LA REVOLUCIÓN DE LA CONFIANZA

Por Art Carden

American Institute for Economic Research
14 de junio del 2020


Cerca del inicio de la pandemia del COVID-19, decidí que sería buena idea comprar un par de auriculares que cancelan el ruido, AirPod Pro, que me permitiría cambiar sin problemas de instrumento a instrumento sin tener que ver con cables. Venían en camino después de un par de tecleos en mi computadora y arribaron pocos días después. Usted pensaría, “¿y qué? Esta es una secuencia de acontecimientos absolutamente insignificantes que mucha gente lleva a cabo varias veces a la semana, si no es que varias veces al día.”

Los autores de The Trust Revolution quieren que pensemos un poco más acerca de esto y, específicamente, de todos los lugares en donde la confianza podría fallar, pero no lo hace. Henderson, quien editó el libro del 2018 Cambridge Handbook of Classical Liberal Thought (con el cual contribuí) y Churi, anterior colega de Henderson en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chicago, quien salió para fundar la firma de capital de riesgo Trust Ventures, quieren enfocar la atención de los lectores a las partes de aquellas transacciones que parecen ser mundanas y rutinarias, pero, en realidad, esconden un conjunto complejo de innovaciones políticas, sociales, culturales y comerciales.

En su mayor parte, estas transacciones se guían por la mano invisible del mercado, con el puño visible el estado acechando en el trasfondo y haciendo apariciones ocasionales. Comprar AirPods en línea es un haz de transacciones sorprendentemente complejo, con muchas cosas que podrían salir mal. ¿Funcionarán los AirPods como se anunciaron? ¿Serán enviados tal como se prometió? ¿Son siquiera AirPods, aun cuando no los estoy ordenando directamente de Apple? Incluso pagar por ellos es una red compleja de interacciones, que involucra a muchas organizaciones y gente distinta. Chase, que emitió nuestra tarjeta de crédito Amazon, le paga a Amazon, el cual le paga a Apple. Después, Chase recolecta los fondos de mi banco cuando llega la cuenta. La gente tiene la oportunidad de fugarse con mi dinero en varios puntos diferentes, pero no lo hace. Henderson y Churi afirman que esta es la verdadera historia: ¿cómo, preguntan ellos, puede eBay procesar diez mil transacciones cada segundo, sin un desastre absoluto, una confusión generalizada y un fraude masivo?

La respuesta es que los mercados son muy buenos reguladores. Si bien la literatura acerca de la regulación enfatiza a reguladores gubernamentales, como la Comisión de Valores e Intercambios, la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional y la Agencia de Protección Ambiental, Henderson y Churi enfocan su atención en lo que ellos llaman “micro reguladores.” Estos son proveedores privados, en escala pequeña, de confianza y seguridad ̶ en sus palabras, “tecnologías que permiten a la gente cooperar de formas más eficientes.” Las empresas de viajes compartidos Lyft y Uber, dicen ellos, no están compitiendo con empresas de taxis. Fundamentalmente, Uber y Lyft están compitiendo con las comisiones reguladoras de taxis.

The Trust Revolution haría buena pareja con Tomorrow 3.0 del economista y politólogo de la Universidad Duke, Michael Munger, quien afirma que estamos en medio de una revolución económica, pues la gente está obteniendo fortunas no sembrando cosechas o transformando materias primas en bienes manufacturados, sino reduciendo costos de transacción y facilitando que la gente se sintonice con otra que tiene capital físico (como carros y casas) o capital humano (como gente con habilidades diversas).

Una razón por la que se empareja bien con Munger es que, tal como Munger habló acerca de tres revoluciones económicas, Henderson y Churi hablan acerca de tres revoluciones políticas importantes. Se dio la Revolución del Individuo, ejemplificado por la Ilustración Escocesa y la Revolución Estadounidense. Se dio la Revolución del Experto durante el Nuevo Trato, cuando fue ampliamente “reconocido” que el Brain Trust de Roosevelt sabía qué era lo mejor. Finalmente, se ha dado la Revolución de la Tribu Digital por la cual “ciudadanos consumidores, usando plataformas digitales (como un ejemplo) pueden actuar colectivamente para crear una forma de regulación más efectiva y eficiente” (p. 5). Esta Revolución de la Tribu Digital que ellos describen es importante, como lo explican en sus páginas 46 y 47, en especial con referencia a innovaciones, como predecir los mercados:

“Un único experto es mejor que un único no experto, pero una multitud de no expertos es mejor que un único experto. Esto es cierto cuando se pesa el ganado, pero, también, al determinar si un consumidor tendrá o no una buena experiencia.”

Ellos ofrecen un breve resumen de la historia de la confianza y de los mercados de ella, explicando la importancia de la confianza personal (“otros individuos actuando solos”), confianza en el gobierno (“diversas instituciones caracterizadas por un monopolio de la violencia legal”), y confianza en los negocios (“brindada por negocios en busca de ganancias que también están vendiendo otras cosas”) (p. 7). La confianza en el gobierno ha venido cayendo. Entre tanto, el sector de la tecnología fue, por dieciséis años seguidos, nombrada en el 2016 la industria en la que más ampliamente se confía (p. 21).

Que la gente se alinee contra la innovación no debería sorprendernos. La gente se ha opuesto a la innovación durante generaciones y, en su excelente libro del 2016, Innovation and Its Enemies, el economista Calestous Juma explica cómo, en diferentes lugares y en tiempos distintos, grupos se han opuesto a cosas tan mundanas como la música grabada y la refrigeración. Entonces, no resulta una sorpresa que tengan temor al surgimiento de los micro reguladores. La gente se preocupa, tal vez correctamente, que los algoritmos y la inteligencia artificial pueden inadvertidamente encriptar “opresión;” sin embargo, al tiempo que hacen ver la pregunta relevante, deberíamos no estar preguntando si “son perfectos los algoritmos,” sino si “son los algoritmos mejores que las alternativas,” lo cual, en el caso del sistema legal, es primordialmente cosas como jueces humanos.

La tecnología de la confianza ha evolucionado con el paso del tiempo, y los micro reguladores facilitan que la gente allane diferencias entre grupos. La religión en cierto grado sirve para este propósito y el lenguaje (que es difícil de simular) es una señal importante de que usted es parte del grupo. En todo caso, el mercado de la confianza ha llegado a ser más grueso. Cuando usted compra en Walmart o en Nordstrom o en cualquier lado, usted está recibiendo múltiples capas de seguridad de calidad variable.

Tengo una objeción técnica nimia a una afirmación que ellos hacen en la página 117:

“Las reglas del juego del altruismo están esencialmente determinadas por la política tributaria. Las reglas impositivas están sesgadas contra el envío corporativo de altruismo. Por ejemplo, una donación de una agencia de caridad para ayudar a agricultores pobres en Etiopía es deducible de impuestos, mientras que no lo es la porción de café con trato justo que es una donación para ayudar a agricultores etíopes pobres.”

Eso es cierto de sus impuestos y los míos. Sin embargo, Starbucks puede deducir como gasto lo que ellos donan para ayudar a agricultores etíopes y, luego, trasladar los ahorros a los clientes. También, sospecho que algunos economistas, como Bruce Benson, David Friedman, Peter Leeson y Edward Stringham, estarían en desacuerdo con los autores acerca de la inevitabilidad o conveniencia del estado, y que macroeconomistas, como George Selgin y Lawrence W. White, estarían en desacuerdo con respecto a la necesidad de que el gobierno controle la oferta de dinero. Sin embargo, estos son puntos menores de una historia más amplia.

Uno de los problemas principales, que ellos explican en la página 146, viene del hecho de que “La desregulación es un producto del mismo proceso de hacer chorizo como lo es la regulación que tiene como fin de eliminar y, así, es vulnerable a los mismos problemas. Por tanto, aun cuando los mercados funcionen pobremente, el proceso de desregulación puede no ser una mejora.” El análisis de sustitutos burdos sugiere que la regulación fuerte ha reducido el crecimiento económico, como lo afirmaron John W. Dawson y John J. Seater, en un artículo del 2013 en el Journal of Economic Growth. Echar para atrás las regulaciones de forma constructiva puede probar ser demasiado difícil, políticamente. Por tanto, puede haber más oportunidades para que los innovadores de tecnología ingresen y reemplacen al gobierno cuando este funciona pobremente.

En general, Henderson y Churi están en lo correcto: desarrollar la tecnología micro regulatoria es parte de una “revolución de la confianza,” y una que promete cambiar y dirigir la economía del siglo XXI y más allá. Ellos están identificando, pienso yo, una nueva forma de pensar acerca de la regulación, la carga regulatoria y el cambio tecnológico. En vez de trabajar específicamente en echar para atrás al estado, podría ser más valioso trabajar simplemente en hacer obsoleto al estado.

Art Carden es compañero sénior del American Institute for Economic Research. También es profesor asociado de Economía en la Universidad Samford, en Birmingham, Alabama.