EL LEVIATÁN VENEZOLANO CONSUME A SU CIUDADANÍA POSITIVA CON EL COVID

Por Anders Koskinen

Intellectual Takeout
21 de agosto del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede verlo en https://www.intellectualtakeout.org/...ive-citizenry/

El totalitarismo ha llegado a un nuevo nivel bajo.

Reporta el New York Times (The New York Times reports) que:

“Funcionarios venezolanos están denunciando a personas que pueden haber entrado en contacto con el coronavirus por ser ‘bioterroristas’ y urgen a sus vecinos que los reporten. El gobierno está deteniendo e intimidando a médicos y expertos que cuestionan las políticas del presidente acerca del virus.”

La Stasi [antigua policía secreta de la antigua Alemania Oriental] ha llegado a Venezuela y, cualquiera que esté en desacuerdo con el manejo del COVID-19 por Maduro, debe temer no sólo a su gobierno, sino a cada uno de sus vecinos, en donde cualquiera de ellos puede ser un espía leal al gobierno.

Maduro y su gobierno están tratando a los enfermos infectados con el COVID-19 como infrahumanos. Los leprosos de antaño, enviados hacia colonias aisladas de los afligidos, tal vez vivieron con menor temor que los venezolanos con este novedoso coronavirus. Al menos la enfermedad de los leprosos era evidente, basada en las lesiones claramente visibles en sus pieles. Ellos no tendrían que haber temido los ligámenes potenciales de sus vecinos con el gobierno. Pero, ahora, todo venezolano tendrá cuidado de toser o quejarse de cansancio y de dolores de garganta, por temor a ser enviado a uno de los “centros de contención” de Maduro, como lo expone el Times.

“En hoteles requisados, escuelas sin uso y estaciones de autobús acordonadas, los venezolanos que regresan a casa desde otros países de América Latina, están siendo metidos a la fuerza en cuartos atestados, limitados en la alimentación, agua o mascarillas. Y están siendo vigilados por guardas militares durante semanas o meses, para hacerles pruebas por el coronavirus o para tratarlos con medicinas no probadas…”

“Ellos nos dijeron que estábamos contaminados, que somos culpables de infectar al país,” le dijo al Times el enfermero basado en Caracas, Javier Aristizábal.

Gente enferma, que más que nunca antes necesita la ayuda de sus familias y amigos, ahora están siendo tratada como enemiga del estado venezolano. Reporta el Times que “activistas del partido gobernante están marcando con placas las casas de familias sospechosas de tener el virus y amenazándoles con la detención.”

¿En alguna manera le suena familiar con cierta Alemania post Weimar?

Entrevistados por el Times especulan que el gobierno de Venezuela está tratando tan mal a sus ciudadanos debido a la situación embarazosa resultante del supuestamente maravilloso -pero totalmente desbordado- sistema socializado de cuido de la salud.

Esa también es exactamente la forma en que las cosas siempre pasan, en un sistema político en donde la persona es considerada con poca a ninguna consideración. Frank S. Meyer comentó acerca de esto en su libro In Defense of Freedom, cuando hizo ver que ciertas ideologías “en la realidad creen que la sociedad es un organismo viviente.”

“Esta doctrina… depende de la creencia de que la sociedad o el estado es un ser, casi una persona, quien, en una relación recíproca con las personas individuales, les otorga derechos cuando ellos cumplen con sus obligaciones hacia él.”

Al adscribir una personalidad al estado venezolano, sus líderes han castigado a ciudadanos individuales infectados con el COVID-19, porque ellos no han satisfecho los puntos de vista de Maduro y sus amigotes, acerca de los deberes de los ciudadanos para con el estado; esto es, una aceptación irracional de la autoridad del régimen. Lo que Meyer escribió, y lo que Maduro está poniendo en práctica, es un concepto que, por mucho tiempo, ha sido muy extraño para los estadounidenses.

Cada vez que un político se refiera a los deberes que los estadounidenses tienen con la sociedad o el estado, en especial en esta época llena de temor por el COVID, haremos bien en tener presente que la aceptación de deberes con el estado nos priva de nuestros derechos. Pues, para regresar a Meyer:

“En ese esquema de cosas, los ‘derechos’ obviamente dependerían de los deberes llevados a cabo; pero ellos no serían derechos, serían privilegios. No obstante, los derechos de los seres humanos no son el regalo de algún Leviatán; se derivan inherentemente de la naturaleza de los hombres. Los deberes de los seres humanos no son un tributo que es debido al Leviatán; son imperativos morales basados en un valor objetivo. Cada uno es independiente del otro; no es un asunto de quid pro quo.” [Nota del traductor: dar algo a cambio de algo]

El colapso de la sociedad venezolana y de su sistema de salud (que el Times reporta que incluso dejó de publicar, desde años atrás, las tasas de mortalidad infantil) es una historia con una moraleja muy real contra los peligros del socialismo colectivista. Para aquellos que no quieren ver hacia atrás a la historia para examinar una ideología peligrosa, sólo necesita mirar hacia el sur, a Venezuela, y ver qué tan poca consideración tiene allí el gobierno por su pueblo.

Anders Koskinen es Editor Asociado en Intellectual Takeout. Obtuvo su BA en diciembre del 2016 en la Universidad de Minnesota, en donde se graduó en dos especialidades principales, Periodismo y Ciencia Política. Previamente escribió para Alpha News y trabajó para Guns.com como redactor. En su tiempo libre, Anders disfruta de leer, escribir e investigar acerca del beisbol junto con la Society for American Baseball Research. Hasta el momento ha dado dos presentaciones al capítulo Halsey Hall basado en Minneapolis y sirve como su secretario. También está involucrado en un grupo de adultos jóvenes en su iglesia.