DEBE SER POR TONTO QUE SOY, PERO ¿NO LO ENTIENDO?

Por Jorge Corrales Quesada


Con suma frecuencia, nuestros medios hacen saber de la amplia insatisfacción ante los resultados de la agencia de las Naciones Unidas, conocida como UNOPS, que el gobierno de Costa Rica contrató en el 2014 a fin de que acelerara la construcción de una serie de obras públicas, dada la mala experiencia del país en cuanto a la duración y en los costos, en general, con proyectos de esa naturaleza.

Lo cierto es que, a partir de ese entonces, no se han visto buenos resultados de la gestión de UNOP, además de que surgieron cuestionamientos en cuanto a la contratación de empresas privadas que hizo el ente de la ONU para realizar aquellas obras, y por una actitud prepotente de sus funcionarios de no entregar la información que, en diversas ocasiones, les fuera requerida por instituciones gubernamentales.

Esa ha sido una constante, que ahora es reiterada, pues, desde el Olimpo, la representación en el país de las Naciones Unidas, en nombre de UNOPS, se niega a reconocer las cargas sociales que deben trasladarse a la Caja Costarricense de Seguridad, como parte de la contratación de trabajadores costarricenses en su proyecto. Es más, cuando se le ha cuestionado al respecto, ni siquiera tiene la gentileza de responder por escrito, sino tan sólo verbalmente, ante los cuestionamientos legítimos del gobierno de Costa Rica. Si nos quejamos ante el comportamiento frecuente de la burocracia nacional, ahora la estamos viendo al cuadrado con esa especie de gobierno mundial.

Bello ejercicio saber sería conocer cuándo fue que Costa Rica perdió su soberanía y haber podido observar acciones de ese tipo de gobierno mundial, ante simples peticiones justas de nuestras autoridades para que, como patrono, la UNOPS pague lo debido a instituciones nacionales al contratar personal costarricense para que labore en el territorio nacional.

Esto no es todo, pues, como lo ha señalado públicamente de forma muy apropiada, en mi opinión, el ministro Méndez Mata, “No se puede justificar que tome ocho años realizar obras que se debieron ejecutar en cuatro, incluidos los servicios de gestión y de supervisión de los trabajos,” labor que fuera contratada con la UNOPS.

Pero, además, se ha consignado que, por ejemplo, una obra encargada al UNOPS, “los costos de tres pasos a desnivel en Circulación, en manos de UNOPS aumentaron entre 2015 y 2020, de $4 millones a $7.5 millones (86% más),” lo cual nos hace recordar que, una de las razones para contratar la UNOPS, fue la reducción de los elevados costos de construcción de ese tipo de obras que el país venía sufriendo. Y, estoy casi seguro que, tampoco bajo la administración de la UNOPS, se hayan logrado resultados con tiempos menores comparados con los que previamente tomaba hacer las obras públicas de caminos y carreteras.

Ante todo esto, tan recurrente y ya casi aburridor, pero que siempre termina esquilmando los recursos aportados por los ciudadanos contribuyentes, lo que mi limitada mente me impide comprender es por qué, ante todo esto, simplemente no se rompe el contrato por una labor “nefasta” de la UNOPS, como la calificó hace ya un par de años, el ministro de Transportes.

Publicado en mis sitios de Facebook, Jorge Corrales Quesada y Jcorralesq Libertad, el 6 de junio del 2020.