VAMOS VIENDO POSIBLES EFECTOS DAÑINOS DE LAS CUARENTENAS

Por Jorge Corrales Quesada


Hace pocos días, noticias REPRETEL presentó una noticia relacionada con un aumento del número de solicitudes de divorcios en el país, que, tan sólo entre el 14 y el 17 de abril, y en 4 juzgados, ascendieron a 70. Algo sin duda inusual.

En opinión de especialistas que consultó ese medio, era de esperar un aumento de ellos debido al confinamiento de las cuarentenas al que estamos sometidos muchos costarricenses. Ciertamente podría ser que las dificultades en esos matrimonios ya venían, pero el hacinamiento, el estrés, la ansiedad, las deudas, todos asociados con esas cuarentenas, las hayan precipitado.

No hay duda que, como bien señala el medio, los “divorcios podrían convertirse en una nueva pandemia.” Esto es importante irlo teniendo presente, pues es uno más de los costos que iremos teniendo conforme se conserva el cierre de nuestra economía, bajo la creencia de que eso evita que la salud se afecte por la pandemia. Debe verse como uno más de los costos no previstos de las políticas seguidas ante el virus.

Evidentemente, nuestro país no es un caso único en esto, pero es el que tiene nuestro interés particular. De hecho, el aumento en los divorcios y los efectos negativos sobre las familias se ha incrementado en las naciones que han proseguido esa política.

Ojalá pronto surjan estadísticas acerca de los cambios, si es posible detectarlos y medirlos adecuadamente, en drogadicción, alcoholismo, suicidios, agresiones y conflictos en hogares, citas médicas perdidas en hospitales, posposiciones de tratamientos médicos que hasta pueden haber terminado en muertes lamentables, entre otros resultados, que, lamentablemente, no eran parte de las intenciones previstas por quienes impusieron políticas que alteraron de manera significativa nuestra vida gregaria, políticas generalizadas de dudosos resultados eficientes para acabar con el virus. Al igual que los beneficios esperados que se han señalado de esas políticas en cuanto a menos muertes y un tratamiento médico apropiado a los enfermos por el virus, estos otros costos sociales citados, aunque no previstos, también han de ser tomados en cuenta. Por supuesto, sin dejar de lado los enormes costos económicos que todos estamos viviendo y seguiremos sufriendo por mucho tiempo más.

Publicado en mis sitios de Facebook, Jorge Corrales Quesada y Jcorralesq Libertad, el 25 de julio del 2020.