Los costos de las cuarentenas deben también ser tomados en cuenta.

COMPARACIÓN DE LOS RESULTADOS ACTUALES DE SUECIA CON EL COVID-19 CON LO PREDICHO EN ABRIL POR LOS MODELADORES

Por Jon Miltimore

Fundación para la Educación Económica
Miércoles 29 de julio del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, con letras en rojo y entre paréntesis, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/sweden-s-ac...cted-in-april/

El principal epidemiólogo de Suecia, Anders Tegnell, dice que una declinación masiva en los casos del COVID-19 muestra que “la estrategia de Suecia está funcionando.” ¿Está en lo correcto?

En una conferencia de prensa la semana pasada, Anders Tegnell dijo que una declinación masiva de nuevos casos de COVID-19 muestra que la estrategia de Suecia de “mano más suave” está haciendo aquello para lo que fue diseñada.

“En realidad es otro signo más de que la estrategia sueca está funcionando,” dijo (said) Tegnell, el principal epidemiólogo sueco. “Es posible ralentizar rápidamente el contagio con las medidas que estamos tomando en Suecia.”

A diferencia de la mayoría de naciones del mundo, Suecia evitó un cierre duro. En vez de eso, la nación de 10 millones de personas optó por una estrategia que buscó estimular el distanciamiento social por medio de información pública, la cooperación y la responsabilidad individual. Los restaurantes, bares, piscinas públicas, bibliotecas y la mayoría de las escuelas permanecieron abiertos con ciertos límites de capacidad.

La decisión de Suecia de dejar de lado las cuarentenas dio lugar a un aluvión de escrutinio y crítica. Su enfoque se describió por The New York Times como una “historia de precaución.”

Pero, como lo he indicado, la crítica provenía menos de los resultados del experimento sueco, que de la naturaleza del experimento. Hay muchos ejemplos de naciones (y estados en Estados Unidos) que han sufrido más por el COVID-19 que Suecia, aún cuando esos países (y estados) empezaron con cuarentenas fuertes, que obligaban a los ciudadanos a quedarse recluidos en sus hogares.

Tal vez, la mejor forma de medir el éxito de las políticas de Suecia es comparando los resultados predichos por los modelos, con los resultados reales.

El 10 de mayo, Dagens Nyheter -el principal diario de Suecia- analizó un par de modelos inspirados por el estudio del Colegio Imperial de Londres (the Imperial College of London study), que predijo que tantas como 40 millones de personas podrían morir si el coronavirus se dejaba sin frenos. El modelo predijo que las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs) de Suecia expirarían antes de mayo y que, para julio, casi 100.000 personas morirían por el COVID-19.

“Nuestro modelo predice que, usando estimaciones de medianas de tasas de fatalidades por la infección, sin mitigación al menos 96.000 muertes ocurrirían para el 1 de julio,” escribieron (wrote) los autores.

Es una predicción aterradora. Y, tal vez, ese era el punto.

Como señaló Johan Norberg allá en mayo (back in May) en The Spectator, estos modelos se usaron por los críticos de la estrategia sueca para mostrar como colapsaría su sistema de cuido de la salud, si no “hacía una vuelta en U hacia la cuarentena,” similar al del Reino Unido.
Bueno, ya casi acaba julio. Así que, ¿cómo se comparan las predicciones contra los resultados?

El total de muertes en Suecia (deaths in Sweden) por el COVID-19 se ubica en 5.700, casi 90.000 menos que lo que predijeron los modeladores. Los hospitales nunca fueron desbordados. Las muertes diarias en Suecia se han vuelto muy reducidas. La agencia de salud reporta que no hay nuevas admisiones a las UCI.

Como lo muestra el gráfico “Predicciones de pacientes por COVID-19 en UCIs suecas versus la realidad,” que puede verse en https://fee.org/articles/sweden-s-ac...cted-in-april/, los modeladores no sólo estaban equivocados. Ni siquiera estuvieron remotamente cerca.

¿Cómo fue que los expertos se equivocaron tanto? Hay muchas razones, por supuesto, incluyendo el hecho de que el COVID-19 no es tan mortal como los modeladores temieron originalmente (isn’t as deadly as modelers originally feared). Sin embargo, la respuesta más sencilla es que los modeladores dejaron de lado una realidad básica: durante las pandemias los humanos espontáneamente alteran su comportamiento.

Esto no debería ser una sorpresa. Los humanos son criaturas inteligentes, instintivas y que se auto preservan, que buscarán evitar un comportamiento de alto riesgo. La ley natural del orden espontáneo (spontaneous order) muestra que los humanos naturalmente adaptan su comportamiento cuando las circunstancias lo exigen. (En su libro de 1988, The Fatal Conceit [La Fatal Arrogancia], el economista F.A. Hayek describió este proceso (described this process) como “la faceta menos apreciada de la evolución humana.”

La evidencia científica, en lo relacionado con la pandemia actual, confirma esta idea económica. La investigación muestra que, en Estados Unidos, los sitios de trabajo y los consumidores cambiaron sus patrones de viajes (changed their travel patterns) antes que los gobiernos empezaron a emitir órdenes de quedarse en la casa. En otras palabras, sin ser exigidos o sin que siquiera se les dieran instrucciones, decenas de millones de estadounidenses ya estaban adaptando su comportamiento ante la amenaza desconocida del COVID-19.

Una experiencia similar tuvo lugar en Suecia, en donde el tráfico a pie y el tráfico en trenes se redujeron considerablemente, sin órdenes y penalidades draconianas.

“En realidad hicimos una comparación con nuestros vecinos, y los patrones de viaje de Suecia han cambiado tanto como los de nuestros vecinos nórdicos, a pesar de que ellos tenían muchas más cuarentenas legales que las que nosotros tenemos,” dijo (said ) Tegnell en una entrevista en mayo.

La experiencia sueca es importante. Como lo ha hecho ver Phil Magness en el American Institute for Economic Research (AIER), el éxito de Suecia sugiere que los supuestos riesgos y beneficios de las cuarentenas fueron básicamente una ficción.

“[L]os supuestos beneficios de una política de cuarentena más severa parecen haber sido sumamente exagerados,” escribió (wrote) Magness. “Los supuestos riesgos acerca del curso más moderado adoptado por el gobierno sueco, parecen haber sido similarmente inflados. Y el número general de muertes en el caso de referencia de un escenario de “no hacer nada,” parece que tiene poca base en la realidad.”

Uno puede argüir que la precaución era necesaria dada la amenaza desconocida del COVID-19. Este argumento es menos persuasivo cuando los costos de las cuarentenas -una inminente recesión global, cientos de millones de empleos perdidos, millones de negocios cerrados, una inquietud social histórica, una pobreza extrema que crece y un amplio deterioro de la salud- son tomados en cuenta.

Por suerte, no es demasiado tarde para aprender de nuestros errores. Sin embargo, primero debemos admitirlos.

Jonathan Miltimore es editor administrativo de la FEE.org. Sus reportajes y artículos han aparecido en la revista TIME, el Wall Street Journal, CNN, Forbes, Fox News y el Star Tribune.

Otros: El Washington Times, MSN.com, El Washington Examiner, el Daily Caller, el Federalist, el Epoch Times.