NO VEO RAZONES VÁLIDAS PARA PROHIBIR LAS TRANSMISIONES DE FUTBOL POR TELEVISIÓN

Por Jorge Corrales Quesada


Antes que la policía del pensamiento correcto me caiga encima, es evidente y obvio que, como ser humano, desconozco mucho acerca de las cosas de la vida. Pero esa limitación natural no me debe impedir, de manera alguna, que cuestione ciertas acciones tomadas por otros humanos, acciones que, aunque bien intencionadas, como acto de humanos pueden ser fallidas y hasta nocivas.

Me refiero en concreto a la prohibición gubernamental de hoy de los juegos de futbol de la primera división. Aunque me digan que es por ser un fanático del futbol y que esa actividad no es importante, doy argumentos por los que considero es un sinsentido de las autoridades gubernamentales, al prohibir, de nuevo, que esos partidos se den.

Recuerden que, inicialmente, estaban prohibidos del todo, pero, luego, al menos los permitieron con estadios vacíos, con un protocolo estricto de salud de los jugadores y para los pocos asistentes aprobados por la policía de la salud. Serían, y así lo fue, transmitidos por la televisión para nuestro deleite.

Eso se dio casi en el momento más alto de la pandemia de aquel entonces, en que gran cantidad de ciudadanos estaban casi enjaulados en sus hogares. Yo vi esa decisión como un alivio importante a las penalidades de la cuarentena, pues no debe dudarse que a muchísimos costarricenses les agradó poder entretenerse en sus hogares viendo futbol, aunque fuera con las restricciones señaladas.

No he visto que esa práctica se haya traducido en aglomeraciones de algún tipo (y las de carros pitando en cierto momento, en las afueras de los estadios, fácilmente se podían corregir) y menos contagios de los jugadores con el virus. Pero sí he observado mucha alegría de muchas personas a quienes nos gusta ese deporte. Pero, ahora se nos quiere impedir ese disfrute durante la cuarentena, como si les agradara hacernos sufrir, torturarnos, al no poder verlos ya.

Por eso, una vez más, no entiendo las medidas tomadas por los zares de la salud, para impedir verlos jugar en nuestros hogares, tranquilos y contentos (los ganadores), pero emocionados muchos, pues no es una actividad que contagie, excepto si se considera que el contagio viral alarmista, que a veces uno observa en la televisión, ahora se ha extendido como tal a la transmisión propia del deporte.

Tanta torpeza abruma…

Publicado en mis sitios de Facebook, Jorge Corrales Quesada y Jcorralesq Libertad, el 19 de junio del 2020.