarillas. “Niños, pónganse sus escudos,” les dijo una madre a sus hijos al vernos llegar. Nos salimos del camino y, de todos modos, se pusieron las mascarillas.

Desearía poder decirle a usted que no pensé mucho acerca de su decisión de “escudarse,” tal como pensé acerca de su elección de salveques. Sin embargo, pensamientos “correctos” acerca del tema de la mascarilla se deslizaron en nuestra conversación acerca de la acción de ellos de “escudarse.”

A menudo, las opiniones se basan en supuestos que hacemos acerca de las acciones de otros. Pensamos que la mamá estaba tontamente privando a sus hijos de un día necesario de estar sin mascarilla, de aire fresco en la naturaleza. ¿Es eso cierto? Tal vez en su mente, ella estaba más preocupada acerca de nosotros que nosotros de ella.

¿Qué hay con aquellos que se quejan ante el dueño del restaurante porque “a él no le importaron mis asuntos?” ¿Es eso cierto? Hoy, el dueño está sumamente interesado en todos los asuntos y trata de navegar entre demandas competitivas de sus clientes.

En su importante ensayo del 2014 Against Libertarian Brutalism (Contra el Brutalismo Libertario), Jeffrey Tucker pregunta, “¿por qué deberíamos estar a favor de la libertad humano por encima de un orden social gobernado por el poder?” Para responder a sus cuestionamientos, afirma Tucker, “Generalmente los libertarios pueden dividirse en dos campos: los humanitarios y los brutalistas.”

Tucker hace la observación de que los humanitarios están inspirados en la idea de que “La libertad nos permite la cooperación humana pacífica.” La libertad “socializa la gente con recompensas por llevarse bien, en vez de destrozarse, y conduce hacia un mundo en donde la gente es valorada como un fin en sí misma, en vez de ser carne en el plan central.”

Acerca de los brutalistas, Tucker señala, “Lo que es impresionante acerca de la libertad es que permite a la gente hacer valer sus preferencias individuales, formar tribus homogéneas, resolver sus sesgos en la acción, enviar al ostracismo con base en estándares de ‘políticamente correctos,’ odiar a satisfacción de sus corazones en el tanto no se use la violencia como un medio.”

Los libertarios humanitarios, afirma Tucker, valoran “la paz social que emerge de la libertad, mientras que los [brutalistas valoran] la libertad para rechazar la cooperación en favor de prejuicios a nivel visceral.”

Incluso en el 2014, Tucker expresó, “El impulso brutalista es evidente en todas partes, en especial en medios sociales.”

Los clientes furiosos están seguros de que una política acerca de las mascarillas en un negocio arruinó su día; boicotearlo es una retribución justificada.

La libertad protege el derecho de pedir que haya un boicot a un negocio honorable, cuyo punto de vista acerca de qué es lo que sus consumidores quieren es distinto al suyo. Proceda con cuidado: Un boicot no cura, sino que mina la “paz social” cuando la gente vive atemorizada y las políticas gubernamentales despedazan el tejido social.

El Instituto Arbinger, en su libro The Anatomy of Peace [Anatomía de la Paz], nos ayuda al distinguir dos formas fundamentales de estar en el mundo. Estas dos formas son otro lente para entender la dicotomía de Tucker de humanitarios y brutalistas.

Las dos mentalidades de Arbinger, con base en el trabajo del filósofo Martin Buber, conducen a formas distintas de actuar con otra gente: “Podemos ver a otros ya sea como gente que importa tanto como nosotros importamos, o como objetos que no importan tal como nosotros importamos. Cuando vemos a otros contando como nosotros nos contamos a sí mismos, nuestros corazones se encuentran en paz. Cuando vemos a otros no considerando como contamos nosotros, nuestros corazones entran en guerra.”

Nuestra salvación personal depende de nuestras propias elecciones. Como escribe el Instituto Arbinger en Anatomía de la Paz, “Siempre que deshumanizo a otro, necesariamente deshumanizo todo lo que es humano ̶ incluyéndome a mí mismo.”

Los métodos brutalistas no reconstruyen la paz social. Este no es un llamado a aceptar mandatos, sino que se puede oponer a esas órdenes sin culpar a los propietarios de negocios pequeños, quienes son victimizados tanto como lo somos nosotros.

Escribe Tucker, “El punto más importante de la libertad humana… no es hacer del mundo algo más dividido y miserable, sino permitir a los humanos florecer en paz y prosperidad.” Para el humanista, el desafío que no es tan fácil es oponerse sin dividir.

Barry Brownstein es profesor emérito de economía y liderazgo en la Universidad de Baltimore. Es contribuyente sénior en Intellectual Takeout y autor de The Inner-Work of Leadership.

Traducido por Jorge Corrales Quesada