CDC: UNA CUARTA PARTE DE LOS ADULTOS JÓVENES DIJO QUE CONTEMPLÓ SUICIDARSE ESTE VERANO EN LA PANDEMIA

Por Jon Miltimore

Fundación para la Educación Económica
Sábado 15 de agosto del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, con letras en rojo y entre paréntesis, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/cdc-a-quart...ring-pandemic/

El daño colateral de las cuarentenas no debe ser ignorado.

En economía, hablamos mucho acerca de consecuencias no previstas.

Es fácil olvidar que las sociedades son ecosistemas complejos. A menudo, los legisladores imponen cambios radicales esperando lograr un resultado, sin darse cuenta que ellos crean incontables consecuencias que no se esperaban.

Algunas de las consecuencias no intencionadas serán positivas, pero muchas no lo serán. Un caso en concreto puede hallarse en recientes estadísticas gubernamentales, que muestran un aumento en los pensamientos suicidas de muchos adultos jóvenes durante la pandemia del COVID-19.

Proveniente de Político (Via Politico):

“Uno de cada cuatro adultos jóvenes con edades entre 18 y 24 dice que el mes pasado consideró suicidarse debido a la pandemia, según nuevos datos de la CDC, que pintan un panorama triste de la salud mental de la nación durante la crisis.

Los datos también advierten acerca de un alza en la ansiedad y el abuso de sustancias, con más de un 40 por ciento de aquellos encuestados diciendo que han experimentado una condición de salud mental o de comportamiento, conectada con la emergencia por el Covid-19. El estudio de la CDC analizó a 5.412 personas, quienes respondieron la encuesta entre el 24 y el 30 de junio.

El peso recae más fuertemente en adultos jóvenes, cuidadores, trabajadores esenciales y minorías. Mientras que un 10.7 por ciento de todos los que respondieron consideraron el suicidio en los previos 30 días, un 25.5 por ciento de aquellos entre 18 y 24 dijo haberlo hecho. Casi un 31 por ciento de proveedores de cuidados no pagados y un 22 por ciento de trabajadores esenciales, también dijo que ellos abrigaron tales pensamientos. Hispanos y negros que respondieron estaban similarmente muy por encima del promedio.”

Este artículo dice que la crisis de salud mental emana “de la pandemia,” pero es más exacto decir que más bien surge de nuestra reacción colectiva a la pandemia, no del virus como tal.

Cerrar las economías y ordenar que gente saludable permanezca aislada pueden haber tenido éxito, en algún grado, por ralentizar la diseminación del virus. Pero, también, fue una forma segura de hacer que la gente se sintiera miserable.

Las cuarentenas resultan en pérdidas de empleos, ansiedad y desaliento. Los científicos han conocido por mucho tiempo que los efectos del aislamiento no sólo son dañinos, sino mortales.

The New York Times explicó las consecuencias fatales del aislamiento social (the deadly consequences of social isolation) en el 2016:

“Una oleada de investigación reciente sugiere que la separación social es mala para nosotros. Los individuos con menos conexión tienen patrones de sueño (sleep patterns) cambiados, sistemas inmunológicos (immune systems) alterados, más inflamación (inflammation) y niveles más elevados de hormonas del estrés (stress hormones). Un estudio reciente (One recent study) encontró que el aislamiento aumenta el riesgo de enfermedad del corazón en un 29 por ciento y en un 32 por ciento de derrame.

Otro análisis (Another analysis), que reunió datos de 70 estudio y de 3.4 millones de personas, encontró que individuos socialmente aislados tenían un riesgo 30 por ciento más alto de morir en los próximos siete años, y que este efecto era mayor en edades medianas.

La soledad puede acelerar la declinación cognitiva (accelerate cognitive decline) en adultos mayores, y que los individuos aislados tengan el doble de lo posible (twice as likely) de morir prematuramente, que aquellos con interacciones sociales más robustas. Estos efectos empiezan temprano: Niños socialmente aislados (Socially isolated children) 20 años más tarde tienen una salud significativamente más pobre, incluso después de controlar por otros factores. En resumen, la soledad es un factor de riesgo importante de una muerte temprana, tal como lo son la obesidad y el fumado.”

Muchas de las consecuencias enumeradas aquí tomarán años en ser analizadas y documentadas, pero ya hemos visto señales inmediatas de consecuencias no previstas: suicidio rampante (rampant suicide), aumento de sobredosis de drogas (surging drug overdoses), aumentos en violencia doméstica (domestic violence), destrucción económica y muchos otros.

Ninguna de esas consecuencias se previó cuando los gobernantes aprobaron cierres generalizados, pero, eso no los hace menos reales. Tampoco intenciones puras absuelven de responsabilidad a quienes las aprobaron.

En una ocasión, el afamado economista Milton Friedman señaló que, tal vez, la mayor amenaza para la libertad surgía “de hombres de buenas intenciones y de buena voluntad, quienes desean reformarnos.”

En este caso, el bienintencionado no busca reformarnos, sino protegernos. Pero, como lo hizo ver Friedman, “el poder concentrado no se neutraliza con las buenas intenciones de quienes lo crearon.” En efecto, muchas de las mayores atrocidades en la historia han sido perpetradas por personas bien intencionadas.

Sobre todo, debemos juzgar las cuarentenas por sus resultados reales, no por el objetivo para el cual se diseñaron.

Si fallamos en eso, esas inquietantes estadísticas de la CDC es posible que se conviertan en la norma y no en la excepción.

Jonathan Miltimore es editor administrativo de la FEE.org. Sus reportajes y artículos han aparecido en la revista TIME, el Wall Street Journal, CNN, Forbes, Fox News y el Star Tribune.

Otros: El Washington Times, MSN.com, El Washington Examiner, el Daily Caller, el Federalist, el Epoch Times.