Leer esto brinda no sólo una oportunidad de aprender mucho y con cierta profundidad lo de esta pandemia, pero, en especial, y con datos, expone por qué es similar a pandemias producidas por otros virus y, particularmente, que la pandemia del nuevo coronavirus no es un virus apocalíptico y cómo muchas medidas que vemos nuestro alrededor podrían estar causando más mal que bien. El razonamiento es serio y debe tomarse así, pues es mucho en juego.

CUARTO MES DE PANDEMIA: ¿ADÓNDE ESTÁ LA EVIDENCIA?

Por Roger W. Koops

American Institute for Economic Research
19 de julio del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede verlo en https://www.aier.org/article/month-f...-the-evidence/

“Afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria.” Dr. Carl Sagan

El Dr. Carl Sagan fue uno de los científicos principales cuando se trató de poner un puente sobre el bache entre la ciencia dura y el entendimiento general del público. En el proceso, su entusiasmo personal ante la maravilla de la ciencia se hizo evidente para todos. Él también entendió que la ciencia podía ser secuestrada y que se requerían los estándares más altos de evidencia cuando se hacían afirmaciones fantásticas.

En sólo unos pocos meses, el mundo ha pasado de ser una sociedad que funciona normalmente a una de pánico y caos extremos (a lo mejor The Twilight Zone [La Dimensión Desconocida] no pudo no haber concebido esto a tal grado). Hemos visto agrietarse las mismas bases de la existencia humana, algunos podrían decir que desintegrarse. Ha habido una inducción de pánico e histeria, desintegración cultural y social, censura, secuestro político, colapso y dificultades económicas, imposición de leyes en sociedades libres, que fueron más allá de su proceso legal usual de creación y que recuerdan a regímenes totalitarios. En resumen, la existencia humana ha sido puesta patas arriba. Por suerte, ha habido algunos espacios de cordura alrededor del mundo, pero son demasiado pocos.

El pánico que inducido se ha dirigido hacia tratar de convencer al público que el SARS-COV-2, al que simplemente me referiré como coronavirus, es un virus apocalíptico que condenará a cualquiera que lo contraiga. A la fecha, ese esfuerzo continúa.

Evitar el virus, o correr y esconderse, ha sido el tema principal de la inducción. Por tanto, el mensaje es que todas estas medidas extremas son necesarias para salvar a la gente de los horrores de la enfermedad. Esta afirmación ciertamente es extraordinaria. Así que, ¿adónde esta la evidencia extraordinaria?

Primero, necesitamos retroceder en el tiempo hasta ANTES del pánico, pues parece que se ha perdido la memoria colectiva de la sociedad.

A. INICIO Y DISEMINACIÓN DE LA PANDEMIA

poco, los Centros del Control de la Salud (CDC) europeos publicaron (published) un reporte extenso en que se actualiza la ciencia y lo que sabemos acerca del virus y la enfermedad. Ellos reportaron que estudios serológicos han indicado que la pandemia podría haber empezado tan temprano como inicios de octubre del 2019.

Esto es significativo más allá de las palabras.

Si bien se ha supuesto que esto empezó en Wuhan, China, aún no es claro si ese fue el punto real del inicio o el catalizador de la pandemia. Wuhan es una importante ciudad metropolitana de China y es el centro de tecnología avanzada, comercio, artes, ciencia y cultura. Tiene una población de alrededor de 17 millones de personas. El otoño pasado, Wuhan fue sitio de muchos acontecimientos internacionales en las áreas acabadas de citar. Por ejemplo, Wuhan fue el lugar de los Juegos Militares Mundiales (una especie de olímpicos para personal militar) que duraron alrededor de diez días, entre el 18 y el 27 de octubre, con 9.000 competidores de más de 80 países. ¿Qué mejor oportunidad para la diseminación de un virus?

Además, el otoño pasado, Asia fue anfitriona de muchas actividades internacionales, incluyendo la Copa Mundial de Rugby y el Campeonato Mundial Femenino de Balonmano (ambos en Japón), los Campeonatos Mundiales de Atletismo en Dubai y hasta la Asociación Profesional de Golf llevó a cabo una actividad en China. Incluya las numerosas actividades de tecnología, universitarias, culturales y otras, y las conferencias que se realizaron en Wuhan, y usted tiene una enorme oportunidad para exportar el virus hacia el mundo.

Pero, usted ni siquiera necesita de todo eso. Dado el enorme número de vuelos desde Asia a todas partes del mundo que se dan diariamente (o que los hubo), y usted tiene a gente de todas partes del mundo como transportadores potenciales de un virus.

Para el momento en que investigadores médicos en China empezaron a darse cuenta, ya estábamos en diciembre. Originalmente reportaron un clúster de casos de neumonía de un origen desconocido y ellos, a la larga, lo trazaron a un coronavirus. Para ese momento, la pandemia posiblemente estaba bien encaminada en muchos países, pero pasaba sin ser notada. ¿Por qué? Los síntomas imitan a otros URI [Nota del traductor: “cadena de caracteres que identifica sin ambigüedad un recurso en particular], principalmente influenza y resfríos, pero, también, a infecciones bacterianas como bronquitis o sinusitis, y se les trató como tales. Recuerden, todavía estamos en el período A.P. (Antes del Pánico).

Para el momento en que estamos terminando el 2019 y entrando al 2020, la gente de todo el mundo estaba experimentando la enfermedad. Incluso en Estados Unidos, dijeron recientemente los CDC estadounidenses, que este virus ya estaba en el país a principios de enero del 2020 (y, muy probable que antes). La gente todavía estaba yendo a conciertos y actividades deportivas; los niños iban a las escuelas; la gente socializaba sin temor con otra gente; y, sí, la gente se estaba enfermando.

Probablemente ya existían algunos casos serios, como influenza y resfriados, y, sí, algunas personas estaban muriendo de la enfermedad. Recuerden, en esa época no había aún una prueba para el virus. Las personas que se enfermaban y buscaban ayuda médica estaba siendo diagnosticadas con síntomas y es muy posible que fueran diagnosticadas de algún URI, como influenza, resfríos, bronquitis o sinusitis.

¿Adónde estaba la evidencia extraordinaria?

Si esa era una verdadera enfermedad apocalíptica, para ese momento ciertamente ya la habríamos visto.

Hacia mediados de enero, ya estaba disponible la primera prueba para el virus. Los primeros exámenes fueron tan limitadas que no se le aplicaron a la población en general. En Estados Unidos se enfocó en viajeros desde China y pronto se confirmó el primer caso cerca de Seattle, en una persona que había viajado a China por negocios y que había regresado. Este no fue el primer caso real en Estados Unidos. Sólo fue el primer caso confirmado por los exámenes. De hecho, poco tiempo después de esto, a principios de febrero, algunos asilos de ancianos empezaron a reportar problemas; ¿cómo pudo eso ser posible? Aun así, el pánico no había hecho erupción. La vida todavía continuaba como normal, incluso cuando este virus estaba circulando.

En febrero se confirmaron más casos. Las agencias de salud de todas partes, los CDC europeos, los CDC estadounidenses, las autoridades de salud australiana y británicas, el ministerio de Salud del Japón, etcétera, todas estaban emitiendo el mismo consejo a la gente. Si usted se enferma, quédese en su casa, beba muchos líquidos y tome pastillas para el dolor si fuera necesario. En esencia, trátelo como la gripe. Ya se estaba llegando a saber quiénes eran los grupos en riesgo ̶ los mismos que para la influenza. El consejo fue que, si los síntomas empeoraban o si usted empezaba a tener problemas respiratorios, vaya en busca de cuido médico. No había llamados para ponerle mascarillas a la gente, sólo la práctica común de la etiqueta respiratoria de bloquear su tos o estornudo. No había llamados de distanciamiento físico (y, sí, el distanciamiento físico es distinto del distanciamiento social).

Durante febrero, gradualmente se entendió que estábamos experimentando una pandemia, pero, aun así, no había evidencia extraordinaria de cosa alguna que fuera diferente de la pandemia típica URI.

B. EMPIEZA EL PÁNICO

Marzo del 2020 se ha convertido en el punto de inflexión de antes a después del pánico. ¿Por qué inducir al pánico? Entendemos mucho acerca del virus y la enfermedad, COVID-19 (note que las siglas, en inglés, son de Enfermedad por el Virus Corona-19; esto es, que empezó en el 2019, NO en el 2020), así qué, ¿por qué ahora? ¿Hubo algo diferente? La respuesta es no.

Es bien sabido que el pánico y la ansiedad cambian la química del cerebro. De hecho, en un estado de pánico el pensamiento racional disminuye rápidamente. Los gobiernos saben esto y lo usan para coaccionar a poblaciones, para que sigan lo que ellas pueden normalmente considerar como política cuestionable o mala.

Un ejemplo reciente en Estados Unidos surge de los ataques del 11 de setiembre. El gobierno usó ese horrible acontecimiento para tratar y convencer a la gente que los Estados Unidos iban a estar bajo un ataque, más o menos constante, de los terroristas. Se estableció el departamento de Seguridad Interna. ¿Se acuerdan de los colores usados como códigos de advertencia (warning color codes) que se emitían diariamente? Casi siempre se mantuvieron en rojo. A la gente se le dijo que, si iba a los centros comerciales, actividades deportivas, etcétera, las hordas terroristas estaban listas para venir y causar daño.

¿Esto les recuerda algo? ¿Y qué acerca de ahora?, sólo sustituya la palabra coronavirus en vez de terrorista y usted tiene exactamente casi la repetición exacta del temor (hágalo para las siguientes líneas). Recuerde el mantra que sigue de inicios de marzo:

Estamos en GUERRA con este virus. (Una tontería, usted no puede pelear una guerra contra un virus).

Debemos unirnos para DERROTAR al virus. (Otra tontería, los humanos se adaptan a él y viceversa).

Todos debemos SACRIFICARNOS para derrotar al virus (Un presentimiento de lo que después iba a suceder).

Todos estamos JUNTOS en esto (¿Tratando de establecer las bases para silenciar la opinión disidente?).

Así que, antes que todo, para poner en práctica las políticas horrendas que iban a desatarse sobre la sociedad, el gobierno tenía que crear un estado de pánico. Pero, a diferencia del 11 de setiembre, cuando algunos medios de noticias cuestionaron las premisas, esta vez los principales medios de noticias se tragaron totalmente el anzuelo con todo y plomada y cuerda, y aún continúan estando en ese formato. Del por qué debería ser así no estoy seguro y es mejor dejarlo a que otros lo descifren.

¿Dónde está la evidencia extraordinaria?

Bien, alguna gente apunta a la tasa de mortalidad. La actual tasa de mortalidad per cápita por el COVID-19 (alrededor de 7 por cada 100.000 en el mundo y alrededor de 36 por cada 100.000 en Estados Unidos) es mucho más baja que la de la gripe asiática, así como la de la gripe de Hong Kong de los años cincuenta y sesenta, ambas a nivel mundial y en Estados Unidos (ambas alrededor de 30 per cápita para el mundo y 44 per cápita para Estados Unidos, por cada 100.000). En aquellos momentos, la población era de alrededor de 2/3 de la actual, pero hubo más de 100.000 muertes. Estas pandemias no indujeron cuarentenas, distanciamiento físico, mascarillas, etcétera, y la sociedad y la cultura continuaron.

Pero, ¿qué sabemos acerca de las muertes por esta enfermedad? En todo el mundo, alrededor de un 85 a un 90% de todas las muertes ocurrieron entre ancianos de más de 70 años de edad, y no sólo de los ancianos, sino también de aquellos con problemas como hipertensión, obesidad, enfermedad de los riñones, enfermedad del corazón, enfermedad de los pulmones o sistemas inmunes debilitados. Con todo, en esta población anciana mayor de 70, entre un 70 y un 90% de quienes experimentan la enfermedad aun así SOBREVIVE. Si, las personas más susceptibles a esta grave y mortal enfermedad en la realidad SOBREVIVEN más que las que se mueren. Estos son los números que uno también encontrará en la mayoría de las pandemias de influenza. Aun más, en todo el mundo, alrededor de un 50% de las muertes de ancianos ocurre en instalaciones de cuido a largo plazo.

¿Dónde está la evidencia extraordinaria?

Al ser menor la edad de la persona, disminuye el riesgo de una enfermedad severa, pero todavía existe un ligamen con los mismos riesgos de salud indicados arriba. Pero, ahora usted empieza a agregar algo de nueva demografía en el panorama de la severa y mortal enfermedad. Dos grupos se destacan en particular; en primer lugar, los grupos de bajos ingresos en áreas de población con alta densidad (el Bronx, en la Ciudad de Nueva York, lleva a Estados Unidos ser el primero en muertes per cápita entre todos los países con una población significativa), y, en segundo lugar, los trabajadores del cuido de la salud. Cuando uno mira a Europa, las principales áreas de enfermedad severa son áreas urbanas densamente pobladas con población indigente o refugiados (España: Barcelona/Madrid; Francia: París; Italia: Milán; Bélgica: Bruselas, etcétera). ¿Por qué habría de ser este el caso? Hay dos razones importantes y son las políticas de cuarentena y la carga viral.

¿Qué es la Carga Viral?

La carga viral (término que todo mundo debería empezar a entender) y la respuesta inmunológica son las claves de cómo lidiará algún individuo con una infección respiratoria (lo mismo es cierto para las infecciones bacteriana, ¿podemos decir “carga bacteriana”?) La carga viral es sólo la manera técnica de describir la cantidad de virus que está actuando en el cuerpo. Para entender acerca de la carga viral, la gente tiene que entender, en los términos más simples, cómo es que el virus actúa.

Fuera del cuerpo, un virus es una proteína, una molécula orgánica que hace poco y puede resquebrajarse bajo distintas condiciones. La influenza, el coronavirus y el rinovirus son muy, muy, pequeños en estado natural (cada uno oscila entre 10 y 120 nanómetros); mucho más pequeños que una célula bacteriana. Aquellos no pueden verse con un microscopio ordinario y requieren de un microscopio electrónico.

Sin duda que los humanos no tienen absolutamente forma de saber si un virus está presente o no, hasta que es demasiado tarde. Usted no lo puede ver, oler, saborear o tener alguna otra percepción sensorial de su presencia. Puede pasar a través de la mayoría de las cosas (incluyendo mascarillas), sin ser detectados. Se puede dispersar fácilmente con sistemas de manejo del aire y pueden aterrizar en cualquier superficie. En resumen, puede considerarse una toxina ambiental en escala nanométrica.

La estabilidad de estos virus en el ambiente natural es usualmente limitada. Por ejemplo, el coronavirus es inestable con un pH menor a 3 o encima de 10 y se degrada rápidamente [Nota del traductor: pH es una medida de la acidez o basicidad del agua; 7 es el valor neutral; de 0 a 7 indica acidez y de 7 a 14 indica una base]. Sin embargo, en algunas superficies puede sobrevivir; por ejemplo, tiene una vida media de casi 7 horas en un plástico liso (así que, ¿cuál es el objetivo de las láminas de plástico?)

¿Qué significa eso? Bueno, digamos que el plástico se contamina por 100 millones de partículas de virus. Siete horas más tarde habrá todavía 50 millones de partículas. Siete horas después de aquella, habrá 25 millones de partículas, etcétera, suponiendo que no hay una nueva introducción de virus. Dado que el virus sobrevive mejor en unas superficies en contraste con otras, la infección por contacto (fómites) puede darse.

Una vez dentro del cuerpo, el virus no es una toxina ambiental, sino que ahora funciona como un parásito. Encontrará células que puede penetrar (los URIs apuntan a las vías aéreas de la nariz, garganta y las superiores) y, una vez dentro de las células, usa esa célula para manufacturar más virus, que luego son devueltos al cuerpo. Al producirse más virus, más células se infectan y más virus se producen, la carga viral se eleva; tal como cuando una fábrica aumenta su producción, también suben sus inventarios. El cuerpo humano se convierte en una fábrica productora de virus. Las bacterias, sin embargo, son su propia fábrica productora ̶ ellas no necesitan de células humanas para reproducirse. Esta es la razón por la que es más fácil desarrollar antibióticos que medicinas antivirales.

Pero, un virus funciona diferente de una bacteria en otra forma. La bacteria empieza a multiplicarse inmediatamente, doblando sus números cada vez que hay crecimiento, usualmente dentro de minutos. Los virus son más sutiles; parecen no hacer nada durante un período de tiempo y, luego, súbitamente, empiezan. Esto probablemente se debe al tiempo que toma invadir la célula y empezar a dar órdenes a la maquinaria de la célula para la producción.

Su cuerpo detecta cuándo un virus ha empezado a trabajar y, por lo general, empieza a atacar al virus usando el sistema inmunológico. Si su cuerpo no tiene anticuerpos específicos para el virus, enviará un grupo general de defensas del sistema inmunológico para que ataque al virus (puesto que este coronavirus es una nueva versión, eso es lo que ocurrirá).

El objetivo es controlar la carga viral lo suficiente para que el sistema inmunológico saludable desarrolle anticuerpos específicos, para combatir directamente al virus. En cierto momento, el sistema inmunológico empieza a apoderarse. En una persona sana, este tiempo puede variar desde unos pocos a varios días, pero usualmente es el suficiente para disminuir el proceso de la enfermedad y dar lugar a una recuperación normal.

La carga viral puede ser más difícil de controlar en las siguientes circunstancias:

1. La infección viral inicial o la carga viral inicial era elevada. Si al inicio usted recibe un buen chorro de virus, la fábrica bien podría entrar en modo de producción para el momento en que responsa su sistema inmunológico. Entre más virus le entre al principio, más difícil es su control.

2. Si su sistema de inmunidad está debilitado debido a su edad o a otros procesos de enfermedad. Ahora, la habilidad de respuesta se ve reducida, de forma que la producción viral puede sobrepasar su respuesta inmunológica.

3. Si usted tiene una enfermedad preexistente en partes susceptibles de su cuerpo, como una enfermedad pulmonar, etcétera. Se le hace más fácil al virus penetrar y continuar la producción. Por desgracia, eso también significa un daño mayor a una parte ya dañada de su cuerpo.

4. Usted continúa expuesto al virus cuando está combatiendo la carga viral. Esta es una acumulación del virus cuando usted ya está por los suelos. Eso ese ilegal en el futbol americano, pero no en la enfermedad viral. Este es un punto crítico en instalaciones de cuido o en áreas concurridas.

Como resultado, gente saludable puede experimentar cualquier cosa, desde una enfermedad menor, incómoda, hasta algo más, pero, por lo general, se recupera y continúa. La gente que tiene mayores dificultades en controlar la carga viral sufrirá más. Los CDC europeos han reportado que las cargas virales con coronavirus en los casos severos son de 50 a 60 veces las de aquellos con casos moderados. Controlar la carga viral ayudará a determinar el curso de la enfermedad.

Así que, ¿cuál es el papel que una cuarentena y políticas similares desempeñan en la situación de la tasa de mortalidad? Los epidemiólogos entienden que usted no puede encerrar a virus y personas infectadas en espacios confinados. Cuando usted junta a personas en un espacio cerrado, con ventilación pobre, mala sanidad, uso en común de artículos, etcétera, si uno se enferma, es posible que todos los demás se enfermen.

Pero, eso va más allá de sólo enfermarse; usted también está estableciendo las condiciones maduras para aumentar la carga viral. Ahora usted reúne a muchas fábricas de virus, produciendo una salida a una tasa asombrosa. Mientras que ocurre la producción, también el cuerpo está liberando virus, lo que se llama “desprendimiento.” Eso puede ocurrir desde la boca y la nariz, como al toser o estornudar, pero, también, por las heces. Puede ser fácil imaginar qué tan aprisa los virus se pueden acumular y diseminar bajo esas condiciones, en especial en instalaciones de cuido de ancianos.

En sitios como asilos de ancianos o instalaciones de cuido a largo plazo, instituciones (por ejemplo, prisiones, centros de recuperación, etcétera), salas de hospitales, campos de refugiados, viviendas pobres en núcleos urbanos y proyectos de vivienda social, etcétera, existen esas condiciones y causarán los peores resultados. Y eso es exactamente lo que se ha visto.

El riesgo para el público en general nunca ha subido por encima del nivel considerado como de bajo a moderado por cualquier Autoridad de Salud. Siempre ha permanecido alto en los grupos de alto riesgo y, con todo y ello, las políticas de cuarentena son lo peor para estos grupos de alto riesgo. Agregue a esto las políticas de colocar en la realidad a individuos contaminados en instalaciones de grupos de alto riesgo y, ahora, usted sí tiene una verdadera crisis de salud.

Así que, ¿cuál es la evidencia extraordinaria?

Bueno, ahora la evidencia parece apuntar hacia las políticas de cuarentena como que exacerban el proceso de la enfermedad, en vez de reducirlo.

Asimismo, considere los temas de salud que contribuyen al riesgo de una enfermedad severa, con este o cualquier otro URI. Los CDC de Estados Unidos publican reportes anuales sobre riesgos de la salud en Estados Unidos. Los resultados son los siguientes:

1. Obesidad: Estados Unidos tiene la tasa de obesidad en adultos y niños más alta del mundo.

2. Hipertensión: También, Estados Unidos es el número uno en hipertensión y enfermedad coronaria.

3. Estados Unidos también esta en lo más alto o cerca de él en diabetes, enfermedad del pulmón, cáncer y enfermedades del hígado y riñones.

En junio, los CDC estadounidenses publicaron un reporte (report) de mortalidad en Estados Unidos de cuatro meses, del primero de febrero a fines de mayo. Las muertes por neumonía sobrepasaron a las muertes por el COVID-19 (y tenemos antibióticos para la neumonía). Combinadas, totalizaron alrededor del 15 al 20% del total de muertes en Estados Unidos en ese período. ¿No debería una enfermedad apocalíptica ser mucho más prevalente?

Recientemente, los CDC reportaron, con base en serología, que, tanto como 10 a 20 veces más, los estadounidenses han experimentado (experienced) la enfermedad más que los casos que han sido confirmados (ese número podría aumentar). Bueno, esto no constituye una sorpresa, pues sabemos que (1) la mayoría de la gente que experimenta la enfermedad, experimenta una enfermedad moderada y no busca ayuda médica y es posible que no haya sido objeto de prueba, y (2) el posible momento del inicio de la enfermedad fue mucho más antes que lo que se creyó, lo que significa que la enfermedad estaba pasándose entre la gente mucho antes del pánico. Si usamos el número conservador de 10 veces, la tasa de letalidad cae de alrededor de un 5% a un 0.5%. Si usamos un número de 20 veces, ahora sería de alrededor de 0.25%. Si ese factor aumenta más, la tasa se reduce aún más. La tasa de letalidad conocida de la influenza está entre el 0.15% y el 0.20%.

¿Dónde está la evidencia extraordinaria?

Desde que empezaron las pruebas para el COVID-19, Asia ha mostrado números muy pequeños. ¿Por qué debería ser así? ¿Sería posible que esta enfermedad pasó a través de Asia durante diciembre del 2019 y enero del 2020, antes del pánico? ¿Pasó por debajo del radar debido a que puede ser tan confundida con la influenza, el resfrío común, la bronquitis u otras enfermedades respiratorias? Es muy posible que tal sea el caso, en especial al considerar todas las actividades en Asia. La mayoría de los casos que reportados son clústeres, y sí, alrededor de un 50% de los clústeres han sido en instalaciones de cuido.

No importa cómo se le analice, el virus NO es apocalíptico.

Si no existe evidencia extraordinaria, ¿por qué existen tales afirmaciones y respuestas extraordinarias? ¿Por qué ha sido resquebrajado el mundo del orden médico, social y económico por una pandemia que luce muy parecido a una pandemia de influenza normal? Estas son las preguntas cuyas respuestas estaremos buscando en los años venideros.

Roger W. Koops tiene un Ph. D. en Química de la Universidad de California, en Riverside, así como una maestría y una licenciatura de la Western Washington University. Trabajó en la Industria Farmacéutica y de Biotecnología durante más de 25 años. Antes de pensionarse en el 2017, pasó 12 años como consultor, enfocado en Asegurar la Calidad y el Control, y en asuntos relacionados con el cumplimiento regulatorio. Ha sido autor y coautor de varios artículos en las áreas de tecnología farmacéutica y química.