COMENTARIO ACERCA DE UNA INEVITABLE DISCUSIÓN EN NUESTRO PAÍS EN TORNO AL AJUSTE ECONÓMICO

Por Jorge Corrales Quesada


Quiero informarles que mañana iniciaré mi análisis con algunas publicaciones acerca del tema del ajuste impostergable en el déficit fiscal de nuestra economía, que, al momento, es peligrosamente elevado y, me temo, que sólo seguirá creciendo hasta que… o la economía practica un ajuste por si misma, con un tremendo costo, o bien se tiene un apoyo, como el del Fondo Monetario Internacional, que, en cierto grado, podría aliviar el enorme ajuste que se ha de realizar. Eso sí, qué tan doloroso sea dicho ajuste dependerá de decisiones nuestras como país.

Ante esa alternativa, no dudo que se escogerá el camino del apoyo financiero por el Fondo Monetario, para que el país realice su ajuste indispensable e impostergable de las finanzas públicas. La razón de por qué se tomará esa ruta es, en mi opinión, obvia, pues no creo que políticos y ciudadanos aceptemos la alternativa de que el ajuste se lleve a cabo por nuestras acciones aisladas, sin apoyo externo; en especial, pues sería un ajuste muy rápido y doloroso, si es que en realidad se quisiera realizar y que no es simplemente una estrategia de diletantismo político de patear la bola hacia adelante, para que “el que viene atrás” cargue con todo el peso del ajuste. Las crisis se desatan sin pedir permiso y posiblemente esa estrategia de darle largas al asunto se vería frustrada por una bomba económica, que estallaría en las manos de políticos reacios a asumir su responsabilidad.

Por eso creo que el apoyo del Fondo Monetario es “bienvenido.” Pero, tendrá sus consecuencias, siendo la más importante la elección de cómo llevar a cabo el ajuste de la deuda. Le llamo así, aunque bien podría llamarlo ajuste fiscal, pero el hecho es que los déficits se cubren con deuda, pues, al momento, no se ha acudido a la emisión monetaria, que es otra “herramienta” (nefasta) que gobiernos usan para tapar sus déficits. En cierta forma, el aporte de recursos del Fondo no es sino una deuda más elevada, a mayor plazo de cancelación y con tasas de interés más favorables, que alivien la presión del gobierno de endeudarse en mercados de capitales privados o multinacionales posiblemente más caros y que suelen ser naturalmente limitados, pues al estar el Fondo siendo vigilante del ajuste, facilitaría el acceso a dichos mercados.

El alivio del déficit o de la deuda puede, esencialmente, hacerse de dos formas: una mediante el aumento de impuestos, lo que se podría llamar un ajuste basado en impuestos y, la otra, mediante una reducción del gasto gubernamental, lo que se podría denominar como un ajuste basado en el gasto.

Lo usual no es que las naciones realicen ajustes exclusivamente por la vía del gasto o de los impuestos, sino por una mezcla de ellas. Se llama ajuste por la vía de aumento de los impuestos cuando al menos el 60% del ajuste considerado se realiza por medio de un aumento en los gravámenes, mientras que se llama ajuste por la vía de reducción del gasto, cuando, al menos, el 60% del ajuste planeado se lleva a cabo por una reducción del gasto gubernamental.

En este marco, empezaré mi serie de comentarios con un planteamiento y análisis muy interesante del economista Daniel J. Mitchell, que, además de su versión disminuida que pondré en mi muro, tiene una especie de adenda en la que expone resumidamente diversos estudios que dan sustento a la conclusión de por qué es más eficiente y menos doloroso un ajuste por la vía del gasto que por la vía de los impuestos. Luego, cada día siguiente, presentaré 14 comentarios breves y sumamente resumidos de diferentes estudios relevantes acerca de este tema, citados originalmente en el estudio “Flattening the Debt Curve: Empirical Lessons for Fiscal Consolidation” [“Aplastando la Curva de la Deuda: Lecciones Empíricas de Consolidación Fiscal”], de los economistas Veronique de Rugy y Jack Salmon, ambos del Mercatus Center de la Universidad George Mason, y recogidos por Mitchell en su versión extensa.

Este debate es necesario en nuestro medio pues, por lo que conozco a la fecha, el Fondo nunca dice cómo se debe realizar específicamente el ajuste, si por alza en impuestos o por un descenso en el gasto, sino que lo que a él le interesa es si la decisión en conjunto de gastos/impuestos (o de uno sólo de ellos), logra efectivamente el ajuste buscado. Por lo tanto, es soberana la decisión nacional de cómo realizar el ajuste, siempre que se técnicamente consistente con el objetivo meta. Esencialmente, está en nuestras manos la elección de la forma del ajuste, que sabemos es inevitable e impostergable.

Lo que espero es que mi opinión pueda ser útil en algún grado.

Publicado en mis sitios de Facebook, Jorge Corrales Quesada y Jcorralesq Libertad, y en el del Instituto Libertad el 23 de agosto del 2020.